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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
3 de octubre de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta casi inconcebible que estemos ante una obra cercana a celebrar su primer siglo de existencia. Estrenada un año antes de que 'El cantor de Jazz' revolucionara el cine con la llegada del sonido sincronizado, 'A Page of Madness' le bastan las imágenes para escribir su propia entrada en la historia del medio, en concreto en la sección dedicada al cine de género e incluso del cine japonés.

El expresionismo alemán ya estaba establecido como movimiento en 1926, y es indudable que films como 'El gabinete del Doctor Caligari' influenciaron al futuro ganador de la Palma de Oro Teinosuke Kinugasa, pero el director lo somete a un filtro indudablemente japonés que demostró que se puede hacer terror aprovechando la herencia cultural de cada país. Es una lección importante, sobre todo ahora que la mayoría de films de género que alcanzan notoriedad mainstream suelen ser anglosajones y juegan con temas similares, arquetipos de personajes, y prácticamente lo único que cambia es la tecnología que les rodea. Dicho de otra forma, son productos estándar prefabricados.

'A Page of Madness' planta la semilla que más tarde germinaría en obras como 'El más allá' o 'Onibaba', en las que el rico folklore japonés alimenta el terrorífico imaginario. Y digo semilla porque un psiquiátrico no es un lugar intrínsecamente japonés, como tampoco lo es el juego experimental de las superposiciones y el montaje, o la dinámica de claros y oscuros, pero la cultura japonesa parecía más abierta a tratar la salud mental de una forma menos estilizada que 'Caligari'. Es un film feo, con una narrativa no del todo clara (he leído dos sinopsis que no se ponen de acuerdo sobre la motivación del nuevo empleado del psiquiátrico). La decisión de no usar intertítulos es valiente, pero su narrativa visual está lejos de ser impoluta. Si comparamos con obras como 'Ménilmontant', realizada el mismo año y que tampoco recurre al diálogo, el film de Dimitri Kirsanoff gana por goleada.

A pesar de sus defectos, esta sigue siendo una película fundamental para entender los orígenes del terror psicológico que se desarrollaría más tarde tanto en Japón como en otras partes del mundo, y también se mantiene como una lección importante para cualquier director. Atrévanse a romper con lo establecido. Déjense abrazar por la locura de la creación.
28 de septiembre de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera que se haya documentado un poco sobre el tema sabe que Peter Jackson es un gran cinéfilo. Se puede palpar en sus propias películas, como el remake de 'King Kong' o su falso documental 'La verdadera historia del cine'. Incluso puede apreciarse en ciertos momentos de su obra, como las referencias visuales a 'Kagemusha' o 'Los nibelungos' en 'El señor de los anillos'. Por todo esto, Jackson debería ser consciente de lo que supone titular tu película en base a una batalla.

La inmensa mayoría de obras canónicas del cine épico no tienen la palabra batalla en su título. La razón es sencilla: una batalla no es el corazón de una narrativa. El corazón está en los personajes y la forma en la que sus conflictos interiores y arcos se exteriorizan en forma de temibles enemigos a los que se enfrentan. Sí, 'La batalla de los cinco ejércitos' tiene mucho metraje dedicado a una batalla competente, y si tu idea de cine épico es ver a hordas de soldados y monstruos machacándose, saldrás satisfecho de este visionado. Pero a esta batalla le falta corazón, y es obvio desde el momento en el que empieza a manos de un personaje que hace su primera aparición en la trilogía.

Tampoco tiene una buena estructura ni es particularmente inteligente en su puesta en escena. Es caótica y los golpes de efecto se consiguen a través de momentos aislados, y no a través del flujo natural del combate. Por recurrir al ejemplo más fácil en este caso, las batallas principales de 'Las dos torres' y 'El retorno del rey' se podrían considerar asedios más que batallas. Grandes masas de enemigos ponían a los protagonistas entre la espada y la pared, literalmente en el caso del Abismo de Helm y Minas Tirith. La estructura de estos conflictos era similar: los buenos parten de una situación en desventaja a la que se enfrentan con valentía. A última hora y de forma épica aparecen los aliados, que decantan el resultado de la batalla. Es una estructura sencilla a más no poder pero que surte efecto porque es coherente y por las pinceladas de pequeños momentos entre personajes esparcidos por el campo de batalla.

¿Qué hay en 'La batalla de los cinco ejércitos' que rivalice con el momento en el que Eowyn empala con su espada en el rostro del Rey Brujo? Es la mejor culminación de un arco posible para ese personaje. Comparémoslo directamente con el del único personaje femenino de la nueva trilogía, y a la vez el más polémico, Tauriel. No soy de los que critican cualquier cosa que no aparezca en la mitología de Tolkien, ya que entiendo los procesos de una adaptación y de hecho creo que Jackson hizo una de las mejores labores en ese aspecto con la trilogía original. Pero Tauriel solo tiene valor en la historia como interés romántico para Legolas y Kili. Este último no ha aportado nada a la compañía principal más allá de ser el enano guapo. Si la intención es contar una historia sobre el poder de un amor capaz de derribar los muros de los prejuicios y las razas, Jackson se queda con la versión más simplista y superficial de esa representación.

