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6,0
4.394
7
19 de abril de 2012
19 de abril de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amable crónica de la timidez. Jean Rene (Benoît Poelvoorde) y Angelica (Isabelle Carré) interpretan a dos personas extremadamente tímidas que, por causa de su incapacidad para los intercambios sociales, no han tenido relaciones amorosas serias o duraderas y se encuentran muy solas, a pesar de sus avanzadas edades. El destino ha tenido a bien juntarlos, así que, cuando ella pierde el trabajo y solicita un nuevo empleo como chocolatera en la fábrica de él, la conexión es inmediata.
Rodeados de una cálida fotografia, y de actores secundarios efectivos, nos vamos sumergiendo en una historia con la que nos identificamos. ¿Quien no ha sentido pánico en una primera cita, o en las primeras semanas de una relación? ¿A quien no le han sudado las manos como manantiales? ¿Quien no ha tenido cataratas, en vez de axilas?
Ambos personajes están retratados con mucho acierto (no exentos de cierta exageración, que se agradece por sus graciosos efectos). Son buena gente. Te alegras que estén juntos. Te implicas en la historia.
Totalmente recomendable.
Rodeados de una cálida fotografia, y de actores secundarios efectivos, nos vamos sumergiendo en una historia con la que nos identificamos. ¿Quien no ha sentido pánico en una primera cita, o en las primeras semanas de una relación? ¿A quien no le han sudado las manos como manantiales? ¿Quien no ha tenido cataratas, en vez de axilas?
Ambos personajes están retratados con mucho acierto (no exentos de cierta exageración, que se agradece por sus graciosos efectos). Son buena gente. Te alegras que estén juntos. Te implicas en la historia.
Totalmente recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las escenas de él, con el maletin lleno de camisas limpias, son muy cómicas.
Documental

7,6
19.535
10
29 de marzo de 2011
29 de marzo de 2011
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver el documental y me pongo de mala leche. No por el documental (que está muy bien) sino por la clase política que tenemos en este asqueroso mundo. Quien crea que un documental aburre, se equivoca. Y quien crea que la clase politica tiene remedio, tambien se equivoca.
La clase (o elite) economica es un caso aparte. Es legitimo intentar hacerse rico, pero no lo es tanto, eludir las responsabilidades penales de tus actos, asi como cubrir sus desmanes con el dinero de todos. Un dinero que ha salido de nuestro bolsillos. Y encima, para aquellos que nos han hecho perder nuestro trabajo o nuestros ahorros o nuestra casa, o las tres cosas a la vez.
Empiezan contando el caso de Islandia. El país con la renta per cápita más alta de Europa, inacabables prestaciones sociales, autosuficiente en la energía, con generalizada calidad de vida, algo cercano a la utopía. Un profesor de Economia al que entrevistan lo resume a la perfeccion: "Van los reguladores a investigar a uno de los bancos. Los abogados del Banco a investigar (tios muy listos) intentan echar por tierra los argumentos de los reguladores. Pero si no lo consiguen fichan a esos reguladores para la plantilla del Banco" (Un tercio de ellos pasaron a trabajar para los bancos privados en Islandia).
Pasamos a New York. Donde los bancos de inversion pasaron de ser empresas casi familiares (con pocos centenares de empleados, a emporios mundiales). Donde los lobbies políticos, económicos y bancarios se lo montaron de cine. Donde no se salvan ni los Republicanos ni los Demócratas. Caso flagrante el de Robert Rubin, Alan Greenspan, Larry Summers, la SEC, y tantos otros, que se tapaban la nariz y miraban para otro lado. Y más flagrante aun, que todos estos bancos de inversión recomendaban invertir en compañías sin futuro, a sabiendas. Y más flagrante aún que todas ellas limpiaban dinero negro de criminales y dictadores...
En fin,...un suma y sigue. Para mear y no echar gota. Con este documental y el libro de Leopoldo Abadia "La crisis ninja", todo cuadra, no hace falta buscar más para entender el tinglado.
