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7
13 de septiembre de 2007
13 de septiembre de 2007
36 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
“De Latir, mi Corazón se ha Parado” es un drama crudo, intenso, a ratos bastante sórdido, sobre un joven que, cerca ya de los 30 años, decide replantearse parte de su vida. Tom es un joven que quedó vivamente marcado por la muerte de su madre, a la que parecía fuertemente apegado. Debido a la falta del anclaje emocional e intelectual que suponía su madre, adopta de su padre cierta visión vital, aunque está claro que sus formas de percibir el mundo y percibirse a si mismos son bien distintas. Tom mantiene su carácter y personalidad, pero en un ambiente que lo corrompe.
A través de su padre se adentra en el mundo inmobiliario, de negocios, donde desarrolla el papel más vil: extorsionador; casi empleado de una mafia donde el dinero domina sobre cualquier otra cosa. Y parece dársele bien el asunto, pese a que por mucha triste y mezquina secuencia con la que el film nos introduzca en ese mundo, también nos muestra a una persona no exenta de cualidades morales, si bien estas no estén en su momento cumbre.
Nuestro protagonista atesora ciertos valores y sentimientos que lo hacen no encajar realmente en el mundo en que se mueve, que esa industria en que se halla no le resulte del todo cómoda. Esa propensión emocional y el chispazo necesario comienzan a alejarlo de esa realidad escabrosa. Se reencuentra con una de sus pasiones de juventud: el piano, la música. Es algo que cree dará un nuevo enfoque a su vida; una oportunidad para el verdadero desarrollo personal y restablecer su autoestima; volcarse en algo ajeno al materialismo que desde hace tanto tiempo lo ha tiranizado, y establecer así también un vínculo con su madre, pianista profesional, y de la que heredó el gusto por la música. Ha visto la luz.
La crudeza de lo que vemos no mengua un ápice en todo el metraje. Pero el empeño que pone en algo creativo y anímico suaviza un poco el sucio mundo que recorremos.
Película con mensaje tenuemente consolador, difícil leer entre tanto caos moral y roña humana. Su ritmo avieso y enérgico la hace además entretenida de ver.
A través de su padre se adentra en el mundo inmobiliario, de negocios, donde desarrolla el papel más vil: extorsionador; casi empleado de una mafia donde el dinero domina sobre cualquier otra cosa. Y parece dársele bien el asunto, pese a que por mucha triste y mezquina secuencia con la que el film nos introduzca en ese mundo, también nos muestra a una persona no exenta de cualidades morales, si bien estas no estén en su momento cumbre.
Nuestro protagonista atesora ciertos valores y sentimientos que lo hacen no encajar realmente en el mundo en que se mueve, que esa industria en que se halla no le resulte del todo cómoda. Esa propensión emocional y el chispazo necesario comienzan a alejarlo de esa realidad escabrosa. Se reencuentra con una de sus pasiones de juventud: el piano, la música. Es algo que cree dará un nuevo enfoque a su vida; una oportunidad para el verdadero desarrollo personal y restablecer su autoestima; volcarse en algo ajeno al materialismo que desde hace tanto tiempo lo ha tiranizado, y establecer así también un vínculo con su madre, pianista profesional, y de la que heredó el gusto por la música. Ha visto la luz.
La crudeza de lo que vemos no mengua un ápice en todo el metraje. Pero el empeño que pone en algo creativo y anímico suaviza un poco el sucio mundo que recorremos.
Película con mensaje tenuemente consolador, difícil leer entre tanto caos moral y roña humana. Su ritmo avieso y enérgico la hace además entretenida de ver.
18 de febrero de 2007
18 de febrero de 2007
35 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
* La película puede parecer perversa, sórdida y malsana. Mucha gente habrá a la que le resulte desagradable y poco grata, pero la situación de los protagonistas es la del animal herido que se revuelve en busca de la postura menos dolorosa, y retratar esto con delicadeza es difícil, y no hay porque hacerlo así. Pese a ser una historia que, para muchos, podrá ser de todo menos reconfortante, la forma en que se repliega el mundo de los protagonistas, aún inmaduro y en desarrollo, tras el golpe letal que sufre, no deja de ser fascinante, y la realidad que va configurándose es extrañamente bella e hipnótica.
