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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
El apartamento (C)
CortometrajeAnimación
Checoslovaquia1968
7,1
887
Animación, Ivan Kraus, Juraj Herz
8
24 de mayo de 2013
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta curioso que, casi al mismo tiempo, dos autores de origen tan diferente como Jan Svankmajer y David Lynch comenzasen a realizar cortometrajes de tinte surrealista que resultan un clarísimo homenaje a las primeras obras de animación "stop motion" realizadas a principios del siglo XX por autores como Segundo de Chomón o George Méliès. Esta forma de hacer cine había sido casi completamente olvidada durante unos sesenta años, salvo honrosas excepciones ("Un perro andaluz" de Buñuel también tiene cierto toque similar). De lo que no me cabe duda es que la factoria de Jim Henson tomó buena nota del cine de animación experimental de esta época. Aunque el éxito de esta fórmula no ha sido grandioso, hay que reconocer que a partir de entonces de vez en cuando se nota su impronta en determinadas obras, generalmente acompañadas de una alta calidad. En este cine priman la imaginación, el estilo y la creatividad independiente, por encima del presupuesto o la vanguardia tecnológica y sólo por eso ya merecen mi más sincero respeto.

Por otra parte el corto en cuestión es sorprendente, ágil y evoca muy efectivamente la angustia que genera una de esas pesadillas en las que nada sucede como tiene que suceder. A mí me ha recordado a "Alicia en el país de las maravillas" y a la obra de Kafka. Otros usuarios comentan que el autor establece de este modo un paralelismo con la desesperante situación socio-política checa de la época. Desconozco este dato, pero seguramente es así ya que de eso trata el surrealismo, de interpretar la realidad al modo, a veces metafórico de los sueños.
15 de mayo de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bellísimo episodio, cargado de momentos en los que se muestran, sin cursilería, algunos de los sentimientos más nobles del ser humano como la comprensión, el perdón, el deseo de redención, la amabilidad o la hospitalidad. Centrado más en el recuerdo de lo que sucedió o el planteamiento de lo que pudo haber sido y no fue, es uno de los capítulos más melancólicos, pero no escatima en momentos positivos gracias a que sus personajes principales hacen gala de los sentimientos anteriormente mencionados y de una gran vitalidad, sabiduría (el personaje de la anciana profesora) o una fuerte curiosidad y tenacidad (personaje de la mujer recién llegada).

El comienzo es sencillamente magistral, con un prólogo bellísimo y una fascinante escena que sucede en la universidad que hace referencia a los dos primeros capítulos, fundamentalmente al segundo, lo cual es muy acertado ya que el tema principal de ambos guarda una enorme relación.

En el plano estético es uno de los más redondos y es claramente un anticipo de la excelencia alcanzada por Kieslowski a este nivel en su trilogía "Azul, Blanco y Rojo" de la que no he podido evitar acordarme continuamente mientras veía este episodio.

Por otra parte, entusiasmará a aquellos a los que les interesen temas como las consecuencias del antisemitismo o la resistencia frente a la ocupación nazi, que en esta obra se tratan con inusual sensibilidad y sabiduría sin caer en lo melodramático ni en la generalización. No obstante, también gustará a cualquiera que sepa apreciar una historia bien narrada e interpretada, cargada de filosofía de la buena. A mi personalmente, es de los que más me ha gustado de la saga y me ha encantado que llegado este punto el autor haya incrementado los nexos con los episodios anteriores. Tendencia que espero que se mantenga en los dos últimos capítulos. Ya les contaré…
5 de mayo de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasado el ecuador no puedo sino reconocer que el cine de este hombre va un poco más allá. Su excelencia radica, no sólo en su virtuosismo narrativo, en su estética o en su estilo inconfundible, ni en su profundidad filosófica y en la cantidad de cosas que tiene que contar. Lo que le hace pertenecer a ese pequeño grupo de grandes autores es su marcado humanismo y la habilidad para conjugar todas las virtudes mencionadas a la hora de generar obras en las que la forma y el contenido trabajan juntas de forma perfectamente coherente, enriqueciéndose mutuamente, obteniendo un resultado que es original, universal y mejor que la suma de sus partes, .

En cuanto al capítulo en sí mismo, se trata de una brillante y original reflexión sobre el amor, que se plantea enfrentando distintas facetas del mismo: Amor platónico frente a promiscuidad, inseguridad y fascinación frente a cinismo y exceso de confianza, ternura frente a pasión, etc. Para ello se nos muestran dos personajes, una bella mujer y un joven casi adolescente, que representan estos aspectos contrapuestos, pero que en el fondo son más parecidos entre sí de lo que pudiera suponerse. De hecho, plantea la posibilidad de que sean más nuestras vivencias las que moldean nuestra forma de ser y nuestras convicciones, que nuestra esencia congénita, que en el fondo no es tan distinta entre la mayoría de las personas.

