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7,5
108.122
4
5 de octubre de 2010
5 de octubre de 2010
16 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuvo nueve nominaciones al Oscar, con eso ya se pueden imaginar lo mala que puede ser.
Y me jode porque a Gus van Sant le tengo mucho cariño. Lo que pasa es que hay varios Gus van Sant. Está su lado más chapucero y zalamero como esta películ ...a o del estilo de Finding Forrester. Está su lado Mala Noche, Drugstore Cowboy y My Private Idaho que aún no conozco del todo; y está su lado más atrevido, fino, artístico, sutil y poético, que básicamente lo compone su tetralogía de la muerte: Elephant, Last days, Paranoid Park y, sobre todo, Gerry.
Sinceramente encuentro inexplicable el curriculum de van Sant.
¿Cómo es posible que uno de los directores que mejor ha sabido explicar la narrativa del cine contemporáneo con sus últimas películas, haya hecho antes este tipo de cursilerías sentimentaloides, facilonas, que cuentan esa puta típica historia "inspiradora" de alguien que tiene grandes talentos o habilidades pero que sus medios son limitados porque es pobre o porque ha pasado por terribles traumas infantiles y de adolescencia; y al cual alguien (alguno de esos mecenas que ya no existen) lo descubre casi milagrosamente y se entrega en cuerpo y alma para salvarlo y encarrilarlo en grandes hazañas?
Este tipo de historias son de lo más inverosímiles.
¡Por favor, a quién quieren engañar!
No dudo que haya gente así en la vida real, que sean unos auténticos genios en lo suyo y que no tengan los medios para desarrollarse. Pero no tienen el "sex-appeal" de Matt Damon, ni dominan a la vez de manera magistral la filosofía, el derecho, las matemáticas, la física, la química, la poesía y la teoría del Arte.
Mozart fue un genio desde pequeño, sí, pero sólo con la música, probablemente no tenía ni puta idea del derecho o la filosofía o de mecánica. Pero el personaje de esta película lo sabe todo y aún así le quedan energías para trabajar en la construcción y para limpiar los pasillos de una Institución.
Ah pero eso sí, a la primera que va a emborracharse con sus cuates al bar, una chica de estas que tienen cara de ángel se enamora de él perdidamente y resulta que es una adinerada de Harvard, inteligente, con sentido del humor, que le gusta follar y que tiene un acento británico que te cagas.
Dejen reírme un momento: Ja.
¿Y saben cuál es la gran gran gran putada? Que no sólo tengo que cabrearme porque el director de esta mierda sea uno de mis favoritos, también porque ya le tengo cariño a Matt Damon, Ben Affleck y Casey Affleck porque, como ellos son amigos en la vida real, han hecho un montón de cosas juntos (como Gerry) y es una pandilla de chicos con la que me siento cómodo cuando los veo en la pantalla porque me recuerda a mi propia pandilla de amigos y es como si fuéramos ellos. Lo mismo me pasa con Gael García y Diego Luna y todos los pinches charolastras.
Esto del cariño es una mierda pinchada en un palo.
Y me jode porque a Gus van Sant le tengo mucho cariño. Lo que pasa es que hay varios Gus van Sant. Está su lado más chapucero y zalamero como esta películ ...a o del estilo de Finding Forrester. Está su lado Mala Noche, Drugstore Cowboy y My Private Idaho que aún no conozco del todo; y está su lado más atrevido, fino, artístico, sutil y poético, que básicamente lo compone su tetralogía de la muerte: Elephant, Last days, Paranoid Park y, sobre todo, Gerry.
Sinceramente encuentro inexplicable el curriculum de van Sant.
¿Cómo es posible que uno de los directores que mejor ha sabido explicar la narrativa del cine contemporáneo con sus últimas películas, haya hecho antes este tipo de cursilerías sentimentaloides, facilonas, que cuentan esa puta típica historia "inspiradora" de alguien que tiene grandes talentos o habilidades pero que sus medios son limitados porque es pobre o porque ha pasado por terribles traumas infantiles y de adolescencia; y al cual alguien (alguno de esos mecenas que ya no existen) lo descubre casi milagrosamente y se entrega en cuerpo y alma para salvarlo y encarrilarlo en grandes hazañas?
Este tipo de historias son de lo más inverosímiles.
