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colaborador
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6,9
82.999
8
20 de abril de 2012
20 de abril de 2012
332 de 401 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con “Los Vengadores” (The Avengers, 2012) se da un puñetazo sobre la mesa y se confirma que efectivamente el despliegue realizado por Marvel con sus películas anteriores de Ironman, Thor, Capitán América y Hulk ha tenido un sentido global: el de presentarnos a unos héroes en un nuevo contexto cinematográfico de cara a preparar el megatón final materializado en esta producción dirigida y escrita por el creativo Joss Whedon, figura clave del fandom de los últimos 20 años gracias a “Buffy Cazavampiros” o “Firefly”, entre otros universos propios e intransferibles. Así se puede ir a saco sin andarse por las ramas, vamos.
Lo que más sorprende de la presente película es que sea tan sólida a todos los niveles. Para empezar, tenía la complicación de equilibrar los roles de cada personaje protagonista y darles suficiente importancia sin convertirlos en meras comparsas o dejarlos a modo de decorado. El guión, que es como poco notable, sabe dedicar el suficiente tiempo a todos ellos dándoles escenas de lucimiento que, milagro, además aportan algo a nivel narrativo y no se quedan en la simple pirotecnia visual. Una escena de batalla puede tener como objetivo la definición de un lado de ese personaje, una conversación aporta veracidad a lo próximo que vamos a ver y al final el puzle se completa en un, insisto, guión ejemplar en el que hay momentos para todo: desde puyas entre los personajes, hasta chascarrillos cómicos brillantemente integrados (rara es la frase graciosa que no funcione, o las referencias que no se detecten) sin ahogar la acción ni hacer que el ritmo decaiga.
Por otra parte, sus dos horas y cuarto de duración se pasan volando. Mención a parte merece su tercer acto, sumamente espectacular, divertidísimo, entretenimiento y cine de aventuras en un grado de calidad superlativo, muy alejado de lo que habían logrado otras producciones de la compañía como “Thor” o “Ironman 2”, por poner dos ejemplos. Ninguna pega puede ponérsele tampoco a nivel técnico (¿alguien lo dudaba?) pero es que encima sorprende no sólo por su belleza plástica (la recreación de Hulk, los efectos de destrucción, momentos de vuelo, etc.), sino también porque tenemos como valor añadido la pericia de Whedon tras la cámara, que incluso por momentos se permite ejercicios de estilo como ciertos planos secuencia (el más brillante, uno que involucra a todos los personajes y que va cambiando de uno a otro en un escenario enorme, pero hay algún otro incluso cámara en mano, a modo de travelling lateral) logrando unos niveles de elegancia inauditos en este tipo de blockbusters.
// Más texto, acción y emoción superheróica en la parte de "spoiler", por falta de espacio... pero libre de destripes argumentales //
Lo que más sorprende de la presente película es que sea tan sólida a todos los niveles. Para empezar, tenía la complicación de equilibrar los roles de cada personaje protagonista y darles suficiente importancia sin convertirlos en meras comparsas o dejarlos a modo de decorado. El guión, que es como poco notable, sabe dedicar el suficiente tiempo a todos ellos dándoles escenas de lucimiento que, milagro, además aportan algo a nivel narrativo y no se quedan en la simple pirotecnia visual. Una escena de batalla puede tener como objetivo la definición de un lado de ese personaje, una conversación aporta veracidad a lo próximo que vamos a ver y al final el puzle se completa en un, insisto, guión ejemplar en el que hay momentos para todo: desde puyas entre los personajes, hasta chascarrillos cómicos brillantemente integrados (rara es la frase graciosa que no funcione, o las referencias que no se detecten) sin ahogar la acción ni hacer que el ritmo decaiga.
Por otra parte, sus dos horas y cuarto de duración se pasan volando. Mención a parte merece su tercer acto, sumamente espectacular, divertidísimo, entretenimiento y cine de aventuras en un grado de calidad superlativo, muy alejado de lo que habían logrado otras producciones de la compañía como “Thor” o “Ironman 2”, por poner dos ejemplos. Ninguna pega puede ponérsele tampoco a nivel técnico (¿alguien lo dudaba?) pero es que encima sorprende no sólo por su belleza plástica (la recreación de Hulk, los efectos de destrucción, momentos de vuelo, etc.), sino también porque tenemos como valor añadido la pericia de Whedon tras la cámara, que incluso por momentos se permite ejercicios de estilo como ciertos planos secuencia (el más brillante, uno que involucra a todos los personajes y que va cambiando de uno a otro en un escenario enorme, pero hay algún otro incluso cámara en mano, a modo de travelling lateral) logrando unos niveles de elegancia inauditos en este tipo de blockbusters.