De nuevo, Kieslowski presenta unos personajes casi tan complejos como las personas reales y emplea unos giros de guión interesantísimos que juegan con nuestras ideas preconcebidas. Ni que decir tiene que la fotografía, las interpretaciones, la banda sonora y el pulso narrativo siguen en la sublime línea que los episodios precedentes.

El análisis de su curiosa trama continúa en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Trata de un chico de carácter tímido y solitario, que vive con una anciana y que espía a una de sus vecinas por la ventana. Él ha conseguido su número de teléfono y la acosa por este medio, boicoteando sus encuentros amorosos. Además, se hace el encontradizo consiguiendo un trabajo de repartidor para poder verla todas las mañanas y aprovecha su puesto en correos para enviarle cartas falsas con objeto de que ella se acerque a la oficina. Vamos, un acosador.

Por otra parte, observamos a través de los ojos del joven a una mujer muy guapa que vive sola y que encadena numerosos amantes. Vamos, una libertina.

Sin embargo, la realidad siempre es un poco más compleja y nos enteramos de que el chico está sinceramente enamorado de la chica y simplemente no intenta un acercamiento normal, en lugar de sus reprobables actos de voyeurismo y sus forzados encuentros casuales, porque considera (no sin cierta lógica) que la chica es inalcanzable para él.

No obstante, un día que se arma follón en correos por culpa de sus trucos, se arma de valor y le confiesa sus actos a la mujer. Naturalmente, la reacción de ella es de rechazo, y por la noche sabiendo que él los espía le cuenta lo sucedido a un amante que se dirige al edificio donde vive el chico y le reta a mostrarse. El muchacho reacciona valientemente, sale del edificio y recibe varios golpes como escarmiento.

Al día siguiente, ella no puede vencer la curiosidad, de tal forma que aprovecha que el chico va a repartir leche a su edificio para cuestionarle su comportamiento. Le pregunta qué es lo que quiere de ella y se sorprende de que él no quiera hacerle el amor, si no simplemente amarla y nada más. Ante la incredulidad de ella, le invita a tomar un café, ella accede y el reacciona con un incontenible acceso de felicidad. La velada transcurre plácidamente, hay cierta conexión entre ellos y nos enteramos de que el chico es huérfano y la mujer con la que vive es la abuela de un amigo suyo que trabaja fuera y él ocupa temporalmente su lugar haciendo compañía a la anciana. Terminan en casa de ella y con el objetivo de demostrarle que ella no cree en el amor lo seduce para conseguir una reacción física por parte de él, el reacciona con nerviosismo, se siente humillado y vuelve a su casa donde se corta las venas, pero fracasa en su intento de suicidio gracias a la intervención de la anciana.

La mujer se arrepiente de haberlo humillado y trata en vano de contactar con él, llegando incluso a presentarse en su casa, donde la anciana se niega a informarle del hospital donde se encuentra el chico (la anciana no parece convencida de que sea la chica adecuada para su nieto sustituto, por el que parece tener un mayor aprecio que por el suyo propio ya que en definitiva le da lo que ella quiere, que es compañía). La chica sigue buscando y esperando varios días y notamos cómo se replantea su actitud ante la vida durante ese tiempo. Finalmente, el chico se recupera y vuelve al trabajo en correos donde aparece ella en una escena cargada de emotividad y sentimientos sin palabras, dejando un final abierto que en el fondo es lo que menos importa.

En definitiva, la película reflexiona de forma lúcida sobre diversos aspectos del amor y reafirma la fuerte convicción que tiene el autor sobre la complejidad del comportamiento y los sentimientos humanos, haciendo gala de su ausencia de maniqueísmo. Vemos personajes inseguros siendo valientes y firmes en sus creencias (el chico hacia la chica); personas cínicas y desencantadas, pero bondadosas y responsables (la chica hacia el chico); gente posesiva, pero agradecida (la anciana hacia el chico). De hecho, siempre hay un motivo para cada comportamiento: el amor para el robo, la falsificación y el acoso; el miedo a la soledad para el egoísmo; etc.

Realmente no creo que los cuatro últimos fragmentos vayan a conseguir superar el altísimo nivel mostrado hasta el momento, pero ya no me cabe duda de que no me van a decepcionar. Ya les contaré…
16 de mayo de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este penúltimo episodio se centra en las consecuencias de la infidelidad o del entrometerse en el amor entre dos personas.

En el plano estético es tan brillante o más que la mayoría de los otros capítulos, cargado de imágenes bellísimas, brillantes simbolismos e imaginativos puntos de vista (los planos del teléfono, las secuencias de espionaje, o las huidas hacia delante en la bicicleta, entre otros). El ritmo de la trama es muy adecuado y como siempre, las interpretaciones y la música son magníficas.

