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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
26 de enero de 2010
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera incursión de Visconti en el cine de alta cultura tras tres películas próximas al neorrealismo. Pasarían varios años más hasta la siguiente de tono similar, " El Gatopardo", y terminaría su carrera forjando ese estilo por el que hoy es más recordado gracias a obras como " Muerte en Venecia", " La caída de los dioses", o " El Inocente".
Lo que sucede es que a mí me gustan más sus películas modestas, a pesar de no ser tan propias del autor. Si hasta " El Extranjero" , rodada en 1.967, disfruté con todas ellas a excepción de " Senso", a partir de ese año tan solo lo hice con " El Gatopardo " y " Confidencias".
Esto se debe fundamentalmente a las mismas razones por las que no me entusiasma " Senso", a pesar de su prestigio. Trata sobre el exaltado amor que una aristócrata italiana casada y partidaria de la unificación siente por un teniente austriaco vividor, y todas las calamidades que ha de sufrir la dama por ello.
El argumento puede ser melodramático, pero el tratamiento de Visconti es totalmente operístico. Cierto es que el despliegue escenográfico es espectacular, riquísimo. No es simplemente un decorado, sino la recreación de un paisaje por alguien muy familiarizado con él. Tan solo Visconti, y si acaso Ophuls, hubieran podido ser capaces de plasmarlo con tanta brillantez.
Pero el resto es absolutamente excesivo. Y es que parece seguir más las leyes operísticas que las cinematográficas; probablemente esto se busque deliberadamente, pero a mi juicio no se obtienen buenos resultados.
Las cosas suceden porque así lo manda el narrador, no porque éste se preocupe de llevarnos hacia ellas. No hay ritmo como tal, sino un montón de clímax apenas seguidos de breves momentos que hacen las veces de recitativos en el género lírico. Y la interpretación de Alida Valli, desatada y efusiva, es más propia del teatro o del cine mudo que de 1.954. En cuanto a Farley Granger, casi se agradece que no tenga capacidad de expresión, pero no tiene la presencia seductora que requiere su personaje. La música de Bruckner tiene una gran fuerza romántica, pero más que ayudar al desarrollo de la película contribuye a ahogarla.
En definitiva, espectáculo grandilocuente, casi de guiñol, de colosales sentimientos en apariencia, pero que examinados en profundidad están construidos con una gran simpleza.
De no ser por su puesta en escena, no sería superior a los melodramas de época que solía interpretar Martine Carol en Francia y que tan criticados fueron por los autores de la " Nouvelle Vague".
Muy distinta de " Rocco y sus hermanos", muy inferior a " El Gatopardo".
29 de mayo de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso caso el de Bardem. Conocido por su ideología comunista, sus mejores películas las realizó cuando la dictadura era más feroz. A medida que esta se fue desinflando hasta llegar a desaparecer, su cine iba al unísono. Resulta casi increíble que sus últimas obras vayan firmadas por la misma mano que la de esta película, o de otras como " Muerte de un cilista", " Sonatas",o " Cómicos".
Durante el rodaje de " Calle Mayor" incluso llegó a estar detenido. Todo ello no impidió que se trate de una extraordinaria película, uno de los mejores dramas de la historia del cine español. Quizás se deba que su crítica deambula ahora de un forma mucho más sutil que en otras ocasiones, atacando no tanto la opresión política como la dictadura de las buenas costumbres, la imposición del estado de opinión, algo mucho más despiadado por afectar frontalmente la mera vida cotidiana de la persona.
La trama es conocida. En una ciudad de provincias ( Logroño a ratos con su calle Mayor, Cuenca a otros) sin posibilidad de entrentenimiento, 5 amigos embroman a una fea solterona haciéndoles creer que uno de ellos está enamorado de la misma y tiene la intención de casarse con ella.
Esto es el grandísismo acierto de la película. Lo que hoy sería una mera anécdota, en ese tiempo y en ese espacio alcanza proporciones trágicas, toda vez que esa burla puede bastar para apabullar a una mujer. Y el espectador así lo siente.