// Más texto, acción y emoción superheróica en la parte de "spoiler", por falta de espacio... pero libre de destripes argumentales //
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuesta imaginarse cómo podría ser mejor una película tan compleja de sacar adelante como “Los Vengadores”, que aprovecha a protagonistas y secundarios (hasta éstos tienen sus grandes momentos), entiende la acción como entretenimiento pero también como forma de hacer avanzar la trama y además corrige uno de los problemas 'de base' de las adaptaciones marvelitas al cine: la ausencia de un villano carismático. Loki, sosísimo en “Thor” de Kenneth Brannah, es aquí sencillamente cojonudo, un cabrón sin escrúpulos tremendamente carismático. También arregla la falta de garra de ciertos personajes previamente presentados dándoles aquí una razón de ser (Viuda Negra y Ojo de Halcón por fin son algo más que sombras). Gran “Culpa” de esto lo tienen, claro, sus actores protagonistas, todos perfectos en sus roles (y todos son todos, sin excepción, aunque destaquen un memorable Robert Downey Jr y la composición que hace Mark Ruffalo de Bruce Banner/Hulk, quizá la primera realmente buena en una pantalla de cine -muy por encima de Eric Bana y Edward Norton en sus films-, con el añadido friki-nostálgico de haber usado a Lou Ferringo -el Hulk televisivo- para los gritos del monstruo)
Total, que lo fácil habría sido cagarla. Lo hemos visto una y otra vez, películas protagonizadas por varios héroes que no salen bien por la incapacidad de sus responsables: desde Los Cuatro Fantásticos hasta La liga de los hombres extraordinarios, pasando por las Batman de Joel Schumacher. Pero “Los Vengadores” prueba que esto no es sólo un trabajo alimenticio para Joss Whedon (hay que insistir en la importancia de su autoría: guión, además de la dirección) y se nota. Para bien. Una gran película de aventuras muy por encima de epopeyas recientes más valoradas (“Avatar”) elevada incluso más gracias a la partitura de Alan Silvestri.
Eso sí, id sobre aviso... no hay ni una gota de la profundidad (epidérmica o no, dependiendo de tu grado de gafapastismo) ni de la oscuridad de los guiones de los Batman de Christopher Nolan. Este es otro tipo de película con un tono más cercano a una Indiana Jones o una -buena- Star Wars, sin discursos filosóficos ni la intención de reinventar el género. Una celebración perfecta de cómo los códigos de éste pueden ser llevados al límite sin transgredirlos. En resumen: que es cojonuda. Incluso en 3D.
Total, que lo fácil habría sido cagarla. Lo hemos visto una y otra vez, películas protagonizadas por varios héroes que no salen bien por la incapacidad de sus responsables: desde Los Cuatro Fantásticos hasta La liga de los hombres extraordinarios, pasando por las Batman de Joel Schumacher. Pero “Los Vengadores” prueba que esto no es sólo un trabajo alimenticio para Joss Whedon (hay que insistir en la importancia de su autoría: guión, además de la dirección) y se nota. Para bien. Una gran película de aventuras muy por encima de epopeyas recientes más valoradas (“Avatar”) elevada incluso más gracias a la partitura de Alan Silvestri.
Eso sí, id sobre aviso... no hay ni una gota de la profundidad (epidérmica o no, dependiendo de tu grado de gafapastismo) ni de la oscuridad de los guiones de los Batman de Christopher Nolan. Este es otro tipo de película con un tono más cercano a una Indiana Jones o una -buena- Star Wars, sin discursos filosóficos ni la intención de reinventar el género. Una celebración perfecta de cómo los códigos de éste pueden ser llevados al límite sin transgredirlos. En resumen: que es cojonuda. Incluso en 3D.

6,7
41.175
9
20 de septiembre de 2011
20 de septiembre de 2011
301 de 351 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steve McQueen dejó su nombre con tinta imborrable en la historia de los grandes debuts de la historia del cine son su notable "Hunger" y con "Shame" no hace nada más que confirmar lo que ya sabíamos: que por sus venas no hay sangre, sino celuloide. Tras contarnos la historia de Bobby Sands y uno de los dramas carcelarios más fascinantes que se han rodado, ahora lo que hace es hablarnos de Brandon, un adicto al sexo que vive la vida que le da la gana hasta que un factor externo -la aparición de su hermana, Sissy- hace que las cosas comiencen a cambiar.
