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Críticas ordenadas por utilidad
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5,5
15.788
9
15 de febrero de 2011
15 de febrero de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fanservice puro y duro. Los más acérrimos seguidores de la saga están de enhorabuena, Saw VI da exactamente lo que promete: la resolución de algunas dudas pendientes de la saga, giros argumentales que cambian por completo la trama, filosofía barata, argumento ingenioso y trampas extremadamente sangrientas. Saw V se queda en poco más que basura de relleno a su lado.
La película tiene un impactante comienzo, que sorprende no sólo por su brutalidad sino por su extremado sadismo y crueldad (algo que se había perdido, según mi parecer, a partir de la tercera entrega, a raíz de ahí los "juegos" pasaron a ser meros potros de tortura), adrenalítico como siempre y a la vez tan inverosímil como brillante. Unos cinco primeros minutos de Saw en estado puro.
Después de eso, la película se basa en lo que he comentado antes: es puro fanservice. Quien haya seguido la saga desde la primera entrega hasta la última disfrutará como un enano observando los detalles, guiños, flashbacks y como ya he dicho, algunas pequeñas "revelaciones" de última hora. Digamos que se divide en dos partes: el juego principal, donde como siempre el protagonista tiene que recorrer varios escenarios para ver cómo le salpica la sangre y aprender una bella lección moral, y por otra parte tenemos la trama detectivesca plagada de flashbacks.
La parte que se centra en el FBI y en Hoffman (Costas Mandylor, la prueba de que sí existía un hombre capaz de poner menos expresiones que Steven Seagal) tampoco está nada mal, y también sirve de excusa para que haya más apariciones de Jigsaw (el gran Tobin Bell), que es lo que todos los fans quieren ver. Y no nos podemos olvidar de lo más importante de Saw, su final.
Me temo que es muy difícil que a estas alturas un final de Saw nos sorprenda, el de la primera película es insuperable, y ya se dieron cuenta en el de la quinta entrega, donde se dejaron de sorpresas y optaron por un final totalmente obvio y decepcionante, pero con mucha casquería. El final de Saw VI tiene un poco de ambos, tiene pequeñas sorpresas interesantes a la vez que mucha sangre e higadillo. Y un último plano totalmente macabro que creo que arrancará más de un aplauso.
En definitiva, si eres un fan de la saga es casi imposible que te decepcione, es divertida, entretenida y brutal a partes iguales. Las trampas han recuperado en parte su "gracia" y se siguen sacando de la manga algunos detalles que no sabíamos de las anteriores entregas. Y aunque nos prometieron un final para la saga y éste no lo es, Saw VI ata por fin todos los cabos sueltos relevantes de la trama (excepto lo del Dr Gordon, pero eso ya lo veremos en Saw 3D dentro de muy poquito).
El espectador casual no se va a enterar de la mitad trama, ya que hay que ver las anteriores para entenderla al completo, pero se va a divertir (o repugnar) con el juego principal y las trampas. A medio camino entre el thriller inteligente y el gore descerebrado, Saw VI se revela como una de las mejores secuelas de la saga.
La película tiene un impactante comienzo, que sorprende no sólo por su brutalidad sino por su extremado sadismo y crueldad (algo que se había perdido, según mi parecer, a partir de la tercera entrega, a raíz de ahí los "juegos" pasaron a ser meros potros de tortura), adrenalítico como siempre y a la vez tan inverosímil como brillante. Unos cinco primeros minutos de Saw en estado puro.
Después de eso, la película se basa en lo que he comentado antes: es puro fanservice. Quien haya seguido la saga desde la primera entrega hasta la última disfrutará como un enano observando los detalles, guiños, flashbacks y como ya he dicho, algunas pequeñas "revelaciones" de última hora. Digamos que se divide en dos partes: el juego principal, donde como siempre el protagonista tiene que recorrer varios escenarios para ver cómo le salpica la sangre y aprender una bella lección moral, y por otra parte tenemos la trama detectivesca plagada de flashbacks.
La parte que se centra en el FBI y en Hoffman (Costas Mandylor, la prueba de que sí existía un hombre capaz de poner menos expresiones que Steven Seagal) tampoco está nada mal, y también sirve de excusa para que haya más apariciones de Jigsaw (el gran Tobin Bell), que es lo que todos los fans quieren ver. Y no nos podemos olvidar de lo más importante de Saw, su final.
