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Críticas ordenadas por utilidad
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7
4 de julio de 2016
4 de julio de 2016
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El controvertido Michael Moore vuelve a la carga con "¿Qué invadimos ahora?", un documental donde viajará a Europa para visitar algunos de sus países y terminar sorprendido ante los Estados de Bienestar de los que disfrutan sus ciudadanos. Desde una óptica social americana (entiéndase, liberal y capitalista), aspectos tales como vacaciones pagadas, universidad gratuíta, bajas por maternidad o promoción escolar de menús saludables causan sorpresa y deseo a la par. Eso sí, matizará Moore desde un principio, sólo venimos a observar y quedarnos con las "flores" de los sistemas europeos, aunque "malas hierbas" hay en todos los lugares. En definitiva, una puntada crítica progresista al sistema social y económico de EEUU a través de la adulación de unicamente lo "mejor" del Estado típicamente europeo. Juzguen ustedes.
21 de mayo de 2022
21 de mayo de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película nos acerca el lado humano del genio apartándose del aura de solemnidad que transmiten los museos y los libros de Historia. Sin ser demasiado pretenciosa, consigue narrar de manera amena y cercana la vida de Miguel Ángel en su contexto, una época la del Renacimiento donde al parecer hubo más luces que sombras por más que la didáctica incida en lo contrario en su oposición a la vilipendiada Edad Media de las sombras.
Desconozco la fidelidad histórica del metraje, pero no creo que la de ser una reproducción rígida y esquemática de la biografía del genio sea su intención. Más al contrario, fluctúa entre lo trágico y lo cómico esforzándose en narrar los episodios y peripecias más sonados de la vida del artista. Da cuenta de sus grandes éxitos presentándolos como acontecimientos más grises que del todo blancos, al tiempo que constata las adversidades y fracasos, no del todo negros dicho sea de paso, necesarios para alcanzarlos.
La película divide el foco en dos: la dialéctica de Miguel Ángel consigo mismo en un constante diálogo interior donde genialidad y locura se contraponen y complementan, mostrándonos cómo el protagonista percibía su mundo y a los otros, su consciencia y su conciencia, adquiriendo aquí el filme tintes más psicológicos. Y por otro lado, se centra en las relaciones de Miguel Ángel con su entorno, marcadas por la manifiesta dificultad del genio para establecer y conservar afectos, así como las interesadas hostilidades disfrazadas de buenas intenciones de que quienes anhelaban su arte. "Por el interés te quiero Andrés", o mutatis mutandis, Miguel Ángel.
Me ha gustado el retrato de la sociedad de la época, muy estratificada todavía, donde la miseria de los pobres y no tan pobres que tantas veces se achaca como rasgo inherente de la Edad Media persiste: hambre, suciedad, violencia, picaresca... Vicios de los que nuestro Miguel Ángel, genial entre los geniales, tampoco escapa. Se nos muestra cómo un lacayo se va ganando el favor del Papado y la nobleza italiana de la época. Una clase política y religiosa cuyos límites siguen muy difuminados (otro cliché que sólo se achaca a la Edad Media) y cuyas actitudes representan en muchas ocasiones la del niño encaprichado con un caramelo. En este caso, el caramelo que se disputan es el artista que aclamado como "genio" y encaramado en la cima del arte no deja de ser un sirviente más subordinado a los devaneos de la corte, eso sí dicho sea de paso, muy bien pagado.
En definitiva, una respetable película centrada en la figura de su protagonista que consigue mantener el hilo argumental a lo largo de sus dos horas de metraje al no concebirse como demasiado pretenciosa pero tampoco distraerse en paralelas tramas accesorias que desvirtúan el relato principal. Especialmente recomendable para quienes como el que estas líneas suscribe, gustan del cine histórico y de la Historia en general, además del arte.
Desconozco la fidelidad histórica del metraje, pero no creo que la de ser una reproducción rígida y esquemática de la biografía del genio sea su intención. Más al contrario, fluctúa entre lo trágico y lo cómico esforzándose en narrar los episodios y peripecias más sonados de la vida del artista. Da cuenta de sus grandes éxitos presentándolos como acontecimientos más grises que del todo blancos, al tiempo que constata las adversidades y fracasos, no del todo negros dicho sea de paso, necesarios para alcanzarlos.