La "vergüenza" a la que alude su título original no deja de ser el punto de partida porque lo que nos cuenta McQueen es un viaje de ida -y no vuelta- hacia los infiernos. Michael Fassbender interpreta al protagonista con tanta convicción como lo hiciera en "Hunger" y consige arrastrarnos. Primero le envidiamos por ser un playboy que se liga a cualquiera que le venga en gana y poco a poco vamos frustrándonos a medida que el círculo se estrecha, llegando a costar respirar. Su interpretación es superlativa (merecidísimo premio en Venecia) pero no es el único: lo que hace Carey Mulligan es impresionante. Se desvive para dar vida a su personaje, gesticula, se mueve y habla como si estuviese poseída por el alma de éste, no interpreta; vive. Hay un momento concreto en el que canta una canción ("New York, New York"), la cámara se queda en un plano fijo durante casi toda la actuación y es imposible no enamorarse de ese bello rostro y esa voz, imperfecta pero extrañamente melancólica. Tampoco le faltan escenas dramáticas (como en "Hunger", aquí hay una conversación clave que hace evolucionar todo lo demás) pero es que en general "Shame" es una película superlativa que se encuentra, como pasaba con "Hunger", entre lo mejor que se ha hecho en su año (vamos, en 2011).
No quiero olvidarme de mencionar la soberbia dirección de Steve McQueen, que se luce en todos y cada uno de los segundos del filme. Emplea todo tipo de técnicas para transmitirnos lo que siente su personaje y abundan los planos secuencia, los juegos de montaje en paralelo, la elección de la música en ciertos momentos para complementar a la imagen; un soberbio trabajo de fotografía completa el "pack" que se llama "Shame" y cuya única "vergüenza" sería que no fuese disfrutada completamente por tener algún momento subido de tono que pueda impedir, a según quién, que detrás de cada imagen hay un mensaje, una idea, un objetivo. Junto a "Tree of Life" y a fecha de hoy, es la mejor película del año. Imposible de obviar.
La "vergüenza" a la que alude su título original no deja de ser el punto de partida porque lo que nos cuenta McQueen es un viaje de ida -y no vuelta- hacia los infiernos. Michael Fassbender interpreta al protagonista con tanta convicción como lo hiciera en "Hunger" y consige arrastrarnos. Primero le envidiamos por ser un playboy que se liga a cualquiera que le venga en gana y poco a poco vamos frustrándonos a medida que el círculo se estrecha, llegando a costar respirar. Su interpretación es superlativa (merecidísimo premio en Venecia) pero no es el único: lo que hace Carey Mulligan es impresionante. Se desvive para dar vida a su personaje, gesticula, se mueve y habla como si estuviese poseída por el alma de éste, no interpreta; vive. Hay un momento concreto en el que canta una canción ("New York, New York"), la cámara se queda en un plano fijo durante casi toda la actuación y es imposible no enamorarse de ese bello rostro y esa voz, imperfecta pero extrañamente melancólica. Tampoco le faltan escenas dramáticas (como en "Hunger", aquí hay una conversación clave que hace evolucionar todo lo demás) pero es que en general "Shame" es una película superlativa que se encuentra, como pasaba con "Hunger", entre lo mejor que se ha hecho en su año (vamos, en 2011).
No quiero olvidarme de mencionar la soberbia dirección de Steve McQueen, que se luce en todos y cada uno de los segundos del filme. Emplea todo tipo de técnicas para transmitirnos lo que siente su personaje y abundan los planos secuencia, los juegos de montaje en paralelo, la elección de la música en ciertos momentos para complementar a la imagen; un soberbio trabajo de fotografía completa el "pack" que se llama "Shame" y cuya única "vergüenza" sería que no fuese disfrutada completamente por tener algún momento subido de tono que pueda impedir, a según quién, que detrás de cada imagen hay un mensaje, una idea, un objetivo. Junto a "Tree of Life" y a fecha de hoy, es la mejor película del año. Imposible de obviar.

