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6,1
18.394
7
30 de diciembre de 2014
30 de diciembre de 2014
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es quizás la película más humana de Tim Burton hasta la fecha, la que quizás se aleja más de su estilo fantástico y oscuro para tratar de describirnos este biopic sobre los Keane. Con una buena ambientación cincuentera y una vez más un gran trabajo, un tanto histriónico eso sí, de Christoph Waltz que pone todas sus dotes y más, dando vida a un marido sin escrúpulos.
Este largometraje inspirado en hechos reales, “Es una historia que nadie conoce”, como nos señala uno de sus guionistas Scott Alexander, es una gran historia olvidada, en la cual Burton no ha tenido que echar sus condimentos habituales tales como, efectos especiales, barroquismo o cuento gótico clásico. Ni tan si quiera esta vez, ha recurrido a sus actores fetiches Depp y Bonham Carter para ponerle su sello personal, solo se ha valido una vez más de su habitual compositor Danny Elfman que le ha entregado una apreciable partitura.
Burton se sentía atraído desde hace mucho tiempo, por la figura de Peggy Doris Hawkins y su historia, la cual en el film realiza un cameo y aparece sentada leyendo la biblia. Margaret Keane es una ingenua esposa y ama de casa con buenas dotes artísticas para la pintura, pero dotes secuestradas por su marido Walter, un astuto embaucador que se llevaba todo el merito de su esposa, con la venta de sus raros y originales retratos de niños y mascotas con ojos grandes, cuadros con una estética Kitsch y que su marido supo sacarle rendimiento gracias al marketing artístico de masas. En Big Eyes, encontramos momentos memorables como el enfrentamiento entre el mediático crítico John Canaday al que interpreta un sólido Terence Stamp, que se encarga de despreciar las supuestas obras de Walter Keane. Y por otro lado, la secuencia en los tribunales del matrimonio para tratar de aclarar la verdadera autoría de las obras. ¡Antológico! el momento en el que el juez obliga a dibujar a ambas partes en la sala.
En definitiva una buena y peculiar historia, poco conmovedora y algo desganada al final, pero que como nos dice uno de sus guionistas “Si no fuese verdadera, yo no me la creería” y es por eso, por lo que la última película de Burton gana en interés, en que es una historia que merece ser vista precisamente, con los ojos bien abiertos.
Feliz año 2015
Este largometraje inspirado en hechos reales, “Es una historia que nadie conoce”, como nos señala uno de sus guionistas Scott Alexander, es una gran historia olvidada, en la cual Burton no ha tenido que echar sus condimentos habituales tales como, efectos especiales, barroquismo o cuento gótico clásico. Ni tan si quiera esta vez, ha recurrido a sus actores fetiches Depp y Bonham Carter para ponerle su sello personal, solo se ha valido una vez más de su habitual compositor Danny Elfman que le ha entregado una apreciable partitura.
Burton se sentía atraído desde hace mucho tiempo, por la figura de Peggy Doris Hawkins y su historia, la cual en el film realiza un cameo y aparece sentada leyendo la biblia. Margaret Keane es una ingenua esposa y ama de casa con buenas dotes artísticas para la pintura, pero dotes secuestradas por su marido Walter, un astuto embaucador que se llevaba todo el merito de su esposa, con la venta de sus raros y originales retratos de niños y mascotas con ojos grandes, cuadros con una estética Kitsch y que su marido supo sacarle rendimiento gracias al marketing artístico de masas. En Big Eyes, encontramos momentos memorables como el enfrentamiento entre el mediático crítico John Canaday al que interpreta un sólido Terence Stamp, que se encarga de despreciar las supuestas obras de Walter Keane. Y por otro lado, la secuencia en los tribunales del matrimonio para tratar de aclarar la verdadera autoría de las obras. ¡Antológico! el momento en el que el juez obliga a dibujar a ambas partes en la sala.
En definitiva una buena y peculiar historia, poco conmovedora y algo desganada al final, pero que como nos dice uno de sus guionistas “Si no fuese verdadera, yo no me la creería” y es por eso, por lo que la última película de Burton gana en interés, en que es una historia que merece ser vista precisamente, con los ojos bien abiertos.
Feliz año 2015
23 de marzo de 2011
23 de marzo de 2011
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superproducción de David O. Selznick, con una gran dirección artística y fotografía,
que plasma en poco más de hora y media con genial maestría Norman Taurog, trasladándonos a la gran pantalla una nueva adaptación, quizás la mejor hasta la fecha, de la novela homónima del gran escritor estadounidense Mark Twain publicada en 1876.
