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9
5 de septiembre de 2018
5 de septiembre de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a procurar ser breve (ohhh sí, como siempre) porque tengo que terminar unas historias, comer, ducharme e irme a currar (esto es una historia real; diaria). Daría para Manual de Historia de la Televisión Reciente (2000-2018) hablar de cómo la época dorada de la televisión ha transmutado al concepto que como definí desde "Vinyl"(2016), se ha producido de "televisión-cinematográfica", asentándose en una nueva forma de artesanía (típica de los años 40 y 50 en Hollywood), para trasladarse al ámbito televisivo, sabiendo explotar lo mejor del lenguaje cinematográfico en un desarrollo de personajes, de ejecución de planos y de tramas (así como de temas) que jamás pensamos que se limitarían a un mero producto comercial.
En el caso de "Fargo, la serie", parte ya de un film que todos conocemos (y que pasa a ser un capítulo más insertado dentro de la mitología de la serie en su I temporada): un dinero que desata una plaga de maldad, pero como bien indica el personaje de VM Varga (excepcional David Thewlis): el problema no es el mal en el mundo, el problema es el bien, ¿porque de lo contrario a quién le importaría? Esto demuestra una proposición real, gris, como la complejidad de la naturaleza humana, algo que la película de los Coen abordaba y se regodeaba en lo absurdo del actuar del ser humano, así como de la violencia inherente al mismo por esa codicia de la que jamás nos hemos sabido despojar. Todo esto suena muy bíblico, pero ¿qué te puedes esperar de unos hermanos directores de ascendencia judía? Creo que es bastante evidente la respuesta. Así como el tema de la hermandad y la traición, un aspecto siempre presente en toda la serie.
Aquí no cambia mucho el contenido, quizás abordando otro detalle que si bien habían abordado muy por encima en las temporadas anteriores, va más allá por la dificultad inmanente a él: ¿es nuestra percepción y entendimiento de la realidad algo absolutamente verificable? En los totalitarismos como se indica estupendamente al principio de la película, haciendo una clara alusión a "El Proceso" de Kafka, un hombre alega no haber cometido una serie de crímenes de los que el administrativo de turno del Estado le acusa (en la RDA). Aquí se produce el acto de esquizofrenia racional: usted no ha cometido estos crímenes, pero... ¿a caso está contradiciendo al Estado? El Estado nunca se equivoca. Que entroncaría a la perfección con la secuencia final de ese cuestionar de la realidad de Varga frente a Burgel (también estupenda Carry Coon), en donde se pone en tela de juicio esto, y la elasticidad temporal a la que se encuentra supeditada la realidad.
El eterno retorno al fracaso es algo que también está muy presente, expresado magníficamente en el sello con la imagen de Sísifo subiendo la roca hasta lo alto de la colina, para luego dejarla caer, una roca que tarde o temprano aplastará a los dos hermanos Stussy (Ewan McGregor en estado de gracia): primero a Ray, (el cual incapaz de manejar la roca es el primero en caer; víctima de su propia inutilidad y estupidez) y Emmit más tarde (víctima de su incapacidad para controlar la roca en lo alto de la cima, y salir del apuro); en una imagen que toma como referencia la muerte del personaje de Kevin Spacey en "American Beauty". Y es posible que ya no solo de él, Emmit Stussy; sino de toda su familia (dado que no se nos muestra lo que ocurre a continuación): quizás este asesino de Fargo, mudo, que sobrevivió en la I temporada (entroncando a la perfección la linealidad entre las tres y el universo en el que se mueven) es un agente que únicamente se mueve por el dinero y cuya misión en este mundo como indica su procedencia de Fargo, sea eso: ser un agente de violencia retroactiva y material.
En cualquier caso, Fargo ya no es solo una historia que mezcla genéricamente neonoir, humor negro, wéstern, así como toda una galería de personajes extraños y sedientos de codicia y con secuencias a cual más bizarras y disparatadas. Fargo ha madurado en la contención que ha dejado poso "Twin Peaks II" (2017) en las formas, en el ritmo, en la definición de situaciones, en la complejidad de los temas y en la representación de la violencia. No hay efectismo (solo al principio), lentamente se nos va a introduciendo en una situación, como indicaba el cuarto capítulo digna de "Pedro y el Lobo", y es que posible que de eso se trate al final la lógica del mundo en el que habitamos: que el lobo está ahí fuera, y que Pedro camina cómodamente por el bosque, sin saber que en cualquier momento el lobo puede aparecer de entre los árboles, en la nieve, siempre hambriento, siempre paciente...
