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Críticas ordenadas por utilidad
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6,6
52
9
24 de enero de 2013
24 de enero de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llueve en una calle cualquiera, de cualquier ciudad, conocemos a nuestra protagonista a través del espejo retrovisor del coche, limpiándose las lágrimas mientras “Sinnerman” suena en la radio. Cada vez que el coche arranca, la voz desesperada de Nina Simone nos golpea mientras nos cuenta la historia de un pecador que no sabe hacia dónde huir, que busca refugio en rocas, mares y ríos, hasta que al final el Señor le da una respuesta: El diablo le está esperando.
El uso de esta canción no es casual. Al igual que en Sinnerman, desconocemos cual fue el pecado, desconocemos como Louise, una mujer divorciada cerca de la cincuentena duerme en un coche, se ducha en estaciones de servicios, mantiene una relación distante con su hija y tiene que hacer horas extras fuera del hotel donde trabaja para pagar sus deudas. Y sí, Louise ve el diablo algunas noches, y le da por llorar o por beber, aunque siempre que puede, prefiere bailar. Personalmente para mí, ahí reside su grandeza, tocar la miseria, la soledad, el olvido con las manos, estar cerca del diablo y aun así, busca la fuerza para seguir adelante. Louise Wimmer es una heroína, una heroína cualquiera, de esas que pueblan el mundo, sin ocupar portadas. Estas batallas, al parecer, carecen de valía.
La actriz que la encarna, Corinne Masiero, una actriz de teatro, telefilms y dueña de una veintena de roles casi invisibles, se ha convertido a sus 47 años en actriz revelación, tanto que su siguiente papel ha sido a las órdenes de Audiard en De óxido y hueso. Decir que es una de las mejores actuaciones del año, es lo mínimo, ya que Corinne construye un personaje rico en matices, capaz de resultar fea y atractiva, débil y fuerte, de una aspereza insólita que imposibilita la empatización con ella. La película se centra en ella, en ningún momento, se detiene en los personajes satélites que la rodean, al igual que anteriormente hicieron Bresson en PickPocket o Scorsese en Taxi Driver, la única realidad que conocemos es la suya. El director y guionista, Cyril Mennegun nos presenta así su opera prima. La experiencia previa de este director, es un mediometraje documental de bajo presupuesto llamado Tahar l’etudiant (2005) donde sigue la vida de un joven por un futuro más próspero (Si os interesa saber que fue de este joven, decir que se llama Tahar Rahim y que en 2009 impresiono al mundo con su actuación en Un Profeta)
Durante los 80 minutos del metraje, seguimos a Louise Wimmer en un presente triste y vacío ocupado entre un trabajo mísero como limpiadora; la venta de objetos personales para poder pagar deudas; momentos de felicidad fugaz entre hombres y copas, pero sobretodo gestos cotidianos (Ducharse, maquillarse, peinarse, cambiarse de ropa, comer) gestos que para nosotros no representan nada más que rutina diaria, pero para ella, es una batalla, una batalla que dejo de ser vergonzosa hace tiempo. Pero Louise no mira al diablo a los ojos, se amarra a la única opción que tiene: Que le concedan la ayuda para un apartamento. Un lugar donde poder empezar de 0. La única puerta abierta a la esperanza.
A pesar de esta dura realidad Louise Wimmer no es una película derrotista, cuando acabas de verla, por tu cabeza no pasa la idea de: «La vida es una puta mierda», sino que piensas: «La vida vendrá como venga, pero yo le voy a plantar cara».
Entrada escrita para http://www.cinemaldito.com
El uso de esta canción no es casual. Al igual que en Sinnerman, desconocemos cual fue el pecado, desconocemos como Louise, una mujer divorciada cerca de la cincuentena duerme en un coche, se ducha en estaciones de servicios, mantiene una relación distante con su hija y tiene que hacer horas extras fuera del hotel donde trabaja para pagar sus deudas. Y sí, Louise ve el diablo algunas noches, y le da por llorar o por beber, aunque siempre que puede, prefiere bailar. Personalmente para mí, ahí reside su grandeza, tocar la miseria, la soledad, el olvido con las manos, estar cerca del diablo y aun así, busca la fuerza para seguir adelante. Louise Wimmer es una heroína, una heroína cualquiera, de esas que pueblan el mundo, sin ocupar portadas. Estas batallas, al parecer, carecen de valía.
