El film se limita geográficamente en tres locaciones. En las puertas del Rashomon, donde llueve turbiamente, se avistan dos personajes donde se comprende en base a la atmosfera generada por la pronunciación del sonido, su posición como "perdidos en un tiempo y un lugar poco comprendidos". Es una suerte de aislación para la comprensión del conflicto que se va a exponer: ¿Qué sucedio con el samurai? La puesta en escena de las puertas de Rashomon tiene un aspecto poscatastrófico que genera incertidumbre en los personajes y desesperanza frente a la vida humana. La desición de Kurosawa de empezar a contar una historia desde el ocultamiento hace posicionar al espectador con menos información que los personajes y se empieza a generar una espectativa. Cuando ocurre el primer flashback, se produce la secuencia del viejo yendo a buscar madera donde va encontrando diferentes pistas de un crimen. Esta secuencia tiene la particularidad de hacer referencia en el cine mudo: desde lo gestual al encontrar una pista (sorpresa), reforzado por el sonido desde cuando la encuentra hasta cuando avanza sobre el jardin. Todo tiene una forma de desarrollo que compatibiliza con las características del cine mudo. El bajo presupuesto de la película paradojicamente potencia las posibilidades de resolver una escena para Kurosawa. Esto ocurre, en la escena del juicio, donde la utilización del fuera de campo es un recurso muy efectivo porque genera una dinamización y un aspecto de concepto dado que en el transcurso de esta, siempre la disposición de los elementos y personajes va a ser a partir de este recurso. Desde el guión se puede detectar que hay una referencia al cine negro desde lo estructural, ya que la película comienza "In media res", es decir, con un conflicto ya avanzado: han matado a un samurai. El desarrollo se va a expandir en base a debelar este misterio buscando quién lo hizo, con qué excusa lo hizo, bajo que circunstancias, etc. Luego se expone en la caracterización del supuesto asesino una suerte de gags, con un humor basado en la torpeza de los diálogos y los gestos que quizás sea una huella de Kurosawa. Encontramos reminiscencias en el cine clásico de Hollywood de los 40 en el aspecto técnico: hay travellings que cambian el tamaño de plano haciendo un acercamiento para pronunciar la gestualidad de los actores; la forma de ingreso en los Flashbacks con los actores mirando pensantes mientras el sonido abre esa puerta al sueño. Cuándo ingresa el personaje "medium" que habla por el muerto, Kurosawa utiliza recursos que despiertan la atención: el doblaje y la voz procesada, acompañado por la orquesta que refuerza lo místico, la actuación, que desde lo plástico esta el maquillaje y las vestimentas que flamean por el viento (simbólico) que representa la presencia de un espíritu. En un momento del relato se invierte el rol de la mujer, que de pasar a ser poseída, victima y culpable a la vez, es quien maneja la situación, y los hombres pasan de ser dominadores a humillados y hasta ridículos. El hito que no puede dejar de nombrarse en este film, es el cambio de focalización donde nos preguntamos ¿Qué hecho es el real? La película trabaja los puntos de vista no solo en la técnica sino también en lo narrativo (la credibilidad o falta de esta, la confianza o falta de esta, etc.) y esto genera un plus a la hora de exponer el superobjetivo de la película que podría ser la esperanza y la confianza en la gente, expuesta con el bebe (simbólico) que llega al lugar (Rashomon) sin saber cómo ni cuando lo hizo, pero que se tiene que ir con alguno de los dos transeúntes que estaban allí, de los cuales uno de ellos fue parte del crimen, pero se genera un convencimiento y una credibilidad entre las dos personas que hace producir una cierta tranquilidad en que la vida del bebe va a estar en buenas manos y va a continuar floreciendo.

En el plano de lo formal, los elementos realizativos como son los movimientos de cámara, están diseñados de tal forma que genere una sensación de heterogeneidad por momentos. Jarmusch viene con un concepto claro, pero de repente cambia su estilo cuando raptan a la chica dorada, sumándole a lo sutil, unos zoom un tanto bruscos que atentan a la "identidad" formal. Lo mejor construido son las partes en que la música de Earth se cuela, como pidiendo permiso, como así la de Boris también. Al tener tanta carga existencialista la narrativa, carece mi percepción de falla en la creación de climas, que los concebí como amagos, a algo que nunca pasó. Las charlas son apasionantes algunas, como la de la oriental en el tren, y debo tomar como la revelación del superobjetivo, el momento en que el personaje de Bill Murray quiere disparar al hombre solitario, y prueba dos veces fallidamente porque no tiene balas. Creo que esa es la sociedad del poder. El retrato de que lo hegemónico y su poder de imperializar las mentes hasta el control, hace que desnude su vacío en ese disparo fallido, su vacío de intención y contenido, y la antítesis de el hombre solitario. Lo representativo o simbólico es la esencia de las acciones.