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6,5
240
7
27 de abril de 2010
27 de abril de 2010
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hong Sang-soo vuelve a la comedia, un género con el cual en este film se lo muestra muy cómodo y con todas las técnicas a flor de piel. Aunque obviamente como es de esperar en la rica filmografía del director sur coreano siempre el drama estará presente de una u otra manera.
Film de solo 100.000 dólares de presupuesto, lo que sigue afirmando que con poco dinero se puede hacer grandes cosas (medida tomada ya por varios compatriotas como Kim Ki-duc, entre otros) nos cuenta la historia de un cineasta, el cual tiene que presentarse como jurado en un festival.
Pareciese ser que este relato no escondiese nada, pero el habitué del cine de este director o el que lo descubre por primera vez, conoce y sabe apreciar que el alma de los films de este realizador no tiene como objeto contar algo excéntrico o especial, sino que su esencia se halla en el trasfondo existente en las relaciones humanas. La cotidianidad pierde su valor de algo simple e inmóvil para sacar a flote las aventuras inagotables surgidas de la interrelación entre personas y específicamente las que tienen origen en el protagonista.
Y lo más bello de esto, es que el lenguaje es universal, la comedia no tiene nacionalidad.
Exhibir las disparatadas situaciones que se dan en una reunión entre viejos compañeros y alumnos, -y que como es habitual en el cine coreano figura como el alma de la fiesta, el “soju” (bebida alcohólica coreana)- es algo ya que nos hace apreciar lo cotidiano.
El reencuentro amoroso también desfila en este relato, mostrando dejos de lo que se podría clasificar como comedia con elementos más románticos que dramáticos.
Su composición final envuelve todo esto, sin dejar nada al costado, cada momento desempeña su papel. Puro dinamismo disperso dentro de un mismo margen.
COMEDIA HUMANA, ACOGEDORA Y A SU VEZ DISPARATADA NOS PROPONE UN ESPECTÁCULO CONTINUO QUE SURGE DE LA NECESIDAD DEL SER HUMANO DE RELACIONARSE CON LOS DEMÁS PARA SENTIRSE CADA VEZ MÁS VIVO.
Film de solo 100.000 dólares de presupuesto, lo que sigue afirmando que con poco dinero se puede hacer grandes cosas (medida tomada ya por varios compatriotas como Kim Ki-duc, entre otros) nos cuenta la historia de un cineasta, el cual tiene que presentarse como jurado en un festival.
Pareciese ser que este relato no escondiese nada, pero el habitué del cine de este director o el que lo descubre por primera vez, conoce y sabe apreciar que el alma de los films de este realizador no tiene como objeto contar algo excéntrico o especial, sino que su esencia se halla en el trasfondo existente en las relaciones humanas. La cotidianidad pierde su valor de algo simple e inmóvil para sacar a flote las aventuras inagotables surgidas de la interrelación entre personas y específicamente las que tienen origen en el protagonista.
Y lo más bello de esto, es que el lenguaje es universal, la comedia no tiene nacionalidad.
Exhibir las disparatadas situaciones que se dan en una reunión entre viejos compañeros y alumnos, -y que como es habitual en el cine coreano figura como el alma de la fiesta, el “soju” (bebida alcohólica coreana)- es algo ya que nos hace apreciar lo cotidiano.
El reencuentro amoroso también desfila en este relato, mostrando dejos de lo que se podría clasificar como comedia con elementos más románticos que dramáticos.
Su composición final envuelve todo esto, sin dejar nada al costado, cada momento desempeña su papel. Puro dinamismo disperso dentro de un mismo margen.
COMEDIA HUMANA, ACOGEDORA Y A SU VEZ DISPARATADA NOS PROPONE UN ESPECTÁCULO CONTINUO QUE SURGE DE LA NECESIDAD DEL SER HUMANO DE RELACIONARSE CON LOS DEMÁS PARA SENTIRSE CADA VEZ MÁS VIVO.
