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5
11 de octubre de 2011
11 de octubre de 2011
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demme, aún lejos de su merecida fama posterior por los corderos de Lecter, se arranca aquí con un homenaje a Hitchcock no exento de cierto olorcillo constante a las primeras películas de Brian dePalma (homenaje del homenaje del homenaje). Incluso tiene un interesante momento McGuffin en el que todo parece que va a ir de una cosa, pero luego va de otra y tal... Lo de siempre en estos casos, pero no mal llevado, ni aburrido, a pesar de las constantes torpezas del guionista (ciertos diálogos son verdaderamente estúpidos) y algún que otro desbarre del elenco actoral no del todo comprensible.
El problema básico es que pese a contar con una realización competente, y ciertos tramos buenos (sobre todo en el arranque), la historia termina resultando extremadamente artificiosa. Además, la tensión se desinfla pronto a causa de una inoportuna escena introducida casi media hora antes del desenlace y no rectificada, como hubiera sido lo oportuno, en la sala de montaje. Con ello, el clima de tensión y misterio que Demme había logrado crear -cierto que a trompicones- en torno al siempre contenido Roy Scheider se diluye y, por ello, la trama pierde todo su interés. Consecuencia: los últimos veinte minutos sobran y el espectador ya no para de rebullirse en la butaca deseando que todo concluya como sabe.
Entretiene y punto.
El problema básico es que pese a contar con una realización competente, y ciertos tramos buenos (sobre todo en el arranque), la historia termina resultando extremadamente artificiosa. Además, la tensión se desinfla pronto a causa de una inoportuna escena introducida casi media hora antes del desenlace y no rectificada, como hubiera sido lo oportuno, en la sala de montaje. Con ello, el clima de tensión y misterio que Demme había logrado crear -cierto que a trompicones- en torno al siempre contenido Roy Scheider se diluye y, por ello, la trama pierde todo su interés. Consecuencia: los últimos veinte minutos sobran y el espectador ya no para de rebullirse en la butaca deseando que todo concluya como sabe.
Entretiene y punto.

5,6
63.088
7
1 de mayo de 2011
1 de mayo de 2011
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comprendo a los críticos patrios de la "prensa seria" (casi nunca).
Resulta que ponen mal esta película porque no parece de Branagh y, paradojicamente, esta es la razón por la que a mí me ha parecido interesante: justamente porque no tiene nada que ver con otros horrores tan indecentes como histriónicos -véase Frankenstein, por ejemplo- de Kenneth Branagh.
De hecho, me planté en el cine con una fuerte dosis de escepticismo y, para mi sorpresa, me encuentro con una película bastante respetuosa con el cómic y sus personajes, entretenida pese a su duración, con un diseño de producción trabajado y respetable, una partitura musical épica y contundente, un guión poco chirriante y unos efectos especiales necesarios pero bien dosificados, poco impositivos y nada molestos... Es decir, justamente aquello que uno no espera encontrarse en estas películas que produce la Marvel (excepción hecha de la saga X-Men), ni en cualquiera de esas parodias shakespirianas que acostumbra a hacer Kenneth Branagh cada siete u ocho años.
Quizá me pareció buena porque la esperaba mala -que todo puede ser-, pero tengo que recomendarla porque es digna, trabajada, con un reparto bastante acertado, que raya a buen nivel y que está bien realizada. Un buen producto de entretenimiento que, contra lo que se está convirtiendo en molesta costumbre, resulta que entretiene.
¡Sorpresa!
Resulta que ponen mal esta película porque no parece de Branagh y, paradojicamente, esta es la razón por la que a mí me ha parecido interesante: justamente porque no tiene nada que ver con otros horrores tan indecentes como histriónicos -véase Frankenstein, por ejemplo- de Kenneth Branagh.
De hecho, me planté en el cine con una fuerte dosis de escepticismo y, para mi sorpresa, me encuentro con una película bastante respetuosa con el cómic y sus personajes, entretenida pese a su duración, con un diseño de producción trabajado y respetable, una partitura musical épica y contundente, un guión poco chirriante y unos efectos especiales necesarios pero bien dosificados, poco impositivos y nada molestos... Es decir, justamente aquello que uno no espera encontrarse en estas películas que produce la Marvel (excepción hecha de la saga X-Men), ni en cualquiera de esas parodias shakespirianas que acostumbra a hacer Kenneth Branagh cada siete u ocho años.
Quizá me pareció buena porque la esperaba mala -que todo puede ser-, pero tengo que recomendarla porque es digna, trabajada, con un reparto bastante acertado, que raya a buen nivel y que está bien realizada. Un buen producto de entretenimiento que, contra lo que se está convirtiendo en molesta costumbre, resulta que entretiene.
¡Sorpresa!

5,3
1.212
6
4 de agosto de 2010
4 de agosto de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, divertida.
