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Críticas ordenadas por utilidad
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7,2
3.241
9
20 de enero de 2010
20 de enero de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Concebida inicialmente como un programa piloto para televisión, Código del Hampa terminaría en las salas de cine por su excesiva violencia para ser transmitida a todos los hogares "puros" americanos. Esto se nota (lo del medio televisivo) por los colores estridentes utilizados en su fotografía, las tomas desde helicóptero, los zooms, las tomas desde coches en marcha y las transparencias que surgen. Siegel rueda una novela de Hemingway y es un remake de la película Forajidos de Robert Siodmak, donde él mismo fue guionista del primer borrador. Sin ser tan profunda como la anteriormente descrita, Siegel rueda con dignidad este film. Utiliza 3 flashbacks para ir engarzando toda la trama, mientras en la novela había 11.
Difiere de la protagonizada por Burt Lancaster en la trascendencia clara y contundente de los asesinos, donde Lee Marvin (sobre todo) y Clu Gulager, toman las riendas de la trama y la definición del caso, mientras que en Forajidos se limitan a ser brazos ejecutores.
No entienden como un hombre se puede dejar matar sin oponer ningún tipo de resistencia, y esto y el no conocer a quien les ha contratado, les hace decidir averiguar dónde está el millón de dólares robados del furgón blindado. Curiosamente el protagonista, Johnny North, termina trabajando en un hogar para ciegos, en clara y malévola alusión a su ceguera ante las armas utilizadas por una femme fatale, que le destroza por dentro, y que él no ve por estar "ciego" de amor. También pierde el norte (North/norte).
Me encanta la música de John Williams, y participación de Henry Mancini, sobre todo la de los títulos de crédito, me engancha. La utilización de los rojos y azules, revela la dualidad existente dentro de la relación amorosa de North y Sheila. Esto sería utilizado por varios cineastas después. La película también se excede en violencia y en los dobles sentidos que utilizan Casavettes y Dickinson, respecto al sexo, comparándolo con las carreras de coches. La sutilidad del cine más clásico ya había pasado a la historia e incluso maestros como Hitchcock y Wilder entrarían también en esta moda en la década siguiente.
Por último destacar a la pareja de asesinos, un poco los precursores de los criminales de Pulp Fiction, por ejemplo. Alucinante es ver como lavan sus camisas, hacen gimnasia en los hoteles, etc., mostrándose preocupados por su salud, incluso hablan de las proteínas que hay que tomar y que hay que comer más filetes. Charlie Stom (Lee Marvin), que es el mejor de todos, se muestra escéptico y reacio a seguir con la vida criminal que lleva y decide retirarse, previa sustracción del millón de dólares que pululan por toda la cinta. Los demás actores cumplen más o menos, aunque hay tomas en las que les veo un poco forzados e incluso nerviosos, pero son humanos, no como Reagan, que parece un hombre sin sangre.
Difiere de la protagonizada por Burt Lancaster en la trascendencia clara y contundente de los asesinos, donde Lee Marvin (sobre todo) y Clu Gulager, toman las riendas de la trama y la definición del caso, mientras que en Forajidos se limitan a ser brazos ejecutores.
No entienden como un hombre se puede dejar matar sin oponer ningún tipo de resistencia, y esto y el no conocer a quien les ha contratado, les hace decidir averiguar dónde está el millón de dólares robados del furgón blindado. Curiosamente el protagonista, Johnny North, termina trabajando en un hogar para ciegos, en clara y malévola alusión a su ceguera ante las armas utilizadas por una femme fatale, que le destroza por dentro, y que él no ve por estar "ciego" de amor. También pierde el norte (North/norte).
Me encanta la música de John Williams, y participación de Henry Mancini, sobre todo la de los títulos de crédito, me engancha. La utilización de los rojos y azules, revela la dualidad existente dentro de la relación amorosa de North y Sheila. Esto sería utilizado por varios cineastas después. La película también se excede en violencia y en los dobles sentidos que utilizan Casavettes y Dickinson, respecto al sexo, comparándolo con las carreras de coches. La sutilidad del cine más clásico ya había pasado a la historia e incluso maestros como Hitchcock y Wilder entrarían también en esta moda en la década siguiente.