Pocas películas tan crueles y amargas como esta. El retrato de los amigos es desolador. Una caterva de zafios sin posibilidades recreativas y cuya pequeñez no los hace entender lo macabro de su juego. " Se divierten", dice de ellos el intelectual de la pequeña ciudad, achacando su grosería a su falta de inquietudes y ambiciones. La solterona, monumental retrato de una mujer de la época, mártir y confiada, a la que la perspectiva de un matrimonio le brinda tantísima felicidad que incluso se cree sin derecho a ella. Y el gran protagonista, la pequeña ciudad, preciosa cárcel donde todos se conocen, todos tienen sus horarios y sus vidas ya trazadas, se vigilan y despedazan galantemente, y en último término, forman un rebaño que se ufana de ser dirigido.
Excelente también el retrato del ocio de esa banda: Bien en el billar, con carcajadas soeces, bien por la noche , borrachos en el único tugurio abierto, o bien ya de madrugada vociferando en las calles vacías. Se nota aquí la influencia de " Los Inútiles" de Fellini, unos años anterior y que también se prodiga en plasmar las caminatas nocturnas de estos jóvenes sin esperanza.
Sin desvelar más, una última referencia al desenlace de la película, también magistral y plenamente coherente con toda la película. Se consigue un golpe mucho más compacto.
Sensacional. Por afectar al alma humana y no a idearios políticos, alcanza una absoluta trascendencia. La dictadura podría haber sido la contraria. El resultado hubiera sido el mismo.
7 de enero de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película del experto en comedias Dino Risi, autor célebre en italia y que fuera de su país no ha alcanzado el renombre que merece, quizás por coincidir con los maestros del cine italiano y ser eclipsado por ellos, quizás por no poseer ese estilo vanguardista y tan " de autor" que parecía ser obligatorio en los 60 para toda película europea que quisiera aspirar a algo. Tanto si es por topar con los maestros como si es por por no ser moderna, personalmente la prefiero a los innovadores productos que hicieron los reyes del cine italiano tales como " Blow Up", "8 y medio", " La caída de los dioses", o cualquier obra Passolini a excepción de sus primeras.
Esta en concreto es unos años anteriores a esas otras que he citado, y sin ser la de mayor mérito del director, se ve con agrado, a momentos francamente divertidos, en otros quizá no tanto, insertando perfectamente todos los episodios cómicos y logrando como resultado una compacta comedia.
La trama no es más que la vida del estafador y sus timos, un simpático pícaro Vittorio Gassman, que es observado con la simpatía que emana el pobre criminal que no hace daño a nadie y sólo idea ingeniosas tretas para sobrevivir, o si la ocasión lo permite, para incluso derrochar y vivir a lo grande.
La vida del pícaro gusta y entretiene. Además, está esa naturalidad propia del cine italiano en ambientes y tipos, ese griterío desparramado en diálogos y simples apuntes de personajes que aparecen y desaparecen y que uno verdaderamente valora cuando se topa con películas que pretenden imitarlo y no lo consiguen( léase "ex" o "manuale de amore", que bebiendo de sus mismas fuentes se quedan muy atrás). Esa perfecta encarnación de tipos perfectamente reconocibles, que son arquetípicos por dotarlos siempre de alguna peculiaridad y no quedarse en una mera copia del natural. Y esa leve acidez, centrada especialmente en las costumbres y el modo de ser del país, sin pretensiones revolucionarias pero en ocasiones bastante más hiriente que otras que pasan por transgresoras.
El resultado es una obra más que agradable y muy recomendable para todos los conocedores de Dino Risi, Vittorio Gassman o la comedia italiana. Y aún más recomendable para aquellos que no todavía no la conozcan
20 de septiembre de 2010
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última película americana de Fritz Lang y una de las más controvertidas de esa larga etapa: para unos, una de sus obras cumbre; para otros, un título muy lejano a sus otras películas negras.
Un escritor trata de demostrar la falibilidad de los tribunales de justicia y la crueldad de la pena de muerte simulando ser culpable de un asesinato que no ha cometido; tras su condena, se encargará de demostrar su inocencia. Con esta interesante trama de Douglas Morrow puede Lang integrar en la misma sus temas recurrentes: la pena de muerte, la posibilidad de arrogarse el ajusticiamiento del prójimo, el peligro de la demagogia, la conciencia del criminal.
Y lo hace a su manera, siendo una película en la que su dirección es perfectamente reconocible: Con una puesta en escena desnuda falsamente funcional y que le procura una mayor abstracción, la narración camina implacablemente hacia su desenlace sin mirar hacia los lados. Todo al servicio del guión y nada más en el plano que lo mínimo indispensable. Esa frialdad se acentúa con la elección de un actor tan hermético como Dana Andrews, (con el que repetiría ese mismo año en “ Mientras Nueva York duerme”).
