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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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27 de diciembre de 2015
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No merece la pena, pero si quieres ver la película la crítica a continuación contiene algún spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Argumento: típica película americana en la que un entrenador de béisbol (o baloncesto o fútbol o soccer o jockey o frisbee) coge a un equipo de mierda con chavales que juegan en la calle y al final ganan el campeonato que sea contra un equipo profesional de figuritas.

La diferencia es que aquí no son un equipo de ningún deporte sino una orquesta sinfónica en la que la mayoría de los componentes no han tocado juntos, o no han tocado directamente en años, ni tienen instrumentos, ni tiempo para afinarlos, ni para ensayar, ni ganas de hacerlo… ni falta que les hace, porque al final solo están de acompañamiento de una violinista que no ha tocado a Tchaikovski en su vida y no ensaya… ni falta que le hace, porque su madre se volvió majara tocando ese mismo concierto en el aire, en plan violin hero, así que eso se tiene que notar… alguna mutación genética tendrá esa muchacha.

La película sigue además la estructura fija de cualquier comedia francesa simplona (es decir, de cualquier comedia francesa de la última década), con su antihéroe atormentado y su amigo fiel y bonachón (el parecido en este caso con Obelix es enternecedor).

Es decir, tiene todos los ingredientes para que la película sea un truño, pero…

…pero, Mihaileanu es medio rumano y medio judío, y eso le permite reírse de los judíos, de los comunistas, de los eslavos, de los franceses, de los oligarcas del gas y del arte… de todo dios, es decir, de sí mismo.

No es que sea un desenfreno, pero la película está salpicada de pequeños detalles que la podrían salvar de la mediocridad a la que parece encaminada…

…hasta que llega el final con un mapa viejuno con un avioncito marcando los lugares de los próximos conciertos y portadas de periódicos con los próximos éxitos (como si alguna vez un periódico hubiera dedicado una portada a un concierto de música clásica) y el antihéroe atormentado con chupa de cuero haciendo una peineta y la violinista llorando y un abrazo final con fundido en negro…

Así que si algunos detalles iban a salvar la película es justo que sean también otros detalles la que la hundan finalmente en la nota mínima.
13 de octubre de 2016 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos tenemos nuestro límite de tolerancia a la cursilería, a la ñoñería y al almíbar en lata.

Tocar la fibra sensible exige acercarse a ese límite, rozarlo sin sobrepasarlo… y esta película lo hace… al menos conmigo, porque seguramente habrá a quien esta película le parezca una ñoñada edulcorada y a quien sin embargo le parezca que está llena de diálogos excesivamente fríos e intelectuales…

Quizás el escenario es excesivamente snob y burgués, quizás el enredo casual resulta forzado, quizás le sobra la historia de la amiga de la hija que no acabo de entender, quizás existen un montón de razones más para criticar esta película… un montón de razones de las que no me he percatado porque estaba obnubilado por una hipnótica historia de una pareja que resulta entrañable, divertida, comprensible y humana.

Si eres lo suficiente moñas para que te emocione una comedia romántica, dale una oportunidad.
3 de septiembre de 2016
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Opera prima de la pareja Albaladejo-LIndo, neorealismo de entresiglos, cine costumbrista con conciencia social, en el que una serie de personajes prototípicos de influencia berlanguiana, construyen una entrañable y navideña parábola coral…

o, lo que es lo mismo, un truño de tamaño descomunal.

Vale que cuando se hizo la película no existía Google maps, pero no es necesario tener un GPS en la mano para darse cuenta que la ida y venida de personajes por las calles de Madrid y alrededores es un desvarío geográfico y cinematográfico mayúsculo que hace que algún protagonista llegue andando en cinco minutos al mismo lugar que a otro le cuesta una hora en coche.

No se trata de un mero ejercicio de precisión sino una metáfora de lo que es toda la película, un desvarío de personajes inverosímiles que intercambian diálogos inverosímiles en situaciones inverosímiles generadas por encuentros inverosímiles en un divagar inverosímil para llegar a un final absolutamente inverosímil.

Dado que la “película” se convierte en un mero panfleto de moralina social, es necesario señalar que incluso como panfleto da vergüenza ajena. La delincuencia, el robo, el consumo de estupefacientes al volante, la conducción por menores indocumentados o la violencia contra los menores y las mujeres vienen justificados y disculpados por el origen humilde de los infractores, seres desorientados pero bondadosos, afligidos por una sociedad que no ofrece oportunidades a los más desfavorecidos (que es el mensaje que destila la película y que viene verbalizado por un Muñoz Molina que se debía de sentir tan avergonzado por las majaderías que le hace decir la parienta que ni se le oye cuando las dice).

