El nexo de unión entre las dos historias es que en ambas el protagonista es un policía al que ha dejado su novia. En la primera, el chico se cruza con una chica peligrosa y enigmática metida en un asunto de tráfico de drogas. En la segunda, trata de una joven camarera que se enamora de un policia. Sin embargo, te quedas con la sensación de que la primera historia podía haberse aprovechado más. El personaje de la chica, siempre con gabardina y gafas de sol, y sus extraños negocios, queda en el aire. No se explica quien es el tipo occidental que está obsesionado con ella, ni porque la chica lo mata al final, en lo que parece ser algún tipo de venganza. Ante el ritmo frenético de la primera historia, la segunda resulta bastante aburrida, aunque no está mal como película independiente, pierde en relación a la primera, pues esperas que en algún momento se retome la trama inicial, cosa que no sucede.