La actriz que la encarna, Corinne Masiero, una actriz de teatro, telefilms y dueña de una veintena de roles casi invisibles, se ha convertido a sus 47 años en actriz revelación, tanto que su siguiente papel ha sido a las órdenes de Audiard en De óxido y hueso. Decir que es una de las mejores actuaciones del año, es lo mínimo, ya que Corinne construye un personaje rico en matices, capaz de resultar fea y atractiva, débil y fuerte, de una aspereza insólita que imposibilita la empatización con ella. La película se centra en ella, en ningún momento, se detiene en los personajes satélites que la rodean, al igual que anteriormente hicieron Bresson en PickPocket o Scorsese en Taxi Driver, la única realidad que conocemos es la suya. El director y guionista, Cyril Mennegun nos presenta así su opera prima. La experiencia previa de este director, es un mediometraje documental de bajo presupuesto llamado Tahar l’etudiant (2005) donde sigue la vida de un joven por un futuro más próspero (Si os interesa saber que fue de este joven, decir que se llama Tahar Rahim y que en 2009 impresiono al mundo con su actuación en Un Profeta)
Durante los 80 minutos del metraje, seguimos a Louise Wimmer en un presente triste y vacío ocupado entre un trabajo mísero como limpiadora; la venta de objetos personales para poder pagar deudas; momentos de felicidad fugaz entre hombres y copas, pero sobretodo gestos cotidianos (Ducharse, maquillarse, peinarse, cambiarse de ropa, comer) gestos que para nosotros no representan nada más que rutina diaria, pero para ella, es una batalla, una batalla que dejo de ser vergonzosa hace tiempo. Pero Louise no mira al diablo a los ojos, se amarra a la única opción que tiene: Que le concedan la ayuda para un apartamento. Un lugar donde poder empezar de 0. La única puerta abierta a la esperanza.
A pesar de esta dura realidad Louise Wimmer no es una película derrotista, cuando acabas de verla, por tu cabeza no pasa la idea de: «La vida es una puta mierda», sino que piensas: «La vida vendrá como venga, pero yo le voy a plantar cara».
Entrada escrita para http://www.cinemaldito.com

5,3
457
8
29 de septiembre de 2013
29 de septiembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bettie está casi en los 70 y aún sigue siendo hija, aún vive en la casa que nació junto a su madre, lugar en donde se refugió tras la aparatosa muerte de su marido. Su madre la trata como una adolescente, asfixiándola a veces, reconfortándola en otras.
Bettie tiene una hija ciclotímica a la que hace años que no ve, su relación llena de reproches y distancia es básicamente inexistente desde la muerte de su padre.
Bettie también es abuela, apenas conoce a Charlie, su nieto, que ni siquiera la recuerda y con el que solo comparte un recuerdo perdido de cuando con cinco años lo llevo al acuario.
Bettie es Bettie, una enamoradiza sin remedio que superó con estoicismo la muerte de su marido, salvada por el consuelo de otro hombre, un amante casado, que cuando por fin se decide a dejar a su mujer, no lo hace para correr a sus brazos, sino para acudir a los de una jovenzuela. Ella, que trabaja en un restaurante de pueblo en la profunda Bretaña, acosado por las deudas, no es feliz, es más le cuesta imaginar cuando lo fue por última vez, siente, que de alguna manera su vida se le ha pasado por delante. Por eso cuando descubre la traición, siente una imperiosa necesidad de volver a fumar, empezando así un viaje, que empieza como huida y acaba como un renacimiento.
Aunque ante todo Bettie es Catherine Deneuve. Bercot cumple así un deseo personal de filmarla, de escribirle un papel, que es imposible de cuadrar en otra cara, creado por y para ella, que le da (tras mucho tiempo) un rol a la altura de su talento. Catherine que no actúa, simplemente aparece, regala una interpretación que tendrá nominación a los César y no se lo llevará porque la sombra de “La vie d’Adele” es imparable (Espero no tener que comerme esta predicción dentro de unos meses). Emmanuelle Bercot se recrea en Deneuve, la cámara le sigue ya desde ese primer plano en que Bettie mira al mar, mientras nosotros miramos su cabellera rubia, un paseo matinal, con el horizonte como límite. Este no será el único plano cerrado sobre ella, descubriendo una admiración explicitada por una de las últimas damas del cine. Fotografía cálida y brillante, con una banda sonora seleccionada con mimo y optimismo y con un grupo de actores que respaldan a Deneuve de lo más atípico: Claude Gensac (Coprotagonista mítica de películas De Funès), Camille (Cantante y que como curiosidad hace 10 años canto una canción escrita por su padre con el mismo título que esta película y con la guarda bastantes coincidencias), Gérad Garouste (Pintor) y Nemo Schiffman el propio hijo de la realizadora, unido al breve papel de Hafsia Herzi y rodeados por actores no profesionales.