8,0
159.862
9
6 de agosto de 2010
6 de agosto de 2010
356 de 467 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Todo efecto mágico consta de tres partes, o actos. La primera parte es 'La Presentación'. El mago muestra algo ordinario: una baraja de cartas, un pájaro, o una persona. El mago lo exhibe. Os puede invitar a que lo examinéis, para que veáis que no hay nada raro, que todo es normal. Pero claro, probablemente no sea así. (...) El segundo acto es 'La Actuación'. El mago, con eso que era ordinario, consigue hacer algo extraordinario. Entonces, intentaréis descubrir el truco, pero no lo conseguiréis, porque en el fondo no queréis saber cuál es. Lo que queréis es que os engañen. (...) Pero todavía no aplaudiréis. Que hagan desaparecer algo no es suficiente. Tienen que hacerlo reaparecer. Por eso todo efecto mágico consta de un tercer acto: la parte más complicada. Este acto es 'El Prestigio' (...) Lo imposible se convierte en posible, tus ojos ven algo que no habían visto jamás." - The Prestige (Christopher Nolan, 2006)
La cita superior procede del quinto largometraje de Christopher Nolan y podría resumir a grandes rasgos lo que es Inception (Origen). Es un truco, maravillosamente ejecutado, que se ve como algo que no tiene igual. Porque en realidad, no se había hecho nada similar. Sólo habría que matizar un pequeño detalle: no esperaremos para aplaudir, porque desde el primer minuto hasta el último hay razones de sobra para sacar brillo a las palmas de las manos. Porque Nolan, uno de los pocos realizadores actuales que han comprendido el arte de contar historias, da de lleno en la diana con la que es su película más personal, ambiciosa y arriesgada. Nolan
"Inception" es un regreso al tema que Nolan ha desarrollado a lo largo de toda su carrera: la búsqueda de uno mismo, la necesidad de "encontrarse", de una forma u otra, en este mundo de mierda que se ha puesto ante nuestros ojos. Uno que no hemos elegido pero que es el que nos ha tocado vivir. Desde su obras originales (Following, Memento) hasta su reinvención del Caballero de la Noche con la fantástica Batman Begins y la magistral El Caballero Oscuro, haciendo una parada en la gélida Insomnio, siempre sin olvidarnos de El Truco Final, Nolan ha explorado este tema que le apasiona. "Inception" da un paso más allá. Es un salto sin red hacia la exploración del ser humano en su forma más pura, es un thriller futurista en el que no falta de nada, cuyo único exceso es su propia ambición. Sueños, realidades; todo da igual. Es un truco. Es magia. Es una ilusión, algo que nunca hemos visto: una nueva sensación, la experiencia más superlativa que ha dado el cine comercial en sabe Dios cuanto tiempo. ¿Cómo es posible que alguien haya llegado a entender esta forma de hacer cine, sin tratar como estúpidos a los espectadores que acuden a las salas en masa, esperando simple entretenimiento? No tengo tal respuesta. Nolan es un mago y yo, como espectador, no quiero conocer sus secretos: sólo seguir disfrutando de su magia.
(sigue más abajo, sin ningún tipo de destripes/spoilers sobre el argumento)
La cita superior procede del quinto largometraje de Christopher Nolan y podría resumir a grandes rasgos lo que es Inception (Origen). Es un truco, maravillosamente ejecutado, que se ve como algo que no tiene igual. Porque en realidad, no se había hecho nada similar. Sólo habría que matizar un pequeño detalle: no esperaremos para aplaudir, porque desde el primer minuto hasta el último hay razones de sobra para sacar brillo a las palmas de las manos. Porque Nolan, uno de los pocos realizadores actuales que han comprendido el arte de contar historias, da de lleno en la diana con la que es su película más personal, ambiciosa y arriesgada. Nolan
"Inception" es un regreso al tema que Nolan ha desarrollado a lo largo de toda su carrera: la búsqueda de uno mismo, la necesidad de "encontrarse", de una forma u otra, en este mundo de mierda que se ha puesto ante nuestros ojos. Uno que no hemos elegido pero que es el que nos ha tocado vivir. Desde su obras originales (Following, Memento) hasta su reinvención del Caballero de la Noche con la fantástica Batman Begins y la magistral El Caballero Oscuro, haciendo una parada en la gélida Insomnio, siempre sin olvidarnos de El Truco Final, Nolan ha explorado este tema que le apasiona. "Inception" da un paso más allá. Es un salto sin red hacia la exploración del ser humano en su forma más pura, es un thriller futurista en el que no falta de nada, cuyo único exceso es su propia ambición. Sueños, realidades; todo da igual. Es un truco. Es magia. Es una ilusión, algo que nunca hemos visto: una nueva sensación, la experiencia más superlativa que ha dado el cine comercial en sabe Dios cuanto tiempo. ¿Cómo es posible que alguien haya llegado a entender esta forma de hacer cine, sin tratar como estúpidos a los espectadores que acuden a las salas en masa, esperando simple entretenimiento? No tengo tal respuesta. Nolan es un mago y yo, como espectador, no quiero conocer sus secretos: sólo seguir disfrutando de su magia.