Matt Damon ejerce de narrador. No es casual. Y entiendes las razones de su desencanto con Obama. Los villanos no solo han esquivado el castigo, sino que este presidente tan "guay" les ha recolocado para que dirijan la economía de Estados Unidos. Han sido, son y serán los reyes del sistema. Todo ha cambiado para que todo siga igual.
La clase (o elite) economica es un caso aparte. Es legitimo intentar hacerse rico, pero no lo es tanto, eludir las responsabilidades penales de tus actos, asi como cubrir sus desmanes con el dinero de todos. Un dinero que ha salido de nuestro bolsillos. Y encima, para aquellos que nos han hecho perder nuestro trabajo o nuestros ahorros o nuestra casa, o las tres cosas a la vez.
Empiezan contando el caso de Islandia. El país con la renta per cápita más alta de Europa, inacabables prestaciones sociales, autosuficiente en la energía, con generalizada calidad de vida, algo cercano a la utopía. Un profesor de Economia al que entrevistan lo resume a la perfeccion: "Van los reguladores a investigar a uno de los bancos. Los abogados del Banco a investigar (tios muy listos) intentan echar por tierra los argumentos de los reguladores. Pero si no lo consiguen fichan a esos reguladores para la plantilla del Banco" (Un tercio de ellos pasaron a trabajar para los bancos privados en Islandia).
Pasamos a New York. Donde los bancos de inversion pasaron de ser empresas casi familiares (con pocos centenares de empleados, a emporios mundiales). Donde los lobbies políticos, económicos y bancarios se lo montaron de cine. Donde no se salvan ni los Republicanos ni los Demócratas. Caso flagrante el de Robert Rubin, Alan Greenspan, Larry Summers, la SEC, y tantos otros, que se tapaban la nariz y miraban para otro lado. Y más flagrante aun, que todos estos bancos de inversión recomendaban invertir en compañías sin futuro, a sabiendas. Y más flagrante aún que todas ellas limpiaban dinero negro de criminales y dictadores...
En fin,...un suma y sigue. Para mear y no echar gota. Con este documental y el libro de Leopoldo Abadia "La crisis ninja", todo cuadra, no hace falta buscar más para entender el tinglado.
Matt Damon ejerce de narrador. No es casual. Y entiendes las razones de su desencanto con Obama. Los villanos no solo han esquivado el castigo, sino que este presidente tan "guay" les ha recolocado para que dirijan la economía de Estados Unidos. Han sido, son y serán los reyes del sistema. Todo ha cambiado para que todo siga igual.
26 de octubre de 2011
26 de octubre de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Denys Arcand es un director del que hace poco vi "Las invasiones barbaras", que es la secuela de esta que comento. Reconozco que me gustó más "Las invasiones...". Arcand sostiene que la obsesión por el placer personal en una civilización es síntoma de su decadencia
En cierta forma es un director que me recuerda a Woody Allen, pero más "salido" y con menos ingenio. Es un feroz retrato de las infidelidades de la clase media ilustrada. Quiza hay demasiada teatralización. No hay silencios, elipsis, u otros elementos cinematográficos. Como comenta alguno, Arcand es, en esta película, un narcisista del guión. Yo añadiría... y del diálogo.
Aun así,...interesante.
En cierta forma es un director que me recuerda a Woody Allen, pero más "salido" y con menos ingenio. Es un feroz retrato de las infidelidades de la clase media ilustrada. Quiza hay demasiada teatralización. No hay silencios, elipsis, u otros elementos cinematográficos. Como comenta alguno, Arcand es, en esta película, un narcisista del guión. Yo añadiría... y del diálogo.
Aun así,...interesante.
7
8 de mayo de 2012
8 de mayo de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo esta serie como si fuera ayer. Cuando la vi (princípios de los 90) tenía poco más de 20 años. Y veía con envidia a estos "progres" ya con sus estudios acabados, trabajo más o menos fijo, hijos, casa, etc. Es decir, todo aquello que los veinteañeros ansiábamos tener.