La película divide el foco en dos: la dialéctica de Miguel Ángel consigo mismo en un constante diálogo interior donde genialidad y locura se contraponen y complementan, mostrándonos cómo el protagonista percibía su mundo y a los otros, su consciencia y su conciencia, adquiriendo aquí el filme tintes más psicológicos. Y por otro lado, se centra en las relaciones de Miguel Ángel con su entorno, marcadas por la manifiesta dificultad del genio para establecer y conservar afectos, así como las interesadas hostilidades disfrazadas de buenas intenciones de que quienes anhelaban su arte. "Por el interés te quiero Andrés", o mutatis mutandis, Miguel Ángel.
Me ha gustado el retrato de la sociedad de la época, muy estratificada todavía, donde la miseria de los pobres y no tan pobres que tantas veces se achaca como rasgo inherente de la Edad Media persiste: hambre, suciedad, violencia, picaresca... Vicios de los que nuestro Miguel Ángel, genial entre los geniales, tampoco escapa. Se nos muestra cómo un lacayo se va ganando el favor del Papado y la nobleza italiana de la época. Una clase política y religiosa cuyos límites siguen muy difuminados (otro cliché que sólo se achaca a la Edad Media) y cuyas actitudes representan en muchas ocasiones la del niño encaprichado con un caramelo. En este caso, el caramelo que se disputan es el artista que aclamado como "genio" y encaramado en la cima del arte no deja de ser un sirviente más subordinado a los devaneos de la corte, eso sí dicho sea de paso, muy bien pagado.
En definitiva, una respetable película centrada en la figura de su protagonista que consigue mantener el hilo argumental a lo largo de sus dos horas de metraje al no concebirse como demasiado pretenciosa pero tampoco distraerse en paralelas tramas accesorias que desvirtúan el relato principal. Especialmente recomendable para quienes como el que estas líneas suscribe, gustan del cine histórico y de la Historia en general, además del arte.

6,4
890
6
9 de marzo de 2022
9 de marzo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico bien construido que sin altas pretensiones logra mantener, pasado su primer tercio e introducida la trama y personajes, la tensión narrativa de un buen suspense combinado con el entretenimiento que se espera de una película de acción.
Inspirada en el buen cine negro americano respeta los cánones clásicos, pero en contraposición con la industria hollywoodiense donde siempre ganan los buenos (o los malos revestidos de aura de bondad cuando son protagonistas) el trágico final de "A Tiro Limpio" tiene la virtud de acercarla a la realidad, una verosimilitud sostenida a lo largo de la proyección que nos traslada una historia muy humana donde la necesidad lejos de hacer virtud es fuente del vicio de una banda de atracadores con más hambre de botín que inteligencia. Porque para hacer el mal también hay que saber, no es sólo una cuestión de voluntad.
Será precisamente de esa necesidad de la cual nace la alianza entre los cuatro cacos, dos franceses con el tradicional aire de superioridad frente a lo español de nuestros vecinos y de dos españoles, representación del tópico de la estulticia rufianesca. Sin embargo, ni los primeros tanto, ni los segundos tampoco, el poder igualador de la muerte es tan indudable como lo es el afán de supervivencia que los lleva a traicionarse mutuamente desencadenado el trágico final.
Un final acaecido en una Barcelona de mitad de siglo bien representada en lo urbanístico y en lo social, reflejo de una época convulsa donde la España de Franco poco a poco ponía fin a los duros años de la posguerra y urbes como la catalana se situaban, en contra de los que muchos críticos actuales sostienen, a la vanguardia de un país que si bien atrasado se encaminaba hacia las cuotas de crecimiento económico más elevadas de la contemporaneidad ya entrado 1960.
Inspirada en el buen cine negro americano respeta los cánones clásicos, pero en contraposición con la industria hollywoodiense donde siempre ganan los buenos (o los malos revestidos de aura de bondad cuando son protagonistas) el trágico final de "A Tiro Limpio" tiene la virtud de acercarla a la realidad, una verosimilitud sostenida a lo largo de la proyección que nos traslada una historia muy humana donde la necesidad lejos de hacer virtud es fuente del vicio de una banda de atracadores con más hambre de botín que inteligencia. Porque para hacer el mal también hay que saber, no es sólo una cuestión de voluntad.
Será precisamente de esa necesidad de la cual nace la alianza entre los cuatro cacos, dos franceses con el tradicional aire de superioridad frente a lo español de nuestros vecinos y de dos españoles, representación del tópico de la estulticia rufianesca. Sin embargo, ni los primeros tanto, ni los segundos tampoco, el poder igualador de la muerte es tan indudable como lo es el afán de supervivencia que los lleva a traicionarse mutuamente desencadenado el trágico final.