(sigue más abajo, sin ningún tipo de destripes/spoilers sobre el argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"Inception" cuenta la historia de un Dom Cobb, un extractor profesional especializado en entrar en los sueños de la gente para obtener lo que busca. Formando equipo con varias personas necesarias para llevar a cabo tal labor, decide aceptar un encargo que hará dar a su vida un giro de 180º. No se puede decir más, sería un crimen destripar cualquier mínimo detalle del sobresaliente guión realizado (en solitario) por Christopher Nolan para su séptimo largometraje. El realizador británico no engaña a nadie: sabe que comercial equivale a éxito. No añade falsas capas de profundidad: lo que hay, es lo que ves. Incluso sabiendo que los sueños son imprevisibles, surrealistas, es capaz de crear un listado de reglas inquebrantables que hacen hermanar su universo con los más grandes creados jamás en la historia de la ciencia-ficción. No es Matrix, ni Blade Runner. Ni 2001 Odisea en el Espacio. Es otra cosa: algo nuevo.
Habrá quien se queje precisamente de esto: el guión está calculado milimétricamente (aunque haría falta un segundo visionado para cerciorarse de varios detalles) para que todo pase cuando tiene que suceder, que no haya interferencias. El lado surrealista, onírico de los sueños, se representa visualmente. Pablo Kurt apuntaba a Inland Empire como verdadera película capaz de retratar los sueños. Es probable. En Inception todo, sin excepción, es parte de un plan. ¿Y qué? Da igual. Sus propias reglas son tan exactas, tan específicas y funcionan tan bien, que se aceptan sin problema. Cuenta también con un par de personajes magistralmente dibujados, unos intérpretes en su mayoría en estado de gracia (DiCaprio asombroso, todos los demás notables a excepción, quizá, de Murphy) y, sobre todo, una banda sonora de quitarse el sombrero, como ya ocurría en "El Caballero Oscuro".
Nolan peca, eso sí, de las cosas que lleva arrastrando desde que fue elevado a los altares como uno de los mejores realizadores de su generación: se excede en su grandilocuencia. El uso de la música, los planos aéreos, ese climax alargado, su necesidad de integrar escenas de acción (aún cuando ha dejado claro que no es su mejor baza)... y la ambición desmedida. Esto último lo aplaudo. Celebro que un tío tenga los cojones de poner el blockbuster patas arriba. De hacer olvidar durante los 150 minutos más cortos que he visto en una sala de cine, que hay vida fuera de la sala, que no todo está inventado. Y que pese a sus evidentes carencias, sepa sobreponerse poniendo toda la carne en el asador. Mientras siga haciendo cine como "Inception", Nolan me tendrá el primer día en la cola del cine. ¿Obra Maestra? Con la ciencia-ficción es el tiempo quien lo decide. Si me pedís un veredicto en caliente, sin posibilidad de meditarlo, mientras la música de Hans Zimmer aún resuena en mi cabeza: sí, lo es. Como "El Caballero Oscuro", una de las pocas obras maestras del cine comercial. Eso sí, no me hagáis la incómoda pregunta de si es mejor -o no- que el testamento de Heath Ledger.
Habrá quien se queje precisamente de esto: el guión está calculado milimétricamente (aunque haría falta un segundo visionado para cerciorarse de varios detalles) para que todo pase cuando tiene que suceder, que no haya interferencias. El lado surrealista, onírico de los sueños, se representa visualmente. Pablo Kurt apuntaba a Inland Empire como verdadera película capaz de retratar los sueños. Es probable. En Inception todo, sin excepción, es parte de un plan. ¿Y qué? Da igual. Sus propias reglas son tan exactas, tan específicas y funcionan tan bien, que se aceptan sin problema. Cuenta también con un par de personajes magistralmente dibujados, unos intérpretes en su mayoría en estado de gracia (DiCaprio asombroso, todos los demás notables a excepción, quizá, de Murphy) y, sobre todo, una banda sonora de quitarse el sombrero, como ya ocurría en "El Caballero Oscuro".
