Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with lourdes lulu lou
Críticas 1.501
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
8 de noviembre de 2015
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Porque, a las cinco de la mañana, cuando estás realmente jodido y necesitas ayuda ¿a quién llamas? No llamas a los padres, ni a los colegas ni a conocidos, llamas a un verdadero amigo, y los nombres que te vienen a la memoria ¡no son muchos!..., de eso va la película”, Javier Cámara; “ ¡ahí le has dao!”, Ricardo Darín. Sinceridad a raudales.
¡Qué bueno que viniste!, qué bueno salir del cine pudiendo confirmar ¡es lo que esperaba!, ¡expectativas cumplidas!, rotunda afirmación cuyo previo temía y dudaba no poder expresar dicha sentencia con eficiencia sentida; pero se ratificó lo que se intuía y anhelaba, para complacencia de la persona que tenga la inteligencia de no dejar pasar la oportunidad de tastar tan exquisito manjar.
Imparcial no soy, adoro a ambos protagonistas, su talento y facilidad para la interpretación, para la transformación y evocación de sus personajes es asombrosa, magistral para deleite y gozo del espectador; fan o no, imposible no reconocer el respeto que se han ganado dentro de suprofesión.
Y si se añade un guión cálido y humano, que da la oportunidad de explayar tan deliciosas y buscadas habilidades, más un director que tuvo el ojo, o la fortuna, de reunir tanto ingenio y agudeza en un mismo filme ¡qué quieres que te diga!, el resultado no puede ser otro que esta ¡subliminal pieza!
Película de sentimientos encontrados, dureza de silencios que hablan a través de aquello que no se comunica pero todos entienden presente, fragancia de espíritu que debe acompañar en esa preparación de difícil viaje venidero donde sólo se requiere estar, observar y amparar; no importa tu opinión, no se solicita tu intervención, unicamente el respeto de una decisión, entendible o no, que ya ha sido tomada pues eres leal amigo que “no pedís nada, no pasáis factura, sois generoso”. Y hay que ser paciente y generoso para digerir y absorber una amistad de tantos años, profunda confianza que no necesita expresar lo que está dicho con su sola comparecencia y mutismo.
“Los inseparables”, que llenan la pantalla con su sólida presencia y penetrante mirada, que te cogen de la marno para volcar una inmensidad de sensaciones sin que puedas digerirlas con emoción distante, que con música de respiración lenta y esencia intimista, ofrecen la partitura final de esa alma cansada y agotada, querida y añorada a quien cobija un cautivador solitario de guitarra como preparación melancólica de esa forma entrañable, dura y espinosa de recepción elegida; no es fácil el tema, arde el asunto a tratar entre las manos, aquieta la aspiración y aliento, anula las ideas pues ¿cómo despedirse por siempre de un íntimo amigo?, ¿qué decir en ese último encuentro?, ¿hay algo no expresado que no se sepa e intuya?; de ahí que este hondo, abismal y categórico guión viva de prolongación y rutinarias pausas para cuatro días únicos e inolvidables, nada que añadir a la especial situación enfrascada que no sea la cotidiana andadura de quien se conoce sin abrir boca; tensión lagrimal, anímica angustia, inquietud colosal y lo único para aliviarla es callarse, caminar junto al protagonista y respetar aquello que comparte.
Cesc Gay realiza un hermoso trabajo, de arduo calado y enorme pesadez espiritual, con la sabiduría de olvidarse de la cámara como personaje y dejar, que esta potente pareja, actúe y deslumbre cada fotograma con sólo recitar sus memorizadas palabras, o simplemente sin pronunciar nada, robustez de dos figuras que sufren su dolor sin parlotear, que nutren su necesidad con su existencia mutua y que te permiten arroparles en sus fatigosos y definitivos encuentros.
Punto y aparte es la conclusión que se saque de esta preciosidad emocional, pues depende en toda medida de la afinidad que logres con las afecciones vertidas, simbiosis imprescindible para apreciar cada tesoro sensitivo, cada afecto personal e interno que ofrece con derroche y altruismo este esplendor de argumento; si te involucras, tu hipnosis dejará paso a esa blanda impresión emotiva de quien está sintiendo cada uno de los momentos con veracidad humana; en caso contrario, la asimilación puede ser de lentitud, vacío y distancia por la poca consistencia sentida para tanta transquilidad y letargo.
