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Críticas 1.155
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
8 de agosto de 2008
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Neil Labute nos ofrece una cinta de terror, el cual, en busca de nuevas ideas que no vengan de oriente se inspira en ritos de los antiguos druidas, descritos por el propio Julio César para, a partir de ellos articular un film tal vez extremadamente misógino, en el que retatrata una sociedad matriarcal, cuya forma de vida se asemeja a las abejas.

Este es el mundo que se encuentra Edward Malus (Nicholas Cage), cuando sus pesquisas para encontrar a la hija de su ex le llevan hasta una isla donde, de entrada todo parece muy misterioso y malsano. La insistencia de Malus tendrá su "recompensa" aunque tendrá que pagar un precio muy alto por ello.

El director centra toda la intriga del relato en el descubrimiento del verdadero funcionamiento de la comunidad y lejos de mostrar a tipos empuñando afiladas y pesadas armas blancas, el terror se centra más bien en la atmósfera que retrata el film y en como una aparente comunidad pacífica, esconde en su interior fuerzas inimaginables. Por lo menos hay que destacar la originalidad de la propuesta del director.
3 de febrero de 2009
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambientada en los duros años de la Depresión económica de Estados Unidos, el film nos cuenta una historia ferroviaria de la lucha entre un revisor especialmente celoso de su tren y con un odio especial a los vagabundos (interpretado por Ernest Borgine), y uno de estos vagabundos que se hace llamar "el número uno" (interpretado por Lee Marvin).

El director Robert Aldrich enfrenta a dos representantes de las dos clases sociales: los humildes representados por el "numero 1", y los poderosos representado por Stack, un revisor, que aunque evidentemente tiene el mismo origen que los vagabundos que apaliza, asume sin complejos el papel de perro guardian. Sin embargo a Aldrich no le interesaba realizar un film social cargado de mensajes político-sociales de denuncia.

En realidad esta diferenciación le sirve para acentuar las diferencias y y provocar el inevitable choque entre un revisor que considera suyo el tren que le ha tocado vigilar, y el verdadero protagonista, que desafía el poder del revisor simplemente por burlarse de él. Aunque en la medida en que el enfrentamiento tiene daños colaterales en acompañantes y amigos, el enfrentamiento deviene en un asunto personal. Aldrich se muestra brillante cuando la cámara viaja en el tren, y sobretodo en los diversos lances que nos muestran con los enfrentamientos a todo tren.Sin embargo, cuando sus protagonistas se bajan del tren, éste se vuelve un tanto aburrido y con secuencias algo absurdas y de relleno.

De hecho, toda la tensión del film se basa en un choque personal (magníficamente interpretado tanto por Borguine como por Marvin), y de alguna forma tiene que rellenar las escenas de tensión con secuencias que hacen las veces de "anticlimax" para dar algún descanso al espectador. Interesante film, bien planificado (en especial las escenas rodadas en los trenes), y que gana muchos enteros cuandos su protagonistas viajan en tren.
19 de julio de 2008
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teniendo en cuenta que al cine norteamericano le encanta filmar juicios, un escritor como John Grisham cuyo universo literario está lleno de abogados, pleitos, fiscales, y jueces, le viene como anillo al dedo, sobretodo en unos tiempos en que la imaginación parece agotada. Aunque en esta ocasión la presencia de Francis Ford Coppola detrás de las cámaras, da de entrada, una confianza acerca del resultado final del film.

El film viene a ser el enfrentamiento entre dos abogados bien diferentes el joven e idealista Rudy Baylor (Matt Damon) contra el y el astuto experto Leo F. Drummond (Jon Voight), que defiende los intereses de la compañía de seguros Great Benefit. Coppola despliega su talento al servicio de una narración compacta y sólida (gracias sobretodo al texto de Grisham), y con el tratamiento de unos personajes cercanos, bien definidos y dimensionados no sólo de los principales, sino también de los secundarios, obteniendo de ellos estupendas actuaciones (sobretodo de Danny De Vito). El film en sí no nos ofrece nada nuevo. Es más Coppola no rehuye los tópicos.

