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Críticas ordenadas por utilidad
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4,6
238
7
17 de enero de 2015
17 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una idea que trae evocaciones es la propuesta de Marvin Kren y lo hace con originalidad, sin importar que el film nos rememore un Frankenstein, un Alien o un The Thing. Toma el discurso científico, zona gélida en las alturas de los Alpes, para dotar a su monstruo de cualidades notables y turbadoras.
Otros aciertos que nos llama la atención es aquella cámara que tiende en ciertos momentos a la subjetividad del protagonista, de los monstruos y también, horror del final, del perro; una banda sonora que deja la sangre helada en los instantes cruciales y un guión que hace del cambio y las transformaciones el centro temático. Para ello, Marvin Kren juega con el ritmo y la extensión de los planos, manteniéndonos en una tensión desde el epígrafe y la secuencia de apertura y la angustiosa alteración de los personajes.
Las actuaciones y el aporte psicológico de los personajes fundamentan una lista de reparto que no habría hecho las cosas superficialmente, sobre todo si la carga emocional está en la sobrevivencia, ¿cuáles son los requisitos morales y psicológicos para sobrevivir ante la presencia de estos monstruos híbridos? Incluso los elementos más apartados, como el caso de la relación amorosa del protagonista, confluyen para otorgar en el último momento del film la esperanza diabólica del cambio.
Otros aciertos que nos llama la atención es aquella cámara que tiende en ciertos momentos a la subjetividad del protagonista, de los monstruos y también, horror del final, del perro; una banda sonora que deja la sangre helada en los instantes cruciales y un guión que hace del cambio y las transformaciones el centro temático. Para ello, Marvin Kren juega con el ritmo y la extensión de los planos, manteniéndonos en una tensión desde el epígrafe y la secuencia de apertura y la angustiosa alteración de los personajes.
Las actuaciones y el aporte psicológico de los personajes fundamentan una lista de reparto que no habría hecho las cosas superficialmente, sobre todo si la carga emocional está en la sobrevivencia, ¿cuáles son los requisitos morales y psicológicos para sobrevivir ante la presencia de estos monstruos híbridos? Incluso los elementos más apartados, como el caso de la relación amorosa del protagonista, confluyen para otorgar en el último momento del film la esperanza diabólica del cambio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un solitario técnico ya en los glaciares de los Alpes acompaña a tres científicos en sus estudios sobre el cambio climático, sin embargo junto con la llegada del Departamento ministerial del Medio Ambiente llegan unos visitantes singulares y novedosos.
8
18 de febrero de 2015
18 de febrero de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El viaje adquiere entusiasmo por su desconocimiento y la avalancha del devenir en espera. Pone en cuestionamiento y la preparación del viajero sobre sus capacidades. Por ello, me referiré en primera instancia a la protagonista de esta historia, Alicia, cuyo nombre ya nos remite otro viaje imaginado por Lewis Carroll.
Alicia (Juno Temple) posee uno de esos rostros idóneos para concentrar en sus facciones emociones disimuladas y a la larga desfiguradas, pasiones que guarda y carga libremente como si de un camello se tratara. ¿Qué relación paradójica entonces habrá entre el incipiente y tumultuoso movimiento del alma de Alicia y el escenario en donde brota la tranquilidad y el equilibrio de la naturaleza, animales pastando y la luz de la luna llena? ¿Qué se esconde bajo la apariencia del sosiego y la tranquilidad? El complejo mundo de la protagonista, profundizado, que por su mirada y talante se nota ha entrado en contacto con el gran problema, posee sin embargo un olor a moho, a fracaso predestinado y decadencia, asediada por animales, también aborrecerá la pasividad, el sueño, la fatal y marcada figura constante del cordero.