Por último destacar a la pareja de asesinos, un poco los precursores de los criminales de Pulp Fiction, por ejemplo. Alucinante es ver como lavan sus camisas, hacen gimnasia en los hoteles, etc., mostrándose preocupados por su salud, incluso hablan de las proteínas que hay que tomar y que hay que comer más filetes. Charlie Stom (Lee Marvin), que es el mejor de todos, se muestra escéptico y reacio a seguir con la vida criminal que lleva y decide retirarse, previa sustracción del millón de dólares que pululan por toda la cinta. Los demás actores cumplen más o menos, aunque hay tomas en las que les veo un poco forzados e incluso nerviosos, pero son humanos, no como Reagan, que parece un hombre sin sangre.

8,1
11.463
10
21 de septiembre de 2009
21 de septiembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los años 40, se vuelve a poner de moda en el cine la figura del gángster líder, despiadado y megalómano, al igual que en el cine de los años 30. Y aquí nos encontramos con Cody Jarret (James Cagney), un duro, contundente y psicópata malhechor, con un contrapunto en su forma de ser, y es que tiene el complejo de Edipo, pues venera e idolatra a su madre, a la cual vemos en el primer tercio de película, hasta que él va a la cárcel. Sufre varios ataques cerebrales, antesala de su locura (al igual que su padre), y ella se hace cargo de él como si fuera un niño. Minutos después le vemos sentenciar a muerte a un compañero, por estar herido y ser una carga para la banda, que está huyendo de la policía. Impresionante paradoja. Frío y cruel como humano, y como contrapartida un buen hijo, que adora a su madre, que incluso obliga a su novia a que la ayude a hacer la comida, sin esperar un "no" por respuesta.
La verdad es que el resto de personajes, son muy secundarios, aunque dignos. Verna (Virginia Mayo): una femme fatale, con poco cerebro y mucha ambición e hipocresía, "el dinero si no se gasta, es puramente papel", llega a decir. Fallon (Edmund O'Brien): sus papeles siempre son sobrios, pero algo fríos. También cabe destacar a la policía: Se ven infinidad de adelantos técnicos al servicio del bien y el orden: Teléfonos funcionando en los coches patrulla, radios que conectan con la central, con utilización de las coordenadas que les sirven de guía hacia la banda de gángsters, y walkies para estar en contacto permanente. Pero todo esto queda eclipsado por la maravillosa actuación de James Cagney: su forma de mirar a los demás, los gestos que realiza con las manos, su capacidad de liderazgo indiscutible, le hace llenar la pantalla de su carisma a pesar de su baja estatura. Un actor simplemente portentoso y uno de sus mejores papeles.
Raoul Walsh realiza una película sin aspavientos y directa al grano, con los hechos sucediéndose vertiginosamente. Al espectador le tiene siempre en vilo. Diálogos fluidos y sobrios para el bien del film. Sid Hickox fotografía la película de forma convincente y será colaborador de Walsh durante todas sus películas de la década de los 40. Max Steiner formidable como compositor de la música, como casi siempre. Un equipo de lujo de la mejor productora de la época: la Warner Brothers. Por lo menos en films noir.
La verdad es que el resto de personajes, son muy secundarios, aunque dignos. Verna (Virginia Mayo): una femme fatale, con poco cerebro y mucha ambición e hipocresía, "el dinero si no se gasta, es puramente papel", llega a decir. Fallon (Edmund O'Brien): sus papeles siempre son sobrios, pero algo fríos. También cabe destacar a la policía: Se ven infinidad de adelantos técnicos al servicio del bien y el orden: Teléfonos funcionando en los coches patrulla, radios que conectan con la central, con utilización de las coordenadas que les sirven de guía hacia la banda de gángsters, y walkies para estar en contacto permanente. Pero todo esto queda eclipsado por la maravillosa actuación de James Cagney: su forma de mirar a los demás, los gestos que realiza con las manos, su capacidad de liderazgo indiscutible, le hace llenar la pantalla de su carisma a pesar de su baja estatura. Un actor simplemente portentoso y uno de sus mejores papeles.