Los actores se dividen entre los que hacen lo que pueden con unos diálogos lamentables y los que los aderezan con una actuación igual de lamentable (mención especial al amigo tonto pero bueno o bueno pero tonto del “Joni”), pero ya que tienen que pasar por el escarnio eterno de que su jeta aparezca en esta deleznable película prefiero centrarme en otros que seguramente se marcharon de rositas: las voces en off al teléfono de la mujer del lerdo del coche y del jefe de policía merecieron en su momento el premio voz de falsete de radionovela.

En definitiva una película que hará las delicias de toda familia progre. Que la disfruten.
17 de octubre de 2016
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bla, bla, bla… nuestro cerebro está infrautilizado… bla, bla, bla… los genes tienden a su perpetuación… bla, bla, bla… no se trata de tener, sino de ser… bla, bla, bla…

En términos genético-filosóficos, Lucy no inventa nada, las películas en las que una droga aumenta las capacidades sensitivas o cognitivas del que las toma empiezan a ser tan repetitivas que constituyen ya un género en sí mismo. Supongo que a cualquier guionista adicto a la cocaína es lo primero que se le ocurre entre raya y raya de inspiración.

En términos cinematográficos, Lucy es todavía más previsible: su malo maloso, su persecución en coche, sus tiroteos a lo tonto… nada que no hayas visto antes cientos de veces.

En términos narrativos, Lucy es una historia sin pies ni cabeza que enlaza escenas de acción sin mostrar el más mínimo interés en buscar una lógica entre ellas. Naturalmente la naturaleza de la transformación que está sufriendo la protagonista tampoco viene mínimamente explicada (para ejemplo, el beso que le planta al gendarme gabacho)… pero tampoco hace falta, al fin y al cabo solo somos seres primitivos que en el mejor de los casos utilizamos una décima parte de nuestro cerebro, así que tampoco lo entenderíamos.

En suma, un quiero y no puedo de pseudociencia y pseudoficción absolutamente prescindible.
11 de octubre de 2016
7 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que cuando uno ve una película de temática histórica es difícil desligar lo que uno ve en la pantalla de la historia real que hay detrás. Quizás por eso muchas películas que narran el holocausto judío durante la segunda guerra mundial resultan tan duras y conmovedoras… incluso cuando cinematográficamente dejen mucho que desear.

En esta película sucede lo contrario.

En términos de originalidad, es de agradecer una película sobre la segunda guerra mundial donde la víctima no es el pueblo judío y donde el héroe no es el glorioso ejército de los Estados Unidos. La historia se centra en la toma de Berlín por el ejército soviético y la víctima no es otra que el pueblo germano, representado por los ciudadanos berlineses que tienen que sucumbir debido a los delirios de grandeza de un Hitler acorralado y delirante.

Sucede, como he dicho, que es difícil desligar la historia de la película de la Historia, con mayúscula. Podemos estar cansados de que las películas sobre la segunda guerra mundial se limiten a describir a los alemanes como unos racistas psicópatas, pero el tratamiento de esta película es excesivamente condescendiente.

Al parecer había dos tipos de alemanes. Unos eran ciudadanos cándidos de buen corazón desconocedores de cualquier tipo de barbarie llevada a cabo por el régimen nazi; los otros eran fanáticos cegados por ideales de lealtad y fidelidad a un líder carismático… y, naturalmente, desconocedores de cualquier tipo de barbarie llevada a cabo por el régimen nazi.

Uno hasta podría aceptar esa descripción de un buen padre de familia berlinés o de su imberbe vástago… pero la película trata de aplicar esa misma descripción a los generales, coroneles y demás altos cargos del ejército nazi. Y eso no cuela.

Y eso no cuela históricamente, pero (más grave tratándose de una película) no cuela cinematográficamente. Los personajes son planos, aparentemente atormentados pero tan ñoños y pusilánimes, que toda escena en la que no aparece el mismo Hitler resulta un terrible aburrimiento.

Porque el personaje de Hitler sí que resulta (cinematográficamente) interesante. Acorralado, paranoico, derrotado, deliradamente esperanzado en otras ocasiones, capaz de asumir y organizar su muerte, incapaz, sin embargo, de asumir el dolor… Hitler resulta curiosamente más humano que el resto de personajes.

Quizás por eso todo lo que sucede tras la muerte de Hitler resulta forzado, tedioso e innecesario.
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