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TV

5,2
33
4
22 de diciembre de 2020
22 de diciembre de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
Miniserie de la canadiense CTV Television Network basada en el libro de Ruth Gruber (1911- 2016) "Haven: The Dramatic Story of 1000 World War II Refugees and How They Came to America" publicado en 1983. A saber por qué aquí y en IMDB se clasifica como “film”, con más de tres horas de duración y dos partes muy definidas.
En él se cuenta la historia autobiográfica de esta señora, que acompañó como funcionaria de interior el viaje de un barco de transporte de tropas con mil refugiados judíos desde Nápoles a Nueva York en 1944, sólo en acogida temporal. En la segunda parte narra el difícil asentamiento de los refugiados confinados en una base militar, que ven como un nuevo campo de concentración, y sus relaciones con los civiles del pueblo, que de entrada los rechazan por antisemitismo, aporafobia, y miedo a su supuesto comunismo. Con el fin de la guerra se inicia la lucha burocrática para conseguir que se queden en los EEUU y no ser devueltos a Europa.
La factura es completamente televisiva, en 4:3 y colores de la época, con sus pausas dramáticas antes de los huecos para la publicidad, y una Natasha Richardson siempre elegante y heroica. Para evocar los flashback de antes de la guerra, las escenas se muestran en blanco y negro, pero claro, es que a la sra. Richardson no la cambian nada. Tiene exactamente el mismo aspecto al comienzo del nazismo que diez años después, con el mismo peinado e incluso pendientes. Entre los secundarios es destacable la presencia de William Petersen (Grissom de la serie CSI) y el canadiense Robert Joy que hace de funcionario rival y malo malísimo. La actriz inglesa Natasha Richardson está correcta, tampoco es que tenga mucho que expresar, es una heroína y punto.
No cuenta nada que no se haya visto ya cientos de veces en tantas películas. Hay varias historias de amor, una de la prota, una elegante y educada judía de NY que se enamora de un alemán aparentemente “bueno” en la Alemania nazi, y otros tres romances entre refugiados, y refugiados y nativos. Durante todo el tiempo la intrépida funcionaria está empeñada en hacer oír la voz de los refugiados judíos en unos EEUU donde el antisemitismo era tan natural como la tarta de manzana y el odio a los negros.
Se transmite periódicamente en las televisiones autonómicas en horarios raros y festivos. Es una historia aceptable para los criterios del género romántico. Aunque la(s) historia(s) de amor son secundarias, el personaje femenino es muy fuerte y capaz. Pero sobre todo gustará a los aficionados a esa coletilla de "basado en hechos reales", que nos permite creer que estamos aprendiendo historia y no disfrutando de un entretenimiento ligero. En este caso, muestra la hipocresía de la administración Roosevelt, y su negativa a aceptar refugiados judíos, sobre todo del este de Europa, en su territorio, tanto antes como después de la Segunda Guerra Mundial.
En él se cuenta la historia autobiográfica de esta señora, que acompañó como funcionaria de interior el viaje de un barco de transporte de tropas con mil refugiados judíos desde Nápoles a Nueva York en 1944, sólo en acogida temporal. En la segunda parte narra el difícil asentamiento de los refugiados confinados en una base militar, que ven como un nuevo campo de concentración, y sus relaciones con los civiles del pueblo, que de entrada los rechazan por antisemitismo, aporafobia, y miedo a su supuesto comunismo. Con el fin de la guerra se inicia la lucha burocrática para conseguir que se queden en los EEUU y no ser devueltos a Europa.
La factura es completamente televisiva, en 4:3 y colores de la época, con sus pausas dramáticas antes de los huecos para la publicidad, y una Natasha Richardson siempre elegante y heroica. Para evocar los flashback de antes de la guerra, las escenas se muestran en blanco y negro, pero claro, es que a la sra. Richardson no la cambian nada. Tiene exactamente el mismo aspecto al comienzo del nazismo que diez años después, con el mismo peinado e incluso pendientes. Entre los secundarios es destacable la presencia de William Petersen (Grissom de la serie CSI) y el canadiense Robert Joy que hace de funcionario rival y malo malísimo. La actriz inglesa Natasha Richardson está correcta, tampoco es que tenga mucho que expresar, es una heroína y punto.