La película que se beneficia de una Francia rural, abierta que recuerda a la de Depardon, acoge a nuestra extraña con una sonrisa en calles, bares y carreteras perdidas, siendo una road movie que empieza siendo una huida en el momento en que Bettie sale a comprar tabaco y llorando en su viejo Mercedes no quiere volver (Maravillosa y tierna la escena con el viejo y solitario hombre que le lía un cigarro) para acabar siendo una oportunidad perfecta para reconstruir un poco su vida con la llamada de su hija que le pide ayuda.
Y al final, tenemos ante nosotros una película que no hace avanzar, innovar o renovar el cine (Para eso ya están otros) sino que coge muchas cosas ya vistas, las mezcla bien, las sirve mejor y nos regala un retrato libre de una mujer en su senectud, una comedia dramática llena de luz, vitalidad, ternura, y a la vez, siendo profunda y tremendamente emotiva. Y unir todo esto con tanto acierto, no es una renovación del cine, pero cuanto menos, es una formula con la que pocas veces nos encontramos en estos tiempos. Es un placer salir del cine con una sonrisa en la cara, y un poco los ojos vidriosos tras haber presenciado una obra directa y que acaba siendo, como se dice por aquí, “Un coup de coeur” inmediato.
Crítica escrita para http://www.cinemaldito.com/
Bettie tiene una hija ciclotímica a la que hace años que no ve, su relación llena de reproches y distancia es básicamente inexistente desde la muerte de su padre.
Bettie también es abuela, apenas conoce a Charlie, su nieto, que ni siquiera la recuerda y con el que solo comparte un recuerdo perdido de cuando con cinco años lo llevo al acuario.
Bettie es Bettie, una enamoradiza sin remedio que superó con estoicismo la muerte de su marido, salvada por el consuelo de otro hombre, un amante casado, que cuando por fin se decide a dejar a su mujer, no lo hace para correr a sus brazos, sino para acudir a los de una jovenzuela. Ella, que trabaja en un restaurante de pueblo en la profunda Bretaña, acosado por las deudas, no es feliz, es más le cuesta imaginar cuando lo fue por última vez, siente, que de alguna manera su vida se le ha pasado por delante. Por eso cuando descubre la traición, siente una imperiosa necesidad de volver a fumar, empezando así un viaje, que empieza como huida y acaba como un renacimiento.
Aunque ante todo Bettie es Catherine Deneuve. Bercot cumple así un deseo personal de filmarla, de escribirle un papel, que es imposible de cuadrar en otra cara, creado por y para ella, que le da (tras mucho tiempo) un rol a la altura de su talento. Catherine que no actúa, simplemente aparece, regala una interpretación que tendrá nominación a los César y no se lo llevará porque la sombra de “La vie d’Adele” es imparable (Espero no tener que comerme esta predicción dentro de unos meses). Emmanuelle Bercot se recrea en Deneuve, la cámara le sigue ya desde ese primer plano en que Bettie mira al mar, mientras nosotros miramos su cabellera rubia, un paseo matinal, con el horizonte como límite. Este no será el único plano cerrado sobre ella, descubriendo una admiración explicitada por una de las últimas damas del cine. Fotografía cálida y brillante, con una banda sonora seleccionada con mimo y optimismo y con un grupo de actores que respaldan a Deneuve de lo más atípico: Claude Gensac (Coprotagonista mítica de películas De Funès), Camille (Cantante y que como curiosidad hace 10 años canto una canción escrita por su padre con el mismo título que esta película y con la guarda bastantes coincidencias), Gérad Garouste (Pintor) y Nemo Schiffman el propio hijo de la realizadora, unido al breve papel de Hafsia Herzi y rodeados por actores no profesionales.
