La princesa Mononoke es una película épica nada típica. Para empezar, no se trata de una lucha de buenos contra malos: las dos facciones enfrentadas en cruenta guerra nada tienen que ver con este manido binarismo tradicional. Para continuar, la trama, aún compleja, no es un despropósito de sinsentidos a mayor gloria visual del film. Todo lo contrario: el argumento está minuciosamente cuidado para configurar el sentido global de este alegato ecologista.

Estamos ante una película francamente entretenida, bella y reconfortante: una joya estética y narrativa que aboga por la conciliación entre ser humano y naturaleza, en ocasiones con crudeza (no creo que sea una película apta para niños) pero siempre con honestidad.

Seguramente una de las mejores películas de animación de todos los tiempos.

Si el espectador no ha disfrutado aún de alguna de las obras maestras del gran Mayazaki, Ponyo le va a resultar una revelación mágica: sus personajes desenfadados y atrevidos (atención a la madre, absolutamente memorable), su colorido visual y narrativo, su particular atmósfera claroscura.

Para los que sí nos hemos deleitado antes con alguna otra película del japonés, Ponyo resulta demasiado ligera, un alegato ecologista de corte infantil carente de la intensidad sublime de, por ejemplo, El viaje de Chihiro. Posiblemente sea la única película de Miyazaki completamente apta para públicos inantiles, por lo que puede ser un buen inicio en el mejor cine de animación para los más pequeños.

La total inverosimilitud de los acontecimientos narrados en Gravity hacen muy difícil al espectador creer que está viendo algo más que una sucesión de imágenes impactantes. Apenas ocurre nada en todo el metraje de la película que tenga el menor atisbo de ser plausible, y bajo estas condiciones no es posible hacer más que maldecir las ocurrencias de un guión que exige la total falta de espíritu crítico en el espectador.

Más allá de todo esto, el argumento como tal es mínimo: noventa minutos de película en que realmente ocurre muy poco. Y aún así hay lugar para cierta sensiblería facilona y algún giro previsible, tan propios ambos de los productos más comerciales procedentes de Holywood.

Admitiendo que Gravity es una película mediocre en lo narrativo, hay que reconocerle sus enormes virtudes visuales. No impresionan solamente los escenarios, sino el genio con que se mueve la cámara y se suceden los planos. Una película que solamente se disfruta en la superficie.

La historia de Ruby Sparks y Calvin Weir-Fields es, como la propia protagonista señala en la ultimísima escena de la película, pretenciosa. En una nueva y forzada vuelta de tuerca del clásico "chico conoce a chica", los directores de la deliciosa Little Miss Sunshine desarrollan una vacilante y deslucida historia de realismo mágico traído al imaginario estadounidense. Simplona y previsible, la decepción culmina en un final que no podría ser más empalagoso.

Difícilmente se consigue conectar con los personajes manidos y predecibles de esta comedia romántica con aires comerciales. Una película floja e intrascendente que, no obstante, puede resultar entretenida para una tarde aburrida.

Varias son las virtudes de "Magnifica presenza". Se trata de una película ágil y entretenida, empapada de la característica estética del último Ozpetek, tan límpida como comercial. Estamos ante una producción amable y algo facilona, con un guion en demasiadas ocasiones inconsistente, un tanto de telefilm de altos vuelos, pero que tiene la no desdeñable capacidad de mantener al espectador, valga la redundancia, expectante.

La trama no está tan exquisitamente plasmada como se pudiera imaginar y es cierto que hay un par de giros de la historia que seguramente se podrían haber exprimido mucho mejor. Pero aun así, se le ha de reconocer no caer en demasiados de los clichés de los que se suele abusar en las películas de “fantasmas”. Y es que Ozpetek ha demostrado en varias ocasiones que sabe muy bien cómo combinar tiempos diferentes en los mismos lugares.

No es, ni mucho menos, la mejor película del italoturco: se encuentra muy lejos de sus primeras películas rompedoras e incluso de la también comercial, pero más compleja, "Mine Vaganti". No obstante, el visionado de “Magnifica presenza” sigue regalando una música deliciosa, así como un espectacular elenco con algunos de los más populares actores y actrices italianas del momento.

Como novedad, la componente gay de la historia es más intrascendental y normalizadora que nunca. Un buen síntoma, esperemos.