No cuenta nada que no se haya visto ya cientos de veces en tantas películas. Hay varias historias de amor, una de la prota, una elegante y educada judía de NY que se enamora de un alemán aparentemente “bueno” en la Alemania nazi, y otros tres romances entre refugiados, y refugiados y nativos. Durante todo el tiempo la intrépida funcionaria está empeñada en hacer oír la voz de los refugiados judíos en unos EEUU donde el antisemitismo era tan natural como la tarta de manzana y el odio a los negros.
Se transmite periódicamente en las televisiones autonómicas en horarios raros y festivos. Es una historia aceptable para los criterios del género romántico. Aunque la(s) historia(s) de amor son secundarias, el personaje femenino es muy fuerte y capaz. Pero sobre todo gustará a los aficionados a esa coletilla de "basado en hechos reales", que nos permite creer que estamos aprendiendo historia y no disfrutando de un entretenimiento ligero. En este caso, muestra la hipocresía de la administración Roosevelt, y su negativa a aceptar refugiados judíos, sobre todo del este de Europa, en su territorio, tanto antes como después de la Segunda Guerra Mundial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La auténtica Ruth Gruber debía ser un auténtico ciclón en la realidad, una mujer muy notable, que hablaba cuatro o cinco idiomas y que se doctoró a los 20 años. A destacar que esta misma autora consiguió volver a conmocionar a la opinión pública USA con el caso del barco de refugiados Exodus 1947, sobre el que León Uris escribió una novela, llevada a la pantalla en 1960, y que a sus 74 años, en 1985, viajó a África para cubrir el caso de los judíos etíopes. Estuvo activa hasta pasados los 100 como fotoperiodista. Murió a los 105, sobrepasando en edad aunque no en fama a quien puede definirse como su negativo alter ego, Leni Riefenstahl.

5,8
2.068
8
30 de julio de 2019
30 de julio de 2019
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Si el arte consistiera sólo en reflejar la vida, esta película sería más que una obra maestra. No vivo en Lavapiés, ni me paso las noches en sus bancos, pero señores, esto es Barrio, o Rambla arriba, Rambla abajo, de Carlos Giménez.
Habrá quien se quede con la proeza de rodar esta inmensa colección de historias en un sólo plano secuencia; habrá quien desee recrearse en el feísmo de las sucias calles del centro, las barrenderas tan guapas que podrían ser modelos, aunque bajitas; cómo Goya Toledo evita arriesgarse como el resto de actores, el componente ideológico que, tal y como han ido las elecciones locales, remite actualmente.
Pero señores, esto es más que una inmensa muestra de talento, delante y detrás de las cámaras. Es pura vida. Es Madrid, y Barcelona, y Bilbao a según qué horas. Son seres humanos, en su inmensa mayoría poco cuerdos. Es vida. Es arte.
Habrá quien se quede con la proeza de rodar esta inmensa colección de historias en un sólo plano secuencia; habrá quien desee recrearse en el feísmo de las sucias calles del centro, las barrenderas tan guapas que podrían ser modelos, aunque bajitas; cómo Goya Toledo evita arriesgarse como el resto de actores, el componente ideológico que, tal y como han ido las elecciones locales, remite actualmente.
Pero señores, esto es más que una inmensa muestra de talento, delante y detrás de las cámaras. Es pura vida. Es Madrid, y Barcelona, y Bilbao a según qué horas. Son seres humanos, en su inmensa mayoría poco cuerdos. Es vida. Es arte.

6,2
36
6
18 de agosto de 2017
18 de agosto de 2017
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Típica película de propaganda antinazi que aún hoy se puede ver, gracias sobre todo a sus toques de humor, a veces involuntario.
La elegantísima Joan Bennett viaja con su marido a Alemania en 1938, durante la crisis de los Sudetes, por asuntos familiares. Una vez allí su marido se convierte en un ferviente nacionalsocialista (interpretado por el bueno de Francis Lederer, checo) que además flirtea con una walkiria de vía estrecha, interpretada por Anna Sten (ucraniana). Afortunadamente Bennett cuenta con un avispado corresponsal estadounidense que la ayudará a abrir los ojos respecto a los logros nazis. A destacar que todos los nazis son jóvenes y entusiastas revolucionarios, mientras que parece que todos los sensatos ancianos alemanes están en contra de tamañas majaderías, de las que no puede salir nada bueno. Ambientada en 1938, es de esperar que el espectador de 1940 ya sabe de sobra que los veteranos alemanes tienen razón.