¡Por favor, a quién quieren engañar!
No dudo que haya gente así en la vida real, que sean unos auténticos genios en lo suyo y que no tengan los medios para desarrollarse. Pero no tienen el "sex-appeal" de Matt Damon, ni dominan a la vez de manera magistral la filosofía, el derecho, las matemáticas, la física, la química, la poesía y la teoría del Arte.
Mozart fue un genio desde pequeño, sí, pero sólo con la música, probablemente no tenía ni puta idea del derecho o la filosofía o de mecánica. Pero el personaje de esta película lo sabe todo y aún así le quedan energías para trabajar en la construcción y para limpiar los pasillos de una Institución.
Ah pero eso sí, a la primera que va a emborracharse con sus cuates al bar, una chica de estas que tienen cara de ángel se enamora de él perdidamente y resulta que es una adinerada de Harvard, inteligente, con sentido del humor, que le gusta follar y que tiene un acento británico que te cagas.
Dejen reírme un momento: Ja.
¿Y saben cuál es la gran gran gran putada? Que no sólo tengo que cabrearme porque el director de esta mierda sea uno de mis favoritos, también porque ya le tengo cariño a Matt Damon, Ben Affleck y Casey Affleck porque, como ellos son amigos en la vida real, han hecho un montón de cosas juntos (como Gerry) y es una pandilla de chicos con la que me siento cómodo cuando los veo en la pantalla porque me recuerda a mi propia pandilla de amigos y es como si fuéramos ellos. Lo mismo me pasa con Gael García y Diego Luna y todos los pinches charolastras.
Esto del cariño es una mierda pinchada en un palo.
8 de diciembre de 2010
8 de diciembre de 2010
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de 1935, relata la historia de un grupo de hombres que se alían al bando de José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido bajo el seudónimo de Pancho Villa, para hacer la revolución, famoso conflicto armado de la primera mitad del siglo XX en México.
Pancho Villa, en esta película, no cuadra con aquel jefe revolucionario que tanto nos han querido enseñar en las escuelas y colegios mexicanos. Este Villa tiene el tesón de dictador, lo que, creo, se acerca más a la realidad. Un hombre que le exigía mucho a sus tropas pero cuando alguno de sus soldados convalece mínimamente, él, sin mayor aplomo, se los quitaba de encima (como el terrible episodio donde algunos de sus soldados, un par de ellos realmente importantes en su campaña militar, caen atacados por la viruela, y Villa, sin trastabillar, los mandó matar para que no contagiaran al resto). Aunque no se puede negar la importancia clave de Villa en la revolución.
El grupo de hombres que se unen a Villa, y que son los protagonistas de este film, son conocidos en su pueblo como “Los Leones de San Pablo”, cuatro personajes que representan al pueblo llano mexicano. Son ellos con quienes nos tenemos que identificar la mayoría de nosotros porque, en el fondo, México y los mexicanos no han cambiado nada. Seguimos siendo demasiado soñadores, pasionales, hipócritas, bienquedas, burlones, parranderos, machistas, desmadrosos, hambrientos, harapientos, buscapleitos, resentidos sociales, perezosos, melodramáticos, astutos y llorones. México sigue siendo ese país que apuesta a lo grande pero pierde como siempre. México sigue siendo ese país de contrastes, en el que a unos les va excesivamente bien y a otros, la gran mayoría, les va desmedidamente mal.
Me gustaría decir que esta es una buena película, pero se tropieza las suficientes veces como para no considerarla como tal. Sin embargo, eso sí, habría que rescatarla del olvido y restaurarla porque (al menos la copia que yo vi proyectada en la Filmoteca de Madrid) está muy maltratada y es un documento histórico que abría que preservar.
En el FilmAffinity le he puesto 6 de calificación pero sólo porque sale Silvestre Revueltas (mi compositor favorito) haciendo un original cameo donde interpreta “La Cucaracha” en el piano de una cantina. En esa escena los ánimos se van calentado y algún borracho empieza a disparar, es en ese momento cuando Silvestre despliega un cartel donde pone escrito: “Se suplica no tirarle al pianista”. Monumental.