“No has venido para convercerme de nada ¿no?” No, pero salgo absolutamente convencida y rendida, por el placer y honor de ser la extensión de ese callado amigo que sólo debe aparecer, escoltar, servir de apoyo y facilitar la elección tomada pues, aunque no siempre “cada uno se muere como puede”, en esta ocasión es solemne tránsito de trago amargo, pero gustoso de presenciar, para quien sirve de testigo, de tan temblorosa firmeza, de quien lo tiene todo dispuesto y claro.
Truman, mi segundo hijo, totalmente dependiente, se solicita tutor que se haga cargo, hombre a ser posible, amante de los perros a poder ser, amigo del alma/de toda la vida sería inmejorable, gusta de magdalenas y baños de vez en cuando, tratar con cuidado y cariño pues me desprendo de una parte de mi irrecuperable, cuyo amor es irreemplazable, como todo el amor desprendido a mansalva en cada fotograma, pues si algo hay en la pantalla es amor, amor y más inmenso amor, único constante e indispensable amor que no todos tienen la fortuna de respirar y apreciar con la soberbia que se solicita.

Lo mejor, la pareja protagonista, la emotividad del guión, el ensimismamiento de su observación.
Lo peor, la visita sólo dura 4 días.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
15 de marzo de 2015
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ellos me ayudaron, me ayudaron a despertarme de mi mal sueño de hippie"; la pregunta es ¿quién me ayuda, a mi, a despertarme de este galimatías psicodélico que tiene el ego muy alto para lo poco que alcanza?, tanto movimiento suntuoso, diálogos alborotados y conversaciones aturdidas, de las cuales, se salva una de cada diez.
Aún me pregunto por qué he tenido el valor de acabar dicho perdido relato cuando, a una hora de su proyección, ya iba despistada, extraviada y dándome todo igual; porque sí, con pena en el alma hiriente, me da igual quien haya muerto, desaparecido, vuelto y resucitado o encontrado medio drogado ya que, ¡por Dios!, que lío mental, de surrealismo vicioso, sacado de madre y vendido como obra maestra para una historia que vive de su magnífica puesta en escena -limítate a ello- y un fantástico Joaquín Phoenix que se come la pantalla a cada paso y aparición y que, lamentablemente, es lo único decente de un desfile de actores conocidos, pegados con un falso posit, de escasa rentabilidad y provecho y un rodar los fotogramas hasta acabar por saturar y cansar, al espectador, en este barullo sin incentivo ni estímulo que no sea cargar la mente con datos que, ni coges ni enlazas por muchas vueltas que les des y al que puede que, haya que estar igual de alucinado que su protagonista para poder seguir la estela de la maníaca excentricidad narrada.
No se si es el antecedente hippie de Mike Hammer, ya con sombrero ocasional pero sin bigote ni porte lustroso -aunque, eso sí, un genial moldeado/tinte/espachurrado que ¡no veas!, ¡ríete de los años setenta!-, o un Magnum polvoriente, que necesita una ducha, a quien han cambiado la pistola por papelinas y mechero o, un mísero y desdichado colgado que apenas sabe dónde se encuentra, lo que dice y que alucina el solito siendo el héroe de su exclusiva rallada cerebral y, la verdad, por una vez ¡me da igual!..., me da igual lo que le pase, me da igual lo que resuelva, me da igual el desenlace, me da igual quién es el culpable, me da igual el libro de Thomas Pynchon, me da igual si Paul Thomas Anderson le es fiel o añade o quita material de su propia cosecha, me da igual ¡exactamente todo!..., y dicho mérito, triste, doloroso e, incluso inevitable es exclusivo de este director de grandes trabajos en el pasado que, aquí, se estrella contra su propia nulidad para motivar a una razón asfixiada de tanto absurdo meneo, una vista agotada del desfallecer panorámico, unos oídos que hace tiempo dejaron de escuchar pues, su atención, tuvo la osadía de llegar a casi una hora de metraje y ya no pudo más y, un alma devastada por tan enorme decepción dado el color y estimación con el que había acudido a dicha obra, la cual, se excusan con la siempre oportuna acepción..., es decorada con inventiva preciosa y creativa, sólo apreciable y querida para unos pocos elegidos.