24 de octubre de 2012
24 de octubre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El inexorable porvenir de la vida humana. El dolor, la felicidad, se entremezclan en una misma trama. Nada o pareciese que nada conlleva un transfondo. La vida fluye y el tiempo no se detiene. Todo crea y a la vez destruye. Todo florece y a la vez desaparece.
Creemos conocer la lógica que reina a la vida, pero es solo un espejismo.
Toda realidad es un punto de vista. La objetividad muere y decae en las páginas blancas manchadas por letras de un libro en cuya tapa aparece el título “Historia” pero no “Historias de vida”.
Es a partir de aquí donde germina la semilla de este film cálidamente filmado por Van Groeningen (basada en la novela autobiográfica de Dimitri Verhulst)
Film espeso, de relieves y grietas en su construcción dramática, nos invita a contemplar la vida como un mapa plagado de personajes y momentos.
Su sutil pero a la vez directa narración construida a partir de cambios de temporalidad cronológica nos adentran en dos períodos fundamentales de construcción de identidad del ser humano: la niñez y la adultez.
Nuestro protagonista, Gunther, circula por estos dos ejes temporales. La ciudad de Flandes en los 70´ y la moderna actualidad. Trazos de anécdotas, hechos y souvenirs nos muestran una historia de vida particular y lejana para algunos (la cultura belga) pero universalmente cercana, universalmente humana.
De ahí es donde radica su belleza, en donde el espectador se siente reflejado y conectado emocionalmente con lo que se cuenta. En el encuentro entre el descubrimiento de lo nuevo (el contexto geográfico y cultural) y el disfrute de lo cercano y conocido (la vida misma).
“LA VITALIDAD DE LOS AFECTOS” ES ARTE EN EL SENTIDO MÁS UNIVERSAL PERO A LA VEZ PARTICULAR (AL MEJOR ESTILO “BILLY ELLIOT”/STEPHEN DALDRY/2000) DE MOSTRARNOS A NOSOROS MISMOS, ESPECTADORES, COMO SOMOS, SERES HUMANOS. ES DECIR, UNA HUELLA EN EL INFINITO TRANSITAR DEL TIEMPO.
Creemos conocer la lógica que reina a la vida, pero es solo un espejismo.
Toda realidad es un punto de vista. La objetividad muere y decae en las páginas blancas manchadas por letras de un libro en cuya tapa aparece el título “Historia” pero no “Historias de vida”.
Es a partir de aquí donde germina la semilla de este film cálidamente filmado por Van Groeningen (basada en la novela autobiográfica de Dimitri Verhulst)
Film espeso, de relieves y grietas en su construcción dramática, nos invita a contemplar la vida como un mapa plagado de personajes y momentos.
Su sutil pero a la vez directa narración construida a partir de cambios de temporalidad cronológica nos adentran en dos períodos fundamentales de construcción de identidad del ser humano: la niñez y la adultez.
Nuestro protagonista, Gunther, circula por estos dos ejes temporales. La ciudad de Flandes en los 70´ y la moderna actualidad. Trazos de anécdotas, hechos y souvenirs nos muestran una historia de vida particular y lejana para algunos (la cultura belga) pero universalmente cercana, universalmente humana.
De ahí es donde radica su belleza, en donde el espectador se siente reflejado y conectado emocionalmente con lo que se cuenta. En el encuentro entre el descubrimiento de lo nuevo (el contexto geográfico y cultural) y el disfrute de lo cercano y conocido (la vida misma).
“LA VITALIDAD DE LOS AFECTOS” ES ARTE EN EL SENTIDO MÁS UNIVERSAL PERO A LA VEZ PARTICULAR (AL MEJOR ESTILO “BILLY ELLIOT”/STEPHEN DALDRY/2000) DE MOSTRARNOS A NOSOROS MISMOS, ESPECTADORES, COMO SOMOS, SERES HUMANOS. ES DECIR, UNA HUELLA EN EL INFINITO TRANSITAR DEL TIEMPO.