Pero si no fuera por eso le hubiera puesto un 5, o inclusive un 4 si me hubiera agarrado de mal humor. Es que la película divaga demasiado a nivel cinematográfico y literario (guión), además el trabajo de iluminación y fotografía no es muy limpio y algunas escenas se pierden en las tinieblas.
¡Viva la revolución!
Pancho Villa, en esta película, no cuadra con aquel jefe revolucionario que tanto nos han querido enseñar en las escuelas y colegios mexicanos. Este Villa tiene el tesón de dictador, lo que, creo, se acerca más a la realidad. Un hombre que le exigía mucho a sus tropas pero cuando alguno de sus soldados convalece mínimamente, él, sin mayor aplomo, se los quitaba de encima (como el terrible episodio donde algunos de sus soldados, un par de ellos realmente importantes en su campaña militar, caen atacados por la viruela, y Villa, sin trastabillar, los mandó matar para que no contagiaran al resto). Aunque no se puede negar la importancia clave de Villa en la revolución.
El grupo de hombres que se unen a Villa, y que son los protagonistas de este film, son conocidos en su pueblo como “Los Leones de San Pablo”, cuatro personajes que representan al pueblo llano mexicano. Son ellos con quienes nos tenemos que identificar la mayoría de nosotros porque, en el fondo, México y los mexicanos no han cambiado nada. Seguimos siendo demasiado soñadores, pasionales, hipócritas, bienquedas, burlones, parranderos, machistas, desmadrosos, hambrientos, harapientos, buscapleitos, resentidos sociales, perezosos, melodramáticos, astutos y llorones. México sigue siendo ese país que apuesta a lo grande pero pierde como siempre. México sigue siendo ese país de contrastes, en el que a unos les va excesivamente bien y a otros, la gran mayoría, les va desmedidamente mal.
Me gustaría decir que esta es una buena película, pero se tropieza las suficientes veces como para no considerarla como tal. Sin embargo, eso sí, habría que rescatarla del olvido y restaurarla porque (al menos la copia que yo vi proyectada en la Filmoteca de Madrid) está muy maltratada y es un documento histórico que abría que preservar.
En el FilmAffinity le he puesto 6 de calificación pero sólo porque sale Silvestre Revueltas (mi compositor favorito) haciendo un original cameo donde interpreta “La Cucaracha” en el piano de una cantina. En esa escena los ánimos se van calentado y algún borracho empieza a disparar, es en ese momento cuando Silvestre despliega un cartel donde pone escrito: “Se suplica no tirarle al pianista”. Monumental.
Pero si no fuera por eso le hubiera puesto un 5, o inclusive un 4 si me hubiera agarrado de mal humor. Es que la película divaga demasiado a nivel cinematográfico y literario (guión), además el trabajo de iluminación y fotografía no es muy limpio y algunas escenas se pierden en las tinieblas.
¡Viva la revolución!

5,7
298
4
7 de junio de 2011
7 de junio de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de la versión española de Javier Elorrieta (de 1989), y de la de donde sale Rita Hayworth (Rouben Mamoulian, 1941), Fred Niblo llevó en 1922 la novela del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez al cine. No obstante, ya antes, en 1916, el mismo Blasco Ibañez filma con Max André la primera versión cinematográfica de “Sangre y arena”.
La de Fred Niblo es muda y el personaje principal es interpretado por Rodolfo Pietro Filiberto Raffaelo Guglielmi di Valentina, más conocido como Rodolfo Valentino (o Rudolph Valentino para los anglosajones), uno de los más grandes símbolos sexuales masculinos de la época. Valentino le da vida a Juan Gallardo, un chico pobre y soñador de la Sevilla de principios de siglo XX, que torea por afición y pasión en las ferias hasta que lo descubren los adinerados promotores del arte taurino. Consigue fama, dinero y se casa con la mujer de su vida. Toda una vida perfecta hasta que Doña Sol, una aristócrata frívola y lujuriosa, le enreda en una tormentosa y confusa relación amorosa.
