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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de marzo de 2019
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda delicia de Jordan Peele, para degustar a distintos niveles. Nos encontramos con un esquema muy parecido a Déjame salir, una película que transita por distintos géneros en este orden: 1) Un planteamiento basado en el suspense y la acumulación de tensión que se ceba a base de elementos ominosos desencadenando 2) el horror, que actúa de una forma muy física sobre las víctimas, con un crescendo de peripecias en las que éstas tienen un papel cada vez más activo. Pasamos entonces a una 3) película de acción en la que las otrora víctimas se erigen como héroes (de acción) en un festín slasher cada vez más delirante. Este maravilloso menú se sirve trufado de comedia, y todos los elementos se ponen al servicio de la crítica social. Aunque así descrito, esta propuesta pueda parecer una indigesta aberración, el bueno de Peele consigue combinarlos y convencernos. Al menos a mí.

Me remito a la sección “spoilers”. Léala y a continuación siga aquí:

Todo este alambicado aparato era para mandar un mensaje de crítica social. Si en Déjame salir se ponía de relieve de forma clara el tema racial con una variante muy particular de Adivina quien viene esta noche, en Nosotros el tema planteado no es tan evidente y la interpretación queda en buena medida en manos del espectador. En mi opinión, aquí se habla del indescriptible terror que tenemos la clase media a dejar de serlo. Se habla de que cualquiera de nosotros podemos convertirnos, de la noche a la mañana, sin explicación cabal ninguna, en humanoides relegados a la vida en las catacumbas, sin trabajo ni posesiones. Nosotros podríamos ser perfectamente ellos y, ellos, por la vía violenta, nosotros. Puede incluso que nosotros fuéramos en otro momento ellos y estemos ocupando injustamente una posición usurpada. Se habla, a mi parecer, de las sociedades rotas a partir de la crisis de 2008 utilizando una simpática parábola. Algo parecido hizo John Carpenter, salvando todas las distancias de complejidad formal y tono, con los damnificados por la ola conservadora de Reagan en los '80 en Están vivos. El género cinematográfico de zombies, con sus lecturas sociales profusamente comentadas incluso en tesis doctorales, también se emparenta con esta película.

En definitiva, nos encontramos ante una película imperfecta pero estupenda, cuyos ingredientes podrían hacer pensar a priori en un un resultado lamentable. Es el resultado de la aplicación por segunda vez de una fórmula intergéneros de éxito, lo cual es su fortaleza y debilidad, pues sucesivas aplicaciones pueden menoscabar el efecto novedoso. ¿Hará Peele una película más para completar una trilogía, esta vez sobre...género?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La primera parte, el suspense ominoso, se basa en la idea de la conspiración. Una fuerza maligna de naturaleza desconocida se cierne sobre las víctimas, que son personas corrientes que desenvuelven su vida corriente. En Déjame salir tenemos una conspiración al estilo Rosemary's baby: una comunidad sectaria y maligna que rodea a la víctima en una envolvente de normalidad insana. En Nosotros, cunde una sensación inefable vinculada a la zona de veraneo donde la protagonista sufrió un trauma infantil. En mi opinión, la fase 1 está más lograda en la primera película porque es más sutil y contenida, y el espectador participa de la inocencia del protagonista.

En el caso de Nosotros, la premisa del encuentro de la protagonista-niña con su doppelgänger neutraliza en cierta medida el suspense. Pero nos regalan, a cambio, con bellas recompensas, como la secuencia de la feria en la que que cada pequeña cosa que pasa parece tener un significado para el espectador, que se retuerce en su butaca presa de la frustación (por no saber cuál es ese significado trascendental) y la delectación (por la misma razón). La feria es otro maravilloso obsequio de Peele, porque es un tipo de lugar donde deben saltar todas las alarmas del buen conocedor, pues las ferias en la ficción sólo traen malos presagios, empezando por el luna park de Coney Island en Extraños en un tren y acabando por las Ferias de gasolinera de mi queridísimo Thomas Ligotti. El epicentro maligno es la casa de los espejos, el lugar idóneo para confundirse (hasta extemos que el espectador tardará aún en comprender) con tu doble.

El arranque de la parte la terrorífica podemos fijarlo en el momento en el que se presenta la otra familia ante la casa seguido del despiegue de su conducta. La estupefacción compartida por el espectador y los protagonistas se sostiene durante un buen rato. La certeza de que va a haber violencia cristaliza pronto, mientras que la comprensión sobre el origen y motivaciones de los dobles se nos priva morosamente. Sin embargo, una breve frase de la malvada doble nos pone sobre la pista de la idea-fuerza de este relato: "somos americanos".