TV

5,0
48
3
28 de noviembre de 2010
28 de noviembre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir algo positivo de este film me resulta una tarea difícil y ardua.
Sus errores se vislumbran por doquier y nos impiden considerar a esta película como una obra artística, su identidad desaparece en una niebla de incongruencias.
Empezando por un guión desafortunado tanto en su composición como en su esencia, en otras palabras, transmitir algo por medio de una idea original e accesible para el espectador.
Continuando con una puesta en escena adulterada tanto en su iluminación de estudio como en su escenografía artificial.
En cuanto a los actores, fallecen en su intento de hilvanar el transcurso de la historia. Sus actuaciones, principalmente la de Uma Thurman (que desde sus primeros papeles y los otorgados por su amigo Tarantino, no levanta cabeza) y Paddy Considine, no logran crear una identidad propia en sus roles ni en sus sentimientos, expresados en demasía por medio de diálogos explicativos que frivolizan una relación amorosa poco creíble tanto en su origen y posterior conexión, como en su ejecución actoral. Cuyo mayor responsable es el realizador en no instruir a sus criaturas en sus funciones.
La cinta navega entre lo esquemático y lo previsible, haciéndolo poco honor a su descendencia teatral (“My zinc bed” del reconocido dramaturgo inglés Sir David Hare). Su intento de asimilar esta obra cae en una disociación de carácteres. El teatro es el teatro y el cine es el cine. El teatro se nutre de las pausas actorales, de la frases recitadas. Mientras que el cine no le sienta cómodo los tiempos comatosos, necesita más flexibilidad en sus diálogos y actuaciones, sino se asemeja a una burda parodia.
UN REPARTO PERDIDO EN EL SINSENTIDO DE LA CINTA.
UN DESIERTO DE CREATIVIDAD ARGUMENTATIVA. Y LA FRAGILIDAD DE SU FUNDAMENTO HACEN QUE ESTA OBRA RENUNCIE A CAER EN EL OLVIDO.
Sus errores se vislumbran por doquier y nos impiden considerar a esta película como una obra artística, su identidad desaparece en una niebla de incongruencias.
Empezando por un guión desafortunado tanto en su composición como en su esencia, en otras palabras, transmitir algo por medio de una idea original e accesible para el espectador.
Continuando con una puesta en escena adulterada tanto en su iluminación de estudio como en su escenografía artificial.
En cuanto a los actores, fallecen en su intento de hilvanar el transcurso de la historia. Sus actuaciones, principalmente la de Uma Thurman (que desde sus primeros papeles y los otorgados por su amigo Tarantino, no levanta cabeza) y Paddy Considine, no logran crear una identidad propia en sus roles ni en sus sentimientos, expresados en demasía por medio de diálogos explicativos que frivolizan una relación amorosa poco creíble tanto en su origen y posterior conexión, como en su ejecución actoral. Cuyo mayor responsable es el realizador en no instruir a sus criaturas en sus funciones.
La cinta navega entre lo esquemático y lo previsible, haciéndolo poco honor a su descendencia teatral (“My zinc bed” del reconocido dramaturgo inglés Sir David Hare). Su intento de asimilar esta obra cae en una disociación de carácteres. El teatro es el teatro y el cine es el cine. El teatro se nutre de las pausas actorales, de la frases recitadas. Mientras que el cine no le sienta cómodo los tiempos comatosos, necesita más flexibilidad en sus diálogos y actuaciones, sino se asemeja a una burda parodia.
UN REPARTO PERDIDO EN EL SINSENTIDO DE LA CINTA.
UN DESIERTO DE CREATIVIDAD ARGUMENTATIVA. Y LA FRAGILIDAD DE SU FUNDAMENTO HACEN QUE ESTA OBRA RENUNCIE A CAER EN EL OLVIDO.