La película que se beneficia de una Francia rural, abierta que recuerda a la de Depardon, acoge a nuestra extraña con una sonrisa en calles, bares y carreteras perdidas, siendo una road movie que empieza siendo una huida en el momento en que Bettie sale a comprar tabaco y llorando en su viejo Mercedes no quiere volver (Maravillosa y tierna la escena con el viejo y solitario hombre que le lía un cigarro) para acabar siendo una oportunidad perfecta para reconstruir un poco su vida con la llamada de su hija que le pide ayuda.
Y al final, tenemos ante nosotros una película que no hace avanzar, innovar o renovar el cine (Para eso ya están otros) sino que coge muchas cosas ya vistas, las mezcla bien, las sirve mejor y nos regala un retrato libre de una mujer en su senectud, una comedia dramática llena de luz, vitalidad, ternura, y a la vez, siendo profunda y tremendamente emotiva. Y unir todo esto con tanto acierto, no es una renovación del cine, pero cuanto menos, es una formula con la que pocas veces nos encontramos en estos tiempos. Es un placer salir del cine con una sonrisa en la cara, y un poco los ojos vidriosos tras haber presenciado una obra directa y que acaba siendo, como se dice por aquí, “Un coup de coeur” inmediato.
Crítica escrita para http://www.cinemaldito.com/
Documental

6,6
70
7
27 de julio de 2013
27 de julio de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos días me pegue un auténtico maratón viendo la Miniserie documental de la BBC llamada “Seven Ages of Rock” 8 horas que condensaban intensamente y con pasión, en como la música había evolucionado desde Jimix Hendrix hasta Arctic Monkeys, 50 años reinventando, 50 años siendo la voz de la juventud de todo el mundo, 50 años adaptándose a cada época sin perder su esencia. Durante estas eras, había algo casi común, aparte de tener buena música, y era la cantidad de juguetes rotos, de ídolos caídos y destrozados que cegados por el eslogan “Sexo, drogas y Rock’nd Roll” perdieron la vista y, de paso, la razón: Jimi Hendrix, Syd Barret, Ozzy Osbourne, Kurt Cobain o Pete Doherty. Estos grandes nombres son solo la punta del iceberg pero hay muchos más casos como el que nos ocupa: Patty Schemel. “Hit so Hard” es la película biográfica sobre la batería de uno de los grupos más conocidos de la escena grunge de Seattle: Hole o lo que es lo mismo, la banda de Courtney Love. La película se forma principalmente de testimonios y de imágenes de archivo que Patty grabo durante estos años.
El documental nos adentra en la vida de Patty, un “bicho raro” en un pequeño pueblo rural de Estados Unidos, un hogar formado por padres alcohólicos y un hermano con el que compartía la pasión por la música y… por el alcohol, claro. Desde los 11 años aprendió a tocar la batería con furia y fuerza (De ahí el título: Golpea con fuerza), una vía de escape perfecta para huir de un mundo en el que no encajaba. La música tenía para ella el poder de darle una identidad, de sentir que pertenecía a algo, en definitiva, el único vehículo posible para comprender el mundo. Este desencanto juvenil, esas familias desestructuras y esa furia hacia una forma política que los alejaba de cualquier oportunidad, fue un punto en común de toda una generación que coincidió en Seattle a principio de los 90. Y la verdad que uno de los mayores aciertos de este documental es el retrato de la escena Grunge en esta ciudad. Tanto ese caldo de cultivo social, económico y político que parecía haber marcado a todos estos jóvenes, como desde el ámbito más personal, ejemplarizado en el triángulo que forman nuestra protagonista con dos de los grandes iconos de los 90 y de toda una generación: Kurt Cobain y Courney Love.
Pero “Hit so Hard” no solo es un breve radiografía a todo el movimiento grunge, sino que además funciona como un maravilloso homenaje a todas esas mujeres pioneras que lucharon contra los prejuicios de que el Rock era un negocio de hombres, mujeres que como Patty se sentían cómodas en uno de los instrumentos más duros, exigentes e indispensables: La batería.
A pesar de que el documental es un auténtico lujo, se le puede achacar un trabajo algo anárquico en la dirección, que nada tiene que ver con el guión o la historia. Durante la primera media hora la película avanza de forma caótica, en donde va saltando entre diversos temas y en diversas épocas sin situarse en ninguna, generando por momentos una sensación de descontrol y perdida cronológica que no ayuda para nada a la película. Además de contar con unas entradillas innecesarias que desvían la atención sin aportar información, cortando además el ritmo de la narración.
