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5,9
771
5
27 de marzo de 2009
27 de marzo de 2009
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
"With God on our side" (con Dios de nuestra parte) Bob Dylan:
"Oh the Spanish-American
War had its day
And the Civil War too
Was soon laid away
And the names of the heroes
I's made to memorize
With guns in their hands
And God on their side."
En la guerra civil americana hubo valientes y cobardes, vencedores y vencidos, soldados y generales, esclavos y hombres libres, pero ante todo hubo estadounidenses y hombres de dios. Es el claro mensaje que nos viene a ofrecer la película.
La verdad que el trasfondo patriótico y religioso de la misma resulta bastante cansino y ni siquiera las escenas de batallas, que están bastante bien llevadas porque apuestan por el realismo, consiguen levantar la película. Hay demasiados puntos en su contra para que se convierta en una cinta que yo recomiende a alguien. Los más gordos, y coincido con las otras críticas, son esa cursilería repugnante que impregna todo los diálogos (hay conversaciones que parecen sacadas de "Mujercitas" o "Sonrisas y Lagrimas") y el tono religioso a lo misa de las iglesias negras evangélicas que acaba por aburrir.
Además la cinta es interminable; un infinito metraje que parece que nunca va a finalizar.
En la otra parte del ring tenemos las escenas de batallas, que gracias a que a los americanos les encantan representar su guerra civil cada año por asociaciones exclusivamente dedicadas a eso, están muy conseguidas y creo que es lo único meritorio.
Por otra lado me encanto el detalle de que sea una de las pocas películas de guerra en las que no hay malos (evidente ya que todos ellos son estadounidenses).
Como diría John Rambo esta película es "prescindible".
"Oh the Spanish-American
War had its day
And the Civil War too
Was soon laid away
And the names of the heroes
I's made to memorize
With guns in their hands
And God on their side."
En la guerra civil americana hubo valientes y cobardes, vencedores y vencidos, soldados y generales, esclavos y hombres libres, pero ante todo hubo estadounidenses y hombres de dios. Es el claro mensaje que nos viene a ofrecer la película.
La verdad que el trasfondo patriótico y religioso de la misma resulta bastante cansino y ni siquiera las escenas de batallas, que están bastante bien llevadas porque apuestan por el realismo, consiguen levantar la película. Hay demasiados puntos en su contra para que se convierta en una cinta que yo recomiende a alguien. Los más gordos, y coincido con las otras críticas, son esa cursilería repugnante que impregna todo los diálogos (hay conversaciones que parecen sacadas de "Mujercitas" o "Sonrisas y Lagrimas") y el tono religioso a lo misa de las iglesias negras evangélicas que acaba por aburrir.
Además la cinta es interminable; un infinito metraje que parece que nunca va a finalizar.
En la otra parte del ring tenemos las escenas de batallas, que gracias a que a los americanos les encantan representar su guerra civil cada año por asociaciones exclusivamente dedicadas a eso, están muy conseguidas y creo que es lo único meritorio.
Por otra lado me encanto el detalle de que sea una de las pocas películas de guerra en las que no hay malos (evidente ya que todos ellos son estadounidenses).
Como diría John Rambo esta película es "prescindible".
7
28 de noviembre de 2016
28 de noviembre de 2016
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es casualidad que el cartel promocional de la peli sea la imagen del Comandante Pat Quinlan sosteniendo el legendario fusil de combate “FN FAL”.
Y digo que no es casualidad porque, concretamente, ese histórico fusil belga (apodado “la mano derecha del mundo libre”) fue el símbolo de una época marcada por las constantes intervenciones armadas de países occidentales en el continente africano en los años 60-80 (ya fuesen a través de sus ejércitos nacionales, de fuerzas combinadas de la ONU o a través de mercenarios), que buscaban paliar en muchos casos los efectos provocados por la descolonización (guerras civiles, gobiernos tiránicos, control de recursos).
Y es que, precisamente todo eso es lo que también nos cuenta esta entretenida y correcta película bélica que, aunque nunca vaya a ocupar un puesto en el muro de la fama de este género, sí que creo merece un palmadita en la espalda y algún que otro alago.
Porque con su peli, el debutante director Richie Smyth no sólo nos quiere mostrar que tiene buena mano recreando las escenas de combate (con un corte muy épico/heroico/clásico rollo “Zulú” del año 1964), sino que además nos quiere recordar un capítulo de la historia del Siglo XX, en el que occidente a veces provocaba más mal que bien cuando decidía intervenir en África (pese a actuar con propósitos democratizadores), para intentar arreglar el estropicio que el mismo había creado.
Y digo que no es casualidad porque, concretamente, ese histórico fusil belga (apodado “la mano derecha del mundo libre”) fue el símbolo de una época marcada por las constantes intervenciones armadas de países occidentales en el continente africano en los años 60-80 (ya fuesen a través de sus ejércitos nacionales, de fuerzas combinadas de la ONU o a través de mercenarios), que buscaban paliar en muchos casos los efectos provocados por la descolonización (guerras civiles, gobiernos tiránicos, control de recursos).
