Después de haber visto Mystic River, parece casi imposible esperar una siguiente historia con el mismo nivel. El maestro Clint Eastwood nos deja prácticamente mudos con la manera tan genial de contar este maravilloso drama. Recuerdo pocas películas relacionadas con el boxeo que hayan dejado huella en mí; sólo Toro Salvaje (Robert De Niro) fue una de ellas. El guión es por demás original y profundo, al igual que las impecables actuaciones de Hilary Swank, Morgan Freeman y el mismísimo Clint Eastwood. No pueden perdérsela.

Ver a Charlize Theron en North Country, después de Monster, resulta en verdad una delicia. La historia narra de manera inteligente la lucha de esta mujer por sus derechos en un ambiente descaradamente machista y vulgar. Los detalles melodramáticos son válidos, ya que evidencian la fragilidad de la mujer y su impotencia ante la incongruencia de una sociedad estereotipada y cobarde. Cabe resaltar que las actuaciones, en general, son bastante dignas, al igual que la dirección. Como un comentario al margen, quiero decir que Charlize Theron ha roto el paradigma de la rubia tonta y bella. Enhorabuena.

Keira Kngithtley, la jovencita que hasta hace poco era prácticamente desconocida, luce increíblemente bella, tanto histriónica como físicamente. Después de ver a esta actriz en películas como The Pirates of the Caribean, uno espera un trabajo extremadamente burdo y comercial, lo cual, para fortuna de los que hemos tenido el gusto de saborear este film, es todo lo contrario. Por momentos, la actuación del co-protagonista, Matthew Macfadyen, se percibe exagerada y acartonada; al final mejora bastante, pero no convence del todo. Los escenarios son magníficos, al igual que la ambientación general, incluyendo el vestuario de época. La fotografía, impecable. La dirección, fina y con un exquisito buen gusto. La musicalización es espléndida, y la continuidad de las escenas, sencillamente maravillosa. Esta historia de romances, inocencia, intereses y prejuicios es una joya que nadie debe perderse.

A ciencia cierta, todavía no sé con exactitud cuál fue la sensación que me dejó Munich. Creo que esperaba mucho más, sobre todo por tratarse de un film de Steven Spielberg. La trama se me hizo lenta y muy cansada. La falta de suspenso y de una dirección más ágil me obligaron a perder el interés de forma constante. Creo que el guionista y el director debieron analizar con más profundidad este hecho histórico, a fin de poder encajar situaciones que enriquecieran la propuesta, pero sin apartarse de la realidad. La recomiendo, pero con restricciones.

El despliegue de recursos técnicos hace que Troya adquiera esa personalidad que tanto caracterizaba a las grandes películas épicas de Hollywood, añadiéndole un toque de mayor realismo. Sin embargo, y a pesar de que es entretenida, se percibe débil y un tanto “light”. Dos de los más taquilleros sex symbol del momento (Brad Pitt y Erick Bana) presumen una musculatura poco creíble para la época, pero que, sin lugar a dudas, fueron el deleite de las damas. La actuación de Orlando Bloom no destaca, y actores de la talla de Peter O'Toole fueron tristemente desaprovechados.
Ideal para pasar una tarde familiar con una buena dosis de palomitas (pop corn).