El film está lleno de topicazos. Se entienden pero no por eso se disfrutan del todo. Creo que la película es (aunque no sé si para la época) cursi (es decir, emocionalmente sobrecargada), lenta y atropellada (algunas escenas se alargan mucho más de lo necesario), y tendenciosamente comercial (porque Valentino y Nita Naldi se lucen demasiado sin que venga mucho a cuento). No creo estrictamente que todo pasado haya sido mejor y no estoy criticando el cine mudo en general sino esta obra en particular. El único interés que todavía conserva “Blood and sand” no es su trama o el punto de vista desde donde la trabajaron, sino su cualidad historiográfica: apreciamos fragmentos de corridas de toros de aquellos años, constatamos que la polémica de “crueldad vs arte” ya era concebida desde entonces, y no deja de ser curioso el tratamiento de la españolidad en un trabajo que al fin y al cabo no era realizado por españoles, sino por una producción estadounidense, entre otras cosas. Pero para eso mejor acudo a un libro o a un archivo documental.
No la recomiendo particularmente.
Calificación: 3,5.
La de Fred Niblo es muda y el personaje principal es interpretado por Rodolfo Pietro Filiberto Raffaelo Guglielmi di Valentina, más conocido como Rodolfo Valentino (o Rudolph Valentino para los anglosajones), uno de los más grandes símbolos sexuales masculinos de la época. Valentino le da vida a Juan Gallardo, un chico pobre y soñador de la Sevilla de principios de siglo XX, que torea por afición y pasión en las ferias hasta que lo descubren los adinerados promotores del arte taurino. Consigue fama, dinero y se casa con la mujer de su vida. Toda una vida perfecta hasta que Doña Sol, una aristócrata frívola y lujuriosa, le enreda en una tormentosa y confusa relación amorosa.
El film está lleno de topicazos. Se entienden pero no por eso se disfrutan del todo. Creo que la película es (aunque no sé si para la época) cursi (es decir, emocionalmente sobrecargada), lenta y atropellada (algunas escenas se alargan mucho más de lo necesario), y tendenciosamente comercial (porque Valentino y Nita Naldi se lucen demasiado sin que venga mucho a cuento). No creo estrictamente que todo pasado haya sido mejor y no estoy criticando el cine mudo en general sino esta obra en particular. El único interés que todavía conserva “Blood and sand” no es su trama o el punto de vista desde donde la trabajaron, sino su cualidad historiográfica: apreciamos fragmentos de corridas de toros de aquellos años, constatamos que la polémica de “crueldad vs arte” ya era concebida desde entonces, y no deja de ser curioso el tratamiento de la españolidad en un trabajo que al fin y al cabo no era realizado por españoles, sino por una producción estadounidense, entre otras cosas. Pero para eso mejor acudo a un libro o a un archivo documental.
No la recomiendo particularmente.
Calificación: 3,5.

5,6
341
6
6 de junio de 2011
6 de junio de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la provincia de Neuquén (Argentina) se encuentra una montaña de la cordillera de los Andes llamada Cerro Bayo. Ahí habita la familia Keller que desarrolla su vida vinculada de una u otra manera a la montaña: El padre (Guillermo Arengo) vende lotes a los inversores que quieren explotar la zona, el hijo (Nahuel Perez Biscayart) es instructor de snowboard y tiene a Europa como meta y obsesión, la hija (Inés Efron) es aspirante en un concurso de belleza para ser la reina del Centro de Ski Cerro Bayo y a lo largo de la película explora su vida sexual.
Sin embargo, el eje principal en la trama de esta historia no es la montaña, sino la abuela (Adela Greijer) que intenta sin éxito suicidarse. Es la madre de la familia (Adriana Barraza) quien sufre y se ocupa más de ella. Al enterarse de la noticia, la tía (Verónica Llinás) visita el pueblo después de muchos años de estar viviendo en Buenos Aires.
El llanto, las confesiones, los reproches y los abrazos típicos de cualquier familia marcan el pulso del ritmo hasta que se enteran del rumor de que la abuela había ganado dinero en el casino dos días antes de intentar morirse.
Veremos entonces la doble cara y las argucias de los miembros de la familia Keller.
Como bien dice Álex Montoya, crítico de cine en Fotogramas y cineasta novel, “la película levanta sonrisas, pero la sensación final es de poca cosa, de peliculita agradable sin más”.
Las actuaciones son correctas y creíbles, el manejo de los tiempos también, la historia incluso toca alguna fibra sensible, pero le falta duende, quizá porque no se nota la voz de un autor como sí de la un tipo de directores muy comunes en lo que va de siglo XXI.