Nolan peca, eso sí, de las cosas que lleva arrastrando desde que fue elevado a los altares como uno de los mejores realizadores de su generación: se excede en su grandilocuencia. El uso de la música, los planos aéreos, ese climax alargado, su necesidad de integrar escenas de acción (aún cuando ha dejado claro que no es su mejor baza)... y la ambición desmedida. Esto último lo aplaudo. Celebro que un tío tenga los cojones de poner el blockbuster patas arriba. De hacer olvidar durante los 150 minutos más cortos que he visto en una sala de cine, que hay vida fuera de la sala, que no todo está inventado. Y que pese a sus evidentes carencias, sepa sobreponerse poniendo toda la carne en el asador. Mientras siga haciendo cine como "Inception", Nolan me tendrá el primer día en la cola del cine. ¿Obra Maestra? Con la ciencia-ficción es el tiempo quien lo decide. Si me pedís un veredicto en caliente, sin posibilidad de meditarlo, mientras la música de Hans Zimmer aún resuena en mi cabeza: sí, lo es. Como "El Caballero Oscuro", una de las pocas obras maestras del cine comercial. Eso sí, no me hagáis la incómoda pregunta de si es mejor -o no- que el testamento de Heath Ledger.

7,0
57.833
7
21 de julio de 2017
21 de julio de 2017
336 de 428 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace veinte años, un joven Christopher Nolan se presentaba en sociedad con "Doodlebug". Aquella pequeña pieza, con su funcional blanco y negro y una idea kafkiana de fondo, ponía en liza los temas que han trufado la carrera de su realizador. La huída, hacia adelante o atrás, la observación, la sensación de peligro constante, y sobre todo el tiempo. Viajando dos décadas al futuro desde aquel 1997, llegamos a 2017. El que fuera una promesa se ha convertido en uno de los realizadores más importantes del nuevo Hollywood, un nombre que garantiza taquillazos, pero no los típicos de ver y olvidar; propuestas que pueden ser mejores o peores, pero que intentan trascender a veces en vano y otras dando de pleno en la diana. Sólo así se pueden concebir films como "Inception" o "Interstellar", como obras de un autor que necesita decir algo diferente, por mucho que al final la fórmula a ejecutar sea siempre idéntica. Lo que se podría llamar un estilo, en otras palabras, si bien éste le ha granjeado no sólo defensores sino también un buen puñado de personas en contra del mismo. Son minoría, eso sí.
"Dunkerque" llega veinte años después de aquel "Doodlebug" y parece una puesta al día de la misma idea. Una persona observando el sufrimiento de otra/s. Filmando desde arriba, observando lo que hay a sus pies. Y supone una respuesta contundente a la mayor crítica que se le ha hecho a su cine: la sobreexplicación. Porque el film bélico del director de "The Dark Knight" no sólo es su película más sencilla y esquemática sino que por fin, no cae en exceso en contarte con texto, voz en off, imágenes y si hace falta un SMS todo lo que está pasando en pantalla. Cae en ello en la primera secuencia (vista en los tráilers, por cierto) pero pronto se aleja de ese mal.
Haciendo un resumen rápido y sin caer en spoilers, "Dunkerque" parte de tres puntos de vista desarrollados en tiempos diferentes y les va dando forma hasta que la narración se alínea y llega a su final. Cada uno de ellos busca representar la guerra desde un prisma diferente y a fe que lo consigue, especialmente en ciertos tramos de combates aéreos. Su narrativa está supeditada al montaje y su reparto no es más que una mera herramienta para que todo avance. No hay, al uso, personajes. Hay eventos y circunstancias que complementan a lo anterior.
Porque Nolan plantea su película no como el film bélico convencional, con batallas espectaculares a pie de playa o bandos enfrentados entre trincheras. Si historia es de perdedores, de héroes sin heroísmo, de derrota y la espera hasta la salvación. Por supuesto hay set pieces de acción pero la acumulación de las mismas no es más que una ejemplificación de cómo es la guerra, no una celebración de ésta. Y por supuesto no puedo venir aquí a dar lecciones a nadie porque ni soy experto en la materia ni conocía esta batalla en particular, pero por lo que ocurre y cómo se cuenta puedo llegar a creerme lo que pasa en pantalla, que en estos tiempos ya es bastante.
De todas formas, y aplaudiendo la labor de realización de Nolan (quizá la más comedida de su carrera, con extensos planos generales alternados con otros mucho más cerrados para generar angustia), creo que el gran mérito del film es incuestionablemente su pista de sonido. Los efectos son extraordinarios y la banda sonora de Hans Zimmer es difícilmente divisible de la imagen. Forma un todo tan compacto que si no fuera por eso y se limitase a contar una historia, todo se vendría abajo. Es una película bélica sobre captar el sonido de la guerra, sobre llevarlo a un entorno seguro (la sala de cine) sin olvidarse de capturar esa experiencia. Y es por eso que creo que si "Dunkerque" transciende y sobrevive al paso del tiempo, lo hará por esto, de la misma forma que "J.F.K." de Oliver Stone se recuerda por su prodigioso montaje.