Por entonces estaba de moda ser "yuppie". Seguro que si hoy la viera de nuevo me reiría de los peinados de la época, la ropa, etc. Prefiero conservar el buen recuerdo que me dejó.
Ahora que paso de los 40, también querría tener 30, pero por motivos totalmente contrarios a cuando tienes 20. En fin, la vida es así de contradictoria.
No era una serie perfecta, lo sé. Todos eran blancos, profesionales triunfadores, guapos,... pero también tenían sus miserias y problemas. ¡¡ Nadie es perfecto !!
Por entonces estaba de moda ser "yuppie". Seguro que si hoy la viera de nuevo me reiría de los peinados de la época, la ropa, etc. Prefiero conservar el buen recuerdo que me dejó.
Ahora que paso de los 40, también querría tener 30, pero por motivos totalmente contrarios a cuando tienes 20. En fin, la vida es así de contradictoria.
No era una serie perfecta, lo sé. Todos eran blancos, profesionales triunfadores, guapos,... pero también tenían sus miserias y problemas. ¡¡ Nadie es perfecto !!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como dato curioso, recuerdo que fue en un capítulo de esta serie cuando conocí a Brad Pitt. Y poquito después saltaría a la fama mundial por su papel en "Thelma y Louise" (1991).
1 de agosto de 2015
1 de agosto de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este film, Arcand es fiel a su estilo:
- Coralidad de los personajes. Aunque no tan coral como otras.
- Crítica a la clase media francocanadiense.
- Esnobismo dialectico.
Todo ello acompañado de un paisaje esquisito y una música acorde a las imagenes. Pero...poco más. No es el Arcand incisivo y brillante de otros films. Entiendo el titulo del film como lo "bello" que tapa el resto de miserias humanas: Bellos actores, bellos edificios, bellos paisajes, bellos trabajos, bellos coches, bellas casas,...pero escarbas un poco la superficie y te encuentras con la infidelidad, la enfermedad y el engaño.
Es una metáfora sobre el mundo actual donde la superficialidad lo es todo y cuando rascas hacia el interior, se descubre que no es oro todo lo que reluce.
Personalmente creo que difícilmente Arcand será capaz de superar el nivel de “El declive del imperio americano” y “Las invasiones bárbaras”, en esta su última película hay momentos que recuerdan lo mejor de su cine, y otros donde el preciosismo de la imagen, la inmensidad del paisaje canadiense, parecen forzadamente introducidos para hacer honor al título de la película.
En cualquier caso, Arcand siempre es recomendable.
- Coralidad de los personajes. Aunque no tan coral como otras.
- Crítica a la clase media francocanadiense.
- Esnobismo dialectico.
Todo ello acompañado de un paisaje esquisito y una música acorde a las imagenes. Pero...poco más. No es el Arcand incisivo y brillante de otros films. Entiendo el titulo del film como lo "bello" que tapa el resto de miserias humanas: Bellos actores, bellos edificios, bellos paisajes, bellos trabajos, bellos coches, bellas casas,...pero escarbas un poco la superficie y te encuentras con la infidelidad, la enfermedad y el engaño.
Es una metáfora sobre el mundo actual donde la superficialidad lo es todo y cuando rascas hacia el interior, se descubre que no es oro todo lo que reluce.
Personalmente creo que difícilmente Arcand será capaz de superar el nivel de “El declive del imperio americano” y “Las invasiones bárbaras”, en esta su última película hay momentos que recuerdan lo mejor de su cine, y otros donde el preciosismo de la imagen, la inmensidad del paisaje canadiense, parecen forzadamente introducidos para hacer honor al título de la película.
En cualquier caso, Arcand siempre es recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Curioso final (titulos de credito) en el que se ven casas preciosas (que se ven el film) habitadas por sus reales propietarios.
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