Siempre me gustó ser de esos pocos elegidos, exquisitos de saber apreciar y saborear la delicadeza y genialidad de la distinción pero, en esta ocasión, toda para ellos ¡qué son 2 horas y media!, ¡148 largos, soporíferos y densos minutos!, ¡8880 pesados, incoherentes y memos segundos!; es la audiencia quien merece un premio a la paciencia, resistencia y, para conmigo misma, lealtad, por no comentar algo no visto porque, con gusto, la hubiera mandado al desdén del recuerdo que nunca hay que evocar, plantado a mitad de camino y darle el honor de ser la primera película de la cual salgo de la sala del cine sin terminar; pero, tuve el coraje de aguantar aunque sólo sea para vengarme ahora.
Después del necesario desahogo emocional, seamos racionales y vamos a reflexionar sobre ella; un fumeta, adicto a lo que sea, investigador privado, con unas patillas que ¡ni Curro Jimenez y el algarrobo juntos!, recibe la visita de su ex para que busque a su actual, al tiempo que la mujer de él realiza la misma petición después de desaparición, muerte, ambos o lo que sea de los anteriores, añadimos un agente "big foot" de la ley, devora plátanos con un palo, abogado recursivo que ilumina para, sin atino, continuar con la misma ceguera, un rico propietario abducido que no logra alcanzar la salvación, un china por aquí, una tía desnuda por allá, las dos haciendoselo juntas, un dentista cocainómano, una respetada fiscal que sólo busca perder su integridad en la cama y bla, bla, bla..., juntalo todo, pon la batidora y a ver qué te resulta porque yo, sólo encuentro un producto asfixiante, tedioso, cargante y de amargo sabor por su duración, despropósito e ingratitud absurda a todos los sentidos, sin dejar uno, ¡todo un récord!
"El mar, el tiempo, las memorias y el olvido, los años de promesas desaparecen y no son recuperables, el destino siempre llega a nosotros, sólo tenemos que acercarnos a él y nunca huir, es inútil, y tomar lo que nos llega, y agradecer, y recordar que no vivimos siempre..."
...,¡por qué no te callas!, voz en off -como diría nuestro campechano jubilado rey-, que el dolor de cabeza ya empieza a asomar pues, el desinterés, desapego y olvido por ella ya hace tiempo hicieron presencia...
"..., tal vez la confianza desplace a la inseguridad y redima todo, cuando la fe americana se desvanezca y venga el miedo...", ¡y continua la tía!
Lo malo es que no da ni para reírse de tanta parrafada inútil.
Vicio puro, interiorizado, consustancial, inherente del que sólo él se entera, sólo él disfruta; yo me lo guiso/yo me lo como.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
6 de septiembre de 2013
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tema interesante para una película aburrida; y duele tener que hacer esta afirmación pues, la falta de afinidad y conexión para con los personajes se salda con una falta de interés y satisfacción que, en ningún caso, debería aparecer dado lo atractivo de su planteamiento inicial. Lucha contra el sistema, amor libre, experimentación con las drogas, sexo sin ataduras, profundos ideales vividos..., y sólo siento distancia, desapego; una frialdad que va en aumento dado su exceso de duración y la sorpresa de un alejamiento que va en incremento y que, en absoluto, esperabas . Ni siquiera la excelente fotografía puede compensar el cansancio y la debilidad de no saber plasmar de forma atractiva una época fascinante y de grandes cambios. Simplemente, me aburrí.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
14 de mayo de 2016
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezar a vivir y no, simplemente, sobrevivir.

¿Cuánto se puede soportar sin estallar?, ¿cuánto se puede dar sin esperar nada a cambio?, ¿cuánto cuesta obtener una porción de vida?