¿Qué es lo que la hace tan discutible? Que – sin desvelar nada de la misma- toda la intriga se va destapando a base de sorpresas, alguna previsible, otra simplemente un vuelco de guión inesperado ante el que el espectador se encuentra desarmado. Esto es, si Hitchcock pone a nuestra disposición todos los secretos de la historia para que acompañemos a la misma, aquí se nos sustraen deliberadamente algunos de ellos para conseguir el sobresalto del espectador.
Queda reducida a una simple película de suspense. Entretenida, elegante, pero no va mucho más allá.
Por otra parte, la presunta frialdad de Lang se demostró conciliable con una violencia emocional en sus mejores obras (“Furia”, “Perversidad”, “Los sobornados”, “La mujer del cuadro”). Con el vacío y el silencio de su imagen que buscaba con afán paradójicamente conseguía una resonancia mucho mayor que dolía profundamente al espectador, como lo demuestra el que algunos pasajes de ellas queden fácilmente recogidas por la memoria.
En “Más allá de la duda” esa sequedad afecta también a la historia, no logrando conmovernos
en ningun momento; de hecho el personaje protagonista apenas nos deja una sugerencia, sino tan solo las de la aventura en que se envuelto. Lo dicho, una película que logra ser intrigante, pero no alcanza la grandeza de otras como las citadas.
18 de septiembre de 2011
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una olvidada incursión de Fritz Lang en el cine de serie B de la que siempre guardó un infausto recuerdo. Producida por la Republic, el hecho de que fuese un estudio pequeño no le permitió trabajar con mayor libertad, sino que tuvo que soportar injerencias ajenas en su trabajo ( pretendía que la víctima fuese negra y tuvo que matar a una blanca) . A priori era un simple producto de intriga, sin más. No tenía pretensiones sociales ni políticas, no se apoyaba en ninguna estrella y menos aún en un guionista de renombre. Costó poco y recaudó poco, resultando un fiasco comercial en Estados Unidos y frenándose entonces su distribución en otros países europeos. Fracasada en los mercados y sin prestigio, Lang la consideró uno de los peldaños más endebles de su carrera y esto contribuyó a enterrarla todavía más.
Por eso resulta curiosa. A pesar de su escasa repercusión, puede considerarse una obra característica de su autor. Un escritor fracasado y sinvergüenza aprovecha la ausencia de su mujer para intentar seducir a su criada; ella le rechaza, y en medio del forcejeo posterior le da muerte. De repente pasa de ser un simple bribón más a un asesino al que el revuelo le otorga éxito profesional, e involucra a su hermano en su crimen rogándole que le ayude a desembarazarse del cadáver. Otra maldad más, puesto que muchas de las sospechas parecen desviarse hacia el hermano. Con este planteamiento se abre la película, y el desarrollo de la misma incide en cada uno de los caracteres. Brillante y divertido el estudio del asesino, no un Mabuse ni un M, pero sí plenamente perverso como algunos de los malos de las películas de Lang ( recuerda a Dan Duryea en Perversidad o La Mujer del cuadro). No obstante, este hombre no tiene moral pero sí recuerdos; sin afecto para brindárselo a nadie, su crimen tampoco le preocupa, pero el recuerdo del mismo se le presenta y atenaza hasta el final. Este personaje es casi un prototipo en la obra de Lang y quizás el único verdaderamente trabajado. De menor enjundia son la pareja que completa la terna protagonista, su mujer y su hermano, que se limitan a cumplir dramáticamente el papel que les asigna la historia.
No se presta esta película a esa desnudez formal tan típica de alguna de sus películas("Más allá de la duda" o "Mientras Nueva York duerme"), sino a otra de una exuberancia escenográfica mayor, la propia de un caserón siniestro al borde de un río eterno y maléfico. Con esto y ayudándose de una expresionista iluminación va desarrollando una película lúgubre, a la que el hecho de estar un pequeño estudio detrás parece ennegrecerla aún más. Igualmente el ritmo es de pura serie B, apresurándose al desenlace sin tiempo para detenerse en nada que no sea esencial.
Los críticos recalcitrantes quizás echen de menos mayores transgresiones aprovechando las ventajas de la pequeña producción; la prueba de que el cine de estudios no era tan malo, sino todo lo contrario.
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