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9
16 de diciembre de 2023
16 de diciembre de 2023
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aclaro que esta historia me fascinó cuando de adolescente la descubrí en el cine, así que mi agradecimiento a la primera aproximación cinematográfica hace 30 años. Gracias a ella compré el libro y profundicé en todo lo que esta apasionante historia ofrece. Una historia que si no estuviera basada en hechos reales no te creerías por inverosímil en tantas cosas.
Total, que llega Bayona cuando los hechos tuvieron lugar 50 años antes y, qué tiene que ofrecer? Pues aquello de lo que adolecía la primera: ambición cinematográfica. No quedarte solo en la superficie: rascar hasta que duele. Tenerte tenso en cada minuto incluso aunque sepas la retahíla de sucesos. Atacar a los sentidos hasta que puedes sentir el frío y oler la podredumbre de ese fuselaje. Emocionar, al fin y al cabo. Lo que separa un buen guión de una buena película es lo que llamamos CINE y aquí lo tenemos a raudales, en cada uno de sus 140 minutos que no pesan más que en la resistencia emocional del espectador, porque Bayona agarra y apenas suelta. Tantas decisiones buenas, como ese narrador inesperado, como esa fotografía, como ese despliegue de drones que te acerca a los Andes hasta hacerlos infinitos.
Es una película que se siente y te acerca como nunca a la experiencia de Nando, Roberto y demás personas que lucharon por su vida como seguramente todos haríamos porque, como también te enseña la película, al final no hay apenas margen de maniobra: hay que seguir, hay que vivir.
Total, que llega Bayona cuando los hechos tuvieron lugar 50 años antes y, qué tiene que ofrecer? Pues aquello de lo que adolecía la primera: ambición cinematográfica. No quedarte solo en la superficie: rascar hasta que duele. Tenerte tenso en cada minuto incluso aunque sepas la retahíla de sucesos. Atacar a los sentidos hasta que puedes sentir el frío y oler la podredumbre de ese fuselaje. Emocionar, al fin y al cabo. Lo que separa un buen guión de una buena película es lo que llamamos CINE y aquí lo tenemos a raudales, en cada uno de sus 140 minutos que no pesan más que en la resistencia emocional del espectador, porque Bayona agarra y apenas suelta. Tantas decisiones buenas, como ese narrador inesperado, como esa fotografía, como ese despliegue de drones que te acerca a los Andes hasta hacerlos infinitos.
Es una película que se siente y te acerca como nunca a la experiencia de Nando, Roberto y demás personas que lucharon por su vida como seguramente todos haríamos porque, como también te enseña la película, al final no hay apenas margen de maniobra: hay que seguir, hay que vivir.

6,2
13.041
9
14 de septiembre de 2020
14 de septiembre de 2020
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película que va de dos niñas, pero seguramente no sean las que penséis antes de verla o incluso después de verla. Aunque la película inicia con un homenaje a los 90, tanto que creo que es la primera vez que veo una película época de MI época (qué viejo se siente uno), hacia la mitad todo se torna más intemporal. Aunque estoy de acuerdo en que hay puntos y detalles que ubican las dudas de Celia en un colegio de monjas de los 90, la grandeza de la película es trascender esta época y hacerse intemporal. Refleja extraordinariamente esa transición entre la niñez y la adolescencia, con el obstáculo en este caso de la madre. Podría haber sido una pareja "normal", que conste, el único ingrediente fundamental es que los adultos, en cierto modo, te fallen y no estén a la altura. Es esa etapa de tantas dudas y miedos, cuando coges la caja de juguetes y no te sientes bien, pero tampoco tienes herramientas para afrontar los nuevos retos sociales, cuando necesitas respuestas y no las encuentras. Esa es la clave de la película, que, volviendo al título, las niñas sean no sólo las de tu clase o las del coro, sino que tu madre también sea una niña. Detallo en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En psicología se suele denominar a este proceso parentización y creo que la directora lo muestra con maestría en las últimas escenas. Cuando la madre se dispone a contarle a Celia la verdad y es incapaz y acto seguido vemos que es Celia la que va a la habitación de su madre a ofrecer consuelo. Es la inversión total de papeles. La madre fue madre siendo niña y se detuvo ahí, se quedó enganchada y solo sabe trabajar y trabajar para sacar adelante a Celia. No ha procesado nada, no ha superado lo que pasó y así es imposible gestionar la relación con la siguiente generación. La madre no es una culpable, a ella seguramente la dejaron en la estacada sus padres cuando se quedó embarazada (lo intuimos), pero la que "paga los platos rotos" es Celia. La película tiene un final muy muy amargo. Yo solo puedo ver el primer día de una larga lista de días en que Celia asumió el papel de madre para consolar a la niña adulta.