La película tiene buenos momentos, y de las adaptaciones de Grisham es uno de los mejores. Sin embargo, hay una cierta frialdad y distancia en el tratamiento del film. El que en otros tiempos fuera uno de los estandartes del cine personal, llevando adelante proyectos contra viento y marea, por diversos motivos (económicos entre ellos) ha pasado a ser un director “de encargo” que muestra su calidad en aquellos proyectos en los que interviene pero que se echa de menos esas sensaciones que transmiten sus películas más personales.
12 de febrero de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas, la dictadura que sufrimos durante cuarenta años afectó a todos los sectores de la sociedad, y el cine no fue una excepción. El cine no fue excepción. Temas como la homosexualidad, exceptuando las películas de Almodovar han tenido un tratamiento limitido, y cuando se ha tocado el tema ha sido mayoritariamente para hacer humor grueso a su costa.

El director, Gerardo Vera, se atreve con un film en el que nos plantea un triángulo amoroso formado por Alberto (Jordi Mollà) que está casado con Elena (Ariadna Gil), tiene un hijo y una situación laboral bastante acomodada. Sin embargo a escondidas mantiene una relación con Diego (Javier Bardem). Vera, huyendo de polémicas y conflictos sobre la posible moralidad de mostrar una relación homosexual en toda su dimensión (escenas bastante explícitas incluidas), se centra sobretodo en el campo intimista, en el retrato de los personajes implicados.

De hecho el centro de todo es Alberto (estupendo Jordi Mollà), quien está dividido entre el cariño que siente por su mujer y el amor apasionado que siente por Diego (brillantísimo Bardem), al sentimiento de culpabilidad que tiene por engañar a su mujer se le une el desgarro interno, la imposibilidad de ser féliz. Mientras los otros vértices del triángulo también sufren lo suyo. Elena y Diego en el fondo son las dos caras de una misma moneda. Enamorados de la misma persona, pero al mismo tiempo frustrados porque ninguno de los dos consigue su amor total, por lo que son dos personajes que también sufren por la imposibilidad de llegar a Alberto.

El director construye un film, denso, en el que la sobría puesta en escena retrata a la perfección el desamor y la frustración que sienten los personajes, bien sustentado grácias a las más que correctas interpretaciones del trío protagonista (sobretodo de Bardem), y a la presencia de dos muy buenas secundarias como Cecilia Roth y Mercedes Sampietro). No es un film totalmente redondo, le falta quizás un poco de profundidad en general, pero sí se trata de una película atrevida por la temática y por el contenido, tocando un tema desde una perspectiva seria, e incluso trágica.
30 de junio de 2008
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director francés Bertrand Tavernier, conocido por sus films de carácter más bien social, nos sorprende de alguna manera con un film ambientado en la Primera Guerra Mundial, aunque centrado en el prácticamente desconocido Ejército de Oriente que Francia mantuvo a orillas del Danubio para combatir contra austríacos, búlgaros, turcos alemanes en un segundo frente que fue menospreciado y que para postre se alargó al verse obligados a luchar contra la propagación del bolchevismo una vez finalizada la contienda.

El film no habla tanto de la guerra como de sus consecuencias, de lo absurdo de los conflictos bélicos. Las primeras imágenes del último fim de Tavernier son sumamente impactantes. Nunca antes se había mostrado desde la pantalla con tanta verosimilitud la vida en unas trincheras donde no se puede comer porque apesta a éter o se bebe para combatir la diarrea, y al mismo tiempo reflejar la desorientación del soldado que no sabe hacia donde avanza, por dónde llueve la metralla o cuál es su objetivo inmediato. Y no contento con ello, el director nos explica la dura vuelta casa de los protagonistas principales, Conan y Norbert ( interpretados por Philippe Torreton, Samuel Le Bihan), ya que después de varios años convertidos en máquinas de matar, la adaptación a un mundo en el que parece que no tienen sitio es tremendamente dura.

El director francés consigue componer una película tremendamente antibélica, en la que no ahorra al espectador momentos realmente duros, que conviven con los aspectos más rutinarios de la guerra de trincheras, dando una escabrosa imagen de cotidianeidad que incluso da más escalofríos que las escenas de batallas, las cuales tampoco nos ahorra el director.
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