En esta fase la tensión va virando hacia la acción en un caso de casa tomada en la línea de Funny games, pues debemos entender que las familias de clase media no podemos sentirnos seguras ni en nuestros propios hogares. The Evil dead y las aportaciones de George A. Romero pueden haber contribuido a concebir esta fase en la calenturienta mente de Peele.

Pero cuando el espectador, habituado a los esquemas del género, espera que la ejecutoria transite por las rígidas reglas, a saber, martirio y asesinato de las víctimas por parte de los monstruos, Mr. Peele cambia subversivamente el paso. Las víctimas salen de su rol pasivo, se enfrentan a sus enemigos mediante la fuerza y la inteligencia y obtienen victorias parciales. Me había prometido no decir la palabra, pero lo que pasa es que se empoderan.

Cambio de reglas, cambio de género: pasamos a la fase de acción y llega un festival de violencia bastante gratuita y prolongada en la que ya vamos viendo que los héroes ex-víctimas se saldrán con la suya. Dicho así, podríamos pensar que nos hemos metido en una película de Chuck Norris, pero a Jordan Peele se lo perdonamos porque es el ejercicio de estilo de un tipo inteligente y tenemos muy claro que ni él mismo se lo cree. El hecho exasperante de que ningún miembro de la familia sufra ningún daño mayor o la muerte nos hace pensar que estamos en un episodio del Equipo A y una prueba más de que Peele es un cachondo que juega con los géneros. Aún así, yo hubiera preferido algo más de brevedad en esta fase.

Aunque Nosotros presenta un conflicto de clase, el tema racial también tiene un papel secundario en la película, mostrado mediante la comparación de las dos familias (negra y blanca) y su estátus económico. Reto a otros espectadores a identificar los varios elementos de comparación.
4 de abril de 2019 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo mis comentarios de Suspiria-2018 con el visionado fresco y a vuelapluma y tengo que decir ante todo que es una película 1) entretenida, 2) no para todos los gustos, 3) con unos muy buenos hallazgos, 4) con demasiados ingredientes y ambición, que en ocasiones se frustra perjudicando al resultado y 5) demasiado larga.

La síntesis de estas consideraciones es indefectiblemente un notable, pero como veo con simpatía los intentos del director, incluso los fallidos, esto es un clarísimo notable, que para mí es un 7 (aunque para filmaffinity 7 equivalga a “buena”).

Si el espectador ha llegado a Suspiria 2018 desde la Suspiria de Dario Argento de 1977, como es mi caso, no podrá evitar verla comparativamente. Hay que admitir que, por muy fans que seamos del giallo y el slasher de Argento, el hombre es un cutre la mayor parte del tiempo. Tuvo, eso sí, chispazos de genialidad que condensaron en Profondo Rosso y un poco en Suspiria, pero que luego decayeron. Suspiria 1977 tenía sus puntos fuertes en la teatralidad, la decoración e iluminación kitsch, y la bestial banda sonora de Goblin, que ella sola levanta todo el film. En la ejecutoria, luego, se derrumba.

El guión de Suspiria 2018 administra la trama de una forma mucho más elaborada que el más bien burdo libreto de Argento-Nicolodi, aunque a partir de la misma idea. Una conspiración brujeril de poderes malignos, primordiales y telúricos contra las gentes que pasan por su lado y en particular contra la chica protagonista. Una buena y angustiosa conspiración cinematográfica es siempre digna de admiración y este es el caso.

Un gran hallazgo: la ambientación en el Berlín dividido turbulento y lluvioso de los años 70 (en vez del Friburgo sin apenas contexto urbano de Suspiria’77) nos pone de antemano en una situación de desasosiego y destemple). El diseño de la academia Tanz tiene evocaciones de la de Argento, pero todo es más físico y menos teatral. Las luces inverosímiles de un saturado color rojo-puticlub predilectas de Argento, se transforman en esta versión en espacios mortecinos y mal iluminados, con olor a moho y destemplados. Pero atención, que en la escena extática de la peli el director acude a una iluminación roja ultrasaturada con la que homenajea a su antecesor.

Otro gran hallazgo: la danza, que tiene un papel central en la narración, mientras que para el Suspiria original era poco más que una excusa para juntar a unas jovencitas en una academia. En esta Suspiria la danza es un instrumento del poder demoniaco, y así lo sentimos los espectadores. Sin tener la menor cultura en ese ámbito, aprecié las escenas de baile y expresión corporal de las bailarinas y su excelente encaje en la historia. Me pregunto incluso si este remake no habrá sido el vector que un director o directora de baile ha utilizado para desenvolver su arte.

Por lo demás, creo que el guión ha introducido demasiados elementos que no acaban de integrarse bien, sobre todo la historia del psiquiatra. La duración es algo excesiva no tanto por que se haga aburrida, sino porque puede verse como los elementos narrativos que sobran podían haberse sacrificado a favor de la brevedad.