Interesante muestra de cómo se veía a la Alemania nazi en el Hollywood de 1940, aún sin haber entrado en guerra. Su director, Irving Pichel, firmo más películas de este tipo, como The Pied Piper (1942) o Se ha puesto la luna (1943, con una jovencísima Natalie Wood) aunque es mucho más famoso por el clásico del cine de aventuras La bahía de Hudson (1941) y sus películas de ciencia ficción. Fue de los afectados por la lista negra del Comité de Actividades Antiestadounidenses. Pichel fue toda su vida un "cristiano socialista", y sus últimas películas en Europa fueron religiosas, una biografía de Lutero y una de Cristo, estrenada una semana después de su muerte.
La elegantísima Joan Bennett viaja con su marido a Alemania en 1938, durante la crisis de los Sudetes, por asuntos familiares. Una vez allí su marido se convierte en un ferviente nacionalsocialista (interpretado por el bueno de Francis Lederer, checo) que además flirtea con una walkiria de vía estrecha, interpretada por Anna Sten (ucraniana). Afortunadamente Bennett cuenta con un avispado corresponsal estadounidense que la ayudará a abrir los ojos respecto a los logros nazis. A destacar que todos los nazis son jóvenes y entusiastas revolucionarios, mientras que parece que todos los sensatos ancianos alemanes están en contra de tamañas majaderías, de las que no puede salir nada bueno. Ambientada en 1938, es de esperar que el espectador de 1940 ya sabe de sobra que los veteranos alemanes tienen razón.
Interesante muestra de cómo se veía a la Alemania nazi en el Hollywood de 1940, aún sin haber entrado en guerra. Su director, Irving Pichel, firmo más películas de este tipo, como The Pied Piper (1942) o Se ha puesto la luna (1943, con una jovencísima Natalie Wood) aunque es mucho más famoso por el clásico del cine de aventuras La bahía de Hudson (1941) y sus películas de ciencia ficción. Fue de los afectados por la lista negra del Comité de Actividades Antiestadounidenses. Pichel fue toda su vida un "cristiano socialista", y sus últimas películas en Europa fueron religiosas, una biografía de Lutero y una de Cristo, estrenada una semana después de su muerte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aun si no les interesa este tipo de cine, sólo por Joan Bennett merece la pena su visionado. Los uniformes nazis, en especial los de las SA, parecen caricaturizados a posta.
TV

5,6
32
3
24 de enero de 2016
24 de enero de 2016
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Producto televisivo creado a la mayor gloria de Luca Zingaretti. Interpretaciones histriónicas, guión torpe escrito por y para adolescentes, alemanes malisísimos de opereta entre los que no falta el "oficial bueno", aviones creados por CGI menos creíbles que las maquetas de los años cuarenta, fotografía ramplona, desaprovechando los paisajes sicilianos donde se rodó la miniserie.
Este producto puede considerarse como la respuesta a Captain Corelli's Mandolin (2001) que no es que sea una joya precisamente, pero que al lado de "esto" brilla con luz propia. En realidad cuenta un triángulo más o menos amoroso, e historias de amor, entre italianos, y griegas y una monja, bastante insulsas.
Zingaretti parece que se ha equivocado de película y está interpretando a Mussolini. Aparte del parecido físico (complexión, edad, cabeza rapada) se empeña aún más en recordar al dictador italiano pegando voces a todo el mundo, dando tortas incluso a los alemanes, soltando tacos y pavoneándose de su modestia en cuando tiene ocasión.
Los hechos históricos son más o menos la excusa para pasar tres horas más o menos aburridas, que aconsejo simultanear con cualquier lectura ligera o el cuidado de algún niño, a ser posible ruidoso, que oculte la machacona repetición de la supuesta banda sonora de Morricone, que perpetra una autoparodia muy, muy complaciente, que se le podría perdonar si no insistieran en hacerla sonar una y otra vez como fondo de cada diálogo y "momento intenso" ñoño.
Este producto puede considerarse como la respuesta a Captain Corelli's Mandolin (2001) que no es que sea una joya precisamente, pero que al lado de "esto" brilla con luz propia. En realidad cuenta un triángulo más o menos amoroso, e historias de amor, entre italianos, y griegas y una monja, bastante insulsas.
