Me duele dar esta valoración a una película de Woody Allen, uno de mis directores preferidos, sin duda, pero acabo de salir del cine con un cabreo importante. Me he aburrido, diría que durante el 80% de la película, lo cual ya es indicativo, pero lo peor, para mi, ha sido soportar a la madre de Naomi Watts, una vieja loca que no sólo no para de engañarse a si misma, lo cual tiene un pase, pero resulta irritante que no se pueda callar ni un solo instante ni sea capaz de dejar de decir memeces. Así pues sólo he sacado una cosa en claro, que si yo hubiese sido Josh Brolin la hubiese puesto " a vivir su siguiente vida" bien rapidito.

Espero nadie se me sienta ofendido por el título, si es así disculpas anticipadas, supongo que me ha cogido en un mal día...

... con la po... y los coj.... todos suman 23... Pues eso, que no merece mucho la pena dedicar tiempo a hablar de este engendro.

Le doy un 2,3 pero por hacer la gracia, porque es de cero patatero. 23 - 23 =0.

Llegados a este punto me piden, y con razón, que de un mínimo de estructura a la crítica para que no resulte un simple comentario. Hace unos pocos días que la vi, y (por suerte) ya no me acuerrdo de nada de la película. Conclusión? Que no sacas nada viéndola. Totalmente prescindible.

Película muy personal del maestro Woody Allen, que narra en modo de falso documental la vida de Leonard Zelig, hombre que lleva hasta el extremo la adaptación al medio en el que se mueve, con el único fin de agradar y ser aceptado por los demás. Dudo que a ninguno de nosotros se nos hayan rasgado los ojos al estar cerca de un chino, pero casi todos en algún momento hemos renunciado a lo que somos o dicho a alguién lo que quería oir, y de eso trata Zelig, de la necesidad de gustar a los demás, de dar la imagen que creemos que esperan, aunque no seamos nosotros mismos.

Tanto la historia como la forma de contarla son originales, y un acierto, aunque el modo documental hace que en algún momento se hagan algo tediosos los testimonios de los que intervinen en el mismo. Aún así el metraje es el adecuado, y la película no se hace aburrida en su conjunto, y como (casi) siempre nos arranca alguna que otra sornisa, que no carcajada, que provoca el humor de Woody Allen, el humor inteligente.

Película muy recomendable, pero no si no te gusta en general el cine de Allen, con grandes momentos, y otros no tanto. Para mi geniales, seguramente los mejores de la cinta, las conversaciones entre Zelig y su psicoanalista (Mia Farrow), particularmente durante las hipnosis a que le somete.

Le doy un 7,5.

Una doncellita rubia un poco ligera de cascos emprende, después de pasarse media hora eligiendo vestido, camino hacía la iglesia, acompañada de un ser mitad mujer mitad animal. Para llegar a su destino deberán cruzar el bosque, y en mitad del camino la feroz acompañante hace una parada, sin saberse muy bien porque, en casa de un verde viejete. Eso da pie a que nuestra doncella atraviese el bosque en solitario, y en esto tropieza con unos apuestos pastorcillos, a los que siendo ella de naturaleza ingenua y algo boba invita a compartir su almuerzo, una gran torta de pan con sorpresa dentro. Una vez saciada el hambre por los pastorcillos estos se dan al otro gran instinto del ser humano, con final trágico para la joven. Y ahí comienza lo único salvable de la película, la venganza de Max von Sydow, padre de la asesinada damisela.

En resumen, una película bastante aburrida, pero no una película cualquiera. Es de Bergman...