En el caso de "Fargo, la serie", parte ya de un film que todos conocemos (y que pasa a ser un capítulo más insertado dentro de la mitología de la serie en su I temporada): un dinero que desata una plaga de maldad, pero como bien indica el personaje de VM Varga (excepcional David Thewlis): el problema no es el mal en el mundo, el problema es el bien, ¿porque de lo contrario a quién le importaría? Esto demuestra una proposición real, gris, como la complejidad de la naturaleza humana, algo que la película de los Coen abordaba y se regodeaba en lo absurdo del actuar del ser humano, así como de la violencia inherente al mismo por esa codicia de la que jamás nos hemos sabido despojar. Todo esto suena muy bíblico, pero ¿qué te puedes esperar de unos hermanos directores de ascendencia judía? Creo que es bastante evidente la respuesta. Así como el tema de la hermandad y la traición, un aspecto siempre presente en toda la serie.
Aquí no cambia mucho el contenido, quizás abordando otro detalle que si bien habían abordado muy por encima en las temporadas anteriores, va más allá por la dificultad inmanente a él: ¿es nuestra percepción y entendimiento de la realidad algo absolutamente verificable? En los totalitarismos como se indica estupendamente al principio de la película, haciendo una clara alusión a "El Proceso" de Kafka, un hombre alega no haber cometido una serie de crímenes de los que el administrativo de turno del Estado le acusa (en la RDA). Aquí se produce el acto de esquizofrenia racional: usted no ha cometido estos crímenes, pero... ¿a caso está contradiciendo al Estado? El Estado nunca se equivoca. Que entroncaría a la perfección con la secuencia final de ese cuestionar de la realidad de Varga frente a Burgel (también estupenda Carry Coon), en donde se pone en tela de juicio esto, y la elasticidad temporal a la que se encuentra supeditada la realidad.
El eterno retorno al fracaso es algo que también está muy presente, expresado magníficamente en el sello con la imagen de Sísifo subiendo la roca hasta lo alto de la colina, para luego dejarla caer, una roca que tarde o temprano aplastará a los dos hermanos Stussy (Ewan McGregor en estado de gracia): primero a Ray, (el cual incapaz de manejar la roca es el primero en caer; víctima de su propia inutilidad y estupidez) y Emmit más tarde (víctima de su incapacidad para controlar la roca en lo alto de la cima, y salir del apuro); en una imagen que toma como referencia la muerte del personaje de Kevin Spacey en "American Beauty". Y es posible que ya no solo de él, Emmit Stussy; sino de toda su familia (dado que no se nos muestra lo que ocurre a continuación): quizás este asesino de Fargo, mudo, que sobrevivió en la I temporada (entroncando a la perfección la linealidad entre las tres y el universo en el que se mueven) es un agente que únicamente se mueve por el dinero y cuya misión en este mundo como indica su procedencia de Fargo, sea eso: ser un agente de violencia retroactiva y material.
En cualquier caso, Fargo ya no es solo una historia que mezcla genéricamente neonoir, humor negro, wéstern, así como toda una galería de personajes extraños y sedientos de codicia y con secuencias a cual más bizarras y disparatadas. Fargo ha madurado en la contención que ha dejado poso "Twin Peaks II" (2017) en las formas, en el ritmo, en la definición de situaciones, en la complejidad de los temas y en la representación de la violencia. No hay efectismo (solo al principio), lentamente se nos va a introduciendo en una situación, como indicaba el cuarto capítulo digna de "Pedro y el Lobo", y es que posible que de eso se trate al final la lógica del mundo en el que habitamos: que el lobo está ahí fuera, y que Pedro camina cómodamente por el bosque, sin saber que en cualquier momento el lobo puede aparecer de entre los árboles, en la nieve, siempre hambriento, siempre paciente...

7,5
6.113
9
30 de octubre de 2014
30 de octubre de 2014
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecé hace una semana un curso intensivo sobre guión cinematográfico, con un excelente profesor, Néstor López, el cual me abrió la puerta a toda una serie de aspectos que desconocía acerca del cine clásico, y de por qué se denomina cine clásico. ¿Y qué mejor forma de poder estudiar una historia, que viendo fragmentos de películas? Uno de los ejemplos que nos puso aquel primer día del curso, fue la película de la que hago reseña en este instante. "El manantial" es la primera película que he visto del rey King Vidor, y lo cierto es que he quedado deslumbrado por la misma, creo que se trata de una de las mejores películas de cine clásico de la historia del cine, y se ha convertida en una de mis favoritas de la década de 1940. Cada vez que he visto "Ciudadano Kane", en mí ha despertado la sensación de estar contemplando una gran obra, Welles no era clásico, pero debía ajustarse a los cánones establecidos por la industria, así pues actuaba de forma manierista con el fin de poder dejar su estilo intacto. Pensaba que no volvería a ver ninguna sola crítica mordaz acerca de la influencia de la prensa en la vida norteamericana, y la misma como vehículo de control de las masas. "El manantial" me demostró todo lo contrario, elevó las espectativas ejercidas por Welles en su momento: si bien el principal problema del filme, es lo discursivo de sus diálogos, los personajes están excelentemente construidos, donde destacan un espléndido Gary Cooper, acompañado de un genial Raymond Massey, y una sensual Patricia Neal, que protagoniza una de las primeras escenas de atracción sexual femenina en la historia del cine, magistralmente ocultada en el sentido pero no en la forma. La dirección es potente, y si bien otro de sus principales fallos es su ritmo, el cual se queda estancado en algunas escenas, la película en conjunto es colosal, y posee uno de los alegatos más poderosos hacia la libertad de expresión, de libre pensamiento, de libertad individual del ser humano, así como en defensa de los derechos de autor, jamás vista. En resumidas cuentas, "El manantial" es una obra maestra de visionado obligatorio para todo aquel que se considera cinéfilo, o que desea ser cineasta, como en el caso de un servidor.