Pero al fin y al cabo el tema central es la redención de Patty Shemel, una desmitificación bastante dura e incómoda del mito de la vida Rockera que se nos proyecta habitualmente. Ejemplifica una carrera marcada por la autodestrucción como única medida para luchar contra el desempleo. La caída de Patty es absolutamente desastrosa, cruel e injusta, casi auspiciada por su propia banda que le negó la confianza cuando más lo necesitaba y por supuesto asistimos a su ascenso, con menos glamour y exigencia, encontrando la felicidad en una vida cotidiana más simple y sencilla. “Hit so Hard” es un retrato amargo del éxito y de la fugacidad de este, de la importancia de la música como mecanismo de pertenencia y tabla de salvamento. La sensación final es que Patty sacrifica su intimidad, más que para contar su historia, para describir y enumerar todos los caminos que llevaron a su destrucción.
Entrada escrita para http://cinemaadhoc.info/
El documental nos adentra en la vida de Patty, un “bicho raro” en un pequeño pueblo rural de Estados Unidos, un hogar formado por padres alcohólicos y un hermano con el que compartía la pasión por la música y… por el alcohol, claro. Desde los 11 años aprendió a tocar la batería con furia y fuerza (De ahí el título: Golpea con fuerza), una vía de escape perfecta para huir de un mundo en el que no encajaba. La música tenía para ella el poder de darle una identidad, de sentir que pertenecía a algo, en definitiva, el único vehículo posible para comprender el mundo. Este desencanto juvenil, esas familias desestructuras y esa furia hacia una forma política que los alejaba de cualquier oportunidad, fue un punto en común de toda una generación que coincidió en Seattle a principio de los 90. Y la verdad que uno de los mayores aciertos de este documental es el retrato de la escena Grunge en esta ciudad. Tanto ese caldo de cultivo social, económico y político que parecía haber marcado a todos estos jóvenes, como desde el ámbito más personal, ejemplarizado en el triángulo que forman nuestra protagonista con dos de los grandes iconos de los 90 y de toda una generación: Kurt Cobain y Courney Love.
Pero “Hit so Hard” no solo es un breve radiografía a todo el movimiento grunge, sino que además funciona como un maravilloso homenaje a todas esas mujeres pioneras que lucharon contra los prejuicios de que el Rock era un negocio de hombres, mujeres que como Patty se sentían cómodas en uno de los instrumentos más duros, exigentes e indispensables: La batería.
A pesar de que el documental es un auténtico lujo, se le puede achacar un trabajo algo anárquico en la dirección, que nada tiene que ver con el guión o la historia. Durante la primera media hora la película avanza de forma caótica, en donde va saltando entre diversos temas y en diversas épocas sin situarse en ninguna, generando por momentos una sensación de descontrol y perdida cronológica que no ayuda para nada a la película. Además de contar con unas entradillas innecesarias que desvían la atención sin aportar información, cortando además el ritmo de la narración.
Pero al fin y al cabo el tema central es la redención de Patty Shemel, una desmitificación bastante dura e incómoda del mito de la vida Rockera que se nos proyecta habitualmente. Ejemplifica una carrera marcada por la autodestrucción como única medida para luchar contra el desempleo. La caída de Patty es absolutamente desastrosa, cruel e injusta, casi auspiciada por su propia banda que le negó la confianza cuando más lo necesitaba y por supuesto asistimos a su ascenso, con menos glamour y exigencia, encontrando la felicidad en una vida cotidiana más simple y sencilla. “Hit so Hard” es un retrato amargo del éxito y de la fugacidad de este, de la importancia de la música como mecanismo de pertenencia y tabla de salvamento. La sensación final es que Patty sacrifica su intimidad, más que para contar su historia, para describir y enumerar todos los caminos que llevaron a su destrucción.
Entrada escrita para http://cinemaadhoc.info/

6,2
56
8
19 de enero de 2016
19 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre a ver L’Astragale por Reda Kateb, uno de los actores más prometedores de Francia y aún bastante desaparecido entre papeles de secundario y salí obsesionada con Albertine Sarrazin como mujer y como escritora. Salí obsesionada de ella como mujer porque su vida fue breve, intensa, libre y convulsa, pero también salí obsesionada como escritora porque su pluma, de la que bebe parte del guion, es de una belleza inigualable. Albertine fue la primera mujer en escribir sobre la prostitución. De la suya propia.