¿Es "Dunkerque" la mejor película de Nolan? No, en absoluto. Pero tampoco la peor. ¿Es un nuevo clásico del cine bélico? Claro que no. Pero entonces, ¿merece la pena? Sí, claro. Es una buena película, que se pasa en un suspiro y proporciona suficientes estímulos como para ser recomendable verla en una pantalla de cine. Pero ni creo que vaya a cambiarle la vida a nadie (como he llegado a leer por ahí) ni se acerca a los verdaderos hitos del género. Claro que si a todo el cine le pidiéramos eso, nos cansaríamos bien pronto de verlo y de buscar obras maestras donde, siendo sinceros, deberíamos alegrarnos de tener la suerte de ver buenas películas.
"Dunkerque" llega veinte años después de aquel "Doodlebug" y parece una puesta al día de la misma idea. Una persona observando el sufrimiento de otra/s. Filmando desde arriba, observando lo que hay a sus pies. Y supone una respuesta contundente a la mayor crítica que se le ha hecho a su cine: la sobreexplicación. Porque el film bélico del director de "The Dark Knight" no sólo es su película más sencilla y esquemática sino que por fin, no cae en exceso en contarte con texto, voz en off, imágenes y si hace falta un SMS todo lo que está pasando en pantalla. Cae en ello en la primera secuencia (vista en los tráilers, por cierto) pero pronto se aleja de ese mal.
Haciendo un resumen rápido y sin caer en spoilers, "Dunkerque" parte de tres puntos de vista desarrollados en tiempos diferentes y les va dando forma hasta que la narración se alínea y llega a su final. Cada uno de ellos busca representar la guerra desde un prisma diferente y a fe que lo consigue, especialmente en ciertos tramos de combates aéreos. Su narrativa está supeditada al montaje y su reparto no es más que una mera herramienta para que todo avance. No hay, al uso, personajes. Hay eventos y circunstancias que complementan a lo anterior.
Porque Nolan plantea su película no como el film bélico convencional, con batallas espectaculares a pie de playa o bandos enfrentados entre trincheras. Si historia es de perdedores, de héroes sin heroísmo, de derrota y la espera hasta la salvación. Por supuesto hay set pieces de acción pero la acumulación de las mismas no es más que una ejemplificación de cómo es la guerra, no una celebración de ésta. Y por supuesto no puedo venir aquí a dar lecciones a nadie porque ni soy experto en la materia ni conocía esta batalla en particular, pero por lo que ocurre y cómo se cuenta puedo llegar a creerme lo que pasa en pantalla, que en estos tiempos ya es bastante.
De todas formas, y aplaudiendo la labor de realización de Nolan (quizá la más comedida de su carrera, con extensos planos generales alternados con otros mucho más cerrados para generar angustia), creo que el gran mérito del film es incuestionablemente su pista de sonido. Los efectos son extraordinarios y la banda sonora de Hans Zimmer es difícilmente divisible de la imagen. Forma un todo tan compacto que si no fuera por eso y se limitase a contar una historia, todo se vendría abajo. Es una película bélica sobre captar el sonido de la guerra, sobre llevarlo a un entorno seguro (la sala de cine) sin olvidarse de capturar esa experiencia. Y es por eso que creo que si "Dunkerque" transciende y sobrevive al paso del tiempo, lo hará por esto, de la misma forma que "J.F.K." de Oliver Stone se recuerda por su prodigioso montaje.
¿Es "Dunkerque" la mejor película de Nolan? No, en absoluto. Pero tampoco la peor. ¿Es un nuevo clásico del cine bélico? Claro que no. Pero entonces, ¿merece la pena? Sí, claro. Es una buena película, que se pasa en un suspiro y proporciona suficientes estímulos como para ser recomendable verla en una pantalla de cine. Pero ni creo que vaya a cambiarle la vida a nadie (como he llegado a leer por ahí) ni se acerca a los verdaderos hitos del género. Claro que si a todo el cine le pidiéramos eso, nos cansaríamos bien pronto de verlo y de buscar obras maestras donde, siendo sinceros, deberíamos alegrarnos de tener la suerte de ver buenas películas.