Me temo que es muy difícil que a estas alturas un final de Saw nos sorprenda, el de la primera película es insuperable, y ya se dieron cuenta en el de la quinta entrega, donde se dejaron de sorpresas y optaron por un final totalmente obvio y decepcionante, pero con mucha casquería. El final de Saw VI tiene un poco de ambos, tiene pequeñas sorpresas interesantes a la vez que mucha sangre e higadillo. Y un último plano totalmente macabro que creo que arrancará más de un aplauso.
En definitiva, si eres un fan de la saga es casi imposible que te decepcione, es divertida, entretenida y brutal a partes iguales. Las trampas han recuperado en parte su "gracia" y se siguen sacando de la manga algunos detalles que no sabíamos de las anteriores entregas. Y aunque nos prometieron un final para la saga y éste no lo es, Saw VI ata por fin todos los cabos sueltos relevantes de la trama (excepto lo del Dr Gordon, pero eso ya lo veremos en Saw 3D dentro de muy poquito).
El espectador casual no se va a enterar de la mitad trama, ya que hay que ver las anteriores para entenderla al completo, pero se va a divertir (o repugnar) con el juego principal y las trampas. A medio camino entre el thriller inteligente y el gore descerebrado, Saw VI se revela como una de las mejores secuelas de la saga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿De dónde demonios saca Jigsaw tantos edificios abandonados? ¿De dónde saca el dinero para construir semejantes máquinas? Si encima representa que ni siquiera las construye él, que era ingeniero, ¿Hoffman cuánta idea puede tener de ingeniería? ¿Jigsaw le hizo cursillos antes de diñarla? ¿Cuánto tiempo se pasó éste tramando planes post mórtem? ¿Cuántos vídeos y cintas grabó? Pero sin tener en cuenta todos estos aspectos y dejándose llevar por la trama (tan absurda como inteligente, insisto) nos encontramos ante un espectáculo bastante ameno.
24 de noviembre de 2017
24 de noviembre de 2017
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siete años después de su última entrega, vuelve a la gran pantalla la saga creada por James Wan y Leigh Whannell. Poco se imaginarían en 2004 aquellos dos jovenzuelos australianos que su modesta película rodada en dieciocho días y con cuatro duros iba a convertirse en un auténtico fenómeno de masas, en una franquicia multimillonaria y que su villano Jigsaw pasaría a ser una nueva referencia icónica para el cine de terror a la altura de Freddy Krueger, Michael Myers o Jason Voorhees.
Precisamente, este último es quien le da el nombre a la película que hoy nos ocupa. Bueno, eso aquí en España no lo sabemos, ya que la distribuidora ha decidido tomar al público por imbécil y han retitulado Jigsaw como Saw VIII. Que no sea que, si no nos llevan de la mano y nos lo dan todo mascado, luego nos perdamos y no sepamos lo que vamos a ver. De todos modos, se entiende que la intención original de no numerar el título es para expresar que no se trata de una secuela más, que el plan es distanciarse un poco de lo ofrecido en éstas y expandir su público hacia las nuevas generaciones.
Lionsgate se presenta aquí con dos nuevos guionistas (Josh Stolberg y Pete Goldfinger), dos nuevos directores (los hermanos Spierig) y el tiempo suficiente como para oxigenarse y poder pensar en ideas novedosas que representen un soplo de aire fresco para el espectador. ¿Será suficiente con los directores de Predestination para darle un buen lavado de cara a la franquicia? ¿De verdad era buena idea contratar a los guionistas de Piraña 3D para escribir el libreto de Saw VIII?
Hay que decir que Saw VIII al menos se asemeja más a una película que las anteriores. En lo visual apuesta claramente por un estilo mucho más cinematográfico. Se agradece que por primera vez en mucho tiempo una Saw no parezca un videoclip noventero, lástima que sea a costa de perder por el camino sus señas de identidad. El diseño de los créditos iniciales, la música que los acompaña (un remix del ya conocido Hello Zepp), la chocante presencia de exteriores y el hecho de que no dé la impresión de haber sido rodada en un zulo le otorga unos aires de superproducción que —aunque no tarden mucho en desinflarse— se agradecen.