Una última observación: en Suspiria de 1977, la amiga de la protagonista escucha las pisadas de la compañía de “maestras” que por la noche abandonan la academia y descubre por el sonido que en realidad se dirigen a otro sitio dentro del edificio, a las estancias secretas que ella descubre luego contando los sonidos de los pasos. En Suspiria 2018, Sara, la amiga de Susie, hace esencialmente lo mismo: cuenta los pasos hasta llegar a un acceso secreto. Pero se omite cualquier explicación de porqué cuenta pasos. ¿es un error del guión? ¿o un guiño a la otra película?
24 de noviembre de 2018 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hereditary me ha parecido una obra maestra. La vi poco después de leer "La conspiración contra la especie humana" de Thomas Ligotti y no he podido evitar encontrar el tronco común que une a ambas obras. Esto viene reforzado por el juego de la película con las maquetas y los muñecos que las habitan. Todo en la película es un engranaje perfecto que invita a volver a verla para identificar sus minuciosos elementos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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El horror es una consecuencia, no una premisa, de esa visión del mundo fatalista en el que los humanos no somos más que un sinsentido de la existencia. La parte final, un éxtasis religioso, una epifanía a la que los espectadores, que hemos comprendido la conspiración ayudados por la catarsis del horror, nos entregamos serenamente junto con el resto de participantes. El drama familiar es un esquisito envoltorio, y la música, su ponzoñosa guinda.
24 de mayo de 2024 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He encontrado una cinta en muy mal estado. No: ningún trabajo de restauración podrá recuperarla, pues los estragos que ha sufrido no proceden de un incendio u otro deterioro físico, sino de su misma concepción y de la impericia de sus guionistas. La cinta a la que me refiero es Archivo 81. Tengo que decir que no he podido acabar el primer episodio. Pasados pocos minutos de este found footage, todas las cartas quedan puestas sobre la mesa con una torpeza exquisita. La narrativa me recuerda a las partidas de rol que jugaba con mis amigos (la llamada de Cthulhu) donde inventábamos historias con el entusiasmo y la bisoñez adolescentes, plagiando y parasitando con desparpajo todos los retales culturales a nuestro alcance. Con la diferencia que nuestras historias estaban mejor contadas. La perspectiva de ver Archivo 81 durante siete horas más me obligó a hacer una tirada de cordura. Perdí todos los puntos y por eso escribo desde esta celda acolchada de la boca del miedo, junto a la de Sam Neill.

Deseo con todas las fuerzas que la IA sustituya a estos guionistas sin alma ni buen juicio. No creo que lo pueda hacer peor. Me los imagino como unos hipsters americanos veinteañeros, fans de muchas cosas, con la cabeza hecha un lío, e incapaces de escapar de la obviedad. He aquí una muestra de su desatino:

A nuestro protagonista Pepito Smith, un señor de una corporación misteriosa que hiede a conspiración le encarga restaurar las cintas de un found footage dañadas por un incendio. Y debe hacerlo en un complejo remoto y solitario y sin cobertura. El señor dice lacónicamente que las cintas no se pueden mover "para evitar su deterioro". Pepito Smith no hace el menor esfuerzo para discutir con el CEO que porqué no se deja de estupideces y que se traiga las cintas a Nueva York. Está claro que los guionistas están locos por colocar al protagonista en una situación rural comprometida y que están dispuestos a quebrar cualquier principio de realidad que se les interponga. En su camino en coche hasta el remoto lugar "con un aura maldita" en medio de la naturaleza, enfocado desde una cámara aérea, el guionista nos está queriendo decir veladamente: "esto es para los que habéis visto El resplandor. Nosotros también lo hemos visto ¿sabéis? Porque somos connossieurs y frikis como vosotros, querido público target de Netflix".

Más adelante, el amigo del prota (tan plano y vacuo como él porque lo de construir personajes estos guionistas lo llevan muy mal) le dice por teléfono: "¿no te estarás volviendo loco como Jack Torrance?". Gracias, gracias mil veces por subrayar lo ya subrayado. Por cierto ¿no habíamos dicho que el aislamiento es total en ese perdido lugar? ¿que hace Pepito colgado del móvil? Sí, su salud mental corre peligro, pero no por la privación sensorial, sino porque se va a pasar todo el día viendo Tiktok. Nuestros tiernos y cuitados guionistas quisieron crear una atmósfera insana de terror aislando a Pepito Smith, pero cayeron en su propia trampa porque necesitaban que alguien aportara información para que avanzase la trama, así que pusieron un poco de cobertura en una esquina de la finca del pseudohotel Overlook.