Siempre me habían puesto a esta pelicula a bajr de un burro, pero al fin la veo y me ha resultado la mar de entretenida. De lo único que se puede culpar a Stanley Kramer en este pisto es de ser un pretencioso de tres pares de narices... Pero lo demás cuela como mero entretenimiento. Kramer es culpable de haberse fijado en una muy mala novela -y aqui empieza el lío- para construir su película de aventuras y de pasar por completo de documentarse acerca de cómo se hace una procesion de Semana Santa. Ni falta que le hacía porque su representación queda mejor y más espectacular que las auténticas.
Kramer "sólo" quería hacer una superproducción de entretenimiento con sabor hollywoodiense aliñada con olor a alpargata y cebolleta, y para eso le vale con la novela mala, con los capirotes desfilando en masa a cascoporro, con los miles de extras a lo "Cecilbedemil" llenando pantalla y con el pedazo de cañón machacando las murallas de Ávila. Lo que no le valen son los actores, que no pega ninguno en el papel, pero hay que entender que este hombre pretendiera vender la película, no fuera a ser que se gastase la pastizara para que luego nadie se pasara por caja y además, perdónenme el comentario las damas, pero por ver a la Loren en sus buenos tiempos uno hace lo que se menester. El problema, digo, es que a Kramer le queda pretenciosilla y eso sí que resulta imperdonable porque la cosa da para lo que da: pipas, risas y una tarde entretenida. La metafísica no cabe.
¿Qué sale la Ciudad Encantada viniendo de no sé dónde? Claro. Un exterior de primera. Seguro que ningún aleman o belga sabe dónde narices está Cuenca. Tampoco yo tengo ni idea de si John Ford me decía que estaba en Colorado, pero rodaba en Oklahoma. Ni yo ni el noventa y cinco por ciento de los que admiran su cine. No nos liemos. Si nos gusta el cine tiene que gustarnos la licencia cinematográfica, que se ha inventado para que películas como estas -o cosas como el CSI y el Star Wars- sean posibles. Y no es mala porque se tome licencias, no nos empeñemos, pues la ficción es ficción y en ella todo cabe. De hecho, y esto es común a todo el cine de su época, la película resulta muy pasable para el espectador y a ratos incluso agradable a la vista.
Mejor que cualquier pestiño modernillo de esos que se llevan ahora y que no aguanta ni medio bol de palomitas antes de la llegada del primer bostezo.
Siempre me habían puesto a esta pelicula a bajr de un burro, pero al fin la veo y me ha resultado la mar de entretenida. De lo único que se puede culpar a Stanley Kramer en este pisto es de ser un pretencioso de tres pares de narices... Pero lo demás cuela como mero entretenimiento. Kramer es culpable de haberse fijado en una muy mala novela -y aqui empieza el lío- para construir su película de aventuras y de pasar por completo de documentarse acerca de cómo se hace una procesion de Semana Santa. Ni falta que le hacía porque su representación queda mejor y más espectacular que las auténticas.
Kramer "sólo" quería hacer una superproducción de entretenimiento con sabor hollywoodiense aliñada con olor a alpargata y cebolleta, y para eso le vale con la novela mala, con los capirotes desfilando en masa a cascoporro, con los miles de extras a lo "Cecilbedemil" llenando pantalla y con el pedazo de cañón machacando las murallas de Ávila. Lo que no le valen son los actores, que no pega ninguno en el papel, pero hay que entender que este hombre pretendiera vender la película, no fuera a ser que se gastase la pastizara para que luego nadie se pasara por caja y además, perdónenme el comentario las damas, pero por ver a la Loren en sus buenos tiempos uno hace lo que se menester. El problema, digo, es que a Kramer le queda pretenciosilla y eso sí que resulta imperdonable porque la cosa da para lo que da: pipas, risas y una tarde entretenida. La metafísica no cabe.
¿Qué sale la Ciudad Encantada viniendo de no sé dónde? Claro. Un exterior de primera. Seguro que ningún aleman o belga sabe dónde narices está Cuenca. Tampoco yo tengo ni idea de si John Ford me decía que estaba en Colorado, pero rodaba en Oklahoma. Ni yo ni el noventa y cinco por ciento de los que admiran su cine. No nos liemos. Si nos gusta el cine tiene que gustarnos la licencia cinematográfica, que se ha inventado para que películas como estas -o cosas como el CSI y el Star Wars- sean posibles. Y no es mala porque se tome licencias, no nos empeñemos, pues la ficción es ficción y en ella todo cabe. De hecho, y esto es común a todo el cine de su época, la película resulta muy pasable para el espectador y a ratos incluso agradable a la vista.
Mejor que cualquier pestiño modernillo de esos que se llevan ahora y que no aguanta ni medio bol de palomitas antes de la llegada del primer bostezo.

