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Críticas ordenadas por utilidad
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6,6
66.749
7
26 de junio de 2011
26 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del cine de Terror convive un gran ecosistema de subgéneros, cada uno se ha especializado en un miedo o público determinado y cada uno dispone de sus propias reglas de juego o supervivencia. Puestos a generalizar, podríamos encontrar la familia de jóvenes de instituto o universidad con asesino en serie, el de las casas encantadas con familia media encerrada, posesiones, etc… Pero seguramente, no existe otro subgénero donde la especialización en las propias reglas haya sido tan prolífica como en de las películas de Zombies.
Bienvenidos a Zombieland aporta una cómica vuelta de tuerca más al género, un manual de supervivencia en un mundo donde los humanos apenas existen, una divertida auto parodia del género con momentos francamente hilarantes, como la aparición estelar de Bill Murray.
Cuatro supervivientes intentan cruzar el país para llegar a ningún sitio en concreto, para ello deberán ir eliminando todos los zombies que intentan impedir la azaña y superar la desconfianza entre ellos mismos. Sin duda, gran parte del éxito cómico del film se debe a la buena caricaturización de sus personajes, especialmente los antagónicos Columbus (Jesse Eisenberg) un joven cobarde y pardillo universitario y el rudo Tallahassee (Woody Harrelson).
En fin, una divertida gamberrada recomendable para todo el que quiera pasar un buen rato, abstenerse amantes de sesudas tramas.
Bienvenidos a Zombieland aporta una cómica vuelta de tuerca más al género, un manual de supervivencia en un mundo donde los humanos apenas existen, una divertida auto parodia del género con momentos francamente hilarantes, como la aparición estelar de Bill Murray.
Cuatro supervivientes intentan cruzar el país para llegar a ningún sitio en concreto, para ello deberán ir eliminando todos los zombies que intentan impedir la azaña y superar la desconfianza entre ellos mismos. Sin duda, gran parte del éxito cómico del film se debe a la buena caricaturización de sus personajes, especialmente los antagónicos Columbus (Jesse Eisenberg) un joven cobarde y pardillo universitario y el rudo Tallahassee (Woody Harrelson).
En fin, una divertida gamberrada recomendable para todo el que quiera pasar un buen rato, abstenerse amantes de sesudas tramas.
Documental

7,8
5.300
7
5 de enero de 2011
5 de enero de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scorsese dimite en el intento de explicar su versión de los hechos, a partir de una gran cantidad de material inédito, cede el protagonismo a quien se lo merece: la música, el magnético artista y sus coetáneos. El talento del director solo aparece para enlazar la historia con el contexto social, cultural y político del momento.
Dylan solo representa el mismo. De espíritu rebelde y crítico, con el éxito le colgaron el peso del liderazgo de los cantautores protesta y cuando no quiso encajar en la doctrina izquierdista del momento, fue tachado de traidor, pero la conducta del poeta era demasiado libre para encajar en cualquier contracultura oficial. Por no respetar los cánones del Folk fue abucheado
y el músico compuso “like a rolling Stone”.
A pesar de esto, Dylan alimenta su propio mito, conocedor que el anhelado éxito necesita del enigmático y tímido joven que responde mal a los periodistas.
En un reportaje, el cantante de REM, Micheal Stipe, contaba que con el éxito se convirtió en líder de causas pérdidas, y que en las ruedas de prensa la pedían opinión sobre cómo acabar con la hambruna en África o como tapar el agujero en la capa de ozono. Curioso, pues estoy convencido que la sociedad necesita más a poetas como ellos que a líderes políticos.
Dylan solo representa el mismo. De espíritu rebelde y crítico, con el éxito le colgaron el peso del liderazgo de los cantautores protesta y cuando no quiso encajar en la doctrina izquierdista del momento, fue tachado de traidor, pero la conducta del poeta era demasiado libre para encajar en cualquier contracultura oficial. Por no respetar los cánones del Folk fue abucheado
y el músico compuso “like a rolling Stone”.
A pesar de esto, Dylan alimenta su propio mito, conocedor que el anhelado éxito necesita del enigmático y tímido joven que responde mal a los periodistas.
En un reportaje, el cantante de REM, Micheal Stipe, contaba que con el éxito se convirtió en líder de causas pérdidas, y que en las ruedas de prensa la pedían opinión sobre cómo acabar con la hambruna en África o como tapar el agujero en la capa de ozono. Curioso, pues estoy convencido que la sociedad necesita más a poetas como ellos que a líderes políticos.
10
18 de diciembre de 2010
18 de diciembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegar a casa después de currar y saber que tienes un episodio de the wire por visualizar es tranquilizador, balsámico pero sobretodo práctico, pues sabes que tienes una hora del mejor cine, es infalible, es como escoger siempre una buena película. Pero cuidado, estas intensas dosis diarias de trapicheos y trabajo policial son adictivas y dejan una sensación de tristeza y abandono cuando acabas de ver el último episodio.
