Falso documental sobre la mítica sala Apolo, uno de los grandes templos de la música electrónica y de vanguardia en Barcelona. Pero su condición de falso no le viene dada por seguir los preceptos del "mockumentary" al estilo "Operación Luna" donde todo tiene una apariencia convencional para acabar revelando el engaño sino por centrarse más en la elaboración de la propia pieza y la personal historia paralela falsa del realizador a modo de subterfugio que acaba por otorgar un resultado un tanto en tierra de nadie.

Intenta combinar un perfilado certero de la sala y su importancia a nivel histórico de la mano de voces autorizadas con el humor costumbrista y self-deprecating para acabar ofreciendo un relato sobre la relación personal del director con la sala y una reflexión sobre el paso del tiempo y de las modas teniendo a la emblemática Apolo como denominador común. Y por momentos lo consigue pero en general creo que el resultado no termina de satisfacer ni en cuanto a lo documental en sí ni en cuanto a la faceta humorística.

Interesante y por instantes original pero la mayor parte del tiempo algo trillado y bastante desigual.

Una de las películas más hermosamente gigantesca sin pretensiones que he visto jamás. Quizá el documental perfecto que soñó Mercedes Milá. En todo caso nos encontramos con una dirección majestuosa, inteligente y exquisita de una Chloé Zhao que le gana a Malick en su propio terreno sin rubor alguno y que construye un film que no sólo es la memoria sentimental de una época sino también un mensaje vital eterno sobre los puntos cardinales de la existencia misma, tanto en quietud como en movimiento. Y de Frances McDormand poco más que decir a estas alturas salvo que estamos muy posiblemente ante el papel de su carrera incluso por encima de Fargo. Una de las mejores películas de la última década y una delicada, íntima, cósmica y sobrecogedora obra maestra absoluta.