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6,8
36.508
8
14 de agosto de 2018
14 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pareciera que saber de economía básica para ver La Gran Apuesta es casi imperioso, de lo contrario sobre la marcha se va a ver obligado a intentar entender conceptos elementales. Conceptos que Margot Robbie se los va a explicar desnuda en un jacuzzi mientras bebe champagne o Selena Gomez jugando en un casino, actuando como ellas mismas. ¿Es obligación del espectador saber economía básica? Por supuesto que no. Entonces, por qué el film ganó varios reconocimientos, de los cuales destaca el Oscar a Mejor Guión. Porque aunque sin miedo el 90% de la película habla de economía, la historia del desastre financiero del 2008 en Estados Unidos y los hombres que apostaron a que una catástrofe iba a suceder es magnífica de principio a fin. La caracterización de ese demonio sin alma que habita en las personas que manejan la economía de todos, de ricos y pobres, del presidente y usted, única y exclusivamente para favor propio, es sublime. El film es el reflejo de ese oscuro mundo, de excesos, de cero altruismo, que convoca a todos a un sólo fin: forrarse en dinero.
Le recomiendo eternamente The Big Short.
Le recomiendo eternamente The Big Short.
14 de agosto de 2018
14 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda que el señor Spielberg es un director de cine consolidado, talentoso, impulsor del cine de ciencia ficción, hacedor de magia con historias simples, ícono de la cultura pop. Pero su legado no es suficiente para estrenar trabajos de dudosa calidad. Su último film, Ready Player One, parece no ser de él. Okey, no fallan los efectos visuales, la arquitectura de sus escenas que tiene sorpresa a cada momento, pero qué sucedió con la historia, tío Steve?
La película trata sobre un mundo de realidad virtual: Oasis. Ahí, yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos, tenemos un perfil caracterizado por un avatar, con el cual puedes hacer lo que se te ocurra. La narración se centra en los jugadores más avezados, esos que se enfrentan en batallas contra otros usuarios, los que participan en carreras de automoviles mortales, los cuales buscan tres llaves que el creador de Oasis escondió antes de morir. ¿Por qué tan importante estas llaves? Porque el que las encuentre, se va a convertir en dueño del mundo digital y toda la fortuna acumulada por el inventor será de él o ella.
Hasta ahí todo interesante, pero después la historia no presenta nada emocionante, como lo son las historias del norteamericano, y falla el desarrollo de sus personajes. Lo que más me hace ruido es lo poco que aprovechó al talentoso Mark Rylance, al que lo tuvo casi como personaje de reparto, representando al solitario dueño de Oasis. Los jóvenes protagonistas no aportan a darle vertigo al relato, situación fundada quizás por la poca experiencia de ambos. Ahí en adelante el rodaje se sostiene por la buena cantidad de easter egg que van apareciendo, homenajeando a la cultura pop de películas y video juegos de la década del 70 y el 80. Sin embargo, no le alcanza para tenerte agarrado al asiento.
Ready Player One se propone como un blockbuster épico, pero solo alcanza para una película dominguera.
La película trata sobre un mundo de realidad virtual: Oasis. Ahí, yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos, tenemos un perfil caracterizado por un avatar, con el cual puedes hacer lo que se te ocurra. La narración se centra en los jugadores más avezados, esos que se enfrentan en batallas contra otros usuarios, los que participan en carreras de automoviles mortales, los cuales buscan tres llaves que el creador de Oasis escondió antes de morir. ¿Por qué tan importante estas llaves? Porque el que las encuentre, se va a convertir en dueño del mundo digital y toda la fortuna acumulada por el inventor será de él o ella.
Hasta ahí todo interesante, pero después la historia no presenta nada emocionante, como lo son las historias del norteamericano, y falla el desarrollo de sus personajes. Lo que más me hace ruido es lo poco que aprovechó al talentoso Mark Rylance, al que lo tuvo casi como personaje de reparto, representando al solitario dueño de Oasis. Los jóvenes protagonistas no aportan a darle vertigo al relato, situación fundada quizás por la poca experiencia de ambos. Ahí en adelante el rodaje se sostiene por la buena cantidad de easter egg que van apareciendo, homenajeando a la cultura pop de películas y video juegos de la década del 70 y el 80. Sin embargo, no le alcanza para tenerte agarrado al asiento.
Ready Player One se propone como un blockbuster épico, pero solo alcanza para una película dominguera.
20 de agosto de 2018
20 de agosto de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Estoy seguro que usted, que está leyendo esto, en algún momento hizo algo que nunca sucedió. Así de abstracta es esta película, así de subjetiva. Si no le gusta el tipo de cine que necesita que el espectador tenga que cohesionar escenas, recuerdos y fantasías, esta película no es para usted.
