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5,8
1.693
6
30 de marzo de 2020
30 de marzo de 2020
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Desde los años 90 a la actualidad cineastas como Martín Rejtam, (Silvia Prieto, 1999; Los guantes mágicos, 2004) Daniel Burman (Todas las azafatas van al cielo, 2002; Derecho de familia, 2006) o Fabián Bielinsky (Nueve reinas, 2000; El aura, 2005) han sido algunos de los directores más influyentes en el cine argentino donde la comedia es uno de los pilares fundamentales, aunque ha ido perdiendo terreno favor del drama.
Pero Dos más dos no es un drama, aunque el cierre de Alta Films sí lo es. La última cinta que nos trajo la mítica distribuidora española de cine de autor tanto nacional como extranjero, obtuvo el Premio del Público dentro del pasado festival de Málaga y fue la película más vista en Argentina en 2012, colocándose en octavo lugar con casi 1 millón de espectadores.
Diego Kaplan pone el sello a una historia sobre dos parejas amigas de toda la vida, Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz) por un lado y Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson) por otro. Ellos dos son exitosos cardiólogos mientras que Emilia es la mujer del tiempo en una cadena local y Betina se dedica a la moda.
Diego y Emilia tienen un hijo de 14 años y son un matrimonio tradicional, sumido en una rutina aburrida que los liberales Betina y Richard vuelan por los aires al confesarles una noche que son swingers, -que realizan intercambios de parejas- y que les encantaría hacerlo con ellos. Emilia está más que dispuesta, pero Diego todo lo contrario, por lo que entre los tres intentarán convencerle por todos los medios y lo acabarán consiguiendo.
Este es el gran problema de Dos más dos: tiene un gran arranque, es muy graciosa y cuenta con diálogos y actuaciones muy creíbles (como el director, los cuatro protagonistas han hecho sobre todo televisión), pero buena parte del peso de la narración recae sobre Diego y esto es un arma de doble filo que el director no ha sabido
manejar.
Adrián Suar consigue armar un personaje muy cómico que con su reticencia a practicar el intercambio de parejas crea situaciones realmente hilarantes, pero desde el momento que finalmente le convencen la historia pierde interés y el buen ritmo inicial se va desinflando hasta que la trama se va quedando en tierra de nadie y acaba totalmente descompensada en la parte final.
Una buena comedia mal aprovechada que se pierde en el momento de ir más allá de lo que es y termina aburriendo, y aunque intenta captar tu interés de nuevo con un broche final semidramático ya es tarde y sales del cine con un agridulce sabor de boca, preguntándote porque la película no ha terminado media hora antes.
Pero Dos más dos no es un drama, aunque el cierre de Alta Films sí lo es. La última cinta que nos trajo la mítica distribuidora española de cine de autor tanto nacional como extranjero, obtuvo el Premio del Público dentro del pasado festival de Málaga y fue la película más vista en Argentina en 2012, colocándose en octavo lugar con casi 1 millón de espectadores.
Diego Kaplan pone el sello a una historia sobre dos parejas amigas de toda la vida, Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz) por un lado y Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson) por otro. Ellos dos son exitosos cardiólogos mientras que Emilia es la mujer del tiempo en una cadena local y Betina se dedica a la moda.
Diego y Emilia tienen un hijo de 14 años y son un matrimonio tradicional, sumido en una rutina aburrida que los liberales Betina y Richard vuelan por los aires al confesarles una noche que son swingers, -que realizan intercambios de parejas- y que les encantaría hacerlo con ellos. Emilia está más que dispuesta, pero Diego todo lo contrario, por lo que entre los tres intentarán convencerle por todos los medios y lo acabarán consiguiendo.
Este es el gran problema de Dos más dos: tiene un gran arranque, es muy graciosa y cuenta con diálogos y actuaciones muy creíbles (como el director, los cuatro protagonistas han hecho sobre todo televisión), pero buena parte del peso de la narración recae sobre Diego y esto es un arma de doble filo que el director no ha sabido
manejar.
Adrián Suar consigue armar un personaje muy cómico que con su reticencia a practicar el intercambio de parejas crea situaciones realmente hilarantes, pero desde el momento que finalmente le convencen la historia pierde interés y el buen ritmo inicial se va desinflando hasta que la trama se va quedando en tierra de nadie y acaba totalmente descompensada en la parte final.
Una buena comedia mal aprovechada que se pierde en el momento de ir más allá de lo que es y termina aburriendo, y aunque intenta captar tu interés de nuevo con un broche final semidramático ya es tarde y sales del cine con un agridulce sabor de boca, preguntándote porque la película no ha terminado media hora antes.

6,6
1.549
7
30 de marzo de 2020
30 de marzo de 2020
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Por suerte, siguen llegando a nuestras carteleras cintas premiadas en festivales de cine europeos y presentes en la pasada edición de los Óscar. Esta vez es el turno de Kauwboy, primera película del holandés Boudewijn Koole –tras dirigir numerosos cortos y documentales en su país; también ha escrito el guión junto a Jolein Laarman– que ha sido galardonada con el premio de la Juventud y Mejor Ópera Prima en la 62º edición de la Berlinale y con el Premio Discovery dentro de los premios del Cine Europeo 2012, además de ser elegida para representar a Los Países Bajos como mejor película de habla no inglesa en los Óscars 2013.