Sin llegar a ser realmente un reboot ni tampoco una secuela al uso (dar más detalles sobre esto sería destripar la experiencia), se puede decir que Saw VIII es la entrega menos dependiente del canon preestablecido. Los guionistas se deshacen de viejas tramas y personajes ya quemados para que la historia pueda entenderse sin necesidad de haber visto previamente la saga o conocerse todos los detalles al dedillo. Aquí la cosa va de enganchar al espectador casual y de arrasar en taquilla. El problema es que, pese al relativo borrón y cuenta nueva que aquí se nos ofrece, la cinta no tarda mucho en recaer en los vicios y errores que ya lastraron a las anteriores. Por desgracia parece que sólo hayan deshecho la madeja para volverla a liar de peor manera, perdiendo así la oportunidad de explorar nuevos caminos.
Y no es que los fans no estemos preparados para los giros más rocambolescos posibles. Tratando siempre de repetir el impacto irrepicable que supuso en su día el final de la película original, las intentonas de giro en sus continuaciones a veces no hacían más que rizar el rizo de forma absurda. Con todo, formaba parte del encanto. Más que las trampas o la casquería, si uno va a ver Saw es porque quiere que le dejen el ojete torcido con el final. Irónicamente, cada vez es más difícil sorprender en una franquicia que ya ha hecho de la continuidad retroactiva un arte. Por eso el espectador más experimentado adivinará cuál va a ser el giro simplemente con ver el tráiler y el neófito se preguntará por qué tantas vueltas para terminar con un final tan rematadamente estúpido. No ayuda que la ejecución de dicho giro incluya un ETERNO flashback explicativo que destroce por completo cualquier atisbo de tensión que la escena previa pretendiera construir.
(sigo en spoiler, sin spoilers)
Precisamente, este último es quien le da el nombre a la película que hoy nos ocupa. Bueno, eso aquí en España no lo sabemos, ya que la distribuidora ha decidido tomar al público por imbécil y han retitulado Jigsaw como Saw VIII. Que no sea que, si no nos llevan de la mano y nos lo dan todo mascado, luego nos perdamos y no sepamos lo que vamos a ver. De todos modos, se entiende que la intención original de no numerar el título es para expresar que no se trata de una secuela más, que el plan es distanciarse un poco de lo ofrecido en éstas y expandir su público hacia las nuevas generaciones.
Lionsgate se presenta aquí con dos nuevos guionistas (Josh Stolberg y Pete Goldfinger), dos nuevos directores (los hermanos Spierig) y el tiempo suficiente como para oxigenarse y poder pensar en ideas novedosas que representen un soplo de aire fresco para el espectador. ¿Será suficiente con los directores de Predestination para darle un buen lavado de cara a la franquicia? ¿De verdad era buena idea contratar a los guionistas de Piraña 3D para escribir el libreto de Saw VIII?
Hay que decir que Saw VIII al menos se asemeja más a una película que las anteriores. En lo visual apuesta claramente por un estilo mucho más cinematográfico. Se agradece que por primera vez en mucho tiempo una Saw no parezca un videoclip noventero, lástima que sea a costa de perder por el camino sus señas de identidad. El diseño de los créditos iniciales, la música que los acompaña (un remix del ya conocido Hello Zepp), la chocante presencia de exteriores y el hecho de que no dé la impresión de haber sido rodada en un zulo le otorga unos aires de superproducción que —aunque no tarden mucho en desinflarse— se agradecen.
Sin llegar a ser realmente un reboot ni tampoco una secuela al uso (dar más detalles sobre esto sería destripar la experiencia), se puede decir que Saw VIII es la entrega menos dependiente del canon preestablecido. Los guionistas se deshacen de viejas tramas y personajes ya quemados para que la historia pueda entenderse sin necesidad de haber visto previamente la saga o conocerse todos los detalles al dedillo. Aquí la cosa va de enganchar al espectador casual y de arrasar en taquilla. El problema es que, pese al relativo borrón y cuenta nueva que aquí se nos ofrece, la cinta no tarda mucho en recaer en los vicios y errores que ya lastraron a las anteriores. Por desgracia parece que sólo hayan deshecho la madeja para volverla a liar de peor manera, perdiendo así la oportunidad de explorar nuevos caminos.
Y no es que los fans no estemos preparados para los giros más rocambolescos posibles. Tratando siempre de repetir el impacto irrepicable que supuso en su día el final de la película original, las intentonas de giro en sus continuaciones a veces no hacían más que rizar el rizo de forma absurda. Con todo, formaba parte del encanto. Más que las trampas o la casquería, si uno va a ver Saw es porque quiere que le dejen el ojete torcido con el final. Irónicamente, cada vez es más difícil sorprender en una franquicia que ya ha hecho de la continuidad retroactiva un arte. Por eso el espectador más experimentado adivinará cuál va a ser el giro simplemente con ver el tráiler y el neófito se preguntará por qué tantas vueltas para terminar con un final tan rematadamente estúpido. No ayuda que la ejecución de dicho giro incluya un ETERNO flashback explicativo que destroce por completo cualquier atisbo de tensión que la escena previa pretendiera construir.