Mencionaba antes a Legolas y tal como adelanté en el anterior comentario, lo prometido es deuda, así que hora de reseñar sus proezas, que es lo único que aporta su personaje a esta historia. El equipo de efectos especiales podría haber sustituido a Orlando Bloom por su doble o por CGI y apenas se notaría. Esta interpretación del personaje sería demasiado exagerada hasta en los 'Looney Tunes'. Los cinco ejércitos son los humanos, los elfos, los enanos, los orcos y Legolas. De sus decenas de hazañas, me quedaría con dos. La primera, cuando salta entre piedra y piedra de un puente derrumbándose. La segunda, cuando decapita a decenas de enemigos mientras vuela boca a abajo en las garras de un ave enemiga. Al final de la batalla, no tiene ni un rasguño ni un pelo mal puesto. Legolas encapsula todo lo que está mal en las escenas de acción de 'El Hobbit', y a las pruebas me remito.

Llegado a este punto, nos tenemos que preguntar lo mismo que con la anterior película. ¿Qué es lo bueno? Para empezar, la secuencia inicial de Smaug incinerando Esgaroth y el momento heroico de Bard. Es un bello momento intergeneracional, pues la hazaña se completa gracias al trabajo previo del padre, representado por la flecha, Bard, el lanzador, y su hijo, en cuyos hombros carga parte de la responsabilidad. La otra subtrama de interés es la Thorin, que le acaba convirtiendo en una figura trágica al estilo de Boromir. Esto es una audaz jugada narrativa de Jackson, consciente de que los paralelismos con Aragorn eran los más obvios al principio.

Bilbo tiene más que hacer en este final que en 'La desolación de Smaug', aunque tampoco tiene un arco narrativo claro. No es un elemento importante de la batalla homónima, pero la forma en la que Freeman vende el shock de las consecuencias del combate es mi momento favorito de todo el conflicto. El plano largo que contrasta a un Bilbo cabizbajo y un Gandalf cansado encendiéndose una pipa es de esos que no necesitan palabras para transmiten el mensaje sin enunciarlo.

No puedo evitar quedarme con un sabor amargo después de revisitar esta trilogía que disfruté en su justa medida en cines hace casi una década. No es malo tomarse libertades a la hora de adaptar un cuento con el que acostar a los niños en el transcurso de varias noches. El problema es dedicarle más de una hora a narrar una sección del libro de 4 páginas (en mi edición) y pasarse gran parte de esa hora imitando efectos de sonido. Hay cosas que es mejor dejar a la imaginación, y eso Tolkien lo entendía bastante mejor que Peter Jackson.
28 de septiembre de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un momento del audiocomentario de 'Fitzcarraldo' que no me cuadró. En él, Werner Herzog explicaba que el rodaje no había sido difícil. Eso no encajaba con su reputación de ser una de las producciones más problemáticas de la historia. ¿Estaba mintiendo deliberadamente o estaba engañándose a si mismo? Se sumaba otro motivo a los ya existentes para ver 'Burden of Dreams', y creo que al final, Herzog llevaba parte de la razón.

La producción de un film suele ser estresante, y todavía más si se trata de una obra tan ambiciosa en escala como 'Fitzcarraldo'. No veo en este documental in situ situaciones de locura, caos y mala suerte que son el núcleo de películas como 'Perdidos en La Mancha'. A veces las cosas no salen como estaban planeadas, hay tensión entre el equipo y los extras (Les Blank hace un mejor trabajo que el film de Herzog a la hora de humanizar a los nativos), los ánimos están por los suelos en ciertos momentos, pero nunca parece que la producción esté al borde del precipicio. Hay situaciones en las que hay que pausar la producción y no hay ningún tipo de alarmismo, pues algunas veces era a petición del propio director.

Estamos tan acostumbrados a los sanitizados rodajes contemporáneos, sobre todo de los estudios de Hollywood, que se nos olvida el aspecto casi guerrillero de las producciones de antaño. Es inconcebible un rodaje de Marvel en el que la ausencia de balones de fútbol resulte un problema, y mucho menos uno serio. Y que no se malinterprete, 'Burden of Dreams' es un buen documental que retrata básicamente lo mismo que la película de Herzog: la obsesión de un hombre por realizar su visión, por mucho que esta desafíe las convenciones. Las entrevistas con Herzog son interesantes y honestas, la atmósfera de la producción está bien captada, y como decía antes, el papel de los nativos se convierte en pieza fundamental. Pero lo realmente extraordinario que salió de esa selva amazónica fueron las imágenes de 'Fitzcarraldo', no su diario de rodaje/making of.

