Tabernero hace una recopilación de todos los recuerdos de la infancia y los mezcla con valentía en un drama infantil, con cierto ambiente gótico y una atmósfera colorida a modo de cuento. Ambientada en los días de la agonía de Franco, los personajes adolecen de las mismas injusticias que su barrio, el de las Islas, que su país, la España de entonces. Asistimos al despertar de un todo desde la inocencia hacia la esperanza, una mirada hacia delante. Un salto cualitativo representado en la llegada a los hogares de la televisión en color. Más que una historia en concreto, este relato es una metáfora de un organismo en el que cada parte se interconecta independientemente pero a su vez todas las terminaciones vienen a dar al impulsor de cada una de nuestras emociones: el cerebro.

Fui a verla sin expectativas y me gustó. Es lo que siempre digo, lo mejor para que te guste una película es creer de antemano que no te va a gustar.
Me declaro una 'no-fan' de Woody Allen pero una ferviente admiradora tanto de la ciudad de Dalí como de la de Vetusta, a la que el citado cineasta describió como una ciudad de cuento. Ambas están tratadas en la película como un organismo, como si gozasen de vida propia, como si respirasen, como si se retorciesen en consonancia con sus sentimientos, como si se buscasen y como a menudo, las personas, no lograsen encontrarse.
'Vicky, Cristina, Barcelona' no habla de un trío, ni del amor al uso. Habla, con unos diálogos genialmente hilados, de que a veces la gente se ama, pero no se hace feliz. Habla de que el 'amor verdadero' no sólo tiene una forma, sino que puede ser producto de múltiples combinaciones y diferentes dosis.
La peli, no es una historia pretenciosa, es una historia que no deja de sorprenderte contada desde diversas ópticas. Puntos de giros magníficos, una actuación magnífica de todos los protas excepto de una salida de madre Penélope Cruz.

Retrato esperpéntico de la ambición laboral. Imágenes que nos recuerdan la cámara en mano de 'The Office', diálogos al más puro estilo 'Smoking Room' y una atmósfera que consigue ser angustiosa como en 'El método'. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por amor a un hijo? ¿y a un buen puesto de trabajo? Quizá hace unos años tanto la temática como la imagen de esta historia nos hubieran sorprendido pero llega a destiempo a un espectador ya acostumbrado a este tipo de humor que pretende ser ácido pero que se queda a un paso del drama intimista. Juan Diego y Alberto San Juan, como siempre, impecables.