Y es que, precisamente todo eso es lo que también nos cuenta esta entretenida y correcta película bélica que, aunque nunca vaya a ocupar un puesto en el muro de la fama de este género, sí que creo merece un palmadita en la espalda y algún que otro alago.
Porque con su peli, el debutante director Richie Smyth no sólo nos quiere mostrar que tiene buena mano recreando las escenas de combate (con un corte muy épico/heroico/clásico rollo “Zulú” del año 1964), sino que además nos quiere recordar un capítulo de la historia del Siglo XX, en el que occidente a veces provocaba más mal que bien cuando decidía intervenir en África (pese a actuar con propósitos democratizadores), para intentar arreglar el estropicio que el mismo había creado.
7
31 de agosto de 2010
31 de agosto de 2010
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece razonable someter al largometraje, en razón de que se trata de una película histórica, al escrutinio de dos valoraciones: la primera centrándonos única y exclusivamente en el aspecto “técnico” del filme, dirigida para todos aquellos que nos importase una mierda y ni siquiera nos dignásemos a mirar quien coño era el señor Cromwell y lo que hizo con su vida. La segunda recaería sobre el fondo, para todo aquel que sienta una mínima curiosidad sobre la movida que paso en Inglaterra en 1642.
Respecto a la primera de los evaluaciones tengo que confesar que disfrute de esta superproducción de época cual abuelo viendo las películas de John Wayne. Unos escenarios chulísimos, un vestuario inmejorable, y unos personajes de principios y moral intachable, todos ellos con una oratoria, saber estar y modales propios de los niños bien de la sociedad británica. En especial los dos mandamases del percal; Cromwell y el Rey, provistos en todo momento de la frase perfecta para el momento perfecto. Amen de la cantidad de panoja que supuraba la producción, con esas escenas de batallas inmejorablemente curradas: un 10.
Ahora bien, ese tufillo panfletero de la peli intentándonos vender al sanguinario de Cromwell como el molamás del corral ya no me motivo tanto.
Por una parte la peli quiere mostrar al Rey, aunque le hayan encasquetado el papel de malo, como un monarca noble y justo igualito que los que tenían en Inglaterra en los años 70, y por otro lado nos presentan a Cromwell como el salvador del protestantismo y la democracia parlamentaria. El rey era un monarca absolutista que hacia lo que tenia que hacer, mandar y recaudar impuestos para sus lujos, y Cronwell, era un oportunista que usando como estandarte la libertad del pueblo se convirtió en un déspota peor al que había derrocado. Mas lecturas no valen. Un 4.
Nota media 7.
Respecto a la primera de los evaluaciones tengo que confesar que disfrute de esta superproducción de época cual abuelo viendo las películas de John Wayne. Unos escenarios chulísimos, un vestuario inmejorable, y unos personajes de principios y moral intachable, todos ellos con una oratoria, saber estar y modales propios de los niños bien de la sociedad británica. En especial los dos mandamases del percal; Cromwell y el Rey, provistos en todo momento de la frase perfecta para el momento perfecto. Amen de la cantidad de panoja que supuraba la producción, con esas escenas de batallas inmejorablemente curradas: un 10.
Ahora bien, ese tufillo panfletero de la peli intentándonos vender al sanguinario de Cromwell como el molamás del corral ya no me motivo tanto.
Por una parte la peli quiere mostrar al Rey, aunque le hayan encasquetado el papel de malo, como un monarca noble y justo igualito que los que tenían en Inglaterra en los años 70, y por otro lado nos presentan a Cromwell como el salvador del protestantismo y la democracia parlamentaria. El rey era un monarca absolutista que hacia lo que tenia que hacer, mandar y recaudar impuestos para sus lujos, y Cronwell, era un oportunista que usando como estandarte la libertad del pueblo se convirtió en un déspota peor al que había derrocado. Mas lecturas no valen. Un 4.
Nota media 7.

5,7
1.471
7
23 de noviembre de 2011
23 de noviembre de 2011
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cheech and Chong's Up in Smoke" es nada más y nada menos que la primera de un digno subgénero de películas que podríamos denominar "pelis para fumados", dentro del cual incluyo obras de "reputados" directores como Jay Chandrasekhar ("La fiesta de la cerveza ¡Bebe hasta reventar", "Dos chalados y muchas curvas", Club desmadre", "Super maderos", entre otras) o Danny Leiner ("Dos colgaos muy fumaos", "¿Colega dónde está mi coche?", entre otras). Lo importante a destacar por tanto del film objeto de esta crítica, es que, como decía, marco el comienzo de un estilo de comedia muy particular cuyos papas son sin duda los Señores Tommy Chong y Cheech Marin (ellos mismos son los directores, guionistas y actores de su saga).
Está claro que nuestros colegas Cheech y Chong en la vida real se mataban a fumar canutos, y habrán pasado horas apalancados en el sofá de casa de fumada tragándose todo lo que ponían por la tele. Fue en esos momento de trance (cuando te encuentras bajo los efectos del cannabis o el hachís tus funciones neuronales de reducen drásticamente y te encuentras “atontado”) cuando pudieron apreciar que su adormilado cerebro reaccionaba con las bromas más imbéciles y chorras inimaginables (lo que les hacía reír y disfrutar era ver a un tío golpeándose los huevos y no las pretenciosas bromas intelectualoides del chapas de Woody Allen).