6,9
2.132
10
23 de julio de 2015
23 de julio de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré muy breve porque me tengo que ir a dormir, acabo de ver "Posibilidad de escape" (Light Sleeper) de Paul Schrader, y creo que es otra de las películas más perfectas que he visto en toda mi vida, en todos los aspectos: guión trabajado desde lo más minimalista a lo más grande, jamás pensé que se pudiera introducir dentro del mundo de los bajos fondos las dudas morales en la persona de un camello de lujo, y tocar todos los aspectos de la vida del mismo: la soledad, la bebida, la escritura (recurso que ya empleó en Taxi Driver), la ansiedad por el futuro, la búsqueda de la identidad futura dentro del mundo de los bajos fondos, la pérdida del amor, la muerte, el peligro que entraña ésta profesión, la rendención... Todo se conjuga maravillosamente en éste ambiente nocturno que arropa al personaje de éste John LeTour, interpretado por un magnífico Dafoe (probablemente de las mejores interpretaciones de su carrera), donde Sarandon se limita a darle la contraparte cómica, y a veces no tan cómica muy eficientemente, y el resto del reparto cumple perfectamente las expectativas. Así como la construcción de la atmósfera, y de los mismos, y un final para nada tierno y bonito, estúpido hollywoondese, sino más del tipo del final de "Eyes Wide Shut", y con evocación a "Luces en la ciudad" de Chaplin. Sencillamente maravilloso. La dirección de Schrader es sobria, intimista, pero también tiene algo de clásica, es un virtuoso de la cámara en éste filme. Todo lo que se nos muestra está perfectamente engarzado, y aunque su último cuarto pueda parecer algo inverosímil (inverosimilidad hitchockiana, o sea sé, de la buena), y tal vez muchos hagan comparaciones odiosas con "Taxi Driver", a mí me parece una maravilla. "Aflicción" dejó el podio muy alto, pero "Posibilidad de escape" tenía todo lo que le faltaba al duro drama rural que suponía la primera: la elegancia, la belleza de las imágenes, de la fotografía, de esos bajos fondos que tan bien se le dan describir a Schrader, y me ha gustado mucho más por supuesto, no resulta tan traumática como "Aflicción", ni tan deprimente. Enhorabuena Paul Schrader, ojalá algún día escriba guiones y personajes como estos.
8
29 de junio de 2022
29 de junio de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y esta la vi hace ya casi dos meses que conste, Don Jorge Cabrera (¿dónde esta su nominación al Goya a Mejor Actor de Reparto?). Álex Montoya ('Vampiro'), debuta en largometraje, y nos trae una notable ópera prima, que tenía muchas ganas de ver. No se limita únicamente a ofrecer un retrato adolescente, con trauma/fantasma de su protagonista (genial quehacer de Jorge Motos, y merecidísima nominación), sino que se atreve a desafiar los convencionalismos, y a hurgar en las ambivalencias de determinadas relaciones.
La analogía con Pedro y el Lobo me ha parecido acertadísima. Así como el juego de tensión dramática (y de suspense, y vaya suspense), que se trae para con estos dos personajes, tan peculiares, y que merece una mención a parte como una de las parejas protagonistas más interesantes que se han visto en el cine español reciente.
La comunicación entre ambos es estupenda, hay una química maravillosa, que es sin lugar a dudas, el motor de la película (no me olvido del también estupendo trabajo de Irene Anula y de Jordi Aguilar; metidísimos en sus personajes de principio a fin). Montoya tiene un talento natural para generar incomodidad en el espectador con detalles de nuestra cotidianidad diaria.
Quizás los pocos elementos que considero que son mejorables son, sin lugar a dudas (y sin ánimo de hacer spoilers): el mundo personal de Álvaro y su trama en particular con ése "amigo", así como la segunda parte con ése viraje de road movie (entiendo que había que sacar determinadas zonas de Valencia, no me ha costado nada identificar la casa que también utilizó Marc Vigil en 'El silencio del pantano'; de no haberla visto antes, supongo que me habría impresionado más el espacio y no me hubiera sacado tanto), y el último tercio con la trama del personaje de Aguilar, y ese, nuevo viraje, hacia una inyección de neonoir, que aprecio algo impostada y hasta un poco fuera de lugar.