El protagonista de esta historia de cine independiente es Jojo, un niño alegre e imaginativo de 10 años (interpretado por un gran Rick Lens) que visto el triste ambiente en su casa, con una madre cantante de country, ausente de gira, y con un padre (Loek Peters) deprimido e inestable, solo encuentra una vía de escape en su nuevo y único amigo Jack, una cría de grajo a la que adopta al caerse del nido y que acogerá en su casa, con el desconocimiento de su padre que opina que plantas y animales deberían vivir en libertad.
Aún así Jojo se convierte poco a poco en una madre improvisada del grajo mientras los problemas en el colegio y la curiosidad por las chicas empiezan a aparecer sin que su melancólico padre parezca darse cuenta y su hijo se le va escapando de las manos hasta que la situación llegará a tal punto que se hará insostenible.
Una trama sencilla en apariencia pero también muy compleja. La ópera prima de Boudewijn Koole es un drama contado desde la perspectiva de un chaval de 10 años, una visión simpática sobre la niñez que te arranca tanto sonrisas como carcajadas pero que en ocasiones te conmueve enormemente por su gran intensidad, sobre todo gracias a la gran química de los dos personajes protagonistas (destaca la escena del cumpleaños) pero también gracias a una buena fotografía y a una mejor banda sonora que se amolda perfectamente a todo tipo de emociones y situaciones.
Porque eso es lo más destacable de Kauwboy, pasa de la sonrisa al drama y viceversa sin despeinarse, de manera natural y dejándonos varias reflexiones muy serias sobre la vida por el camino, una historia en la que no importa tanto el qué sino el cómo y que como al grajo de Jojo, no te arrepentirás si les das una oportunidad.
El protagonista de esta historia de cine independiente es Jojo, un niño alegre e imaginativo de 10 años (interpretado por un gran Rick Lens) que visto el triste ambiente en su casa, con una madre cantante de country, ausente de gira, y con un padre (Loek Peters) deprimido e inestable, solo encuentra una vía de escape en su nuevo y único amigo Jack, una cría de grajo a la que adopta al caerse del nido y que acogerá en su casa, con el desconocimiento de su padre que opina que plantas y animales deberían vivir en libertad.
Aún así Jojo se convierte poco a poco en una madre improvisada del grajo mientras los problemas en el colegio y la curiosidad por las chicas empiezan a aparecer sin que su melancólico padre parezca darse cuenta y su hijo se le va escapando de las manos hasta que la situación llegará a tal punto que se hará insostenible.
Una trama sencilla en apariencia pero también muy compleja. La ópera prima de Boudewijn Koole es un drama contado desde la perspectiva de un chaval de 10 años, una visión simpática sobre la niñez que te arranca tanto sonrisas como carcajadas pero que en ocasiones te conmueve enormemente por su gran intensidad, sobre todo gracias a la gran química de los dos personajes protagonistas (destaca la escena del cumpleaños) pero también gracias a una buena fotografía y a una mejor banda sonora que se amolda perfectamente a todo tipo de emociones y situaciones.
Porque eso es lo más destacable de Kauwboy, pasa de la sonrisa al drama y viceversa sin despeinarse, de manera natural y dejándonos varias reflexiones muy serias sobre la vida por el camino, una historia en la que no importa tanto el qué sino el cómo y que como al grajo de Jojo, no te arrepentirás si les das una oportunidad.

6,4
15.462
5
30 de marzo de 2020
30 de marzo de 2020
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Basada en el libro 'The Long walk: The True Story of a Trek to Freedom' de Slavomir Rawicz, el director Peter Weir ha llevado a la gran pantalla una película que cuenta las peripecias de varios presos fugados de un gulag en Siberia en 1940, los cuales deberán afrontar un largo camino para regresar a casa.
El protagonista, Janusz, (Jim Sturgess) joven oficial de la caballería polaca capturado por los soviéticos, se convierte en el líder de los fugados, -entre los que se encuentran el el ruso Valka (Colin Farrel) y el estadounidense Mr. Smith (Ed Harris)- a los cuales tendrá que guiar a través de 10.000 kilómetros por todo tipo de climas y situaciones adversas, como atravesar la cordillera del Himalaya o el Desierto del Gobi hasta alcanzar el destino final, la India.
Camino a la libertad es una buena historia de supervivencia, de cómo el deseo de vivir del ser humano puede superar las adversidades que se le presenten, el único defecto es que el director parece centrar su atención más en los paisajes que en las propias emociones que los personajes atraviesan; demasiados planos de lugares pero pocos diálogos que acerquen al espectador a los actores o a sus emociones.
El mejor punto: Las localizaciones y los planos. El director ha conseguido un gran trabajo de fotografía, con planos realmente bellos y diversos, desde montañas y bosques hasta ríos y desiertos.
El peor punto: Pocos diálogos y poca profundidad en los personajes. Predominan más sus acciones que sus emociones.