Raoul Walsh realiza una película sin aspavientos y directa al grano, con los hechos sucediéndose vertiginosamente. Al espectador le tiene siempre en vilo. Diálogos fluidos y sobrios para el bien del film. Sid Hickox fotografía la película de forma convincente y será colaborador de Walsh durante todas sus películas de la década de los 40. Max Steiner formidable como compositor de la música, como casi siempre. Un equipo de lujo de la mejor productora de la época: la Warner Brothers. Por lo menos en films noir.

7,6
7.170
10
23 de enero de 2010
23 de enero de 2010
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ese tren que transporta a John McReedy (Spencer Tracy) a Black Rock es como un puñal introduciéndose en el corazón rural de EE.UU, todavía almacenando odio y rencor a todo el que es diferente a ellos. Tuvieron que ser muchos los hombres que sufrieron tremendas injusticias, por el mero hecho de ser de origen japonés, en tierras norteamericanas después del ataque nipón a Pearl Harbour. Hombres que habían colaborado con su esfuerzo e incluso con sus vidas para el avance y el progreso del país, (aplastante avance y progreso, por cierto) pero que vieron como eran arrastrados por la sinrazón y la injusticia al ostracismo, a la locura y a su eliminación como seres humanos. Pocas veces hemos visto en cine el trato de este tema, por eso Bad Day at Black Rock, me parece un auténtico alarde de sinceridad, sentimiento de culpabilidad reconocido, y perdón a las personas que sufrieron ese expolio.
Sturges tiene al mejor actor para protagonizar el papel principal, que es Tracy, que a pesar de estar algo mayor, muestra sus mejores dotes de actor, para hacernos conmover a todos. No le faltaba razón a Sidney Lumet, cuando dijo que Tracy estaba entre los tres mejores actores de la historia. Cuando pisa Bad Rock y llega al hotel mirando fijamente a todo el mundo, nos hace emocionar de verdad. Todos le escrutan con desconfianza y utilizan malos modos para provocarle y sacarle de quicio, pero no lo consiguen. Incluso ironizan sobre su propia seguridad personal. Pocos actores podrían haber interpretado este papel. Como aguanta las miradas y como se va abriendo paso poco a poco en las entrañas del caso que sucedió en el pueblo y que todo el mundo trata de ocultar pase lo que pase. Un auténtico psicólogo, que ve quien es más proclive a ser sincero y a reconocer la verdadera historia que ocurrió en Black Rock.
Cuando vemos al sheriff echando una siesta en el interior de una celda abierta, nos damos cuenta que la justicia y el orden se encuentran atrapados en una jaula, cuyos dueños son Smith (Robert Ryan, otro papelón) y sus secuaces interpretados por Lee Marvin y Ernst Borgnine. McReedy se da cuenta de todo ello y avanza con lógica, tesón, decisión y autocontrol. Todo esto exaspera a los matones que no dudan en provocarle continuamente. La escena entre McReedy y Smith, tratando de ponerse nerviosos mutuamente, y como Tracy incomoda e incordia, con respecto al trato del tema de los japoneses y pone finalmente fuera de sí a Ryan, es para enmarcar. McReedy, herido en la guerra, quiere entregar una condecoración de un amigo que le salvó la vida, a su padre, que vivía en Black Rock. Encuentra algo que le llena de vida, después de pasar por un calvario, que nos da a entender que fue la guerra para él.
Economía de medios, rodada en Cinemascope y en Eastmancolor, utiliza Sturges para editar esta valiente y memorable cinta. Y todo en 80 minutos escasos. ¿Se puede pedir más?
Sturges tiene al mejor actor para protagonizar el papel principal, que es Tracy, que a pesar de estar algo mayor, muestra sus mejores dotes de actor, para hacernos conmover a todos. No le faltaba razón a Sidney Lumet, cuando dijo que Tracy estaba entre los tres mejores actores de la historia. Cuando pisa Bad Rock y llega al hotel mirando fijamente a todo el mundo, nos hace emocionar de verdad. Todos le escrutan con desconfianza y utilizan malos modos para provocarle y sacarle de quicio, pero no lo consiguen. Incluso ironizan sobre su propia seguridad personal. Pocos actores podrían haber interpretado este papel. Como aguanta las miradas y como se va abriendo paso poco a poco en las entrañas del caso que sucedió en el pueblo y que todo el mundo trata de ocultar pase lo que pase. Un auténtico psicólogo, que ve quien es más proclive a ser sincero y a reconocer la verdadera historia que ocurrió en Black Rock.