La película consigue por intrincados e insondables vericuetos dar la sensación de que la unidad y el equilibrio que los protagonistas acaban consiguiendo es del todo coherente y lícito, hermoso en su sustancial desviación y en el hipnótico e irreal mundo que acaban forjando. Da la sensación de que los protagonistas hayan sido sentenciados, exiliados a una suerte de purgatorio donde quedan relegadas las normas y convenciones de nuestro mundo, donde bien está lo que bien acaba, y donde los condenados y penitentes pueden buscar su felicidad donde buenamente la hallen. La película crea el mundo perfecto para tolerar la desviación, no siendo apta para melindrosos.
La película consigue por intrincados e insondables vericuetos dar la sensación de que la unidad y el equilibrio que los protagonistas acaban consiguiendo es del todo coherente y lícito, hermoso en su sustancial desviación y en el hipnótico e irreal mundo que acaban forjando. Da la sensación de que los protagonistas hayan sido sentenciados, exiliados a una suerte de purgatorio donde quedan relegadas las normas y convenciones de nuestro mundo, donde bien está lo que bien acaba, y donde los condenados y penitentes pueden buscar su felicidad donde buenamente la hallen. La película crea el mundo perfecto para tolerar la desviación, no siendo apta para melindrosos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
* La película impacta desde el primer momento, cargando contra nosotros con un panorama gris, desolador y opresivo. El mundo que rodea a la familia se cae a pedazos, enfermo, y la propia familia parece estar contagiándose de la extraña enfermedad degenerativa que afecta a su entorno, física y psicológicamente. Parece que esta gente se pase el día mascando polvo, cegados por el gris ceniciento que les rodea, trastabillando entre escombros; pues todo lo que les rodea son ruinas, obras, escombros,… El triste jardín que el padre se empeña en plantar delante de la casa no resta un ápice de aspereza al conjunto.
Cuando la enfermedad del entorno se cuela impetuosa en su hogar, intentando arruinarlo, como arruinado está todo alrededor, los niños son los que arremeten contra la realidad que ha venido a usurparles su vida. Intenta sobrevivir como buenamente pueden, y mantener una suerte de equilibrio. Han perdido a sus padres, victimas de un mal insospechado, y ahora ellos deben sostener la familia, el hogar, solo que su concepción de continuidad y cohesión está deformada, no ha tenido tiempo de madurar por cauces normales, y sus esfuerzos resultan desadaptativos y patológicos. De entrada está el hecho de enterrar a su madre en el sótano, por miedo a que, al ser huérfanos, los separen. Y están las respuestas de cada uno de ellos: el pequeño, que se viste de mujer y juega a las casitas con un amigo, simulando ser sus padres o sus hermanos mayores, además de empeñarse en comportarse como un bebe, en un intento de disipar la devastadora realidad de la muerte de su madre; Sue, que baja al sótano para, junto al improvisado ataúd de su madre, comunicarse con esta a través de su diario; y Julie (una sensacional y joven Charlotte Gainsbourg), que busca una salida a la disgregación familiar fuera del hogar, pero a la espera de que su hermano mayor ponga de su parte, y todo pueda quedar en familia.
* Es realmente perturbador observar el absolutamente retorcido proceso madurativo que sufre Jack desde la muerte de su madre, y como este era el único elemento que faltaba para rubricar el particular nuevo estatus. Como a esa maduración ayuda el libro que Jack no suelta en toda la película es una idea que me ha gustado: como el libro le ayuda a plantearse cosas, mas que impulsarlo a nada.
Cuando la enfermedad del entorno se cuela impetuosa en su hogar, intentando arruinarlo, como arruinado está todo alrededor, los niños son los que arremeten contra la realidad que ha venido a usurparles su vida. Intenta sobrevivir como buenamente pueden, y mantener una suerte de equilibrio. Han perdido a sus padres, victimas de un mal insospechado, y ahora ellos deben sostener la familia, el hogar, solo que su concepción de continuidad y cohesión está deformada, no ha tenido tiempo de madurar por cauces normales, y sus esfuerzos resultan desadaptativos y patológicos. De entrada está el hecho de enterrar a su madre en el sótano, por miedo a que, al ser huérfanos, los separen. Y están las respuestas de cada uno de ellos: el pequeño, que se viste de mujer y juega a las casitas con un amigo, simulando ser sus padres o sus hermanos mayores, además de empeñarse en comportarse como un bebe, en un intento de disipar la devastadora realidad de la muerte de su madre; Sue, que baja al sótano para, junto al improvisado ataúd de su madre, comunicarse con esta a través de su diario; y Julie (una sensacional y joven Charlotte Gainsbourg), que busca una salida a la disgregación familiar fuera del hogar, pero a la espera de que su hermano mayor ponga de su parte, y todo pueda quedar en familia.