Sobre los demás personajes presenciamos la dilatación, la desperdigación, la aridez y la amenaza, el escenario bilingüe e ignorante de lo que pasa entre bambalinas, más fructífero y profundo tal vez que la reconcentración etérea y volátil de la protagonista. Quizá a este personaje le faltó decir SÍ a todo el conocimiento que viniese y reír en su bella altura, reír en su soledad con alegre maldad de la inagotable y sana estupidez, y no esa malsana debilidad de principiante. La escena del cunnilingus fue esencial, pagó en ella su resignación con las misma moneda la incapacidad general, cuya venganza concreta se presentó en el sentimiento compasivo de sus compañeros y, tanto mejor, de ustedes espectadores. Se destaca la actuación de Michael Cera con el personaje de Brink, cuya cualidad ambigua y sin sentido destapó los sesos de Alicia; la terca habilidad hipnótica de Agustín (Agustín Silva) y la apatía de Bárbara (Catalina Sandino).
Film de bellas fotografías, planos y colores, trama que favorece las cualidades y el alejamiento de Alicia y el temor por la naturaleza salvaje, la película, desde el título, nos deja el gusto a un cuento de hadas de monstruos adormecidos, cuya única solución en ese ambiente es la muerte salvadora.
Alicia (Juno Temple) posee uno de esos rostros idóneos para concentrar en sus facciones emociones disimuladas y a la larga desfiguradas, pasiones que guarda y carga libremente como si de un camello se tratara. ¿Qué relación paradójica entonces habrá entre el incipiente y tumultuoso movimiento del alma de Alicia y el escenario en donde brota la tranquilidad y el equilibrio de la naturaleza, animales pastando y la luz de la luna llena? ¿Qué se esconde bajo la apariencia del sosiego y la tranquilidad? El complejo mundo de la protagonista, profundizado, que por su mirada y talante se nota ha entrado en contacto con el gran problema, posee sin embargo un olor a moho, a fracaso predestinado y decadencia, asediada por animales, también aborrecerá la pasividad, el sueño, la fatal y marcada figura constante del cordero.
Sobre los demás personajes presenciamos la dilatación, la desperdigación, la aridez y la amenaza, el escenario bilingüe e ignorante de lo que pasa entre bambalinas, más fructífero y profundo tal vez que la reconcentración etérea y volátil de la protagonista. Quizá a este personaje le faltó decir SÍ a todo el conocimiento que viniese y reír en su bella altura, reír en su soledad con alegre maldad de la inagotable y sana estupidez, y no esa malsana debilidad de principiante. La escena del cunnilingus fue esencial, pagó en ella su resignación con las misma moneda la incapacidad general, cuya venganza concreta se presentó en el sentimiento compasivo de sus compañeros y, tanto mejor, de ustedes espectadores. Se destaca la actuación de Michael Cera con el personaje de Brink, cuya cualidad ambigua y sin sentido destapó los sesos de Alicia; la terca habilidad hipnótica de Agustín (Agustín Silva) y la apatía de Bárbara (Catalina Sandino).
Film de bellas fotografías, planos y colores, trama que favorece las cualidades y el alejamiento de Alicia y el temor por la naturaleza salvaje, la película, desde el título, nos deja el gusto a un cuento de hadas de monstruos adormecidos, cuya única solución en ese ambiente es la muerte salvadora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En visita a su amiga, Alicia viaja a Chile de excursión al sur del país. Sin embargo no se esperaba que en el trayecto Sarah regresaría a Santiago y que sus relaciones con sus nuevos amigos le harían explorar fenómenos mentales hasta ese momento ocultos.

4,8
6.847
6
23 de enero de 2015
23 de enero de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Autómata.
(Del automăta, t. f. de -tus, y este del gr. αὐτόματος, espontáneo).
1. m. Instrumento o aparato que encierra dentro de sí el mecanismo que le imprime determinados movimientos.
2. m. Máquina que imita la figura y los movimientos de un ser animado.
3. m. coloq. Persona estúpida o excesivamente débil, que se deja dirigir por otra.
Si tratáramos de rendir, en un solo repaso, el film a un escueto análisis, encontraríamos que su superficie es porosa, con puntos de vista aislados, ideas decrecientes que no encuentran su lugar, no encontramos caminos directos que nos cargue con alguna pasión intensa y efectiva. Un guión que se escribe a partir del encogimiento de las secuencias y de las acciones decisivas y da prioridad a la ambigüedad y a participaciones insípidas como si de un video juego se tratara, sólo puede suponer un protagonista con las mismas cualidades, tanto que nunca nos identificamos con él ni con el padecimiento que nos proporciona el sencillo rostro de las máquinas, hasta que éstas vital y gradualmente se liberan, la única emoción que nos embarga.