(sigo en spoiler, sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo jodido es que antes si el guión era malo al menos teníamos el consuelo de que las trampas iban a ser una buena descarga de adrenalina casi tan tensa como retorcida. Pero aquí eso no ocurre: las trampas de Saw VIII son cero imaginativas y mucho más suaves de lo que cabría esperar. No hace falta llegar al nivel de sadismo extremo de Saw III, pero hemos pasado de rebuscar en un pozo lleno de jeringuillas a tener que hacernos un cortecito en el dedo con una sierra. Además, en lo que parece ser una decisión consciente de los directores, han huido por completo de la carnaza y casi toda la violencia transcurre en segundo plano. Esto funcionaba en la original, donde los planos más sanguinolentos tenían lugar en la mente del espectador ya que James Wan prefería no mostrárselos directamente. Pero había nervio. Visceralidad. Aquí no. Aquí sólo hay inconsistencia, claro, ya que pese a huir de la brutalidad durante casi todo el metraje, la última muerte sí que nos es presentada explícitamente y en toda su gloria.
Mala elección, ya que da la casualidad de tratarse de la única muerte basada íntegramente en efectos digitales de toda la película. Y yo ya sé que esto se está convirtiendo en una cruzada personal mía (y que me repito más que el ajo) contra el exceso de CGI que impera últimamente en el género de terror. Pero una cosa es tirar de ordenador para realzar a un monstruo chungo en Expediente Warren y otra muy diferente convertir a Saw en una película de Resident Evil. Dicha escena no sólo resulta absolutamente vergonzosa sino que además nos deja con un nefasto sabor de boca al tratarse de la última. Es para coger a los hermanos Spierig y colgarlos de los huevos en un gancho de carne. Así os lo digo.
También hay inconsistencias en las actuaciones. Si bien la mayoría de los actores interpretan a sus personajes de una forma tan plana que parece que sean episódicos de un procedimental de CBS que cancelarían a los tres capítulos, otros son tan histriónicos que cuadrarían perfectamente en un capítulo de Lazy Town. El único que está a la altura de las circunstancias es, como no podía ser de otra forma, Tobin Bell encarnando una vez más a nuestro psicópata favorito. Sus escasas intervenciones consiguen elevar tanto el nivel de Saw VIII que incluso por momentos logran sembrar la duda de si de repente el guión empieza a ser bueno o si simplemente es su presencia la que compensa sus carencias. Me inclino más a pensar lo segundo, pero bien es verdad que la única escena que me pilló genuinamente desprevenido es una que protagoniza él.
Toda la bilis que estoy soltando parece dar a entender que Saw VIII me ha horrorizado y que os estoy intentando advertir para que huyáis de cualquier sala de cine donde la proyecten. Pero la verdad es que no. Tengo sentimientos encontrados, sí, pero tengo bastante claro que no la situaría entre las peores secuelas. Claro, lo malo es que tampoco la pondría muy cerca de las buenas y la cosa se queda un poco en tierra de nadie. Sin embargo hay que reconocer que es entretenida, de consumo rápido y muy divertida cuando no intenta serlo (se observa a veces cierta tendencia a la autoparodia mediante alivios cómicos que no entran ni con calzador). Para bien o para mal esto no deja de ser Saw para los millennials y eso que se llevan. Aun así, creo que se merecían algo mejor. Y había buen material para hacerlo. Otra vez será. ¿Quizá el próximo Halloween?
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/saw-viii-jigsaw/
Mala elección, ya que da la casualidad de tratarse de la única muerte basada íntegramente en efectos digitales de toda la película. Y yo ya sé que esto se está convirtiendo en una cruzada personal mía (y que me repito más que el ajo) contra el exceso de CGI que impera últimamente en el género de terror. Pero una cosa es tirar de ordenador para realzar a un monstruo chungo en Expediente Warren y otra muy diferente convertir a Saw en una película de Resident Evil. Dicha escena no sólo resulta absolutamente vergonzosa sino que además nos deja con un nefasto sabor de boca al tratarse de la última. Es para coger a los hermanos Spierig y colgarlos de los huevos en un gancho de carne. Así os lo digo.