* Es realmente perturbador observar el absolutamente retorcido proceso madurativo que sufre Jack desde la muerte de su madre, y como este era el único elemento que faltaba para rubricar el particular nuevo estatus. Como a esa maduración ayuda el libro que Jack no suelta en toda la película es una idea que me ha gustado: como el libro le ayuda a plantearse cosas, mas que impulsarlo a nada.
27 de octubre de 2007
27 de octubre de 2007
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
* Película irreverente, divertidísima, excéntrica, y arriesgada para la época, tanto por algunos de sus contenidos, como por su aspecto técnico. Toda una declaración de principios de un director que tardó diez años en ofrecernos su siguiente film: la demoledora “Arrebato”. Director, al igual que Ibáñez Serrador, con un potencial tremendo para hacer cine, pero de quien tenemos pocas muestras de su buen hacer.
Película ácida y psicodélica, pero también bastante amable y jocosa, lo que le facilitaría las cosas a la hora de eludir la tijera de la censura.
Es una comedia musical, cuya trama es bastante lineal (se rodó sin guión), pero con un ritmo tan vital, tan rica visualmente, y tan generosa a la hora de arrancarnos carcajadas, que uno ha de rendirse ante ella.
Entre chanza y chanza se cuelan nunca disimuladas críticas al régimen y a la censura, a las claras, sin medias tintas y con un lenguaje bastante manifiesto. Solo que mientras uno se ríe es difícil tomarse muy en serio las diatribas anti-sistema de unos jóvenes atolondrados.
Ya de entrada, la idea de la que parte la película es ingeniosa. A todos, o al menos eso debería pasar, se nos sube la bilis a la garganta cada vez que de refilón hemos de presenciar fragmento alguno de esos indeseables concursos musicales, llámese como se llamen. Parece que Zulueta convirtió su fastidio en film, y a partir de la “tonta” idea logró una cinta de entretenimiento puro, pero que no se queda ahí. Ni mucho menos.
Ya he mencionado la carga revulsiva “ideológica” de la película, que vuelvo a repetir, no cala hondo, pero algo es algo, y al menos es provocativa. Pero técnicamente es fabulosa. Se insertan montones de bienvenidas paranoias en enfoques, planos, movimientos de cámara, cromáticas. Escenas como la de Jose María Iñigo y su “doppelgänger”, la casa de los globitos multicolores venenosos, el deambular de una de las parejitas protagonistas por una casa en ruinas mientras un desaliñado cantautor entona “La Tarara”… Esta última escena crea, a mi modo de ver, un ambiente onírico increíble, hasta turbador, no fuera de tono respecto al resto de la película, porque esta está plagada de experimentos y ensayos.
El absurdo más conseguido, para partirse de risa, o plantease como se puede uno salirse por la tangente del relato sin que choque. Multitud de “fugas”, en todos los sentidos, magistralmente ensambladas y “gestionadas”, surrealismo, psicodelia, y un espíritu inquieto. De lo más fresco y vivificante.
Película ácida y psicodélica, pero también bastante amable y jocosa, lo que le facilitaría las cosas a la hora de eludir la tijera de la censura.
Es una comedia musical, cuya trama es bastante lineal (se rodó sin guión), pero con un ritmo tan vital, tan rica visualmente, y tan generosa a la hora de arrancarnos carcajadas, que uno ha de rendirse ante ella.
Entre chanza y chanza se cuelan nunca disimuladas críticas al régimen y a la censura, a las claras, sin medias tintas y con un lenguaje bastante manifiesto. Solo que mientras uno se ríe es difícil tomarse muy en serio las diatribas anti-sistema de unos jóvenes atolondrados.
