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6,8
4.326
7
12 de agosto de 2010
12 de agosto de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay menos mujeres directoras que hombres. Y tiene lógica que las mujeres directoras se interesen más por el universo masculino (Bigelow, EN TIERRA HOSTIL) o por la condición humana (ambos sexos) y sus conflictos (Coixet). Lo que es evidente es que la emocionalidad femenina resulta un aspecto muy singular de nuestra especie. Desde COSAS QUE DIRÍA CON SOLO MIRARLA, este director se maneja con soltura en estas aguas. Si a un argumento con este centro le sumamos el sentimiento de maternidad, el producto es un caramelo para un público femenino que, probablemente, venía reclamando esta entidad desde tiempo atrás. Y en los estudios se sabe. Entré en el cine sin saber quién era el director, pero tardé dos minutos en decirme "este es el de NUEVE VIDAS", y solo dos más en acordarme de la de cosas que diría... Porque la realización es buena, pero también una fórmula, y recuerda muchísimo a Robert Altman en VIDAS CRUZADAS (el libro Short Cuts, de R. Carver, supone un estilo de literatura muy visual que condiciona en última instancia la estructura narrativa). Si Rodrigo quiere crecer, tendrá que abandonar la fórmula y descubrir otros usos de la cámara cuando la oferta narrativa venga al caso. Por lo demás, la historia es buena, retrata bastante bien la variedad de cortes que puede sufrir un cordón umbilical y qué tipo de células madres pueden llegar a añorarse en el futuro de las biografías particulares. Cierto que hay alguna circularidad algo forzada, propia de los cuentos de hadas, pero no es imposible, y el propio tono de la historia la convierte en verosímil emocionalmente. Reseñar que las actrices están inmensas. Amy Brenneman, en su discreto papel, escenifica el rol con tal solvencia que acaso parezca su verdadera dedicación en la vida real; Anette Bening consigue que te lleguen tanto sus anhelos como su sufrimiento; y la vertiente "femme fatale" de Watts sorprende por su solidez. La diferencia entre lo que nos da y lo que nos quita el especializado entramado comercial nunca llegará a calcularse.

6,1
25.335
5
11 de agosto de 2010
11 de agosto de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película reúne algunos buenos elementos: realización, fotografía, efectos especiales, tratamiento del escenario... Pero el cine consiste en la suma de todas las partes necesarias. Y, en este punto, el film fracasa irremisiblemente: para empezar, un personaje es una persona de ficción. Una persona tiene dos personalidades: la física y la psicológica. No hay un solo personaje trabajado en esta historia; ninguno conmueve en modo alguno, pues carecen de profundidad psicológica siquiera sugerida (por no decir que el de Susan Sarandon, sencillamente, sobra, pues no aporta nada a la historia; ni siquiera al equilibrio de las relaciones -y, como contrapunto humorístico, resulta aún más inoportuno-). Por otra parte, cualquier narración posee un tránsito emocional. En esta película, este tránsito, tan pronto amaga con adquirir algo de empaque, se ve interrumpido por la espectacularidad de las imágenes. Lo "onírico" porque sí pesa demasiado.

7,6
128.535
5
12 de agosto de 2010
12 de agosto de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de UNO DE LOS NUESTROS vino la buena de mafiosos: CASINO. Espero que la siguiente tras SHUTTER ISLAND sea la buena de suspense. No veo nada de original en que una historia recurra al siguiente artificio: te presento una trama de dudosa credibilidad y luego te meto un desenlace totalmente diferente para decirte "eh, ¿has visto? Que nada era lo que parecía..." En cine, esas cosas son admisibles cuando precisamente la trama inicial parecía ser la real. Para hacer un lío en la cabeza al espectador y para mezclar lo real con lo posible o con lo onírico no hay que ser demasiado creativo, sino más bien fullero. El talento como realizador y la interpretación de los actores no se discuten, están ahí, con sus indudables calidades correspondientes. Pero es que Scorsese es un poco así: oscila entre la obra maestra y el tostonazo más impresionante.

7,4
94.301
9
19 de enero de 2012
19 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas películas nos emocionan mostrando en primer plano cierta calidad (o intensidad) de sentimientos, situados además de forma adecuada en un contexto general. El discurso del rey relega esta y casi todas las demás cuestiones a un segundo plano; pero, a medida que avanzamos, tal emerge en todo su esplendor -resulta como descubrir un suelo de diamantes tras evaporarse el agua grisácea que lo cubría-: Colin Firth y Geoffrey Rush actúan correctamente, hasta que te das cuenta de que en realidad se están saliendo; Bonham Carter resulta insustancial hasta que reparas en que todo el peso de un personaje se te revela casi de golpe para aportar un complemento del todo conveniente (y sucede igual con otros secundarios). Durante buena parte de la trama, el centro lo ocupa un problema del todo personal: la tartamudez de quien podría verse en la situación de reinar. Pero, cuando llega el discurso del rey, el montaje se convierte en el mejor aliado narrativo de la película para mostrarte que es la zozobra de varias generaciones la que está en juego, y entonces, por primera vez y de manera mucho más intensa de lo que hubieras podido imaginar, el problema del rey es tu problema; el film apela a tu mejor identificación emocional y eres como uno de tantos que ese montaje particular muestra en diversos escenarios: preocupado, temeroso, deseoso de algún alivio, aun en la conciencia de los tiempos difíciles e inminentes. Al final de la película, las cosas (lejos de haber terminado) no han hecho sino empezar. En los últimos fotogramas, un elegante giro de tuerca retoma la intrahistoria, con el mismo valor que en esa secuencia de la Lista de Schindler en la que el empresario se toma una copa con el contable, como si así se pudiera fracturar por unos instantes el fundado pesimismo. Un brillo de realización, en forma de primeros planos, remata con acierto la factura.

6,1
1.268
8
1 de octubre de 2010
1 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces se firma un guión de tanta altura. Una sola intriga sujeta toda la trama, que no consiste sino en un paseo por la zozobra menos optimista, de la mano de unos actores que se salen (todos). La cotidianidad del duelo se retrata, en buena parte, a través de hechos de lo más triviales sin aburrir lo más mínimo, en un ejercicio de montaje logrado. La BSO añade el toque justo de intimismo o de evasión en los momentos precisos.
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