Puntos extra a Herzog por su físico y mostacho. El tipo parece salido de la selección de fútbol de la RFA de la época. De hecho, le vemos jugar a ese deporte con los nativos por unos instantes.
27 de septiembre de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen es el cineasta de la burguesía amargada, y ejemplos de esto los hay a docenas en su filmografía. Muchos de esos films tienen crímenes o fantasías criminales que sirven a los personajes para evadirse de su anodina cotidianidad. Gena Rowlands ni siquiera puede agarrarse a eso en 'Otra mujer', el que seguramente es el largometraje más corto del director (la versión que vi dura 77 minutos), y en consecuencia, uno de los más directos a nivel de narración.

Leyendo otras opiniones sobre el film, veo que la mayor crítica por parte de sus detractores es que es una película aburrida. ¿Será esto por lo que Allen añade ese elemento criminal a películas como 'Misterioso asesinato en Manhattan' o 'Match Point'? No hay nada de eso en 'Otra mujer', una historia mucho más introspectiva e íntima que la mayoría de obras del director. Casi no hay rastro de su humor característico, ni algún personaje que haga de Woody Allen. Sí hay otros elementos característicos de su filmografía, principalmente la vida matrimonial decadente, el amargo poso que deja la mediana edad o el tipo de casualidades que pocos saben integrar de forma tan creíble como Allen.

Entiendo que el ritmo contemplativo de 'Otra mujer' no sea del gusto de cierto público. Al fin y al cabo, esto es un claro ejemplo de Woody Allen canalizando su admiración hacia Ingmar Bergman, otro director que no es del gusto de cierta parte de la cinefilia. De hecho, aquí es donde empieza la colaboración de Allen con el director de fotografía Sven Nykvist, uno de los principales colaboradores del realizador sueco. Quien haya leído la reciente autobiografía del neoyorkino, sabe que no es una persona que ponga especial interés en el apartado más técnico de sus películas, por eso se asegura de trabajar con directores de fotografía que saben lo que hacen (Nykvist, Gordon Willis, Vittorio Storano).

Hablando de canalizar, Gena Rowlands está espectacular en un rol que recuerda a sus memorables personajes bajo la dirección de John Cassavetes. 'Otra mujer' es una obra profundamente íntima y pocas actrices pueden transmitir tanta vulnerabilidad y de forma tan sutil como Rowlands. Su arco está claro desde el inicio, cuando empieza a escuchar las conversaciones de Mia Farrow con su vecino el psicólogo. Lo que empieza como una excusa para inspirarse pronto se convierte en una forma de evasión que acaba convirtiéndose en proyección de sus frustraciones, arrepentimientos y problemas familiares. La solución a todos estos asuntos será mucho más sencilla de lo que creerías al principio.

'Otra mujer' es una de las obras más melancólicas y otoñales de Woody Allen, así como uno de los retratos más veraces de la burguesía neoyorkina de su filmografía. No todo funciona en el film, como la subtrama con la hija adoptiva y el hermano, o la obvia exposición de la voz en off, a pesar de que tiene sentido temático al ser la protagonista escritora. Aún así, es imprescindible para los que disfruten tanto del cine de Allen como el de Bergman.
26 de septiembre de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me provocan cierta ternura estas películas basadas en animes populares que producía Toei Animation durante los 80 y los 90. Es raro que alguna destaque a nivel creativo, pues suelen ofrecer variaciones sobre arcos recientes en la historia principal, incluso incluyen momentos que emulan a las escenas más dramáticas o memorables de los mismos arcos. Aún así, se aprecia que los animadores sepan capturar en 45 minutos la esencia de la serie y sean capaces de contar una historia satisfactoria y autoconclusiva.

'Saint Seiya' es una franquicia ideal para aplicar esta fórmula, pues sus personajes principales tienen unos pocos rasgos de personalidad que les hacen distintivos y los villanos se presentan sin mucha caracterización, la mayoría de veces simplemente son tipos poderosos a los que hay que derrotar. De modo que cuando al poco de comenzar esta película se nos presenta a la diosa del caos Eri, no desentona respecto al material original, por muy superficiales que sean sus motivaciones.

Esto es 'Saint Seiya', aquí no se viene a buscar la complejidad emocional de 'Hunter x Hunter' o el worldbuilding de 'One Piece', ni siquiera los combates inspirados en las artes de 'Dragon Ball'. Esta es una serie sobre tíos lanzando superataques y sangrando mucho que ganan combates por los power-ups generados vía el poder de la amistad. No es arte elevado, pero tiene su gracia si eres consciente de la propuesta.
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