7,3
15.035
6
31 de octubre de 2023
31 de octubre de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empiezo diciendo que valoro positivamente muchos aspectos que ya se han comentado en otras críticas de usuarios y profesionales, especialmente la fotografía y la actuación de Idris Elba. La duración es algo larga, también concuerdo con varios, pero es una película que en muchos sentidos es correcta y funciona.
Pero según iban pasando los minutos iba creciendo en mí un pensamiento en torno a la apuesta del guion de no dar nombre al país o al conflicto. Me preguntaba: alguien se imagina una película sobre un conflicto occidental en un país anónimo sin que sepamos qué conflicto es? Sin saber si es la Guerra Civil española o la Guerra de los Balcanes, por ejemplo. Y por qué entonces lo vemos asumible para relatar un conflicto africano? Acaso porque no nos importa que sea Gabón, Camerún o Togo? Porque en el fondo de nuestro pensamiento occidental consideramos que todos estos países son la misma m**** y que los podemos tratar como un todo? Me parece muy loable acercarse a las guerras civiles subsaharianas, pero me parece una falta de respeto hacerlo desde la superficialidad de no ponerle nombre.
No, aunque tengan puntos en común, no es lo mismo un país que otro y apostar por lo contrario es una forma de orientalismo aplicado a África subsahariana (orientalismo entendido como "sutil y persistente prejuicio eurocéntrico contra los pueblos árabe-islámicos y su cultura"). Te coges un conflicto determinado, te lo estudias y lo trasladas a un guion con las licencias que quieras, como se hace con cualquier conflicto. Aunque luego quieras mostrar algo psicológico e interior, como en La delgada línea roja, le das un contexto.
De hecho, creo que esta simplificación (totalmente pretendida, lo sé, de hecho va en el título) me fue distanciando emocionalmente de la película. Todo demasiado ambiguo, etéreo y también inevitablemente previsible y tópico. Porque si no te atreves a trabajar el matiz, el tópico se pone al mando.
Pero según iban pasando los minutos iba creciendo en mí un pensamiento en torno a la apuesta del guion de no dar nombre al país o al conflicto. Me preguntaba: alguien se imagina una película sobre un conflicto occidental en un país anónimo sin que sepamos qué conflicto es? Sin saber si es la Guerra Civil española o la Guerra de los Balcanes, por ejemplo. Y por qué entonces lo vemos asumible para relatar un conflicto africano? Acaso porque no nos importa que sea Gabón, Camerún o Togo? Porque en el fondo de nuestro pensamiento occidental consideramos que todos estos países son la misma m**** y que los podemos tratar como un todo? Me parece muy loable acercarse a las guerras civiles subsaharianas, pero me parece una falta de respeto hacerlo desde la superficialidad de no ponerle nombre.
No, aunque tengan puntos en común, no es lo mismo un país que otro y apostar por lo contrario es una forma de orientalismo aplicado a África subsahariana (orientalismo entendido como "sutil y persistente prejuicio eurocéntrico contra los pueblos árabe-islámicos y su cultura"). Te coges un conflicto determinado, te lo estudias y lo trasladas a un guion con las licencias que quieras, como se hace con cualquier conflicto. Aunque luego quieras mostrar algo psicológico e interior, como en La delgada línea roja, le das un contexto.
De hecho, creo que esta simplificación (totalmente pretendida, lo sé, de hecho va en el título) me fue distanciando emocionalmente de la película. Todo demasiado ambiguo, etéreo y también inevitablemente previsible y tópico. Porque si no te atreves a trabajar el matiz, el tópico se pone al mando.

7,1
12.271
9
28 de enero de 2025
28 de enero de 2025
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine tiene a veces momentos de trascendencia difíciles de abarcar e imaginar si consigues entrar en el juego que te propone y el director al mando tiene el talento suficiente. Mucho se va a hablar de esta "epopeya americana" de grandísima ambición tanto argumental como visual (y sonora, por cierto). Aunque estoy seguro de que no será plato de buen gusto para todo el mundo, aquí sigo yo dándole vueltas desde el sábado con una sensación de amargura. Me siento como Lazslo Toth pese a que no soy ni judío, ni húngaro, ni arquitecto, ni tan mayor como para haber vivido esa época. Pero soy europeo y esta película, encima en un momento histórico tan sensible como el actual, te habla clara y abiertamente de la relación entre Europa y EEUU. Qué acierto que no sea un biopic de nadie concreto que habría marcado una distancia con el espectador, porque al anonimizar al protagonista todos nos acercamos a su sufrimiento y sus miserias. Que The Brutalist va más allá y no es hasta el epílogo que se entiende todo el cuadro.
