Si se buscara un vocablo para definir esta película sería sin duda "comida rápida", en sesenta minutos se desarrolla la introducción, nudo y desenlace, sin menospreciar ninguna de las tres partes, tan veloz como "degustar" una hamburguesa en uno de esos antros culinarios tan de moda hoy en día. La trama es bastante sencilla y evidente, donde el quid del film se queda con un trasfondo cristalino e inocuo, exagerando ingenuamente la caracterización de los personajes y la condición moral de cada uno. Todo esto no merma algunos detalles interesantes de la película. La sagacidad del abogado protagonista, con ese toque de humor y astucia en los dos juicios sorprende en una obra producida para un consumo veloz que estaría muy acorde con la mayoría del cine hollywoodiense actual. No aburre en absoluto, ese toque de cine negro y judicial imprime un ritmo animado de manera que nos mantiene esperando la resolución del entuerto en que se ven involucrados los protagonistas.

El guión se basa en la lucha de Jim Fitzpatrick (Walter Huston) contra la corrupción, encarnada en el gánster Sam Belmonte, personaje que imita sutilmente la idiosincrasia de Al Capone. El inicio nos hace pensar una obra en que se va encontrar la típica película moralista policíaca, menospreciando al hampa y mostrando que lo correcto conduce a un reconocimiento correlativo, sin nada que temer. Según el film avanza, la negrura va acrecentándose, nos empapa de un sistema corrupto, de cobardía generalizada, de heroísmo menospreciado y vilipendiado; absorbiéndonos en un ambiente oscuro y sin salida. Lo peor de todo es el rodaje de los exteriores, donde el montaje de imágenes es de lo más burdo, además del personaje clave de Wallace Ford (Ed Fitzpatrick), poco creíble en algunos instantes. Jean Harlow, aunque con un papel muy corto, encaja a la perfección como femme fatale. Walter Huston es capaz de empatizarnos en la dualidad de cariñoso padre de familia e incorruptible y a veces extremadamente duro policía. El desenlace deja boquiabierto, pero es que hasta 1934 nos podemos encontrar films de esta dureza sin estar mutilados por la MPAA.

En primer lugar voy a exponer una breve sinopsis sin desvelar la trama. La película trata sobre un barrio bajo de Brooklyn a finales del siglo XIX, centrándose en dos ciudadanos que sobresalen sobre el resto tanto en relevancia social como económica, con personalidades antagónicas y comportamientos siempre en disputa.
Analizando un poco el film deja cierto sabor a Capra con una serie de matices. Los "malos" no son tan maquiavélicos como en Capra además de que son tratados superficialmente en la narración, los "buenos" tampoco llegan a tener esa condición moral pero la película en global respira de ese propósito adoctrinador, interior bondadoso y aire mágico. Respecto a los gags, hay algunos desternillantes y otros que se han quedado un poco desfasados por el tiempo. Reseñable como se muestra a la masa popular, en un momento, admiradores y adeptos, en un guiño, ingratos y desagradecidos. Como resumen puntualizar que es una película bastante entretenida, mezcla de drama y comedia y con sabor dulzón.

Rodada en 1934 y estrenada en Julio 1935 este fue el primer film de Spencer Tracy para la MGM, además del debut de James Stewart en el cine. La historia nos sumerge de lleno dentro del mundo del periodismo de sucesos, donde prima revelar la noticia antes que otro periódico sin para ello descuidar una crónica artesanada pero legible al gran público. Spencer Tracy interpreta a un periodista alcohólico pero destacado en el ámbito criminológico. Personalmente, creo que nació para estos papeles, escéptico, arrogante, sagaz, ladino e inmerso en una espiral autodestructiva; consigue que empatices con su personaje, como si fuera tu vecino del quinto, dan ganas de tomarte unas copas con él y abstraerte un poco de todo. James Stewart disfruta de escasos minutos, por otro lado la intriga y su devenir es un poco previsible y común. Sin embargo la obra no se vuelve aburrida y es bastante entretenida si te gusta el suspense periodístico.

Estrenada el 20 de Junio de 1931 por la MGM, nos hallamos ante una película anterior al código Hays, coyuntura que posibilita un discurso más desenfadado y novedoso que ulteriores obras.
El hilo argumental se distribuye y entremezcla entre el alcoholismo del abogado Stephen Ashe, interpretado por Lionel Barrymore, y la tormentosa vida de su hija Jan Ashe, Norma Shearer.
Norma Shearer se encuentra dentro de un triángulo amoroso entre Clark Gable, que representa a un gangster local, y un jugador polo de la alta sociedad, Leslie Howard. Clark Gable con voz ronca y profunda, ademanes a veces broncos otroras tiernos y con un temperamento iracundo, desarrolla un personaje creíble, sin estridencias interpretativas y de gran empaque. Ante todo, destacar a Lionel Barrymore, mostrando a un alcohólico sin solución, de brillante mente como abogado, dialéctica cuidada y acérrimo detractor de esnobismo imperante en la alta sociedad.
El papel de la mujer, es el de una mujer emancipada cuya meta es disfrutar de la vida y cuyo fin no tiene que ser la búsqueda desesperada del matrimonio, como repetitivamente nos mostró el cine post-código.
Como curiosidad hay que destacar la toma más larga de la historia del cine, catorce minutos ininterrumpidos de monologo de Lionel Barrymore.
Lo peor del film como viene con spoiler, esta ahí, en la sección de spoiler.