El tratamiento de la alteridad, con fondo acusadamente filosófico, me pareció profundamente interesante.
He de decir además, que forma parte de mi memoria párvula, y el terror doble que experimenté ante la deformidad física y la deformidad moral que en ella se describen, hicieron mella en mi subconsciente.

PD: Hay diversos cómics homónimos, posteriores al film que salieron publicados en España en la revista "El Vibora".

A efectos podemos decir que la fotografía es bella, los espacios escogidos y los atuendos delicados, pero hablamos de Japón y conseguir esto no parece especialmente difícil.
Mismamente, los paisajes mentales que nos intenta dibujar sobre el universo de las geishas no acaba de convencer, pero se presta fácilmente a la exposición en vitrina y por tanto, el espectador no puede acabar totalmente molesto, a muchos posiblemente les baste, a otros entre los cuales me incluyo nos decepciona profundamente, seguimos tocando el cristal.

Me traslada de nuevo a la infancia, llena de escenas y momentos fetiche, con un argumento que se construye a medida que se suceden los acontecimientos creados por la mente imaginativa e idealista de Audrey-Amélie, esta película irradia felicidad y ternura, color y frescura, lo que ha hecho de ella, una de las más populares del cine actual.
Ver Amélie es lavarse la cara en perfume de flores.

PD: Muy recomendable la banda sonora, compuesta por Yann Tiersen.

Pues que quieren que les diga. Serie B. Partiendo de esa base, el listón de exigencia tampoco tiene que ser nulo. La fotografía es buena, escenografía también... ¿Por qué no? Te ríes con un guión absurdo y unas situaciones cómicas rebañadas con mucha sangre.

La historia y el guión están un tanto desbaratados y los personajes están poco pulidos, en cuanto a su personalidad, que no queda del todo resuelta. Pese a esto, Clara Law consigue un clima y imágenes ricas y expresivas, por su buena fotografía y delimitación de espacios exteriores muy bien escogidos. También la banda sonora es buena compañera.
Remarcable la interprétación de Rose Byrne, que nos brinda momentos junto con Rikiya Kurokawa que pasan de la ternura a la contradicción.