5,1
3.810
6
25 de marzo de 2012
25 de marzo de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manido porque Esterzhas insiste, sin razón alguna, en la misma idea que funcionó en "Instinto Básico", si bien invirtiendo los términos en busca de otros efectos no del todo convincentes... Ahora resulta que el poli -el siempre pesadisimo David Caruso- es un buenazo al que se las pegan todas en el mismo carrillo, y que la viciosa de turno -papel que le va como anillo al dedo a la Fiorentino- termina por ser la víctima necesaria de sus tejemanejes multiorgásmicos.
Y estos giros en la trama, sumados a un desenlace argumental algo rocambolesco y poco creíble, estropean la cosa bastante porque al final el asunto toma cierto aire de sermón moralista tipo "el que mal anda..." que deja en el espectador exigente un retrosabor bastante amargo. A un guionista experimentado en estas lides como Esterzhas se le debe poner el listón alto y, de paso, exprimirle algo más la imaginación (que aparezca de nuevo el trasfondo de la psicología clínica para justificar el cotarro es de traca).
Por lo demás, se trata de una película de un señor de gran oficio como William Friedkin y que, por supuesto, se deja ver: muy bien realizada, bien montada, correcta y entretenida que tiene un par de momentos bastantes eficaces (véase, por ejemplo, la persecución automovilística de rigor). Lo mínimo exigible pero, y ese es el problema, nada más.
Y estos giros en la trama, sumados a un desenlace argumental algo rocambolesco y poco creíble, estropean la cosa bastante porque al final el asunto toma cierto aire de sermón moralista tipo "el que mal anda..." que deja en el espectador exigente un retrosabor bastante amargo. A un guionista experimentado en estas lides como Esterzhas se le debe poner el listón alto y, de paso, exprimirle algo más la imaginación (que aparezca de nuevo el trasfondo de la psicología clínica para justificar el cotarro es de traca).
Por lo demás, se trata de una película de un señor de gran oficio como William Friedkin y que, por supuesto, se deja ver: muy bien realizada, bien montada, correcta y entretenida que tiene un par de momentos bastantes eficaces (véase, por ejemplo, la persecución automovilística de rigor). Lo mínimo exigible pero, y ese es el problema, nada más.

7,4
11.695
9
8 de marzo de 2011
8 de marzo de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre que veo esta película comprendo a los hermanos Coen y su fascinación por esta clase de cine descarnado, por los personajes emocionalmente fibrosos, por los paisajes largos, horizontales y polvorientos. Será porque siempre que veo esta película me doy cuenta de que a ellos les debe gustar tanto como a mí y, claro, deben haberla visto tantas veces como yo.
Excelente Peckinpah -el siempre denostado y nunca bien tratado Peckinpah- en una película que sin lugar a dudas es su mejor trabajo, y fantástico Steve McQueen en un papel claramente diseñado para el brillo acerado de sus ojos y su pose eterna de tipo que lo ha visto todo (y dos veces). Es una cinta tan redonda que hasta los secundarios son perfectos en lo suyo. Tan buena que el guión de dialogos magros y escasos de Walter Hill hace grande una novela simplemente mediocre de Jim Thomson y que, por supuesto, no recomiendo leer después de haber visto la película.
"La Huida" es un trabajo visionario, muy por delante de su tiempo, de una modernidad perfecta, que parece rodado ayer mismo y que precisamente por ello en su día no fue bien comprendido en todas sus dimensiones. Si hubiera sido estrenada el año pasado, probablemente hubiera resultado multipremiada en todas partes. Al fin y al cabo tanto el "Traffic" de Soderbergh como el "No es país para viejos" de los Coen, reconocidisimas y aclamadas por doquier, son herederas directas de esta película extraordinaria que el tiempo ha terminado por situar en su adecuado lugar.
Inagotable y plena de detalles. Magnífica.
Excelente Peckinpah -el siempre denostado y nunca bien tratado Peckinpah- en una película que sin lugar a dudas es su mejor trabajo, y fantástico Steve McQueen en un papel claramente diseñado para el brillo acerado de sus ojos y su pose eterna de tipo que lo ha visto todo (y dos veces). Es una cinta tan redonda que hasta los secundarios son perfectos en lo suyo. Tan buena que el guión de dialogos magros y escasos de Walter Hill hace grande una novela simplemente mediocre de Jim Thomson y que, por supuesto, no recomiendo leer después de haber visto la película.
"La Huida" es un trabajo visionario, muy por delante de su tiempo, de una modernidad perfecta, que parece rodado ayer mismo y que precisamente por ello en su día no fue bien comprendido en todas sus dimensiones. Si hubiera sido estrenada el año pasado, probablemente hubiera resultado multipremiada en todas partes. Al fin y al cabo tanto el "Traffic" de Soderbergh como el "No es país para viejos" de los Coen, reconocidisimas y aclamadas por doquier, son herederas directas de esta película extraordinaria que el tiempo ha terminado por situar en su adecuado lugar.
Inagotable y plena de detalles. Magnífica.
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