Paradójicamente, Antonio Banderas ejecutó su papel sólo como lo sabe hacer un buen actor, saturado, entre la actuación humilde de los demás personajes, por fantasmas holográficos y un espacio postapocalíptico donde el vigor, el optimismo y la fuerza solo se encuentran en la barbarie establecida. ¿Hay otra opción?, sí: el desarrollo de la inteligencia artificial, que el género de ciencia ficción ha explotado siempre como un caso elevado, único y fortuito entre las máquinas y que, en este film, también entre los humanos.
El ambiente distópico, el espacio degradado por la miseria y el vicio, la humanidad en un estado de animalidad deplorable, nos causan más aversión que el estado de esclavitud de los autómatas, nido desértico y radioactivo de los únicos que podrían cambiar esta situación, dado la armonía de la música clásica con que son presentados en el film. Lo que en boca de la Dra. Dupre, nos dice: “La auto reparación implica la idea de una conciencia”.
Pese a lo dicho, Jacq Vaucan es un héroe atípico, sacado de una novela existencialista, no espera nada, no anhela nada, no reconoce nada, ni siquiera al ser testigo de un suicidio, solo lo anima el contenido de los reiterados flashback sobre su pasado. Me pregunto qué hubiera sido del film, si el papel del antagonista le fuera dado la oportunidad y el tiempo de vivir como el líder de los autómatas quería. Sin embargo, me quedo con el pesimismo de la distopía, quizá Jacq Vaucan vio las cosas tal como son.
(Del automăta, t. f. de -tus, y este del gr. αὐτόματος, espontáneo).
1. m. Instrumento o aparato que encierra dentro de sí el mecanismo que le imprime determinados movimientos.
2. m. Máquina que imita la figura y los movimientos de un ser animado.
3. m. coloq. Persona estúpida o excesivamente débil, que se deja dirigir por otra.
Si tratáramos de rendir, en un solo repaso, el film a un escueto análisis, encontraríamos que su superficie es porosa, con puntos de vista aislados, ideas decrecientes que no encuentran su lugar, no encontramos caminos directos que nos cargue con alguna pasión intensa y efectiva. Un guión que se escribe a partir del encogimiento de las secuencias y de las acciones decisivas y da prioridad a la ambigüedad y a participaciones insípidas como si de un video juego se tratara, sólo puede suponer un protagonista con las mismas cualidades, tanto que nunca nos identificamos con él ni con el padecimiento que nos proporciona el sencillo rostro de las máquinas, hasta que éstas vital y gradualmente se liberan, la única emoción que nos embarga.
Paradójicamente, Antonio Banderas ejecutó su papel sólo como lo sabe hacer un buen actor, saturado, entre la actuación humilde de los demás personajes, por fantasmas holográficos y un espacio postapocalíptico donde el vigor, el optimismo y la fuerza solo se encuentran en la barbarie establecida. ¿Hay otra opción?, sí: el desarrollo de la inteligencia artificial, que el género de ciencia ficción ha explotado siempre como un caso elevado, único y fortuito entre las máquinas y que, en este film, también entre los humanos.
El ambiente distópico, el espacio degradado por la miseria y el vicio, la humanidad en un estado de animalidad deplorable, nos causan más aversión que el estado de esclavitud de los autómatas, nido desértico y radioactivo de los únicos que podrían cambiar esta situación, dado la armonía de la música clásica con que son presentados en el film. Lo que en boca de la Dra. Dupre, nos dice: “La auto reparación implica la idea de una conciencia”.