Habiendo por tanto descubierto dicha premisa, nuestros amigos idearon un cine precisamente para gente como ellos, donde el abanico de absurdos, infantiles y facilones gags y un montón de guiños a los clásicos del mundo de los fumados (el hambre de porros, la risita floja, los ojos achinados, el inconfundible olor de la Marihuana, las incoherencias verbales producto de la fumada, la desorientación temporal y espacial, la descoordinación muscular, el halo de ilicitud y rebeldía que acompañan al consumo de estupefacientes, etc…) hicieran las delicias del “fumigator” de turno que estuviera todo tranqui delante de la tele.
Por todo ello, las películas de Cheech y Chong son un tipo de cine muy particular que difícilmente se pueda apreciar si no encajas en el perfil de público para quien están hechas (no lleves a tu novia gafapasta a ver este tipo de pelis).
En conclusión, creo que la cinta se merece un merecido 7 por ser vanguardia en su campo y presentar una idea bien planteada para los fines que perseguía: echarse unas risas.
Está claro que nuestros colegas Cheech y Chong en la vida real se mataban a fumar canutos, y habrán pasado horas apalancados en el sofá de casa de fumada tragándose todo lo que ponían por la tele. Fue en esos momento de trance (cuando te encuentras bajo los efectos del cannabis o el hachís tus funciones neuronales de reducen drásticamente y te encuentras “atontado”) cuando pudieron apreciar que su adormilado cerebro reaccionaba con las bromas más imbéciles y chorras inimaginables (lo que les hacía reír y disfrutar era ver a un tío golpeándose los huevos y no las pretenciosas bromas intelectualoides del chapas de Woody Allen).
Habiendo por tanto descubierto dicha premisa, nuestros amigos idearon un cine precisamente para gente como ellos, donde el abanico de absurdos, infantiles y facilones gags y un montón de guiños a los clásicos del mundo de los fumados (el hambre de porros, la risita floja, los ojos achinados, el inconfundible olor de la Marihuana, las incoherencias verbales producto de la fumada, la desorientación temporal y espacial, la descoordinación muscular, el halo de ilicitud y rebeldía que acompañan al consumo de estupefacientes, etc…) hicieran las delicias del “fumigator” de turno que estuviera todo tranqui delante de la tele.
Por todo ello, las películas de Cheech y Chong son un tipo de cine muy particular que difícilmente se pueda apreciar si no encajas en el perfil de público para quien están hechas (no lleves a tu novia gafapasta a ver este tipo de pelis).
En conclusión, creo que la cinta se merece un merecido 7 por ser vanguardia en su campo y presentar una idea bien planteada para los fines que perseguía: echarse unas risas.

4,9
6.578
4
6 de octubre de 2009
6 de octubre de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea era jodidamente buena, un antiguo soldado del Vietnam reconvertido a mercenario se mete como profesor sustituto en un conflictivisimo “insti” de mala muerte infestado de “negratas” y “chicanos” que se dedican a aterrorizar profesores y pardillos. El sustituto no era nada más y nada menos que Tom Berenger, un tipo duro, con mirada fría capaz de partir huesos como si de panes se tratase. Alguien perfecto para el papel. Además el cartel promocional reflejaba a la perfección la esencia del film: Tom con cara de pocos amigos en un aula y encima del pupitre una enorme Uzi. Tenia todos los ingredientes para que fuese una de esas películas que mis colegas y yo estaríamos rememorando por los siglos de los siglos. Pero esta asquerosa vida esta llena de desilusiones y esta peli fue una de ellas.
El director no le supo sacar todo el jugo a este material y convertirla en una “Mítica”. Las escenas en la clase en las que el jarto de Tom tiene que hacerse con el control de ese caos y utiliza buen rollismo de profesor molón y ostias a partes iguales, las habíamos visto ya en “Mentes peligrosas” (film estrenada un año antes). Y cuando intenta alejarse de esta inyectándole a la historia violencia por un tubo, acercándola más a una cinta de acción, la caga, ya que empieza a desfasarse haciendo giros de guión tan estúpidos que no hay por donde cogerla...
Hombre! no todo es basura; se salva las trazas de los estudiantes y el instituto, todo muy Old school años 90, y alguna frase potable, pero no mucho más.
El director no le supo sacar todo el jugo a este material y convertirla en una “Mítica”. Las escenas en la clase en las que el jarto de Tom tiene que hacerse con el control de ese caos y utiliza buen rollismo de profesor molón y ostias a partes iguales, las habíamos visto ya en “Mentes peligrosas” (film estrenada un año antes). Y cuando intenta alejarse de esta inyectándole a la historia violencia por un tubo, acercándola más a una cinta de acción, la caga, ya que empieza a desfasarse haciendo giros de guión tan estúpidos que no hay por donde cogerla...
Hombre! no todo es basura; se salva las trazas de los estudiantes y el instituto, todo muy Old school años 90, y alguna frase potable, pero no mucho más.
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