Una película puede ser genial o desastrosa dependiendo del ángulo del cuál la mires, para mí "La versión de mi vida", como se le llamó en México, es una cinta que no me ha dejado nada qué desear. A una película la hace grande que te haga sentir, que no te deje indiferente y Barney´s version, a mí., especialmente, me llegó.
Barney es un tipo en realidad, muy poco agraciado, pero siendo tan adorable (todos los cínicos lo son) consigue enamorar a la chica que se le ponga enfrente, pero claro, una vez que logra tenerla entre sus sábanas pierde el interés y vuelve a su vida de soltero, se va de juerga con sus 3 mejores amigos, se emborracha y fuma como chimenea, éste es su estilo de vida... Su primera esposa es una chica liberal pero algo desequilibrada, la segunda una loca parlanchina cuyo unico interés es hablar, hablar todo el tiempo (y lo que es peor, no decir nada realmente importante) y la tercera (a quien conoce el día de su boda con la segunda) es una mujer en toda la extensión de la palabra, se niega a salir con él y entonces Barney aprovecha un suceso desafortunado para pedir el divorcio y poder dedicarse a conquistar a Miriam. Está de más decir que lo logra, consigue su amor y se convierte en la mujer de su vida. Durante todo este proceso podemos descubrir lo grandes defectos de Barney, no ha dejado atrás sus vicios pero Miriam es una gran mujer y tolera el inmenso egoísmo de su marido, porque eso es lo que es Barney, un gran egoísta, al cual, hasta este momento no le conocemos ninguna virtud, es más, muchos nos preguntamos que vio Miriam en ese tipo regordete y fiestero. Hasta ese momento vivimos su bizarra vida con una sonrisa en los labios hasta que llega la tercera parte del film y es ahí donde Barney logra acongojarnos: ha comenzado a olvidar cosas tan simples como dónde estacionó el auto y a raiz de una discusión con su esposa ésta se marcha algunos días y entonces él comete un gran error, el peor de su vida, el error que lo lleva a perderla y Miriam es una gran mujer pero no da segundas oportunidades, es a partir de este hecho que la vida de Barney entra en declive hasta su acongojante final. Sí, debo reconocer que me sacó las lágrimas, quizá porque Barney me recuerda al "Barney" de mi vida y esta podría ser "la versión de su vida". Maravillosa película, no dejen de verla, las películas a veces no solo deben sorprendernos sino también de vez en vez hacernos pensar (y eso solo puede lograrlo una gran película). Anímense y veánla, luego... tan solo déjense llevar... Por cierto genial Paul Giamatti, genial Rosamund Pike, grandísimo Dustin Hoffman y un maravilloso descubrimiento: Scott Speedman, a quien había visto en "Felicity" y en otras películas pero nunca en ninguna que me calara su actuación, logró convencerme como el mejor amigo (algo chalado) de Barney. En serio, no se la pierdan.

Debo decir que quizá mi crítica (odio esa palabra) no les sea muy útil y es que me he dejado llevar por las emociones que me embargaban en el preciso momento en que la vi pero en fin, iré al grano. La película nos habla de una pareja, Kay y Arnold que llevan casados 30 años, sí, señores, 30 años y no me digan que alguno de ustedes no dirá: ¡Hasta creen que pasaré 30 años con la misma vieja! ¡Y sin serle infiel ni una sola vez! ¡Ni pensarlo! Porque desgraciadamente la naturaleza masculina siempre les gana pero no entraré en detalles escabrosos... Arnold ha establecido una mecánica recurrente en el matrimonio, desayuna y lee el periódico, se va a trabajar y luego vuelve a casa, cena mientras mira en la tv un tonto programa de golf, Kay por lo tanto, está harta, ella quiere que su marido vuelva a mirarla, que recuperen esa pasión que existió entre ellos en el pasado, de manera que se descubre un poco los hombros cada noche y pasa por la habitación de su marido para ver si despierta en él algún deseo dormido... Pero nada, que Arnold está hecho de piedra, entonces Kay (muy a pesar de su marido) paga un viaje a un lindo pueblecito en Maine para tomar una terapia con un famoso psicoterapeuta de parejas (experto en salvar matrimonios o en terminarlos) y ahí comienza esta historia. He leído aquí algunas de sus críticas, que si es muy pastelosa, que si no aporta nada a la industria del cine, etc... Pues déjenme decirles que yo la miré sentada en el piso, porque mi novio estaba sentado en la cama, solo había ido a casa a recoger sus cosas para marcharse y yo quería ver cualquier cosa, excepto a mi novio atravesando la puerta para irse para siempre, pues bien, yo me la pasé llorando el resto de la película y es que Arnold me lo recordaba un montón (y eso que apenas llevamos 3 años juntos), mi novio se había vuelto apático, frío, indiferente y yo quería pasión, ternura, más compromiso de su parte, que no se acostara a mi lado y se echara a roncar, de manera que me identifiqué enormemente con Kay (interpretada por esa señora llamada Meryl Streep, grandísima ella) y me voy al spoiler para terminar....