Cuando vemos al sheriff echando una siesta en el interior de una celda abierta, nos damos cuenta que la justicia y el orden se encuentran atrapados en una jaula, cuyos dueños son Smith (Robert Ryan, otro papelón) y sus secuaces interpretados por Lee Marvin y Ernst Borgnine. McReedy se da cuenta de todo ello y avanza con lógica, tesón, decisión y autocontrol. Todo esto exaspera a los matones que no dudan en provocarle continuamente. La escena entre McReedy y Smith, tratando de ponerse nerviosos mutuamente, y como Tracy incomoda e incordia, con respecto al trato del tema de los japoneses y pone finalmente fuera de sí a Ryan, es para enmarcar. McReedy, herido en la guerra, quiere entregar una condecoración de un amigo que le salvó la vida, a su padre, que vivía en Black Rock. Encuentra algo que le llena de vida, después de pasar por un calvario, que nos da a entender que fue la guerra para él.
Economía de medios, rodada en Cinemascope y en Eastmancolor, utiliza Sturges para editar esta valiente y memorable cinta. Y todo en 80 minutos escasos. ¿Se puede pedir más?

8,5
102.697
10
21 de septiembre de 2009
21 de septiembre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandiosa comedia, original, trepidante, y con más calificativos que se le pueden adjudicar a esta maravilla de película de George Roy Hill, e interpretada por dos enormes actores como son Paul Newman y Robert Redford. La primera aparición de Shaw (Paul Newman), no tiene desperdicio: roncando en el suelo en un rincón al lado de la cama, con la nariz aplastada en la pared y con una melopea de espanto. La verdad es que no es la mejor forma de aparecer ante el público, pues parece que va a ser el salvador de Redford y el hombre que acabe con el asesino de su amigo Luther. Hasta que se da la ducha y se pone el smoking. Radical cambio que da esperanzas al espectador y le hace ver que es un auténtico genio del engaño, hecho de forma sutil, con inteligencia y sin un solo disparo, algo que no ocurre precisamente al resto del reparto.
Repartida en varios bloques de forma original, presentados con carteles, parodiando y homenajeando al cine mudo, el film trata de una trama o complot de una serie de personajes, a los cuales les mueven los más diversos deseos de venganza hacia Doyle Lonnegan (Robert Shaw), para poder destruirlo y a la vez timarle de la forma más ingeniosa posible, y para el espectador, la más graciosa. Aún siendo comedia, se producen varios asesinatos y situaciones violentas. Para mí, una de las mejores películas de los años 70. Está llena de giros sorprendentes a través del metraje, que deja al espectador cada vez más sorprendido y estupefacto, pero en el buen sentido, claro, de ahí la grandeza de The Sting.
Te hace ver como el trabajo en equipo y además bien hecho, te puede llevar al éxito más absoluto. La escena de la partida en el tren, donde Paul Newman hace una de sus mejores apariciones, los participantes (todos hombres de negocios y adinerados), hablan de sus asuntos, de cómo gastar dinero en partidas de póker, mientras en sucesivas escenas encadenándose con las anteriormente descritas, los colaboradores de Paul Newman, reclutan a gente mundana de toda ralea y clase, contentándose con ganar unos dólares. Hay un poco de crítica social también ahí. La camaradería y la lealtad entre personas, hacen triunfar sobre el mal, aún siendo formado por personas poderosas y de mucha influencia social. Cabe resaltar que Lonnegan, posee bancos y otra serie de negocios, que le hacen ser una figura muy importante en la sociedad. Es un ganador y además un asesino, el cual no dudará en acabar con quien se cruce en su camino y le perjudique.
Hago más comentarios en spoiler, por no tener más espcacio aquí.
Repartida en varios bloques de forma original, presentados con carteles, parodiando y homenajeando al cine mudo, el film trata de una trama o complot de una serie de personajes, a los cuales les mueven los más diversos deseos de venganza hacia Doyle Lonnegan (Robert Shaw), para poder destruirlo y a la vez timarle de la forma más ingeniosa posible, y para el espectador, la más graciosa. Aún siendo comedia, se producen varios asesinatos y situaciones violentas. Para mí, una de las mejores películas de los años 70. Está llena de giros sorprendentes a través del metraje, que deja al espectador cada vez más sorprendido y estupefacto, pero en el buen sentido, claro, de ahí la grandeza de The Sting.
