Pensé que no iba a ver algo más casposo que las películas del "Destape"..., Pero si Reino Unido es esto y así se lo pasan bien, que mueran de una infección de transmisión sexual o de una cirrosis hepática. Que hayan hecho una serie de estos inútiles dice mucho del mundo en que vivimos. Tienen el gusto en el fuckin ass.

El ladrón héroe, el príncipe romántico (del Romanticismo), la fiel y hermosa princesa, y el malo sin fisuras ni Sociedad Líquida ni "todo es relativo" y payasadas de esas postmodernistas.
Pónsela a los niños antes de que los videojuegos, el trap, Internet, Netflix y las pelúquilas de efectos especiales y contenido cero, les coman la olla y hagan que se comporten como señores de derechas en cuerpos infantiles.

El amonio se vuelve amarillo y corre por las tuberías, a no ser que un guionista, un director y un productor, junto con un par de actores, se unan para orinarnos con una aburrida, lenta, increíble y falta de tensión (incluso la chechual) película. Al final de la pelúquila los protagonistas tendrían que haber muerto por peñazos o tal vez hubiera estado bien un ataque masivo de abejas mutantes.

Necesitamos más películas de estas. Sí, de estas que muestran algo más que tetas, tiros, sangre, caca y señores malos y otros con capa que en realidad no existen. Los de esta película son reales y lo que plantean tiene que ver con la pasión de estar juntos, apoyarse y divertirse sin prestar mucha atención al resultado final. Película optimista, tierna y divertidísima.

Juro que la noche anterior descansé mis ocho horas. Aquella tarde, tomé una siesta de treinta minutos, como recomienda la Ciencia. ¿Por qué, entonces, quedé como la Bella durmiente, al cabo de empezar este Long Play de Brad Pitt? Las cartas revelan que fue porque es un rollo como un piano; mi madre me dice que tal vez es que era más larga que un día sin pan; el crítico de cine que me arrulla desde el palomar del Séptimo arte asegura que la historia en sí es más tonta que Brad Pitt.