Sin embargo, al contrario que en los anteriores fragmentos del decálogo, esta vez Kieslowski abusa un poco del melodrama, ya que, aunque son perfectamente posibles, las reacciones de los protagonistas ante sus problemas son bastante extremas, me explico en el spoiler…
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spoiler:
No pongo en duda que la impotencia pueda llevar a un hombre a un elevado estado de ansiedad y que aparezcan importantes sentimientos de celos frente a la pareja, e incluso le conduzca a la obsesión el hecho de enterarse de su infidelidad, pero dudo bastante que sea habitual recurrir al suicidio en ese tipo de circunstancias, sobre todo si el personaje representado es un hombre hasta entonces equilibrado, que no tiene otros problemas añadidos y que goza, por lo demás, de una buena vida (le encanta su trabajo, tiene un alto nivel de vida, tiempo libre y el respeto de los demás, sobre todo, de su mujer). También me parece que en esta historia se abusa un poco de mostrar durante demasiados minutos la angustia y tristeza de sus personajes, ocupando buena parte del metraje y resaltando el sentimentalismo innecesariamente ya que cualquier espectador sensible puede hacerse cargo perfectamente del drama sin tanto regodeo. Esta vez, Kieslowski no ha conseguido ese equilibrio cercanía-distancia, que habitualmente muestra. Asimismo, creo que se centra demasiado en la pareja protagonista, hasta el extremo de reducir al absurdo e incluso al ridículo al tercero en discordia.

Dicho esto, reconozco que puedo estar siendo demasiado exigente, probablemente por el altísimo nivel de los anteriores capítulos y reconozco que la historia también tiene sus puntos fuertes. Por ejemplo, se entiende que el hombre adopte una actitud pasiva agresiva, en lugar de luchar directamente por retenerla a ella, porque hábilmente se nos muestra que el personaje duda si la infidelidad de su mujer no sea en el fondo lo más justo, ya que es una mujer joven y el no quiere que ella tenga que renunciar de por vida a su sexualidad, sólo porque el no pueda atenderla en ese sentido. A su vez, ella le contradice argumentando que lo importante es el amor que está en el corazón, no el de la entrepierna. Lo más brillante de cómo resuelve kieslowski esta situación de partida, es que posteriormente se establece un enorme conflicto en ambos personajes entre lo que piensan y lo que hacen, ya que ni él aguanta mucho tiempo esa situación, ni ella consigue reprimirse a pesar de sus convicciones. En cualquier caso, al final de una dura lucha interior resuelven el problema y el final resulta emocionante, sobre todo la soberbia escena en la que vemos en primer plano la nota sobre el teléfono mientras ella rebusca por toda la casa a ver si lo encuentra a él. A pesar de lo expuesto, pienso que todo esto se podía haber mostrado con un poco menos de sensiblería y haber dedicado más tiempo a desarrollar un poco las motivaciones y reacciones del tercero en discordia en lugar de regodearse en su patetismo, lo cual dificulta empatizar con los sentimientos de ella.

Personalmente, me parece un mediometraje notable, pero, por las razones antes expuestas, probablemente el peor de la saga, a falta de ver el último capítulo que espero retome el nivelazo alcanzado en puntos anteriores para que el final sea tan redondo como el conjunto de la obra. Si no es así, no importa, porque a estas alturas ya se lo perdono todo. Ya les contaré…
2 de mayo de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable película que es de las primeras en desarrollar una trama seria, en este caso un crimen. Resultan destacables la influencia que tiene sobre esta obra el corto de 1895 "La ejecución de María Estuardo" a la hora de enfocar la escena final y, por otra parte la más que probable influencia de este corto sobre obras posteriores como la magnífica y mucho más espectacular "Asalto y robo de un tren", no sólo por su temática, también por la composición de ciertas escenas, por ejemplo la escena inicial es prácticamente idéntica al robo en el vagón del tren de la película mencionada anteriormente. De hecho, ambas películas incorporan ya muchos de los elementos que acabarían siendo tópicos en sus respectivos géneros. En este caso, el asesinato, la visita al forense, la detención del sospechoso, la estancia en la carcel, etc.

Otro aspecto interesante e innovador son las transiciones entre escenas y el uso de otras filmaciones dentro de la principal para representar los sueños o recuerdos de un personaje, de forma muy similar a cómo fue utilizado este truco para representar la entrada de Santa Claus en el cuarto de unos niños en el corto de 1898 "Santa Claus". Sin embargo, pese a que esta última idea es genial, no acaba de funcionar del todo bien, pero es obligatorio perdonárselo si nos situamos en el contexto histórico en el que valían más las nuevas ideas que la perfección de los resultados.
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