6,2
31.441
8
9 de octubre de 2015
9 de octubre de 2015
282 de 343 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece mentira que "La Bruja" sea en realidad el debut de Robert Eggers, porque es una película tan obsesionada con los detalles, con construir una atmósfera en base al encuadre perfecto y el uso de las herramientas que da el medio que parece creada por un veterano que lleva bastante más tiempo trabajando en la industria. Ganadora del premio a la mejor dirección en Sundance, su premisa no podría ser más sencilla pero es su ejecución lo que la eleva mucho más allá. Y es que pensándolo en frío, "El exorcista", "Al final de la escalera" o "Expediente Warren" no contaban con puntos de partida en absoluto revolucionarios pero fue todo lo demás lo que las ha convertido en lo que son a día de hoy, clásicos del cine de género, terror, fantástico o sobrenatural, lo mismo da, porque al final todo son simples etiquetas.
"La Bruja" arranca cuando una familia es expulsada de una colonia y se instala en una pequeña granja donde viven el día a día para servir al Señor. Su fe es lo que domina su entorno y en esas férreas ideas de lo correcto -e incorrecto- es donde comienza a cimentarse la atmósfera que poco a poco va adquiriendo capas de profundidad hasta llegar a ser densa como una capa de niebla. Por sus imágenes se filtran "La cinta blanca" de Haneke, en ese acercamiento a la violencia infantil casi inocente, y sobre todo a "El Bosque" de Shyamalan, contando la historia como un cuento oscuro que no olvida la iconografía de Hansel y Gretel y otras historias que involucran la brujería como parte de su relato.
Lo que hace que todo funcione es, incuestionablemente, la forma. El cómo se lleva a cabo cada uno de los aspectos fundamentales de la narrativa, desde la presentación hasta el desarrollo de los personajes, la construcción de la tensión, la inteligencia con la que cada hecho de la historia acaba engarzando con otro aspecto decisivo, cómo utiliza a cada personaje para crear nuevos focos de interés, y esa bruja, personificación de lo prohibido, que adquiere la forma que cada persona quiera darle en base a las necesidades. Es un film mutable, clásico en la forma pero muy actual en la forma en que juguetea con las herramientas a su disposición para crear mecanismos y puntos de interés. Y esconde uno de los mejores finales que ha dado el cine fantástico en muchos años, quizá, el más impactante desde aquel que Lars Von Trier ofreció en su "Melancolia" (insisto, por fuerza expresiva; en lo argumental no tienen nada que ver). Es cierto que "La Bruja" no es una película de terror per se, de sustos. Pero tampoco lo pretende, es un drama psicológico que usa el género como excusa para construir a sus personajes. Es gran cine. Y por eso merece tanto la pena.
"La Bruja" arranca cuando una familia es expulsada de una colonia y se instala en una pequeña granja donde viven el día a día para servir al Señor. Su fe es lo que domina su entorno y en esas férreas ideas de lo correcto -e incorrecto- es donde comienza a cimentarse la atmósfera que poco a poco va adquiriendo capas de profundidad hasta llegar a ser densa como una capa de niebla. Por sus imágenes se filtran "La cinta blanca" de Haneke, en ese acercamiento a la violencia infantil casi inocente, y sobre todo a "El Bosque" de Shyamalan, contando la historia como un cuento oscuro que no olvida la iconografía de Hansel y Gretel y otras historias que involucran la brujería como parte de su relato.
Lo que hace que todo funcione es, incuestionablemente, la forma. El cómo se lleva a cabo cada uno de los aspectos fundamentales de la narrativa, desde la presentación hasta el desarrollo de los personajes, la construcción de la tensión, la inteligencia con la que cada hecho de la historia acaba engarzando con otro aspecto decisivo, cómo utiliza a cada personaje para crear nuevos focos de interés, y esa bruja, personificación de lo prohibido, que adquiere la forma que cada persona quiera darle en base a las necesidades. Es un film mutable, clásico en la forma pero muy actual en la forma en que juguetea con las herramientas a su disposición para crear mecanismos y puntos de interés. Y esconde uno de los mejores finales que ha dado el cine fantástico en muchos años, quizá, el más impactante desde aquel que Lars Von Trier ofreció en su "Melancolia" (insisto, por fuerza expresiva; en lo argumental no tienen nada que ver). Es cierto que "La Bruja" no es una película de terror per se, de sustos. Pero tampoco lo pretende, es un drama psicológico que usa el género como excusa para construir a sus personajes. Es gran cine. Y por eso merece tanto la pena.
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