Pese a lo dicho, Jacq Vaucan es un héroe atípico, sacado de una novela existencialista, no espera nada, no anhela nada, no reconoce nada, ni siquiera al ser testigo de un suicidio, solo lo anima el contenido de los reiterados flashback sobre su pasado. Me pregunto qué hubiera sido del film, si el papel del antagonista le fuera dado la oportunidad y el tiempo de vivir como el líder de los autómatas quería. Sin embargo, me quedo con el pesimismo de la distopía, quizá Jacq Vaucan vio las cosas tal como son.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el año 2044, los servicios de la robótica intervienen en muchos sectores del quehacer cotidiano y práctico de una humanidad reducida, a consecuencia de un cataclismo solar. Jacq Vaucan, agente de seguros de una corporación robótica, esperanzado en ver crecer a su hijo en la costa, estará involucrado en una insurgencia que podría trastornar la estructura social y dar un impulso mayor a la inteligencia artificial.

5,6
2.227
6
17 de enero de 2015
17 de enero de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Australia nadie puede escapar, y esta película nos dice: en ningún lado. Lo fenomenal de este film, con un montaje clásico, es su capacidad de atraer nuestra atención no de una forma llena de apocalipsis como las grandes imágenes de Hollywood, sino que su enfoque está dirigido a la descripción de instintos y conciencia, de desesperación y desenfreno, ¿cómo logra esto? ¿Cómo logra ser un total pesimismo y al mismo tiempo llamar nuestra atención? No es el puro miedo que nos deja frente a la pantalla, necesitó otro enganche más que la sangre: lo que buscaba el protagonista, ese plus de gozo, lo puedo decir en pregunta: ¿ese plus de gozo?
La sensualidad es un elemento más de este film, planos y secuencias marcados en lo emocional y en lo sexual, color, miradas, afectos, posturas, para ello los actores debieron ser los mejores para reflejar miradas celosas, paternales, iracundas, lujuriosas, esperanzadas y desesperanzadas, de esta manera se logró una vuelta de tuerca entre los personajes de Rose y James, ayudante y beneficiario, una simbiosis perfecta. Nadie escapa de la muerte, un aliento paradójico que llena de ilusión incluso para volver, contemplando el optimismo en el pesimismo. Un final a lo griego.
La sensualidad es un elemento más de este film, planos y secuencias marcados en lo emocional y en lo sexual, color, miradas, afectos, posturas, para ello los actores debieron ser los mejores para reflejar miradas celosas, paternales, iracundas, lujuriosas, esperanzadas y desesperanzadas, de esta manera se logró una vuelta de tuerca entre los personajes de Rose y James, ayudante y beneficiario, una simbiosis perfecta. Nadie escapa de la muerte, un aliento paradójico que llena de ilusión incluso para volver, contemplando el optimismo en el pesimismo. Un final a lo griego.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ya el tiempo se acaba y en las determinaciones no se busca solución; el fin se acerca y hay un solo camino: la historia de un hombre que huye de la muerte sin saber por qué ni adónde, entre el desquicio, la demencia y el trastorno social, tiene en mente participar de una última fiesta, sin embargo una niña, en su paso, que busca a su padre, exige la ayuda de quien logra salvarlo a él mismo, contra el reloj deberá tomar una última y terminante decisión.

5,1
857
6
1 de marzo de 2015
1 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me he preguntado sobre las cualidades del protagonista que lo hace caminar sobre la muerte, dotado de una vitalidad diferente a los demás personajes. Y suele suceder en este film que el protagonismo no pertenece a uno sino en su conjunto y que la muerte no llega inesperada sino que fue invocada.
Por qué estas personas permiten experimentar tal delirio; si lográsemos descubrir la realidad en el mundo imaginario de la sociedad y advirtiéramos que las imágenes simbólicas subyacen en el fondo de nuestro consentimiento, comprenderíamos las obras de este grupo literario y los monstruos más célebres en nuestra cultura como lo es la figura del vampiro y la de Frankenstein, o comprender los caminos peligrosos de la creación artística. Con esto, ¿podríamos interpretar la imagen de la calavera y el rayo que la ilumina en la secuencia de apertura en el film? Como dijo otro escritor la muerte es lo más sólido que ha inventado la vida, de dónde germinaría todo si no es desde la calavera de El Monje negro. Escena clave es la secuencia del conjuro con ese plano de contrapicado que te identifica con…
Sin embargo la muerte no es el tema principal del film ni es el objetivo de los personajes, tomando en cuenta la cualidad imaginativa de todo escritor con la pregunta que tropiezan estos personajes es sobre “la” causa de muerte esencial. ¿La causa? El temor de enfrentarse con nuestros más ocultos miedos, aquellos que, en esa velada de 1816 con una tormenta que agitaba la noche, en la aislada y gótica Villa Diodati, recibieron en su cuna a dos de los personajes más horrorosos de la literatura y cine occidentales.