Esta aventura considerada actualmente una de las obra maestras de la literatura americana, nos evoca a la nostalgia de nuestra infancia ¿Quién no ha querido jugar a ser Tom Sawyer?, y junto con un gran amigo, correr múltiples aventuras, en el lugar a donde crecimos y vivimos en nuestra infancia, esas pillerías y travesuras, esas caras sucias y sudadas, esas rodillas raspadas, esa ropa oliendo a hoguera y esa complicidad de nuestro mejor amigo por ocultar algún secreto, que no pasaba de ser sino una simple travesura en nuestras infantiles vidas, las reprimendas de tu madre o de tu abuela, que perfectamente podrían ser las de la tía Polly de turno, en esas tardes de fin de semana, o de verano en los descampados y solares de nuestros barrios, ciudades o pueblos, de los que tristemente ya casi no quedan porque está todo construido, y aunque los hubiera, nuestros actuales niños prefieren refugiar su sentido de la aventura en un cuarto de su casa en frente de una video consola...
Por eso, simplemente por eso me gustan las aventuras de Tom Sawyer, porque me trasportan a St. Petersburg, a ese cálido y húmedo sur de los Estados Unidos, porque estan bien dibujados los personajes en esta película con un Tommy Kelly llevando espléndidamente el personaje de Tom Sawyer y el gran Walter Brennan, el eterno secundario de Hollywood, que deja por unos momentos las polvorientos caminos y praderas del oeste para venirse al sur y dejarnos como siempre una correcta interpretación en el papel de Muff Potter, y lo mismo se puede decir de todos los demás en esta muy buena película de aventuras perfectamente ambientada, en los que cumplen su cometido, con cómicas escenas como la de cuando tía Polly (May Robson), espera a Tom con un palo cuando éste baja de la ventana por la tubería, o cuando lo manda de castigo a pintar el vallado de madera, la verdad es que es inevitable esbozar alguna que otra sonrisa con este travieso y simpático granuja. Por cierto que miedo me daba siempre el indio Joe. Y si a todo esto ponemos a cargo de la música a un genio como Max Steiner, pues que quieren que les diga.
Yo que tengo cuarentaítantos recién cumplidos, he disfrutado como un crío, con esta magnífico y familiar film de AVENTURAS, si con mayúsculas. No sé como tiene sólo un 6'4 de media en FilmAffinity después de haberla visionado a día de la fecha 543 personas.
Quizás es que la he visto con ojos de niño. Total ¿Qué es un adulto?, pues como diría Simone de Beauvoir, un niño inflado por la edad.
que plasma en poco más de hora y media con genial maestría Norman Taurog, trasladándonos a la gran pantalla una nueva adaptación, quizás la mejor hasta la fecha, de la novela homónima del gran escritor estadounidense Mark Twain publicada en 1876.
Esta aventura considerada actualmente una de las obra maestras de la literatura americana, nos evoca a la nostalgia de nuestra infancia ¿Quién no ha querido jugar a ser Tom Sawyer?, y junto con un gran amigo, correr múltiples aventuras, en el lugar a donde crecimos y vivimos en nuestra infancia, esas pillerías y travesuras, esas caras sucias y sudadas, esas rodillas raspadas, esa ropa oliendo a hoguera y esa complicidad de nuestro mejor amigo por ocultar algún secreto, que no pasaba de ser sino una simple travesura en nuestras infantiles vidas, las reprimendas de tu madre o de tu abuela, que perfectamente podrían ser las de la tía Polly de turno, en esas tardes de fin de semana, o de verano en los descampados y solares de nuestros barrios, ciudades o pueblos, de los que tristemente ya casi no quedan porque está todo construido, y aunque los hubiera, nuestros actuales niños prefieren refugiar su sentido de la aventura en un cuarto de su casa en frente de una video consola...
Por eso, simplemente por eso me gustan las aventuras de Tom Sawyer, porque me trasportan a St. Petersburg, a ese cálido y húmedo sur de los Estados Unidos, porque estan bien dibujados los personajes en esta película con un Tommy Kelly llevando espléndidamente el personaje de Tom Sawyer y el gran Walter Brennan, el eterno secundario de Hollywood, que deja por unos momentos las polvorientos caminos y praderas del oeste para venirse al sur y dejarnos como siempre una correcta interpretación en el papel de Muff Potter, y lo mismo se puede decir de todos los demás en esta muy buena película de aventuras perfectamente ambientada, en los que cumplen su cometido, con cómicas escenas como la de cuando tía Polly (May Robson), espera a Tom con un palo cuando éste baja de la ventana por la tubería, o cuando lo manda de castigo a pintar el vallado de madera, la verdad es que es inevitable esbozar alguna que otra sonrisa con este travieso y simpático granuja. Por cierto que miedo me daba siempre el indio Joe. Y si a todo esto ponemos a cargo de la música a un genio como Max Steiner, pues que quieren que les diga.
