Estamos ante una de las mejores series de la actualidad. Las cotas de excelencia de este drama de época superan en mi opinión incluso al anterior éxito de Fellowes, Downton Abbey. De hecho en principio iba a ser precuela de ésta. Pero aquí tenemos la serie de tacitas definitiva. Retrato chispeante, inteligente y tremendamente entretenido de la flor y nata de la alta sociedad neoyorquina en la década de 1880, la edad dorada. El alucinante reparto en estado de gracia, guiones perfectos, el diseño de producción, decorados, vestuario, etc, todo es impecable. No se la pierdan.
Bechdel: sí

Aquí tenemos la película con los escenarios, ambientación y vestuario más hortera de la historia del cine. Esta cosa de puro malo hace gracia. Véala, el que se atreva, como una curiosidad ochentera y friki. No hay ni una mota de seriedad o buen hacer. No hay ni una interpretación decente, el rubiales es para matarlo, ver a Max Von Didow haciendo de Fumanchú fashion duele el corazon, y el resto malvive como puede tomandose a broma un guión perpetrado por algún extraterrestre beodo. De la cancioncita de Queen, hiperfamosa, mejor ni comento, prefiero olvidarme de que es suya.

Lo mejor: los comiqueros títulos de crédito, en los que se han inspirado ahora para todas las películas de Marvel modernas.
Lo peor: casi todo, pero el prota y las infinitas combinaciones de dorado y rojo me matan especialmente.
¿Sabeis una cosa buena?: George Lucas hizo Star wars porque no consiguió los derechos de Flash Gordon, que es la space opera que quería hacer en primera instancia.
Es un 3 que hay que ver. Si creciste en los 70 y 80 y no tarareaste el "¡Flash!... ¡Aah aaah!" no tuviste infancia. Remédialo un poco ahora.

Una adaptación conseguidísima de la obra de Verne. Creo que recoge el espíritu aventurero perfectamente y la profundidad de personajes que tiene la novela. Gran parte del éxito creo que se lo debe a los actores protagonistas, menudo elenco, y a su buen hacer. Es de agradecer el dinero empleado, se nota bien aprovechado con unos efectos correctos para la época y una ambientación que te mete de lleno en el Nautilus y que se parece mucho a lo que uno se imagina leyendo el libro.

Da igual si te gusta el automovilismo. Con el buen cine lo que ocurre es que el tema es lo de menos, te emociona si está bien hecho, sin más. Y chico, si te molan los coches esta es tu película. Las cámaras a ras de bólido y de pista le dan un realismo apabullante. Me encanta la épica que le imprime Ron Howard. Desde luego que el campeonato de F1 de 1976 debió ser legendario. Era otro tiempo, un tiempo en el que de los veintitantos pilotos, dos morían en accidente cada año. Con ese material supongo que no costó mucho crear héroes de leyenda, es que realmente lo eran.

Me encanta el equilibrio perfecto que ha conseguido entre la trama dramática y las escenas de pura carrera. Se complementan y entrelazan gracias a un guión con ritmo y unas interpretaciones geniales de los dos pilotos. A ver si le quitan la etiqueta de niño guapo tonto a Chris Hemsworth, porque aprende rápido, y bueno ¿qué les voy a contar que no sepan de la alegría para la vista que es verlo?

Mención especial a la banda sonora, vibrante y sólida, aporta toneladas de emoción extra. Menudo favor le ha hecho Howard a la memoria de James Hunt y Niki Lauda.

Es un vertiginoso 7.

Una fábula correctísima con la que Disney vuelve por sus fueros al 2D. Me ha gustado tanto como las de la época dorada tipo La Bella y la Bestia. Confieso que la ambientación es mi debilidad, porque lo de los ritos vudú en Nueva Orleans me va mucho. Lleven a sus nenes y disfruten de paso con una princesa y un sapo príncipe distintos a los cuentos de hadas tradicionales (aunque éste lo es y mucho). Música genial y un ritmo de narración que te mantiene atento sin ser vertiginoso como en muchas pelis de dibus, si no por su estética preciosista y su buena definición de personajes.