Un final acaecido en una Barcelona de mitad de siglo bien representada en lo urbanístico y en lo social, reflejo de una época convulsa donde la España de Franco poco a poco ponía fin a los duros años de la posguerra y urbes como la catalana se situaban, en contra de los que muchos críticos actuales sostienen, a la vanguardia de un país que si bien atrasado se encaminaba hacia las cuotas de crecimiento económico más elevadas de la contemporaneidad ya entrado 1960.
25 de febrero de 2022
25 de febrero de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Película discreta que se deja ver... Y querer. Tal vez por la actuación del protagonista, un cómico Lázaro que va narrando a modo de flashback las peripecias de una vida ya conocidas en prosa por muchos y que no obstante, siguen entreteniendo.
La picaresca como forma de vida, tópico español extendido hasta nuestros días, no es más que la superficie de un profundo instinto de supervivencia en un Siglo de Oro donde no era oro todo lo que relucía. El maestro Fernán Gómez sabe compaginar como pocos el realismo histórico de la miseria de la época con un tono jocoso sostenido a lo largo del metraje que consigue sacarnos repetidas sonrisas. Fidedigna representación empero, como no podía ser de otro modo, predecibles argumento y trama para quienes sepan algo del clásico literario.
Recomendable para llenar los vacíos de esas tardes de fin de semana en casa o las rutinarias noches entre semana en las que el sofá es el sosiego último antes de abrazar a Morfeo.
La picaresca como forma de vida, tópico español extendido hasta nuestros días, no es más que la superficie de un profundo instinto de supervivencia en un Siglo de Oro donde no era oro todo lo que relucía. El maestro Fernán Gómez sabe compaginar como pocos el realismo histórico de la miseria de la época con un tono jocoso sostenido a lo largo del metraje que consigue sacarnos repetidas sonrisas. Fidedigna representación empero, como no podía ser de otro modo, predecibles argumento y trama para quienes sepan algo del clásico literario.
Recomendable para llenar los vacíos de esas tardes de fin de semana en casa o las rutinarias noches entre semana en las que el sofá es el sosiego último antes de abrazar a Morfeo.

5,2
21.054
5
21 de noviembre de 2016
21 de noviembre de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
La originalidad de la película vive su apoteósis en los tráilers de promoción. Una vez que, sentados en la butaca, comienza el (largo)metraje bastarán cinco o diez minutos para que el espectador comience a hastiarse del reiterativo, facilón y sobrecargado humor que desprende "La fiesta de las salchichas". A la media hora aparecen los primeros síntomas de fatiga por sobreespoxición, y pasado el ecuador de la proyección uno ya lo único que quiere es abandonar la sala. Aguantar hasta el final sólo puede ser sinónimo de estoicismo.
"La fiesta de las salchichas" es un peligroso cóctel que lleva como ingredientes animación gráfica infantil, altas dósis de humor para adultos (aunque para si digestión sólo se precise media neurona), ciencia ficción digna de lo mejor del cine nerd y acción deshumanizada donde la sangre...Qué sangre, digo salsas varias, zumos de frutas y demás fluidos de supermercado, salpican cada tres minutos. El resultado final es un colorido e innovador (en el setido más peyorativo de la palabra) cóctel que entra por la vista, que apetece por las pintas. Cuyo primer sorbo sólo es pasable por el total desconocimiento del peligro. Está cargado, muy muy cargado, intragable. Al segundo trago el acto reflejo es coger la copa y tirarla para romperla en mil pedazos.
Eso es "La fiesta de las salchichas", un original, excesivamente cómico y políticamente incorrecto cortometraje con pretensiones de largometraje sustancioso al que le sobra todo cuanto implica prolongarlo más allá de los cinco minutos.
"La fiesta de las salchichas" es un peligroso cóctel que lleva como ingredientes animación gráfica infantil, altas dósis de humor para adultos (aunque para si digestión sólo se precise media neurona), ciencia ficción digna de lo mejor del cine nerd y acción deshumanizada donde la sangre...Qué sangre, digo salsas varias, zumos de frutas y demás fluidos de supermercado, salpican cada tres minutos. El resultado final es un colorido e innovador (en el setido más peyorativo de la palabra) cóctel que entra por la vista, que apetece por las pintas. Cuyo primer sorbo sólo es pasable por el total desconocimiento del peligro. Está cargado, muy muy cargado, intragable. Al segundo trago el acto reflejo es coger la copa y tirarla para romperla en mil pedazos.
Eso es "La fiesta de las salchichas", un original, excesivamente cómico y políticamente incorrecto cortometraje con pretensiones de largometraje sustancioso al que le sobra todo cuanto implica prolongarlo más allá de los cinco minutos.
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