El protagonista, Janusz, (Jim Sturgess) joven oficial de la caballería polaca capturado por los soviéticos, se convierte en el líder de los fugados, -entre los que se encuentran el el ruso Valka (Colin Farrel) y el estadounidense Mr. Smith (Ed Harris)- a los cuales tendrá que guiar a través de 10.000 kilómetros por todo tipo de climas y situaciones adversas, como atravesar la cordillera del Himalaya o el Desierto del Gobi hasta alcanzar el destino final, la India.
Camino a la libertad es una buena historia de supervivencia, de cómo el deseo de vivir del ser humano puede superar las adversidades que se le presenten, el único defecto es que el director parece centrar su atención más en los paisajes que en las propias emociones que los personajes atraviesan; demasiados planos de lugares pero pocos diálogos que acerquen al espectador a los actores o a sus emociones.
El mejor punto: Las localizaciones y los planos. El director ha conseguido un gran trabajo de fotografía, con planos realmente bellos y diversos, desde montañas y bosques hasta ríos y desiertos.
El peor punto: Pocos diálogos y poca profundidad en los personajes. Predominan más sus acciones que sus emociones.

6,5
20.794
6
30 de marzo de 2020
30 de marzo de 2020
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Paul Haggis le pone el sello a un thriller que nos muestra cómo la feliz vida de los Brennan se ve truncada cuando la madre, Lara, (Elizabeth Banks) es acusada del asesinato de su jefa y es condenada a 20 años de prisión. Al ver que está solo con su hijo Luke (Ty Simpkins) y que por la vía legal no liberará a su esposa, John Brennan (Russel Crowe) comienza a idear un plan para sacar de la cárcel a su mujer y fugarse del país, un plan que le llevará a cruzarse con gente y hacer cosas que jamás habría deseado.
El director consigue en este remake de la película "Pour elle", (Fred Cavayé; 2008) un buen retrato de la ciudad metropolitana (sobre todo de sus suburbios) y de sus habitantes, pero quizá en ocasiones es lenta en los diálogos y en las acciones, pero nadie puede negar que es intrigante y que el suspense se mantiene hasta los últimos instantes.
El mejor punto: La convincente actuación de Rossel Crowe, marido y padre atormentado que duda hasta del aire que respira y que llega al espectador.
El peor punto: Se centra demasiado en las pequeñas acciones, le falta algo más de rapidez.
El director consigue en este remake de la película "Pour elle", (Fred Cavayé; 2008) un buen retrato de la ciudad metropolitana (sobre todo de sus suburbios) y de sus habitantes, pero quizá en ocasiones es lenta en los diálogos y en las acciones, pero nadie puede negar que es intrigante y que el suspense se mantiene hasta los últimos instantes.
El mejor punto: La convincente actuación de Rossel Crowe, marido y padre atormentado que duda hasta del aire que respira y que llega al espectador.
El peor punto: Se centra demasiado en las pequeñas acciones, le falta algo más de rapidez.

5,1
10.440
6
30 de marzo de 2020
30 de marzo de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
Vampiros y hombres-lobo han sido siempre una fuente inagotable para la literatura y el cine, pero estos últimos años este género ha ido subiendo como la espuma, y la cuarta entrega de la saga Underworld es un nuevo ejemplo de ello; pero esta no es una de esas películas en las que los personajes se matan por amor y se disparan besos, aquí lo que se respira es odio y las balas son de plata.
Underworld: Awakening como son las tres anteriores partes, es una película de acción. Aquí no importan los diálogos o que la historia sea muy enrevesada, hay que matar, y cuanto más espectacular sea, mejor.
Para ello ayuda y mucho la técnica del 3D. Desde el minuto 1 quedas totalmente embelesado con la realidad del oscuro mundo que nos muestran los directores Bjorn Stein y Mans Marlind y acción, violencia y sangre se funden en una realidad llena de sombras que te hace olvidar cualquier aspecto aparte y te hace disfrutar.
Se le puede acusar de tener un pobre argumento o de ser repetitiva, pero el film no busca hacerte pensar o hacerte mejor persona sino entretener, y lo consigue.
El mejor punto: El 3D. Muy conseguido y con muy buen resultado.
El peor punto: Argumento muy poco elaborado.
Underworld: Awakening como son las tres anteriores partes, es una película de acción. Aquí no importan los diálogos o que la historia sea muy enrevesada, hay que matar, y cuanto más espectacular sea, mejor.
Para ello ayuda y mucho la técnica del 3D. Desde el minuto 1 quedas totalmente embelesado con la realidad del oscuro mundo que nos muestran los directores Bjorn Stein y Mans Marlind y acción, violencia y sangre se funden en una realidad llena de sombras que te hace olvidar cualquier aspecto aparte y te hace disfrutar.
Se le puede acusar de tener un pobre argumento o de ser repetitiva, pero el film no busca hacerte pensar o hacerte mejor persona sino entretener, y lo consigue.
El mejor punto: El 3D. Muy conseguido y con muy buen resultado.
El peor punto: Argumento muy poco elaborado.
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