Zingaretti parece que se ha equivocado de película y está interpretando a Mussolini. Aparte del parecido físico (complexión, edad, cabeza rapada) se empeña aún más en recordar al dictador italiano pegando voces a todo el mundo, dando tortas incluso a los alemanes, soltando tacos y pavoneándose de su modestia en cuando tiene ocasión.
Los hechos históricos son más o menos la excusa para pasar tres horas más o menos aburridas, que aconsejo simultanear con cualquier lectura ligera o el cuidado de algún niño, a ser posible ruidoso, que oculte la machacona repetición de la supuesta banda sonora de Morricone, que perpetra una autoparodia muy, muy complaciente, que se le podría perdonar si no insistieran en hacerla sonar una y otra vez como fondo de cada diálogo y "momento intenso" ñoño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ya sé que los guionistas estaban cercanos a los sesenta años, pero las escenas colectivas de italianos y alemanes, con y sin masacres, son de patio de colegio.
6
20 de noviembre de 2020
20 de noviembre de 2020
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, basada en un relato cortito de London, pero con un significado yo diría que opuesto al de esta miniserie. Para variar, voy a atreverme a blasfemar y decir que Tosar no está tan maravilloso en este papel. Tendrá mucha presencia y carisma, pero lo que es expresividad más bien poca. Será que esas cejas son difíciles de mover. Tampoco creo que Marta Belmonte haya destacado demasiado. Hace lo que puede, ante las parrafadas que le hacen soltar, porque esto es una miniserie española, y si no lo cuentas con palabras tres veces la gente no se entera de lo que pasa en pantalla.
El resto del reparto sí me ha gustado. Secundarios de lujo. Toledo sublime, sin histrionismos. Las y los polis bien centrados. Y el servicio. Carmelo Gómez (que ni siquiera mencionáis, filmaffinity) insuperable, en una escena metacinematográfica cuya sutileza sólo captarán quienes hayan seguido su carrera. Todo el mundo se fija en los más mediáticos Tosar y Toledo, pero es Gómez quien sustenta en esa escena el argumento de toda la miniserie. Hay elección.
Y qué decir de la fotografía. Es y no es Madrid, lugares muy reconocibles, pero para nada costumbristas. La realización, en cambio, es más bien sosa, de lugares comunes. Muchos rascacielos y poca imaginación con la cámara.
Me recuerda a Boss, la serie de Kelsey Grammer- Los toques brutales y excesos de la serie USA le habrían venido bien a esta miniserie. Una es demasiado estridente, la otra demasiado gris.
El resto del reparto sí me ha gustado. Secundarios de lujo. Toledo sublime, sin histrionismos. Las y los polis bien centrados. Y el servicio. Carmelo Gómez (que ni siquiera mencionáis, filmaffinity) insuperable, en una escena metacinematográfica cuya sutileza sólo captarán quienes hayan seguido su carrera. Todo el mundo se fija en los más mediáticos Tosar y Toledo, pero es Gómez quien sustenta en esa escena el argumento de toda la miniserie. Hay elección.
Y qué decir de la fotografía. Es y no es Madrid, lugares muy reconocibles, pero para nada costumbristas. La realización, en cambio, es más bien sosa, de lugares comunes. Muchos rascacielos y poca imaginación con la cámara.
Me recuerda a Boss, la serie de Kelsey Grammer- Los toques brutales y excesos de la serie USA le habrían venido bien a esta miniserie. Una es demasiado estridente, la otra demasiado gris.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los favoritos no mandan las cartas. Son los que las reciben. Los Minions (esbirros) de Midas es por ello mucho más corrosiva que el cuento de London. Aunque por las críticas que he leído por aquí no parece que muchos se hayan dado cuenta. Se quedan en la "leyenda urbana" conspiranoica. Contribuyen a ello un Tosar de cara de palo, una filmación a la francesa de las escenas complicadas, y un montaje muy televisivo, soso y plano.
Entretiene, pero lástima que por poco no sea algo más que entretenimiento. Muy mejorable, como tantos productos de este director, que me temo sigue siendo mejor guionista. Pero te deja esperando más productos de este tipo, Más Mateo Gil, que cada día mejora. Más Tosar, más Toledo, más Carmelo Gómez.
Entretiene, pero lástima que por poco no sea algo más que entretenimiento. Muy mejorable, como tantos productos de este director, que me temo sigue siendo mejor guionista. Pero te deja esperando más productos de este tipo, Más Mateo Gil, que cada día mejora. Más Tosar, más Toledo, más Carmelo Gómez.
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