También hay inconsistencias en las actuaciones. Si bien la mayoría de los actores interpretan a sus personajes de una forma tan plana que parece que sean episódicos de un procedimental de CBS que cancelarían a los tres capítulos, otros son tan histriónicos que cuadrarían perfectamente en un capítulo de Lazy Town. El único que está a la altura de las circunstancias es, como no podía ser de otra forma, Tobin Bell encarnando una vez más a nuestro psicópata favorito. Sus escasas intervenciones consiguen elevar tanto el nivel de Saw VIII que incluso por momentos logran sembrar la duda de si de repente el guión empieza a ser bueno o si simplemente es su presencia la que compensa sus carencias. Me inclino más a pensar lo segundo, pero bien es verdad que la única escena que me pilló genuinamente desprevenido es una que protagoniza él.
Toda la bilis que estoy soltando parece dar a entender que Saw VIII me ha horrorizado y que os estoy intentando advertir para que huyáis de cualquier sala de cine donde la proyecten. Pero la verdad es que no. Tengo sentimientos encontrados, sí, pero tengo bastante claro que no la situaría entre las peores secuelas. Claro, lo malo es que tampoco la pondría muy cerca de las buenas y la cosa se queda un poco en tierra de nadie. Sin embargo hay que reconocer que es entretenida, de consumo rápido y muy divertida cuando no intenta serlo (se observa a veces cierta tendencia a la autoparodia mediante alivios cómicos que no entran ni con calzador). Para bien o para mal esto no deja de ser Saw para los millennials y eso que se llevan. Aun así, creo que se merecían algo mejor. Y había buen material para hacerlo. Otra vez será. ¿Quizá el próximo Halloween?
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/saw-viii-jigsaw/

5,2
6.970
5
23 de marzo de 2018
23 de marzo de 2018
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un exceso de regalos y agasajos por parte de la distribuidora de una película durante su pase de prensa no suele augurar nada positivo. Suele ser matemático: si te regalan un póster plastificado es que las probabilidades de que sea una mierda son muy altas. Pero en esta ocasión no se limitaron únicamente a eso, no.
Aparte del póster de El aviso, la nueva cinta de Daniel Calparsoro, los asistentes al pase también fuimos obsequiados con un falso periódico (impreso en una calidad y papel excelentes) ambientado en la trama del film. Pero, por si esto no fuera suficiente, también nos pudimos llevar un ejemplar de la novela original escrita por Paul Pen en la cual se basa el largometraje que hoy nos ocupa.
Como no me gusta sacar conclusiones precipitadas, conjeturé que quizá esto se debía a dos motivos igual de plausibles. O la distribuidora sabía perfectamente que El aviso era un truño de proporciones bíblicas y querían que los críticos la tratásemos con la mayor benevolencia posible o quizá la editorial se vino muy arriba al sacar una nueva edición del libro (sólo para añadir a Raúl Arévalo en la portada) y sospechan que la mayoría de su nuevo stock terminará pudriéndose en algún garaje. Una hora y cuarenta minutos después, llegué a la conclusión de que lo más seguro es que sea una mezcla entre las dos cosas.
Al final, con El aviso pasa lo mismo que pasa en casi todas las películas de Calparsoro —buen artesano, relegado últimamente a encargos de tres al cuarto—, donde una muy solvente factura técnica y un indiscutible buen oficio delante y detrás de las cámaras por parte de todos sus implicados son incapaces de salvar un guión que está peligrosamente cerca de ser un puchero de heces en mal estado y que desaprovecha una premisa de lo más interesante. Sorprende que el nombre de Jorge Guerricaechevarría, quien suele estar bastante más afinado en otras ocasiones, se encuentre entre los responsables de dicho libreto.
Faltan dedos para contar el número de despropósitos que contiene: desde unos anacronismos que te golpean en la cara desde sus diez primeros minutos (niños robando revistas pornográficas en una gasolinera, en pleno 2018) a unos personajes con los que resulta imposible empatizar por culpa de su estupidez (una madre arrastrando deliberadamente a su hijo, que ya de por sí es imbécil y hace poco por vivir, a una situación de vida o muerte), unos clichés más que vergonzantes a estas alturas (el comienzo es digno de telefilm de Antena 3 de domingo tarde, donde ves a una familia de felicidad hiperbólica y sabes que de un minuto a otro la niñera va a secuestrar al bebé y asesinar al marido) y un misterio central plagado de giros de guión siempre unos peldaños por debajo en cuanto a impacto e inteligencia de los que el espectador se podría haber montado ya en su cabeza.