Yo que tengo cuarentaítantos recién cumplidos, he disfrutado como un crío, con esta magnífico y familiar film de AVENTURAS, si con mayúsculas. No sé como tiene sólo un 6'4 de media en FilmAffinity después de haberla visionado a día de la fecha 543 personas.
Quizás es que la he visto con ojos de niño. Total ¿Qué es un adulto?, pues como diría Simone de Beauvoir, un niño inflado por la edad.

5,6
260
6
7 de noviembre de 2012
7 de noviembre de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta bonita leyenda inglesa acaecida en la Edad Media (siglo XI), que los propios historiadores dicen que se fundamente en una base real, entre ellos el cronista del siglo XIII Roger de Wendower, merecía un mejor tratamiento cinematográfico por parte de Arthur Lubin, director de la conocida saga de comedias de los años 50, que tenía como protagonista a la mula Francis.
Su película no profundiza demasiado sobre los hechos de esta leyenda medieval, dejando simplemente, lo que pudo haber sido un interesante romance histórico, en una moderada cinta de aventuras en tecnicolor. Su ligero argumento y superficial guión, ambos de Oscar Brodney, sólo se apoyan en un buen reparto entre los que destacan por supuesto la siempre fordiana Maureen O’Hara, que da vida de una manera veraz a la bella dama anglosajona, Victor MacLaglen en el papel de Grimald y Torin Thatcher como Lord Godwin entre otros. Más desapercibida pasa si cabe, la interpretación de George Nader como Lord Leofric, Conde de Mercia y esposo de Godiva. Destacar como simple curiosidad para los más cinéfilos, la fugaz aparición sin acreditar casi al final, de Firts Saxon, un joven Clint Eastwood, que interviene del mismo modo que también lo hiciera ese mismo año en el clásico de ciencia ficción de serie "B" Tarántula de Jack Arnold. Encontrarlo sin saberlo es todo un ejercicio de agudeza visual.
Por lo demás, yo les sugiero que imiten un poco a Peeping Tom (el sastre mirón), el único vecino que a través de una ventana no pudo resistirse en observar a Lady Godiva a lomos de un caballo por las vacías calles de Coventry, y echen un vistazo a esta aseada y discreta cinta de la Universal.
Su película no profundiza demasiado sobre los hechos de esta leyenda medieval, dejando simplemente, lo que pudo haber sido un interesante romance histórico, en una moderada cinta de aventuras en tecnicolor. Su ligero argumento y superficial guión, ambos de Oscar Brodney, sólo se apoyan en un buen reparto entre los que destacan por supuesto la siempre fordiana Maureen O’Hara, que da vida de una manera veraz a la bella dama anglosajona, Victor MacLaglen en el papel de Grimald y Torin Thatcher como Lord Godwin entre otros. Más desapercibida pasa si cabe, la interpretación de George Nader como Lord Leofric, Conde de Mercia y esposo de Godiva. Destacar como simple curiosidad para los más cinéfilos, la fugaz aparición sin acreditar casi al final, de Firts Saxon, un joven Clint Eastwood, que interviene del mismo modo que también lo hiciera ese mismo año en el clásico de ciencia ficción de serie "B" Tarántula de Jack Arnold. Encontrarlo sin saberlo es todo un ejercicio de agudeza visual.
Por lo demás, yo les sugiero que imiten un poco a Peeping Tom (el sastre mirón), el único vecino que a través de una ventana no pudo resistirse en observar a Lady Godiva a lomos de un caballo por las vacías calles de Coventry, y echen un vistazo a esta aseada y discreta cinta de la Universal.

5,9
247
6
29 de noviembre de 2011
29 de noviembre de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues si, me gusto, me la esperaba algo menor antes de verla viniendo del cineasta inglés Leslie Fenton más proximo a papeles de secundario que a lo de dirigir se refiere, en su efímera carrera como realizador, que un año después hizo "Tres tejanos" un western remake tan aceptable como normalito que tenía a William Holden de protagonista, pero no mucho mejor del que en su día realizo king Vidor "The Texas rangers" (1936) en el que abordaba la temática de la reconversión de los fuera de la ley.
Volviendo a está que nos ocupa, Smith el silencioso se nos presenta como un western policiaco con triangulo amoroso, creo que dejara un buen sabor de boca en los amantes del género, entre los que yo por supuesto, también me incluyo. Apoyado en un buen ritmo y elenco de actores, entre ellos Donald Crisp, el padre Mr.Gwillym Morgan en "Qué verde era mi valle" (1941), y en un buen trabajo de fotografía por parte de Ray Rennahan, que se encarga de ponerle color por primera vez en su carrera, a la rubia cabellera del pequeño pero gran actor Aland Ladd con la ayuda de la Paramount Pictures. Hasta entonces Ladd se prodigaba en papeles de cine negro y en blanco y negro, valga la redundancia, y con está película empezaria a merodear el género western con títulos como "Marcado a fuego" (1950) o "La novia de acero" (1952) entre otras, con alguna incursión también en el cine bélico, hasta que llega una de sus más inolvidables interpretaciones como el hábil y taciturno pistolero Shane en el magistral clásico de George Stevens "Raíces profundas" (1953), que catapultaría al actor en una gran estrella.