Desatinos como estos encontrarán en abundancia en Archivo 81. Buena suerte
26 de junio de 2019 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que, a estas alturas de la vida, un género finiquitado (el western) dirigido por un francés presagiaba el peor de los resultados. Basta recordar la profanación psicodélica que infringieron sobre el teniente Blueberry, la monumental obra del Charlier y Guiraud. Alguien me lió para meterme en la sala y descubrí deslumbrado una gran película que entrega lo que se espera del género y algo más. En efecto, es un verdadero western pues contiene alguno de sus ingredientes necesarios: los conflictos de hombres que participaron en el nacimiento de una nación en su frontera, donde en la construcción de un incipiente estado chocaban violentamente la fuerza y los ideales. Los tiempos primitivos de la era moderna. La película se estructura a través de un viaje-búsqueda circular, enlazando en este aspecto con las raíces del género: un viaje por la poderosa geografía norteamericana (*) al tiempo que un viaje moral y psicológico de sus protagonistas.

El viaje interior de los protagonistas es, en mi opinión, a través del conflicto edípico que arrastran en su interior y que marca completamente sus existencias. Los hermanos Eli y Charlie Sister mataron al padre en el sentido literal, lo cual determina su profesión: habrían de convertirse en asesinos a sueldo en una vida hobbesiana marcada por la violencia, el miedo y la huida. El verdadero edipo es el hermano menor, Eli, artífice material del parricidio, mientras que el hermano menor, Charlie, sigue la estela destructiva por fidelidad familiar a pesar de tener una personalidad opuesta, sensible y reflexiva, y aborrecer ese estilo de vida.

La película nos muestra a los hermanos Sisters adultos en pleno ejercicio de su profesión al servicio de una figura central en la película, el comodoro, quien sin embargo no tiene ni una línea de diálogo y apenas se le ve un instante a través de una ventana. El comodoro es un magnate que utiliza a los hermanos cuando necesita acudir al asesinato para cerrar sus expansivos negocios. El comodoro es un padre adoptivo, un segundo padre sangriento que les mantiene atrapados en la vía de la violencia. Charlie Sister desvela a lo largo del viaje-búsqueda que su plan es matar al comodoro y suplantarlo en el liderazgo de su emporio. Por segunda vez, Edipo.

En la vida de los hermanos se cruzan dos personajes secundarios pero también esenciales. Morris es un agente al servicio del comodoro especializado en acciones de inteligencia, en particular, seguir y retener mediante engaños a una víctima del comodoro. El agente Morris tiene inquietudes intelectuales y morales y desvela en determinado momento que procede de una familia acomodada de Washington de la que ha huido por odio hacia su padre. La vida de aventura que ha elegido es una vez más, la consecuencia de un oscuro conflicto paterno-filial.

La quinta figura que entra disruptivamente en esta configuración de personajes es Warm, un joven científico idealista. En cierta manera es un elemento antagónico al comodoro que al entrar en colisión con él, cambia la vida de los que les rodean. El joven Warm quiere aplicar una técnica química de su invención para conseguir oro de una forma mucho más efectiva que los medios convencionales, pero al contrario que el comodoro, no quiere el oro para enriquecerse sino para fundar una comunidad utópica basada probablemente en las ideas de Thoreau. El comodoro contrata a los hermanos Sisters para conseguir, mediante tortura, la propiedad intelectual de Warm. Así pues, el comodoro es el representante de un capitalismo voraz y depredador que no produce sino que arrebata, mientras que el científico Warm es un hombre que crea nuevo conocimiento y lo entrega generosamente a la humanidad para construir una sociedad mejor. El desarrollo del film nos muestra que los planes del joven fracasan en el aspecto técnico con consecuencias fatales. Algunos espectadores también pueden sospechar que su proyecto político también estaba abocado al fracaso y que, en general, el viejo ideal progresista, reencarnado hoy en tecnooptimismo, puede hacer muchas aguas.

La interacción con Warm descubre un nuevo horizonte al espía Morris, al que convence para sumarse a su proyecto político-empresarial. Morris acomete un nuevo proyecto seguramente más afín a sus inquietudes, amén de establecer una fuerte camaradería con el científico que parece apuntar una relación homosexual. Morris abandona así el tipo de aventura dañina al que le ha empujado el odio hacia su padre.

(*) La poderosa geografía de Oregón y California añade el ingrediente tan ligado al western de la naturaleza salvaje y los paisajes abiertos, pero de pronto, mientras los Sister brothers cabalgan por unos parajes, se oye el inconfundible trino de una bandada de vencejos. Y en otro momento, mientras están acampados en un bosque, ¡oímos el cú-cu del cuco! Esto tiene que ser España (como luego he comprobado al leer sobre la localización del rodaje).
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