20 de junio de 2009
20 de junio de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Junto con “Secrets Behind the Wall” (1965) y “Ecstasy of the Angels” (1972), “Go, Go Second Time” es uno de los films que de mayor manera describe el universo único y genial del subvalorado director de origen japonés Koji Wakamatsu.
Un director que tiene en su haber una filmografía que supera las 100 películas (en sus primeros 2 años de carrera ya llevaba 20 películas hechas) y el cual no ha abandonado su arduo labor a sus 73 años de edad.
"Go, Go Second Time Virgin" nos relata la historia de una chica que es violada por una pandilla en la terraza de un edificio, cuya escena es mirada por un tímido chico.
Al día siguiente, la chica le pide a este que la mate.
Wakamatsu hace de esta historia, de apariencia simple, poesía cinematográfica.
Y es en esto precisamente donde se reconocen a los grandes maestros del cine, desde "la nada misma” poder crear una historia donde confluye la perversión, el amor (enfermizo), lo trágico, la insensatez y todo esto narrado de una manera fría y ausente, lo que multiplica el impacto traumático de la acción misma, es sin dudas valorable.
Y muchos serán críticos asiduos de este tipo de cine, que tiene como característica crear polémica, pero una polémica que no cae en el peor de los males para una persona que le gusta el cine, el prejuicio. El prejuicio frente a algo distinto, a algo no comprensible a primera vista.
Y yo me pregunto, ¿no es hora de descubrir o tratar de recorrer otros caminos aparte del ya predecible cine hollywoodense?, ¿no es tiempo de abrir la cabeza frente a otras realidades que en vez de cerrarnos los ojos, nos lleven a otro universo paralelo, un universo que en vez de determinar nuestros sentimientos nos abra un espacio infinito donde poder dejar viajar a nuestro sentidos?.
Ya se que pueda sonar medio utópico, pero si el cine no se trata de la búsqueda de cosas nuevas, de la expresión de la magia, de lo ilusorio.
Entonces me vuelvo a preguntar: ¿qué es el cine?
EN MI CASO MI RESPUESTA SERÁ KOJI WAKAMATSU, UN DIRECTOR QUE EN “GO, GO SECOND TIME” NOS DICE: “ABRAN LOS OJOS, ESTO SE LLAMA HACER CINE”.
Un director que tiene en su haber una filmografía que supera las 100 películas (en sus primeros 2 años de carrera ya llevaba 20 películas hechas) y el cual no ha abandonado su arduo labor a sus 73 años de edad.
"Go, Go Second Time Virgin" nos relata la historia de una chica que es violada por una pandilla en la terraza de un edificio, cuya escena es mirada por un tímido chico.
Al día siguiente, la chica le pide a este que la mate.
Wakamatsu hace de esta historia, de apariencia simple, poesía cinematográfica.
Y es en esto precisamente donde se reconocen a los grandes maestros del cine, desde "la nada misma” poder crear una historia donde confluye la perversión, el amor (enfermizo), lo trágico, la insensatez y todo esto narrado de una manera fría y ausente, lo que multiplica el impacto traumático de la acción misma, es sin dudas valorable.
Y muchos serán críticos asiduos de este tipo de cine, que tiene como característica crear polémica, pero una polémica que no cae en el peor de los males para una persona que le gusta el cine, el prejuicio. El prejuicio frente a algo distinto, a algo no comprensible a primera vista.
Y yo me pregunto, ¿no es hora de descubrir o tratar de recorrer otros caminos aparte del ya predecible cine hollywoodense?, ¿no es tiempo de abrir la cabeza frente a otras realidades que en vez de cerrarnos los ojos, nos lleven a otro universo paralelo, un universo que en vez de determinar nuestros sentimientos nos abra un espacio infinito donde poder dejar viajar a nuestro sentidos?.
Ya se que pueda sonar medio utópico, pero si el cine no se trata de la búsqueda de cosas nuevas, de la expresión de la magia, de lo ilusorio.
Entonces me vuelvo a preguntar: ¿qué es el cine?