El contexto es la clave: una Europa malherida, dolida, descompuesta, medio en ruinas. Unos EEUU intactos que además se llevan buena parte del crédito moral de la victoria en la II Guerra Mundial. Un punto de inflexión histórico en el que el testigo de la influencia cultural, económica y científica cambia de manos, en el que el viejo continente realmente se vuelve viejo y esto es aprovechado por su aparente colega, mucho más joven y ambicioso.
Y entonces llega LA ESCENA.
El contexto es la clave: una Europa malherida, dolida, descompuesta, medio en ruinas. Unos EEUU intactos que además se llevan buena parte del crédito moral de la victoria en la II Guerra Mundial. Un punto de inflexión histórico en el que el testigo de la influencia cultural, económica y científica cambia de manos, en el que el viejo continente realmente se vuelve viejo y esto es aprovechado por su aparente colega, mucho más joven y ambicioso.
Y entonces llega LA ESCENA.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y en primer lugar te sorprende, te asquea, te confunde. No la entiendes, crees que ha ido más allá de lo planteado, que está desconectado, que no es realista. Que es verdad que Harrison tiene unos aires de superioridad frente a un Laszlo mucho más talentoso, pero machacado por la guerra, pero hombre esto es demasiado. Y sí, racionalmente es demasiado, una violación no era lo previsible. Pero cuando termina la película revisitas en tu cabeza esa escena y te sientes un poco violado. Sientes que tú eres Laszlo. Sientes que toda Europa es Laszlo y que EEUU es Harrison. Que nos salvaron y nos acogieron para violarnos, que nada es gratis en la vida, que desde luego tenemos que dar las gracias por habernos liberado de los campos de concentración, pero que a cambio hay que meter la pala en el carbón y la aguja en la vena, que aquí somos todos muy amigos, pero hay vencedores y vencidos y no tengo claro dónde estamos cada uno.

6,5
33.242
5
10 de febrero de 2025
10 de febrero de 2025
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay tantas críticas ya de una película tan controvertida que no ahondaré mucho y comentaré sus dos, para mí, principales problemas, en el aspecto visual y argumental:
En lo visual creo que hay unanimidad en que la imagen impacta y que las composiciones son ambiciosas visualmente. No obstante, en mi opinión hay más fuegos de artificio que algo consistente. Es decir, obviamente hay homenajes/copias a composiciones de planos típicas de Lynch o Kubrick, pero con una gran diferencia: la intencionalidad. Una película no es una sucesión de fotogramas atractivos, sino una narración que se apoya en la imagen y estos tipos de planos tan estridentes tienen, en los directores mencionados y no tanto en La sustancia, una intención narrativa. Te llevan a lugares de forma emocional a donde la sola historia escrita no puede. Aquí, más allá de bucear en lo grotesco, me falla.
Peor aun, con mucho, con muchísimo si tenemos en cuenta el inexplicable premio de Cannes, es el tema del guion. Coge una idea, preséntala en el minuto 10-15 y empieza a girar en una espiral mientras repites una y otra vez los mismos conceptos. No añades apenas elementos, simplemente como que subes un poquito el volumen, pero no descubres realmente nada nuevo y sustantivo para la historia, no la complicas o le añades capas de complejidad emocional, no hurgas en la psicología... no, simplemente das vueltas en la espiral y la haces más exagerada. Pues ya está, ya tienes el guion. Lo que te cuenta en el minuto 10 es lo mismo del minuto 135. Has hecho un largo camino para que la conclusión sea la misma que la de la presentación. Fin.
En lo visual creo que hay unanimidad en que la imagen impacta y que las composiciones son ambiciosas visualmente. No obstante, en mi opinión hay más fuegos de artificio que algo consistente. Es decir, obviamente hay homenajes/copias a composiciones de planos típicas de Lynch o Kubrick, pero con una gran diferencia: la intencionalidad. Una película no es una sucesión de fotogramas atractivos, sino una narración que se apoya en la imagen y estos tipos de planos tan estridentes tienen, en los directores mencionados y no tanto en La sustancia, una intención narrativa. Te llevan a lugares de forma emocional a donde la sola historia escrita no puede. Aquí, más allá de bucear en lo grotesco, me falla.
Peor aun, con mucho, con muchísimo si tenemos en cuenta el inexplicable premio de Cannes, es el tema del guion. Coge una idea, preséntala en el minuto 10-15 y empieza a girar en una espiral mientras repites una y otra vez los mismos conceptos. No añades apenas elementos, simplemente como que subes un poquito el volumen, pero no descubres realmente nada nuevo y sustantivo para la historia, no la complicas o le añades capas de complejidad emocional, no hurgas en la psicología... no, simplemente das vueltas en la espiral y la haces más exagerada. Pues ya está, ya tienes el guion. Lo que te cuenta en el minuto 10 es lo mismo del minuto 135. Has hecho un largo camino para que la conclusión sea la misma que la de la presentación. Fin.
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