Pone el dedo en la yaga en una serie de cuestiones, que muy pocos se atreven a hablar, sin tampoco resultar moralizante, y siempre sin obviar la progresión dramática, de ritmo ágil, con una duración perfecta y siempre al servicio de la historia. La he disfrutado enormemente, y me ha sorprendido con giros que no me he visto venir en algunos puntos y que me han dejado, literalmente, con la boca abierta. Vayan a Filmin a degustarla.
La analogía con Pedro y el Lobo me ha parecido acertadísima. Así como el juego de tensión dramática (y de suspense, y vaya suspense), que se trae para con estos dos personajes, tan peculiares, y que merece una mención a parte como una de las parejas protagonistas más interesantes que se han visto en el cine español reciente.
La comunicación entre ambos es estupenda, hay una química maravillosa, que es sin lugar a dudas, el motor de la película (no me olvido del también estupendo trabajo de Irene Anula y de Jordi Aguilar; metidísimos en sus personajes de principio a fin). Montoya tiene un talento natural para generar incomodidad en el espectador con detalles de nuestra cotidianidad diaria.
Quizás los pocos elementos que considero que son mejorables son, sin lugar a dudas (y sin ánimo de hacer spoilers): el mundo personal de Álvaro y su trama en particular con ése "amigo", así como la segunda parte con ése viraje de road movie (entiendo que había que sacar determinadas zonas de Valencia, no me ha costado nada identificar la casa que también utilizó Marc Vigil en 'El silencio del pantano'; de no haberla visto antes, supongo que me habría impresionado más el espacio y no me hubiera sacado tanto), y el último tercio con la trama del personaje de Aguilar, y ese, nuevo viraje, hacia una inyección de neonoir, que aprecio algo impostada y hasta un poco fuera de lugar.
Pone el dedo en la yaga en una serie de cuestiones, que muy pocos se atreven a hablar, sin tampoco resultar moralizante, y siempre sin obviar la progresión dramática, de ritmo ágil, con una duración perfecta y siempre al servicio de la historia. La he disfrutado enormemente, y me ha sorprendido con giros que no me he visto venir en algunos puntos y que me han dejado, literalmente, con la boca abierta. Vayan a Filmin a degustarla.
Documental

7,2
6.912
9
27 de marzo de 2016
27 de marzo de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no entiendo las notas de filmaffinity, ni las críticas subjetivas de aquellos que dicen, que como ganó el Oscar, pierde su peso como documental. ¿Tiene alguno idea de lo jodidamente díficil que es hacer un documental? Del tipo que sea... ¿En serio? ¿Escenas de relleno? Para empezar, y aún a riesgo de que alguien me salga con el mensaje del sensacionalismo: Edward Snowden es un puto héroe, aunque como bien indica el documental, ni se lo ha buscado ni se lo ha ganado. Si hubiese sido ruso, habría sido un traidor de Rusia, y los estadounidenses le habrían acogido con los brazos abiertos: el caso es que no ha sido así. Estamos probablemente... ante el hecho más controvertido, y que más atenta contra nuestros derechos y libertades individuales, como ciudadanos de pleno derecho, y contra el propio sistema democrático del que tanto nos enorgullecemos. Ésta es la nueva versión 2.0 de lo que los fascismos y totalitarismos europeos de casi mediados del siglo XX, que fueron incapaces de conseguir esto: una vigilancia absoluta de su población, de manera silente, y a través de los medios que uno menos se espera, como lo es una red social, una cuenta de correo electrónico... ¿Y no os preocupa? ¿No tenéis la sensación de sentiros observados después de haber visto éste documental? Lo sorprendente, es que le hayan dado el Oscar, teniendo el material que posee, así como imágenes que nos muestran un hecho de facto... y es que Estados Unidos, no es el garante de los derechos y libertades de los ciudadanos del mundo. Y hay quién dirá, es otro documental en el que se critica lo malos que son los yanquis. Esto está pasando ahora mozalbetes, es real, es un hecho, y lo estamos viviendo, y es lo que les espera a las futuras generaciones. Eso sí, el documental la única pega que le veo es la complejidad de los tecnicismos que maneja, por lo demás la sensación es cuanto más escalofriante y terrible que la que me dejó "Inside a Job". Y sin embargo, aquí seguimos damas y caballeros, tecleando... unos pocos se juegan el culo por nuestros derechos, y nosotros lo mejor que podemos hacer es criticar que el documento fílmico no tiene el nivel... me descojono...
P.D: Si Orwell levantase la cabeza...
P.D: Si Orwell levantase la cabeza...
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