Ya de entrada, la idea de la que parte la película es ingeniosa. A todos, o al menos eso debería pasar, se nos sube la bilis a la garganta cada vez que de refilón hemos de presenciar fragmento alguno de esos indeseables concursos musicales, llámese como se llamen. Parece que Zulueta convirtió su fastidio en film, y a partir de la “tonta” idea logró una cinta de entretenimiento puro, pero que no se queda ahí. Ni mucho menos.
Ya he mencionado la carga revulsiva “ideológica” de la película, que vuelvo a repetir, no cala hondo, pero algo es algo, y al menos es provocativa. Pero técnicamente es fabulosa. Se insertan montones de bienvenidas paranoias en enfoques, planos, movimientos de cámara, cromáticas. Escenas como la de Jose María Iñigo y su “doppelgänger”, la casa de los globitos multicolores venenosos, el deambular de una de las parejitas protagonistas por una casa en ruinas mientras un desaliñado cantautor entona “La Tarara”… Esta última escena crea, a mi modo de ver, un ambiente onírico increíble, hasta turbador, no fuera de tono respecto al resto de la película, porque esta está plagada de experimentos y ensayos.
El absurdo más conseguido, para partirse de risa, o plantease como se puede uno salirse por la tangente del relato sin que choque. Multitud de “fugas”, en todos los sentidos, magistralmente ensambladas y “gestionadas”, surrealismo, psicodelia, y un espíritu inquieto. De lo más fresco y vivificante.

6,7
5.634
8
11 de mayo de 2008
11 de mayo de 2008
30 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
* Antes de verla había oído hablar de ella, pero no me hacía una idea mínimamente competente de lo que podía encontrar. Lo primero que llama la atención es esa abrupta acción que desde el principio casi atosiga al espectador; ese ritmo desenfrenado y agresivo, que a veces resulta adorable, cuando no un poco ridículo, tan característico del cine de artes marciales genuino. Una brusquedad que salpica todo, no solo las escenas de acción: como si todo el mundo tuviese prisa e hicieran un esfuerzo por acabar cuanto antes, y que a mi me recuerda las clásicas y esperpénticas comedias mudas. Porque entre todos los géneros que toca está película está la comedia, con las risas repartidas entre la caracterización de los personajes, su torpeza o mala suerte que lleva a muchas situaciones absurdas o comprometidas; los desvaríos narrativos y el desaforado acometer del relato y la acción; lo estrambótico de algunos personajes, etc. Si se ha visto “The Heroic Trio” se hace uno a la idea de a que me refiero.
* Algo que me encanta de esta película es la ambientación neblinosa y oscura, de teatrales decorados que, aparte de dar un aire misterioso muy atractivo, da mucho juego al componente romántico que también tiene. ¿Comedia romántica? Pues también podría verse así. A lo tonto, entre oleadas de divertidas situaciones de un humor bastante simple, pero encantador y efectivo, y en un contexto casi guiñolesco, se desarrolla una historia de amor muy, muy apañada, que a mi personalmente me parece muy hermosa. Una historia arquetípica sobre “amor interdimensional” muy común en muchos folclores, pero que no recuerdo se haya tratado mucho en el cine. Adoro los vagabundeos por el bosque nocturno de Lit Sin Seen, su espectral presencia, y la tristeza omnipresente que representa su personaje; no hay quien no se enamore de ella.
* También me gustan mucho ciertos pasajes musicales que acompañan magníficamente el ambiente sombrío, pero romántico y fantasioso del film; un film que a muchos amantes de las superproducciones parecerá risible o grotesco, pero que yo percibo entrañable, y que veo de vez en cuando porque, sea por las razones que sean, suele levantarme el ánimo.
Entre la fantasía, la acción, el terror, y la comedia romántica: para pasar un muy buen rato.
* Algo que me encanta de esta película es la ambientación neblinosa y oscura, de teatrales decorados que, aparte de dar un aire misterioso muy atractivo, da mucho juego al componente romántico que también tiene. ¿Comedia romántica? Pues también podría verse así. A lo tonto, entre oleadas de divertidas situaciones de un humor bastante simple, pero encantador y efectivo, y en un contexto casi guiñolesco, se desarrolla una historia de amor muy, muy apañada, que a mi personalmente me parece muy hermosa. Una historia arquetípica sobre “amor interdimensional” muy común en muchos folclores, pero que no recuerdo se haya tratado mucho en el cine. Adoro los vagabundeos por el bosque nocturno de Lit Sin Seen, su espectral presencia, y la tristeza omnipresente que representa su personaje; no hay quien no se enamore de ella.