EN MI CASO MI RESPUESTA SERÁ KOJI WAKAMATSU, UN DIRECTOR QUE EN “GO, GO SECOND TIME” NOS DICE: “ABRAN LOS OJOS, ESTO SE LLAMA HACER CINE”.
7
17 de mayo de 2010
17 de mayo de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un destacado profesor de ciencias naturales de la capital (Praga) llega a un recóndito pueblo rural a enseñar en la escuela local.
Su objetivo, no se sabe. Su destino, se desconoce. Su pasado, se oculta.
Estos son los factores que se establecen en el tercer film del cineasta de moda en su país, el checoslovaco Bohdan Sláma (ganador de la concha de oro de San Sebastián en el 2005 por “Algo parecido a la felicidad”) quien en este film protagonizado por su actor fetiche Pavel Liška nos narra con pausado y equilibrado tono una historia que profundiza sobre la complejidad del ser humano, tanto en su actuar (el personaje protagonista) como en el juicio y reacción de los que lo rodean (la sociedad).
Con una puesta en escena efectista y accesible, el director nos propone sumergirnos en el interior del personaje principal, en su búsqueda de la felicidad y su huida de las presiones de la sociedad trastornada.
Su huída hacia un pueblo lejano en búsqueda de una nueva vida, y de relacionarse con nueva gente no le será fácil. Su secreto, la homosexualidad, lo mantendrá acomplejado hasta revelarlo. La respuesta a sus interrogantes no lo encontrará en lo ajeno sino en una mirada interior, en tratar de estar conforme consigo mismo.
Todo esto confluye y se expresa magistralmente en el argumento: “Para mí lo más importante es el argumento. Lo que trato de hacer es contar una historia con personajes que tienen problemas normales, que cualquier ser humano puede tener (…) retratar personajes que no son grandes héroes, como esos de los filmes de Hollywood, sino seres de carne y hueso que tratan de encontrarse a sí mismos (B. Sláma)
HISTORIA SIMPLE Y UNIVERSAL, CUYO EXPLENDOR RESIDE EN LA BELLEZA DE SUS PERSONAJES Y EN LA BÚSQUEDA INTERIOR Y COLECTIVA DE LA FELICIDAD.
Su objetivo, no se sabe. Su destino, se desconoce. Su pasado, se oculta.
Estos son los factores que se establecen en el tercer film del cineasta de moda en su país, el checoslovaco Bohdan Sláma (ganador de la concha de oro de San Sebastián en el 2005 por “Algo parecido a la felicidad”) quien en este film protagonizado por su actor fetiche Pavel Liška nos narra con pausado y equilibrado tono una historia que profundiza sobre la complejidad del ser humano, tanto en su actuar (el personaje protagonista) como en el juicio y reacción de los que lo rodean (la sociedad).
Con una puesta en escena efectista y accesible, el director nos propone sumergirnos en el interior del personaje principal, en su búsqueda de la felicidad y su huida de las presiones de la sociedad trastornada.
Su huída hacia un pueblo lejano en búsqueda de una nueva vida, y de relacionarse con nueva gente no le será fácil. Su secreto, la homosexualidad, lo mantendrá acomplejado hasta revelarlo. La respuesta a sus interrogantes no lo encontrará en lo ajeno sino en una mirada interior, en tratar de estar conforme consigo mismo.
Todo esto confluye y se expresa magistralmente en el argumento: “Para mí lo más importante es el argumento. Lo que trato de hacer es contar una historia con personajes que tienen problemas normales, que cualquier ser humano puede tener (…) retratar personajes que no son grandes héroes, como esos de los filmes de Hollywood, sino seres de carne y hueso que tratan de encontrarse a sí mismos (B. Sláma)
HISTORIA SIMPLE Y UNIVERSAL, CUYO EXPLENDOR RESIDE EN LA BELLEZA DE SUS PERSONAJES Y EN LA BÚSQUEDA INTERIOR Y COLECTIVA DE LA FELICIDAD.
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