Es decir, “Cerro Bayo” podría estar firmada con otro nombre de casi cualquier director actual regular, y creo que nadie se daría cuenta.
Sin embargo, el eje principal en la trama de esta historia no es la montaña, sino la abuela (Adela Greijer) que intenta sin éxito suicidarse. Es la madre de la familia (Adriana Barraza) quien sufre y se ocupa más de ella. Al enterarse de la noticia, la tía (Verónica Llinás) visita el pueblo después de muchos años de estar viviendo en Buenos Aires.
El llanto, las confesiones, los reproches y los abrazos típicos de cualquier familia marcan el pulso del ritmo hasta que se enteran del rumor de que la abuela había ganado dinero en el casino dos días antes de intentar morirse.
Veremos entonces la doble cara y las argucias de los miembros de la familia Keller.
Como bien dice Álex Montoya, crítico de cine en Fotogramas y cineasta novel, “la película levanta sonrisas, pero la sensación final es de poca cosa, de peliculita agradable sin más”.
Las actuaciones son correctas y creíbles, el manejo de los tiempos también, la historia incluso toca alguna fibra sensible, pero le falta duende, quizá porque no se nota la voz de un autor como sí de la un tipo de directores muy comunes en lo que va de siglo XXI.
Es decir, “Cerro Bayo” podría estar firmada con otro nombre de casi cualquier director actual regular, y creo que nadie se daría cuenta.
Documental

7,0
660
9
7 de diciembre de 2010
7 de diciembre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1995 Saura filmó "Flamenco", un documental que deja constancia de los más grandes intérpretes vivos del flamenco de ese momento. Ahora, 15 años después, vuelve a convocar a la élite de este noble arte para dejarnos mudos, sumergiéndose una y otra vez a los pasadillos laberínticos de las pasiones humanas.
La técnica en este Flamenco "2" es mucho más precisa y estilizada que en la primera película: los movimientos de cámara, las luces, el sonido, los escenarios son más recargados y los colores más intensos. Eso sí (y es obvio, dadas las circunstancias) pierde en espontaneidad, rasgo fascinante de la primera.
No sólo la técnica del director ha mejorado, sino la de los intérpretes también.
Pero esto que estoy haciendo en este caso concreto, en realidad, no importa en lo absoluto porque es tan sólo un ejercicio de "crítica" que entre más lo pienso menos sentido le encuentro el tratar de analizar una obra que sobrepasa los sentidos en toda la capacidad del significado y del significante. En otras palabras, estamos ante una obra profundamente eterna. Una obra verdaderamente imprescindible para cualquier amante del flamenco, catedrático de música, melómano que se precie, cinéfilo y espectador atento.
Cómo me gustaría que en México tuviéramos un director como Carlos Saura, que dejase documentada de una manera tan preciosista y pulcra la música típica de México: el mariachi, los corridos, las rancheras y la música indígena.
Recomiendo mucho las dos películas de Flamenco, es un gozo exquisito, y también, ¿por qué no decirlo?, un dulce sufrimiento.
Carlos Saura, gracias por existir.
La técnica en este Flamenco "2" es mucho más precisa y estilizada que en la primera película: los movimientos de cámara, las luces, el sonido, los escenarios son más recargados y los colores más intensos. Eso sí (y es obvio, dadas las circunstancias) pierde en espontaneidad, rasgo fascinante de la primera.
No sólo la técnica del director ha mejorado, sino la de los intérpretes también.
Pero esto que estoy haciendo en este caso concreto, en realidad, no importa en lo absoluto porque es tan sólo un ejercicio de "crítica" que entre más lo pienso menos sentido le encuentro el tratar de analizar una obra que sobrepasa los sentidos en toda la capacidad del significado y del significante. En otras palabras, estamos ante una obra profundamente eterna. Una obra verdaderamente imprescindible para cualquier amante del flamenco, catedrático de música, melómano que se precie, cinéfilo y espectador atento.
Cómo me gustaría que en México tuviéramos un director como Carlos Saura, que dejase documentada de una manera tan preciosista y pulcra la música típica de México: el mariachi, los corridos, las rancheras y la música indígena.
Recomiendo mucho las dos películas de Flamenco, es un gozo exquisito, y también, ¿por qué no decirlo?, un dulce sufrimiento.
Carlos Saura, gracias por existir.
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