The Wire es un producto de digestión lenta; en contraposición al fast food que normalmente nos plantea la televisión y el cine, las investigaciones policiales en the Wire duran más de una temporada y deben superar innumerables tramas burocráticas y judiciales. Además las resoluciones de los casos no suponen espectaculares victorias policiales ni tampoco lo contrario, sino que normalmente concluyen en mesas de negociación con abogados, o sea, con victorias o derrotas a medias.
The Wire es novela negra en estado puro, pero modernizada, donde los policías siguen siendo taciturnos pero utilizan computadores y los pedidos de droga realizados por se realizan por móvil.
The Wire es una enorme tela de aranya, donde los elementos más dispares de una ciudad coinciden: yonquis, policías, mafiosos, políticos, jueces o simples ciudadanos son las piezas de este gran tablero de ajedrez. Sin perder la trama central, la lucha entre policías y traficantes, cada temporada se enriquece con un nuevo mundo: la vida en los puertos, el sistema escolar, la política o el mundo periodístico, consiguiendo finalmente una lúcida visión poliédrica del crimen en Baltimore.
The Wire es una feroz crítica a un sistema que no funciona, lleno de políticos y policías que se mueven exclusivamente por ambición personal, preocupados más por las estadísticas que en resolver los problemas de fondo de una sociedad que se pudre en sus manos y que con sus acciones condenan las posibles soluciones reales a sus problemas; En el Barrio Oeste Baltimore las escuelas no consiguen o no tienen los medios de evitar que los niños caigan en las redes de las esquinas, ya sea vendiendo o consumiendo.
The Wire es trabajo policial. La existencia de policías corruptos, burocráticos o simplemente repulsivos, contrasta a veces con la elegancia, e inteligencia de algunos mafiosos dotados además de cierta ética de la calle. Esto difumina rápidamente los muros entre buenos y malos. A pesar de esto, los diferentes directores de la serie no han caído en el cinismo y nos recuerdan que a pesar de ovejas negras, o flores entre lodo, los buenos intentan investigar asesinatos y los malos los cometen a doquier. Dista mucho de la visión romántica del mafioso de Coppola.
The wire es hip hop, es blues y es soul, es toda la música que tiene el alma en la calle.
Pero el tema verdadero de the Wire es la condición humana y en particular las de sus protagonistas, tan variopintos como la vida real.
The Wire es un producto de digestión lenta; en contraposición al fast food que normalmente nos plantea la televisión y el cine, las investigaciones policiales en the Wire duran más de una temporada y deben superar innumerables tramas burocráticas y judiciales. Además las resoluciones de los casos no suponen espectaculares victorias policiales ni tampoco lo contrario, sino que normalmente concluyen en mesas de negociación con abogados, o sea, con victorias o derrotas a medias.
The Wire es novela negra en estado puro, pero modernizada, donde los policías siguen siendo taciturnos pero utilizan computadores y los pedidos de droga realizados por se realizan por móvil.
The Wire es una enorme tela de aranya, donde los elementos más dispares de una ciudad coinciden: yonquis, policías, mafiosos, políticos, jueces o simples ciudadanos son las piezas de este gran tablero de ajedrez. Sin perder la trama central, la lucha entre policías y traficantes, cada temporada se enriquece con un nuevo mundo: la vida en los puertos, el sistema escolar, la política o el mundo periodístico, consiguiendo finalmente una lúcida visión poliédrica del crimen en Baltimore.
The Wire es una feroz crítica a un sistema que no funciona, lleno de políticos y policías que se mueven exclusivamente por ambición personal, preocupados más por las estadísticas que en resolver los problemas de fondo de una sociedad que se pudre en sus manos y que con sus acciones condenan las posibles soluciones reales a sus problemas; En el Barrio Oeste Baltimore las escuelas no consiguen o no tienen los medios de evitar que los niños caigan en las redes de las esquinas, ya sea vendiendo o consumiendo.
The Wire es trabajo policial. La existencia de policías corruptos, burocráticos o simplemente repulsivos, contrasta a veces con la elegancia, e inteligencia de algunos mafiosos dotados además de cierta ética de la calle. Esto difumina rápidamente los muros entre buenos y malos. A pesar de esto, los diferentes directores de la serie no han caído en el cinismo y nos recuerdan que a pesar de ovejas negras, o flores entre lodo, los buenos intentan investigar asesinatos y los malos los cometen a doquier. Dista mucho de la visión romántica del mafioso de Coppola.
The wire es hip hop, es blues y es soul, es toda la música que tiene el alma en la calle.
Pero el tema verdadero de the Wire es la condición humana y en particular las de sus protagonistas, tan variopintos como la vida real.

6,8
97.256
7
19 de noviembre de 2010
19 de noviembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Fincher nos ha hecho disfrutar de su eclíptica trayectora, películas tan dispares como el club de la Lucha, Benjamin Button, o Seven le han granjeado el beneplácito de las nuevas generaciones de espectadores.
Ahora el director enfoca la cámara sobre una parte de estos jóvenes, consiguiendo un brillante retrato de los jóvenes genios que han provocado el más grande Boom informático y económico de los últimos años. Y lo hace con gracia; sin idolatrar a nadie, ni con excesiva crítica, subrayando el lado más humano de sus protagonistas, que a pesar de convertirse en millonarios de la noche a la mañana, no han madurado con la misma velocidad, y son víctimas de las vicisitudes y ganas de vivir propios de los adolescentes.