"Realmente no estuviste aquí" nos cuenta con tomas desenfocadas y recuerdos borrosos, la historia de un veterano de guerra, que por recompensas salva a niñas de pedofilos y el trata de blancas. Vive con su madre ya anciana y no gusta de la amistad. Todo relativamente normal, hasta que le piden rescatar a la hija de un senador de la republica (adivien de qué país). Ahí, el magnífico Joaquín Phoenix encarna las desventuras de un hombre solitario, que ve como el mundo a su rededor se derrumba, por culpa de un trabajo maldito. Magnífica también, oscura, calculada y silente la dirección de una directora que no conocía, Lynne Ramsay, que con la cámara nos sumerge en la disociación de realidad del protagonista, logrando transportar al espectador por escenas que van construyendo un desastre de proporciones.
Alguna vez no hemos estado aquí. Alguna vez hemos emergido desde una pesadilla hacia el despertar de una vida que nunca pareció nuestra.
"Realmente no estuviste aquí" nos cuenta con tomas desenfocadas y recuerdos borrosos, la historia de un veterano de guerra, que por recompensas salva a niñas de pedofilos y el trata de blancas. Vive con su madre ya anciana y no gusta de la amistad. Todo relativamente normal, hasta que le piden rescatar a la hija de un senador de la republica (adivien de qué país). Ahí, el magnífico Joaquín Phoenix encarna las desventuras de un hombre solitario, que ve como el mundo a su rededor se derrumba, por culpa de un trabajo maldito. Magnífica también, oscura, calculada y silente la dirección de una directora que no conocía, Lynne Ramsay, que con la cámara nos sumerge en la disociación de realidad del protagonista, logrando transportar al espectador por escenas que van construyendo un desastre de proporciones.
Alguna vez no hemos estado aquí. Alguna vez hemos emergido desde una pesadilla hacia el despertar de una vida que nunca pareció nuestra.

7,3
81.795
8
14 de agosto de 2018
14 de agosto de 2018
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Caen las 12 de la noche sobre París y Owen Wilson toma medio borracho un vehículo de esos de los años 20, de madera forjada a mano y asientos forrados en terciopelo. De un momento a otro, llega a una fiesta de los años 20 también y se encuentra con sus ídolos de la literatura de los años 20. Sin proponerselo, Owen viajó en el tiempo a su época preferida, esa en la que desearia haber nacido, vivido y muerto. Pero nació, vive y morirá en este siglo, en esta década, maldita quizas (?). La disyuntiva del alma versus el tiempo en el que estamos es la problemática que Woody Allen ataca en este film de manera inteligente y cómica, con un guión original ganador de un Oscar, disfrazando sutilmente otra problemática que ataca al nuevo ser humano del segundo mileneo: vivir la vida que no queremos. ¿Un deseo fundamentado o una excusa cobarde? Un deseo fundamentado porque su protagonista considera el presente un lugar agresivo, conquistado por el capitalismo. Una excusa cobarde por no querer hacer frente a la realidad y no tener la valentia de creer que el rumbo de la vida sí se puede cambiar.
14 de agosto de 2018
14 de agosto de 2018
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Ay Valerian. Amor y odio. Primero vamonos por lo dulce. Había una tarea complicada: impregnar un sello original entre tanta película de aventuras espaciales. Luc Besson no tiene dificultad para hacernos olvidar de una tal Star Wars y otra tal Star Trek. Quizás en los primeros minutos nos huela a Avatar, con la aparación de una especie que está super en línea con su entorno, el universo y las almas. Pero no se preocupe, es sólo un guiño casual. La irrupción de los protagonistas, una pareja de jovenes playeros, que visten como tal en una misión, funciona amenamente y dan el pie para las multiples aventuras que van a vivir. Sigamos con los manjares. Las aventuras representan el fuerte de este film, con secuencias de suspenso y acción que entretienen sin trastabillar, nutridos de efectos especiales que asombran. Hasta ahí todo bien, hasta que el curso de la historia y su guión parecen perderse por callejones que estaban demás y el fantasma del aburrimiento comienza a emerger. Por unos largos viente minutos los caminos de Valerian se zambullen por cavernas de primitivos seres, y por un momento el film flaquea. Quizás también agregar el abuso de los efectos especiales en secuencias que se necesita calma visual. Sí, gozan de buena salud sus intervenciones computacionales, pero a ratos confunde o marea tanto montaje virtual.
En total, Valerian y La Ciudad de los Mil Planetas es otro blockbuster más, con una buena historia.
En total, Valerian y La Ciudad de los Mil Planetas es otro blockbuster más, con una buena historia.
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