La soledad como coraza para alejarse de relacionarse con nadie, humillaciones y bromas pesadas soportadas, con resignación y silencio, por ser ese raro aparte que no encaja en la rutina costumbrista elegida por la mayoría; dolor y ausencia que se compensan con una comida que aplaca y enmudece a los posibles sentimientos, sufrimiento y decepción, desgana y conformismo como norma de vida cuya amargura, vacío y tristeza apenas se sienten, pues se ha convertido en la piel de uno.
Un personaje único, roto, paralizado, inválido emocionalmente, rodeado de una robótica rutina que cubre las horas y deja pasar los días; se evita pensar, se huye de la esperanza, la ilusión ni asoma la cabeza pues es opaco, está apartado, vive escondido, intenta pasar desapercibido sin esperar nada, sin pedir nada, sin desear nada, únicamente con la petición de que le dejen en paz y le permitan ser infeliz, pues nunca pretendió otra cosa.
Sólo que, un estúpido e inesperado acto, de generosidad no solícita, abre las puertas de ese enclaustrado corazón que, sin esperarlo, vuelve a latir con ganas y apetencia; se cambia el lugar de la comida, se modifica la estancia, ya no importan los hobbies propios, nuevos pensamientos agolpan la razón, el alma idea formas de contentar a la otra persona, los gustos ceden por esa intervención que interrumpe lo cotidiano, y controlado, y altera ese aburrimiento en un no-se-sabe-qué que apetece, agrada, permite ensoñar, configura inesperados anhelos y juega peligrosamente con el espíritu de un buen hombre que apenas ha vivido, sentido o disfrutado, únicamente sobrevive como puede.
Estupendo Gunnar Jónsson en esa encarnación del incomprendido maltratado, magnífico e ideal como receptor de atropellos consentidos/nunca contestados, que halla un trozo de alegría y ánimo en su quimera descubierta; Dagur Kári presenta una película lenta, desoladora e íntima, que se consume con esa exquisita paciencia de conocer a un solitario arrinconado, rechazado y marginado por ese mal mirar/peor juzgar de quienes nunca se molestan en preguntar, comprender o conocer a quien les rodea; entereza y aguante, desasosiego y malestar, un continuo desvelo de disgustos y desazón que, poco a poco, va virando hacia la animación y entusiasmo de cuidar y preocuparse de otra persona, y olvidarse de la inapetencia desaborida por todo lo nuevo o de fuera del círculo protector elaborado.
Fusi, un corazón gigante, de sensibilidad mayúscula, narrado con un cuidado, tacto, miramiento y aflicción que hacen las delicias e interés de ese peculiar espectador que goza con el encuentro de esa anónima joya que se centra en los pequeños gestos, en los ínfimos detalles, que apenas necesita de diálogos o palabras de relleno para crear una historia de madurez demorada de quien es bueno, amable y desinteresado, que vive según sus elecciones, al margen de la sentencia de una sociedad injusta e implacable que le golpea y azota sin piedad, mientras resiste y logra hacerse hueco entre tanta incomprensión y ataque despiadado.
Ser diferente, exclusivo, ir a la tuya y no importar nada excepto uno, soportar los tsunamis emocionales, levantarse tras ser arrasado..., cinta no apta para todos los públicos; a muchos parecerá aburrida, a tantos otros desnutrida, sin embargo, a un particular grupo, un placer la compañía de este enorme, de cuerpo y esencia, que camina con tolerancia y benevolencia y que, sin darse cuenta, obtiene, no lo imaginado, pero si lo suficiente para emprender marcha y hacer viaje pues, se hace camino al andar, y este caminante, sin pretender camino, iniciando su primer paso está.
Observar, sentir, absorber y digerir, dejarla reposar y reflexionar, requisitos que demanda Fusi, un corazón gigante, grande en todos los sentidos.

Lo mejor; su protagonista y la intimidad, calma y andadura de un guión diestro.
Lo peor; sensación anodina si no se logra envolver de su pausado aroma.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
17 de enero de 2016
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un camino difícil de recorrer, por separado o juntos.