Un tanto floja me parecio en el apartado musical, sin mucha fuerza para ser un western, de extrañar en Adolph Deutsch el luego creador de temas en populares obras como "Melodía interrumpida", "Melodías de Broadway" versión de (1955), "Con faldas y a lo loco" o "El apartamento".
En este trabajo a Leslie Fenton le paso quizás, lo mismo que a Michael Curtiz en 1958 con su entretenida, pero también subvalorada película del oeste "El rebelde orgulloso", también con Ladd y su pequeño hijo David en el papel de niño mudo y Olivia de Havilland de protagonistas, trabajos poco conocidos que sin ser ni mucho menos obras cumbres, han pasado injustamente desapercividas.
Con algo más de ruido que el que hacen las balas de su revólver, y no tan silencioso como Luke Smith, yo reivindico este sencillo pero meritorio western de Fenton.
Volviendo a está que nos ocupa, Smith el silencioso se nos presenta como un western policiaco con triangulo amoroso, creo que dejara un buen sabor de boca en los amantes del género, entre los que yo por supuesto, también me incluyo. Apoyado en un buen ritmo y elenco de actores, entre ellos Donald Crisp, el padre Mr.Gwillym Morgan en "Qué verde era mi valle" (1941), y en un buen trabajo de fotografía por parte de Ray Rennahan, que se encarga de ponerle color por primera vez en su carrera, a la rubia cabellera del pequeño pero gran actor Aland Ladd con la ayuda de la Paramount Pictures. Hasta entonces Ladd se prodigaba en papeles de cine negro y en blanco y negro, valga la redundancia, y con está película empezaria a merodear el género western con títulos como "Marcado a fuego" (1950) o "La novia de acero" (1952) entre otras, con alguna incursión también en el cine bélico, hasta que llega una de sus más inolvidables interpretaciones como el hábil y taciturno pistolero Shane en el magistral clásico de George Stevens "Raíces profundas" (1953), que catapultaría al actor en una gran estrella.
Un tanto floja me parecio en el apartado musical, sin mucha fuerza para ser un western, de extrañar en Adolph Deutsch el luego creador de temas en populares obras como "Melodía interrumpida", "Melodías de Broadway" versión de (1955), "Con faldas y a lo loco" o "El apartamento".
En este trabajo a Leslie Fenton le paso quizás, lo mismo que a Michael Curtiz en 1958 con su entretenida, pero también subvalorada película del oeste "El rebelde orgulloso", también con Ladd y su pequeño hijo David en el papel de niño mudo y Olivia de Havilland de protagonistas, trabajos poco conocidos que sin ser ni mucho menos obras cumbres, han pasado injustamente desapercividas.
Con algo más de ruido que el que hacen las balas de su revólver, y no tan silencioso como Luke Smith, yo reivindico este sencillo pero meritorio western de Fenton.

5,1
275
5
30 de diciembre de 2009
30 de diciembre de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasable Western con tintes exóticos y de bajo presupuesto de la RKO ambientado en Brasil, que perfectamente podría encajar en el género de aventuras.
Con un papel bastante discreto de Glenn Ford, en esta ocasión el actor canadiense traslada unas cabezas de ganado desde Texas, a Sudamérica con la intención de conseguir una gran suma de dinero que le permita montar con su hermano un rancho al volver a su país.
La película que se muestra interesante en un principio, va decayendo en sus minutos finales hasta llegar a un desenlace bastante convencional para lo que prometía.
De lo mas destacable, es el tema musical principal del film de Roy Webb, interpretada por una de las protagonistas y como curiosidad, la dirección de la orquesta a cargo del mítico director y compositor catalán Xavier Cugat, que durante muchos años tuvo una colaboración destacada para la Metro Goldwing Mayer.
Con un papel bastante discreto de Glenn Ford, en esta ocasión el actor canadiense traslada unas cabezas de ganado desde Texas, a Sudamérica con la intención de conseguir una gran suma de dinero que le permita montar con su hermano un rancho al volver a su país.
La película que se muestra interesante en un principio, va decayendo en sus minutos finales hasta llegar a un desenlace bastante convencional para lo que prometía.
De lo mas destacable, es el tema musical principal del film de Roy Webb, interpretada por una de las protagonistas y como curiosidad, la dirección de la orquesta a cargo del mítico director y compositor catalán Xavier Cugat, que durante muchos años tuvo una colaboración destacada para la Metro Goldwing Mayer.
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