Te hace ver como el trabajo en equipo y además bien hecho, te puede llevar al éxito más absoluto. La escena de la partida en el tren, donde Paul Newman hace una de sus mejores apariciones, los participantes (todos hombres de negocios y adinerados), hablan de sus asuntos, de cómo gastar dinero en partidas de póker, mientras en sucesivas escenas encadenándose con las anteriormente descritas, los colaboradores de Paul Newman, reclutan a gente mundana de toda ralea y clase, contentándose con ganar unos dólares. Hay un poco de crítica social también ahí. La camaradería y la lealtad entre personas, hacen triunfar sobre el mal, aún siendo formado por personas poderosas y de mucha influencia social. Cabe resaltar que Lonnegan, posee bancos y otra serie de negocios, que le hacen ser una figura muy importante en la sociedad. Es un ganador y además un asesino, el cual no dudará en acabar con quien se cruce en su camino y le perjudique.
Hago más comentarios en spoiler, por no tener más espcacio aquí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La moda años 30 invadió el cine de esta década, produciéndose varios films influidos por ello. El vestuario es magnífico, haciéndonos creer verdaderamente que estamos viviendo esa época, con los decorados interiores y exteriores incluidos. El traje morado a rayas gruesas blancas que lleva Robert Redford al principio, tras dar el primer golpe de la película es impagable y además le queda como un guante. Redford y Newman están en plenitud y se les ve en la cara además, disfrutan de sus respectivos papeles lo que hace engrandecer todavía más a la película. La melodía de Marvin Hamslich, es súper conocida y emblemática con su melodía de piano. La asociamos rápidamente a cualquier partida de póker o algún tipo de juego de azar. Eso es hacer historia. En definitiva, nos encontramos ante una de las comedias más originales y frescas que se han rodado jamás.

7,8
57.842
9
3 de agosto de 2009
3 de agosto de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se rumorea que por la época en la que rodó Los Pájaros, Hitchcock se había vuelto más taciturno y más corrosivo en sus opiniones, por lo tanto eso se nota también en su forma de filmar, y en esta cinta se demuestra claramente. Estaba desengañado con las personas. Digamos que está rodando un ataque desde el aire al género humano. Muchas tomas hay en la película en que se ven muchos planos picados desde una considerable distancia, dirigiéndose hacia Bahía Bodega, lo cual muchos achacan a un ataque divino (Dios) a la civilización decadente que él ve cada vez con más claridad. Son opiniones: su educación con los jesuitas se ve en detalles en muchas de sus películas. Tras el ataque de los pájaros a la escuela, vemos a un hombre que está bebido en la cafetería, , que ensalza versículos de la Biblia, que aluden a la venganza contra la Humanidad desde el cielo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Curioso también es indicar, que llegan a achacar los vecinos del pueblo a Melanie Daniels (Tippi Hedren), que los ataques de los pájaros empezaron cuando ella llegó a Bahía Bodega. Ella llega al pueblo dispuesta a conquistar a un hombre que ha conocido poco antes en San Francisco. El color de su traje es verde (el color de la esperanza) y está dispuesta a conseguir sus propósitos. Es un poco metafísico, pero la corrupción de la carne (según lo ve Hitchcock en este film), hace que se produzca finalmente una venganza contra los seres humanos. Son diferentes puntos de vista al respecto. También hay opiniones sobre el maltrato de los hombres al resto de especies animales y que se produce entonces una conexión telepática entre las aves haciéndolas unirse contra nosotros.
Hay que destacar que Hitchcock sintió deseos de poseer carnalmente a la actriz durante el rodaje de Los Pájaros y que esta le rechazó, produciendo un profundo malestar en Hitchcock, lo que hizo que su estado de ánimo se resintiera aún más.
Hay que destacar que Hitchcock sintió deseos de poseer carnalmente a la actriz durante el rodaje de Los Pájaros y que esta le rechazó, produciendo un profundo malestar en Hitchcock, lo que hizo que su estado de ánimo se resintiera aún más.
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