Me parece una película muy cuidada en todos los sentidos, y acertadísima en la elección de los actores, especialmente de la protagonista Gala Évora con un parecido a Lola incuestionable, y que hace un papel magnífico.

El cine de Garci es siempre el mismo. Son películas bien hechas, y están muy cuidadas la ambientación y las interpretaciones, pero hay demasiado sentimentalismo, monólogos, diálogos y frases lapidarias. Es un cine que podríamos llamar costumbrista, en el que se describe mucho todo, pero en el que nunca pasa nada. Peca de lento y parsimonioso, casi plomizo, y abunda la filosofía en detrimento del meollo. Así es como yo lo veo.

Tan bien y espectacularmente hecha como sólo saben hacerlo los americanos, como tan enrevesada y mal explicada, como suele ser habitual últimamente. Si he de sumar todas las lagunas de comprensión que he tenido a lo largo de la película, he de confesar que no la he entendido en absoluto.

El cine español se ha encasillado en dos tipos de películas. Las pachangueras o de “jijí jajá” y las serias o de “depresión total”. Y esta es de las últimas. Desde “Máter amantísima” y “Alas de mariposa” no había visto una película tan triste. Y eso que la historia es realidad pura y dura (¡quizás sea por eso!), el guión y la realización son impecables y la interpretación inmejorable. Por cierto Silvia Munt es la actriz española que mejor hace de mujer triste, con permiso de Belén Rueda a la que siempre se le nota en la cara una tristeza que va más allá del papel que le toca interpretar.

Es el prototipo de este cine que está de moda y al que llaman fantástico y de terror, y que debe tener muchos adeptos ya que cada día abunda más. Desde luego, esta es una película no sólo fantasiosa, sino también increíble e incomprensible para espectadores, que al parecer como yo, se han quedado plantados en el tiempo, y no encuentran sentido ni entienden otras cintas de este género que no sean “La noche de los muertos vivientes”, “El exorcista”, “Carrie”, “El sexto sentido”, “El resplandor”, “La profecía” o “La semilla del diablo”.