He sido estudiante en una Universidad pública de Barcelona y solo puedo sentir una profunda envidia y admiración sobre el ambiente universitario que el film describe; el caldo de cultivo ideal para nuevas ideas, empresas e innovación. Después de ver el film, a alguien aún le queda la duda de porque no tenemos el potencial americano? En mi facultad la gente deseaba ser funcionaria.
A pesar de esto, el film no pretende ser panfleto en favor del sueño americano, ya que también nos plantea su lado más oscuro, como por ejemplo la alta competitividad con las que estos jóvenes conviven y como esto limita sus amistades y relaciones más íntimas; es sintomático ver como Zuckerberg no entiende como su ex novia no quiere estar con él a pesar de su increíble éxito.
Independientemente de que la historia sea fiel a la realidad de los hechos, consigue el objetivo de retratar el ambiente y la cultura con la que se creó Facebook, y lo hace con un estilo divertido y rápido aunque quizás un poco frío, o sea, como el cerebro de sus protagonistas.
Ahora el director enfoca la cámara sobre una parte de estos jóvenes, consiguiendo un brillante retrato de los jóvenes genios que han provocado el más grande Boom informático y económico de los últimos años. Y lo hace con gracia; sin idolatrar a nadie, ni con excesiva crítica, subrayando el lado más humano de sus protagonistas, que a pesar de convertirse en millonarios de la noche a la mañana, no han madurado con la misma velocidad, y son víctimas de las vicisitudes y ganas de vivir propios de los adolescentes.
He sido estudiante en una Universidad pública de Barcelona y solo puedo sentir una profunda envidia y admiración sobre el ambiente universitario que el film describe; el caldo de cultivo ideal para nuevas ideas, empresas e innovación. Después de ver el film, a alguien aún le queda la duda de porque no tenemos el potencial americano? En mi facultad la gente deseaba ser funcionaria.
A pesar de esto, el film no pretende ser panfleto en favor del sueño americano, ya que también nos plantea su lado más oscuro, como por ejemplo la alta competitividad con las que estos jóvenes conviven y como esto limita sus amistades y relaciones más íntimas; es sintomático ver como Zuckerberg no entiende como su ex novia no quiere estar con él a pesar de su increíble éxito.
Independientemente de que la historia sea fiel a la realidad de los hechos, consigue el objetivo de retratar el ambiente y la cultura con la que se creó Facebook, y lo hace con un estilo divertido y rápido aunque quizás un poco frío, o sea, como el cerebro de sus protagonistas.

7,3
11.664
7
17 de septiembre de 2010
17 de septiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se trata de un biopic puro, pues en vez de profundizar demasiado en el mito o en la historia del grupo, concentra el esfuerzo en explicar la soledad de Ian Curtis, su incapacidad de dirigir su propia vida, enclaustrado entre dos amores, y sin fuerza para controlar un éxito del que es alieno.
Por lo que se el director, Anton Corbijn, había realizado reportajes fotográficos de Joy Division y de otros grupos coetáneos, con lo que en principio, tiene la posibilidad de hablar sobre un tiempo y un movimiento que pudo conocer en primera persona, y tiene la suficiente habilidad de hacerlo sin caer en mitomanismos y enfocando al genio desde su perfil más humano, totalmente alejado de un retrato de un líder, rebelde o con fuerte personalidad, el director nos presenta a un genio triste, enigmático y nada carismático.
El ritmo de la película se contagia de la personalidad del protagonista, el film transcurre de forma lenta i metódica, casi triste.
Personalmente agradezco la importancia y el tratamiento de la música durante el largometraje, lleno de interpretaciones casi íntegras de las canciones en conciertos y estudios. Así como clarificar el momento musical del momento y las influencias del grupo: Sex Pistols, Lou Reed, David Bowie, Buzzcocks… Aunque puede resultar algo excesivo para quien no sea un fan, no le guste el grupo o simplemente no esté interesado en esta música.
Por lo que se el director, Anton Corbijn, había realizado reportajes fotográficos de Joy Division y de otros grupos coetáneos, con lo que en principio, tiene la posibilidad de hablar sobre un tiempo y un movimiento que pudo conocer en primera persona, y tiene la suficiente habilidad de hacerlo sin caer en mitomanismos y enfocando al genio desde su perfil más humano, totalmente alejado de un retrato de un líder, rebelde o con fuerte personalidad, el director nos presenta a un genio triste, enigmático y nada carismático.
El ritmo de la película se contagia de la personalidad del protagonista, el film transcurre de forma lenta i metódica, casi triste.
Personalmente agradezco la importancia y el tratamiento de la música durante el largometraje, lleno de interpretaciones casi íntegras de las canciones en conciertos y estudios. Así como clarificar el momento musical del momento y las influencias del grupo: Sex Pistols, Lou Reed, David Bowie, Buzzcocks… Aunque puede resultar algo excesivo para quien no sea un fan, no le guste el grupo o simplemente no esté interesado en esta música.
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