Cuesta recuperarse después de verla, cuesta digerirla en toda su cruel sinceridad y amarga realidad dolorida porque “si nosotros somos felices, él no existe”, sentencia demoledora y aplastante que parte de un corazón fallecido en vida, que late únicamente por empeño de unas arterias que no detienen su camino; vacío, devastación y sufrimiento como auto castigo para mantener vivo a quien ya se ha ido, impactante destrozo de quien está muerta por dentro/por fuera furiosa y aniquilada de tanta buena fe y palabras de consuelo que son una infamia para quien las oye en silencio pero, no escucha por mucho que se le insista y repita.
Porque “a veces no se necesita hablar, sólo estar” y esta magnífica, sensible y profunda película deja notoriedad de su imponente presencia física absorbida con delicadeza, resquemor y esa aguda inquietud que ralentiza el respirar y eclipsa el pensamiento de una razón aturdida, que te confirma, con sobriedad y entereza, que has hecho tuya la cinta, que con muy pocas frases, vocablos o movimientos de escena ha realizado una esmerada intervención quirúrgica en tus emociones y empatia.
Soberbia Elena Anaya, transparencia afligida de la mayor ruina y mezquindad que una madre puede soportar, esa pérdida accidental de un hijo que corroe, seca, arruina y mata lentamente hasta no dejar gota de esa memoria de un agua donde se vio, por última vez, al amado retoño tras un maldito descuido de treinta segundos, feroz tiempo perpetuo que por nunca avanzará/jamás retrocederá/siempre permanecerá y que, junto a su compañero en injusticia y culpa, un anulado y desorientado Benjamín Vicuña, digna pareja, de réplica intimista y mortífera, forman un dueto interesante, humano, piadoso, emotivo y asolado que sobrevive como puede ha hecho tan bárbaro y castastrófico.
Matías Bize realiza un loable trabajo que se respira a fuego lento, en sus eternos y vastos espacios de ausencia de lenguaje, pues la dureza de las escenas, la tensión de los cuerpos, la petrificada mirada y la lejanía de quien está presente en materia, pero a miles de millas en su gélida alma, no pide dicción, no solicita voz ni intercambio de lengua en alto, la pena, miseria y atrocidad les acompaña como esquelético fantasma que todo lo destruye, que todo lo arrasa.
Su guión es pureza delicada de impresionante alma grabada a través de un asfixiante martirio, que hechiza y sugestiona al espectador para llevarlo de la mano junto a ellos en su inevitable calvario; “vamos a salir juntos de esto” o “necesito estar lejos de ti” posturas de padecimiento que la audiencia debe hacer suyas mientras se infiltra, con toda su plena conmoción al descubierto, para desvelar hacia dónde caminará tan sometida pareja y cómo encararán el mal trago que la existencia les obliga a pasar.
No toma el camino fácil y cómodo de la tragedia, por deferencia a unos personajes cuidados con tacto, inteligencia y conocimiento de lo pretendido y a dónde se quiere llegar; la concurrencia lo agradece y aplaude con su simbiosis y asimilación exquisita de la situación vista; les conoces con gusto, les sufres con apetencia, emotividad íntegra que ahonda en el verdadero núcleo de la cuestión y deja fuera las nimiedades baratas, y al uso de recurso tentativo, para rellenar cuando no se posee contenido significativo.
No es el caso, late sola sin necesidad de ayuda excepto esa emocional y afectiva dirección y escritura que convencen a un público entregado, satisfecho y aún convaleciente de tan castigada sesión anímica.
Esperanza o desasosiego, recuperación o nulidad, observa su espléndida fotografía, siente su pausado aliento, escucha su vestida música, acaricia cada áspero segundo y saborea todo su conjunto con ese acibarado placer que agria y deleita por igual, sin esperarlo.
Le gustaba la nieve y construir cosas con las manos, era Pedro, cuatro años, lo más hermoso e inocente del mundo, en la memoria de sus padres por siempre, con agua o sin ella.

Lo mejor; su humanidad palpable.
Lo peor; no lograr absorber su pureza sensible.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para