* También me gustan mucho ciertos pasajes musicales que acompañan magníficamente el ambiente sombrío, pero romántico y fantasioso del film; un film que a muchos amantes de las superproducciones parecerá risible o grotesco, pero que yo percibo entrañable, y que veo de vez en cuando porque, sea por las razones que sean, suele levantarme el ánimo.
Entre la fantasía, la acción, el terror, y la comedia romántica: para pasar un muy buen rato.

7,1
1.784
10
18 de febrero de 2007
18 de febrero de 2007
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
* Lo primero que yo resaltaría de este film, lo que me fascina de entrada, es la forma en que lo proyecta el director, ensamblando con una precisión que asusta una amalgama de ideas que en manos de la mayoría hubiera dado como resultado un desastre a la deriva de lo más indigesto. En cambio, Koreeda, ante un proyecto tan audaz mantiene el rumbo con mano firme y una coherencia que se echa en falta en gran parte del cine más convencional.
* El director nos propone un argumento fantástico donde enmarca una reflexión sobre la muerte, o más bien sobre la vida y los recuerdos; la muerte como un punto que nos obliga a volver la vista atrás, a llevar a cabo y hasta sus últimas consecuencias un examen de conciencia que nos negamos a hacer en vida. Como digo, esta idea la pone en juego a través de un argumento fantasioso, que roza lo estrambótico, cuando no se zambulle en él, pero dándole a todo un empaque de una formalidad y sobriedad casi documental; consigue proponer una estancia en la más fascinante oficina burocrática que veremos jamás.
* Pero Koreeda no se queda ahí, sino que se ha molestado en dotar de alma a sus protagonistas, en darle una trama al film y una historia a sus personajes, en conferir a su film una dimensión emotiva y humana con una sensibilidad y un tacto tremendos, y pese a ello sin dejar de lado su consabida sobriedad, no tan críptica como en “Nadie Sabe”, pero igualmente patente.
* Pocas películas hay que conjuguen con tal maestría y pericia emoción, reflexión y experimentación. “After Life” es de una emotividad sangrante, humana y sensible, pese a ello sobria y contenida; fantasiosa y extraña, de solidez y coherencia aplastante.
* Solo con “Nadie Sabe” y “After Life” Koreeda pone en evidencia a gran parte de los cineastas de hoy; “Maboroshi no Hikari” es igualmente interesante, pero tras ver “Distance” este director está ya en mi particular Olimpo de realizadores.
* El director nos propone un argumento fantástico donde enmarca una reflexión sobre la muerte, o más bien sobre la vida y los recuerdos; la muerte como un punto que nos obliga a volver la vista atrás, a llevar a cabo y hasta sus últimas consecuencias un examen de conciencia que nos negamos a hacer en vida. Como digo, esta idea la pone en juego a través de un argumento fantasioso, que roza lo estrambótico, cuando no se zambulle en él, pero dándole a todo un empaque de una formalidad y sobriedad casi documental; consigue proponer una estancia en la más fascinante oficina burocrática que veremos jamás.
* Pero Koreeda no se queda ahí, sino que se ha molestado en dotar de alma a sus protagonistas, en darle una trama al film y una historia a sus personajes, en conferir a su film una dimensión emotiva y humana con una sensibilidad y un tacto tremendos, y pese a ello sin dejar de lado su consabida sobriedad, no tan críptica como en “Nadie Sabe”, pero igualmente patente.
* Pocas películas hay que conjuguen con tal maestría y pericia emoción, reflexión y experimentación. “After Life” es de una emotividad sangrante, humana y sensible, pese a ello sobria y contenida; fantasiosa y extraña, de solidez y coherencia aplastante.
* Solo con “Nadie Sabe” y “After Life” Koreeda pone en evidencia a gran parte de los cineastas de hoy; “Maboroshi no Hikari” es igualmente interesante, pero tras ver “Distance” este director está ya en mi particular Olimpo de realizadores.
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