Pero L’astragale no solo es una historia real absorbente y un libro excelente, sobre el amor, la espera, la paciencia y la libertad en todas sus formas, sino que también es un duelo interpretativo precioso entre Reda Kateb y Leïla Bekhti, que desarman la cámara (y a nosotros) en ese blanco y negro absolutamente hermoso y elegante. Ambos se encuentran ante su mejor papel en esta trágica historia de amor, luminosos, encarnando la huida de Albertine y Julian con justicia y justeza. Pero también algo de “culpa” tiene la narración de Brigitte Sy que es a la vez fidel a la obra original y realista, con una cuidada composición de planos. Albertine se rompió un pequeño hueso al saltar de una prisión en busca de la libertad, cojeando hasta el resto de sus días (Por desgracia, demasiados pocos) y de alguna manera, L’astragale, tanto el libro, como la película, dejan una marca bastante indisoluble en el alma de quien se acerca a Albertine y a su mundo.
Pero L’astragale no solo es una historia real absorbente y un libro excelente, sobre el amor, la espera, la paciencia y la libertad en todas sus formas, sino que también es un duelo interpretativo precioso entre Reda Kateb y Leïla Bekhti, que desarman la cámara (y a nosotros) en ese blanco y negro absolutamente hermoso y elegante. Ambos se encuentran ante su mejor papel en esta trágica historia de amor, luminosos, encarnando la huida de Albertine y Julian con justicia y justeza. Pero también algo de “culpa” tiene la narración de Brigitte Sy que es a la vez fidel a la obra original y realista, con una cuidada composición de planos. Albertine se rompió un pequeño hueso al saltar de una prisión en busca de la libertad, cojeando hasta el resto de sus días (Por desgracia, demasiados pocos) y de alguna manera, L’astragale, tanto el libro, como la película, dejan una marca bastante indisoluble en el alma de quien se acerca a Albertine y a su mundo.

6,4
480
8
19 de enero de 2016
19 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada espectador más o menos ávido tiene ciertas filias que a base de cine va identificando, entre las mías, una de las más evidente es la atracción inmediata por aquellos retratos de mujer(es) que viven su vida de una forma libre sin ataduras morales o sociales. Aquellas películas que logran mostrar esa forma de vida redentora con una cierta coherencia, sensibilidad y ajena de caminos fáciles, suelen ganarse una parte de mí. Y la película marroquí Much Loved se ha ganado un puesto bien claro en este top.
Estamos ante un retrato de 4 prostitutas árabes en la Marrakech actual, estas mujeres viven con dignidad, o al menos, con la dignidad que les deja una sociedad hipócrita que las usa y las desprecia, una sociedad donde el cliente es aceptado pero ellas son repudiadas. En Marruecos la película ha tenido reales consecuencias en el grupo de actrices que la interpretan, siendo escondidas durante el estreno de la película para evitar las amenazas de muerte que habían recibido y siendo incluso prohibido por incitación a la prostitución. Tan irreal como cierto.
Nuestras 4 heroínas, viven la vida sin mirar mucho en el futuro incierto que les espera, esta auténtica Bande de Filles llena de complicidad, es un auténtico chaleco salvavidas, un oasis, donde respirar. Una película sobre la amistad, atrayente, realista, emotiva y con un mensaje potente y bastante atípico sobre el papel de la mujer en el mundo árabe sin caer en la obscenidad, llena de respeto y cariño.
Critica escrita para CineMaldito
Estamos ante un retrato de 4 prostitutas árabes en la Marrakech actual, estas mujeres viven con dignidad, o al menos, con la dignidad que les deja una sociedad hipócrita que las usa y las desprecia, una sociedad donde el cliente es aceptado pero ellas son repudiadas. En Marruecos la película ha tenido reales consecuencias en el grupo de actrices que la interpretan, siendo escondidas durante el estreno de la película para evitar las amenazas de muerte que habían recibido y siendo incluso prohibido por incitación a la prostitución. Tan irreal como cierto.
Nuestras 4 heroínas, viven la vida sin mirar mucho en el futuro incierto que les espera, esta auténtica Bande de Filles llena de complicidad, es un auténtico chaleco salvavidas, un oasis, donde respirar. Una película sobre la amistad, atrayente, realista, emotiva y con un mensaje potente y bastante atípico sobre el papel de la mujer en el mundo árabe sin caer en la obscenidad, llena de respeto y cariño.
Critica escrita para CineMaldito
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