Esta película es bella en muchos aspectos: la fotografía, los paisajes, la música, los actores protagonistas... Todo parece encajar para contarnos una historia de amor gay envuelta en realismo mágico con toques mitológicos. Sin embargo, el guion no se sostiene y todo lo demás cae irremediablemente por su propio peso.

La idea de que dos machirulos superheteros obsesionados con el gimnasio acaben comiéndose a besos mientras se revuelcan desnudos en la arena de una playa paradisíaca es bastante prometedora, pero cuando los diálogos y las situaciones son artificiales, torpes, vacíos y en ocasiones vergonzosos no hay manera de sacar adelante la película. Parece un claro ejemplo de lo importante que es el guion cinematográfico SIEMPRE. Una pena haber echado a perder una película que podía haber sido muy interesante.

Parece mentira que el guion lo escribiera la misma persona que acababa de escribir las dos primeras de "Scream". Tiene diálogos vergonzosos, y toda la escena final es malísima. Sin embargo, aupada por el auge de los slashers que vinieron tras "Scream", varias de las secuencias de esta película son ya un clásico, inmortalizadas también en "Scary Movie".

Toda la escena de persecución de Sarah Michelle Gellar es brutal, prácticamente icónica plano por plano, y ella es la víctima perfecta. Gellar interpreta bastante mejor que Love Hewitt y el resto del elenco. Merece la pena ver la película sólo por esta secuencia.

No entiendo el odio hacia esta película. Sólo la misoginia y fanatismo más absurdo explican las críticas negativas. La película es entretenida, divertida, nostálgica a la vez que innovadora, y tiene cuatro protagonistas muy carismáticas interpretadas por magníficas actrices. Me parece igual de buena que las originales o más. He dicho.

No pidamos peras al olmo. Esta película ofrece entretenimiento familiar, unas risas y todo un despliegue de elementos visuales relacionados con Halloween. Lógicamente también tiene toques de fantasía, y un humor que funciona, incluso se agradece. La película cumple su función, y no veo descabellado que pueda haber una segunda parte.

Reconozco que inicie esta segunda parte con muchísima pereza, y creo, además, que el primer episodio no ayuda a generar demasiado hype. A la historia (y en especial al juego, que es a lo que vamos) le cuesta muchísimo arrancar, y es quizás lo peor de esta temporada.

Porque, una vez arranca el juego, la serie gana fuerza y mete al espectador en un viaje que no quieres que termine. La capacidad de esta serie de enganchar y de crear momentos de gran tensión e intensidad es admirable.

El gran PERO de esta segunda parte es, lógicamente, la pérdida del efecto sorpresa. El juego ya no es novedoso, y por lo tanto, todo apunta a que será repetitivo. Sin embargo, y aquí viene la sorpresa, se nos presentan nuevos elementos que hacen que, en realidad, lo vivamos todo casi con la misma intensidad que la primera vez: personajes muy bien definidos y con carisma, nuevos juegos con dinámicas y resoluciones inesperadas, puntos de vista de personajes que no forman parte del juego... Está claro que la serie intenta dar cosas nuevas al espectador, y desde luego lo consigue.

Otro de los aciertos es la forma en que consigue reflejar, a través del cruel enfrentamiento entre las dos facciones de los jugadores, la polarización de la sociedad actual y la influencia que el capitalismo y el individualismo tienen en parte de los ciudadanos.

En definitiva, "El juego del calamar 2" es un buen ejemplo de cómo seguir con una serie que parecía imposible de retomarse.