El miedo es el origen y el fin, la enfermedad y la cura, quién desearía enfrentarse a este mal, a los crueles fantasmas, a la embriaguez de la noche, a los sueños despiadados, al peligro constante en nuestra propia casa. Ken Russell supo dar vida a todas las pasiones desatadas en esa noche de láudano, alcohol y terror: ambientación, utilería, color, planos, ritmo, montaje, todo ello para entrelazar un contenido surrealista en el interior particular de cada personaje con otro marcado por la tormenta, el laberinto y la alucinación.
El Director dotó a sus personajes de una espontaneidad tal que sus propias vergüenzas y temores no las hace llegar a los espectadores a través del romanticismo barato y el aura acomodaticio que el cine de hoy atribuye a los escritores, sino que lo hace real a través de sus vicios.
Hay algo arriba en el ático, hay algo abajo en el sótano, la casona llena de sangre, sueños y viscosidades es un organismo viviente en el cual se completa un ciclo: el miedo comienza con ellos y muere también con ellos, así se verá la luz del día y el tiempo dirá si nuevos monstruos morirán ahogados en el mar.
Por qué estas personas permiten experimentar tal delirio; si lográsemos descubrir la realidad en el mundo imaginario de la sociedad y advirtiéramos que las imágenes simbólicas subyacen en el fondo de nuestro consentimiento, comprenderíamos las obras de este grupo literario y los monstruos más célebres en nuestra cultura como lo es la figura del vampiro y la de Frankenstein, o comprender los caminos peligrosos de la creación artística. Con esto, ¿podríamos interpretar la imagen de la calavera y el rayo que la ilumina en la secuencia de apertura en el film? Como dijo otro escritor la muerte es lo más sólido que ha inventado la vida, de dónde germinaría todo si no es desde la calavera de El Monje negro. Escena clave es la secuencia del conjuro con ese plano de contrapicado que te identifica con…
Sin embargo la muerte no es el tema principal del film ni es el objetivo de los personajes, tomando en cuenta la cualidad imaginativa de todo escritor con la pregunta que tropiezan estos personajes es sobre “la” causa de muerte esencial. ¿La causa? El temor de enfrentarse con nuestros más ocultos miedos, aquellos que, en esa velada de 1816 con una tormenta que agitaba la noche, en la aislada y gótica Villa Diodati, recibieron en su cuna a dos de los personajes más horrorosos de la literatura y cine occidentales.
El miedo es el origen y el fin, la enfermedad y la cura, quién desearía enfrentarse a este mal, a los crueles fantasmas, a la embriaguez de la noche, a los sueños despiadados, al peligro constante en nuestra propia casa. Ken Russell supo dar vida a todas las pasiones desatadas en esa noche de láudano, alcohol y terror: ambientación, utilería, color, planos, ritmo, montaje, todo ello para entrelazar un contenido surrealista en el interior particular de cada personaje con otro marcado por la tormenta, el laberinto y la alucinación.
El Director dotó a sus personajes de una espontaneidad tal que sus propias vergüenzas y temores no las hace llegar a los espectadores a través del romanticismo barato y el aura acomodaticio que el cine de hoy atribuye a los escritores, sino que lo hace real a través de sus vicios.
Hay algo arriba en el ático, hay algo abajo en el sótano, la casona llena de sangre, sueños y viscosidades es un organismo viviente en el cual se completa un ciclo: el miedo comienza con ellos y muere también con ellos, así se verá la luz del día y el tiempo dirá si nuevos monstruos morirán ahogados en el mar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la mansión de Lord Byron, el doctor John Polidori, Percy Shelley, Claire Clarmont y Mary Wollstonecraft, juntos en una noche de 1816 habrán de descubrir las similitudes que hay entre el arte y el oscuro mundo tras la conducta de cada uno de ellos.
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