Por supuesto, esto no sería obra de Calparsoro si no intentase plagiar de forma descarada el estilo de algún otro cineasta. Si en su célebre Combustión nos brindó una imposible mezcla entre Drive y A todo gas, aquí nos encontraremos con una versión descafeinada de los thrillers sobrenaturales (o no) con giro final que nos brindaba M. Night Shyamalan a principios de los 2000. Por momentos, El aviso parece que quiere ser El protegido. El problema es que se parece bastante más a El incidente. Y claro. A ver. No.
Y da mucha rabia, porque quitando el guión (como eso si fuera poco) no se le puede poner pegas en ningún otro aspecto. En ocasiones como ésta, es inevitable fantasear con que la producción sea mil veces más cutre de lo que es, porque al menos habría cierta coherencia y no nos daría la sensación de que están derrochando dinero y recursos de una forma que roza lo criminal. Pero, en cualquier caso, habrá que intentar sacarle el lado positivo: con un poco de suerte, la novela estará mejor.
Afortunadamente, podré descubrirlo gratis.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/el-aviso-hacer-por-vivir/
Aparte del póster de El aviso, la nueva cinta de Daniel Calparsoro, los asistentes al pase también fuimos obsequiados con un falso periódico (impreso en una calidad y papel excelentes) ambientado en la trama del film. Pero, por si esto no fuera suficiente, también nos pudimos llevar un ejemplar de la novela original escrita por Paul Pen en la cual se basa el largometraje que hoy nos ocupa.
Como no me gusta sacar conclusiones precipitadas, conjeturé que quizá esto se debía a dos motivos igual de plausibles. O la distribuidora sabía perfectamente que El aviso era un truño de proporciones bíblicas y querían que los críticos la tratásemos con la mayor benevolencia posible o quizá la editorial se vino muy arriba al sacar una nueva edición del libro (sólo para añadir a Raúl Arévalo en la portada) y sospechan que la mayoría de su nuevo stock terminará pudriéndose en algún garaje. Una hora y cuarenta minutos después, llegué a la conclusión de que lo más seguro es que sea una mezcla entre las dos cosas.
Al final, con El aviso pasa lo mismo que pasa en casi todas las películas de Calparsoro —buen artesano, relegado últimamente a encargos de tres al cuarto—, donde una muy solvente factura técnica y un indiscutible buen oficio delante y detrás de las cámaras por parte de todos sus implicados son incapaces de salvar un guión que está peligrosamente cerca de ser un puchero de heces en mal estado y que desaprovecha una premisa de lo más interesante. Sorprende que el nombre de Jorge Guerricaechevarría, quien suele estar bastante más afinado en otras ocasiones, se encuentre entre los responsables de dicho libreto.
Faltan dedos para contar el número de despropósitos que contiene: desde unos anacronismos que te golpean en la cara desde sus diez primeros minutos (niños robando revistas pornográficas en una gasolinera, en pleno 2018) a unos personajes con los que resulta imposible empatizar por culpa de su estupidez (una madre arrastrando deliberadamente a su hijo, que ya de por sí es imbécil y hace poco por vivir, a una situación de vida o muerte), unos clichés más que vergonzantes a estas alturas (el comienzo es digno de telefilm de Antena 3 de domingo tarde, donde ves a una familia de felicidad hiperbólica y sabes que de un minuto a otro la niñera va a secuestrar al bebé y asesinar al marido) y un misterio central plagado de giros de guión siempre unos peldaños por debajo en cuanto a impacto e inteligencia de los que el espectador se podría haber montado ya en su cabeza.
Por supuesto, esto no sería obra de Calparsoro si no intentase plagiar de forma descarada el estilo de algún otro cineasta. Si en su célebre Combustión nos brindó una imposible mezcla entre Drive y A todo gas, aquí nos encontraremos con una versión descafeinada de los thrillers sobrenaturales (o no) con giro final que nos brindaba M. Night Shyamalan a principios de los 2000. Por momentos, El aviso parece que quiere ser El protegido. El problema es que se parece bastante más a El incidente. Y claro. A ver. No.
Y da mucha rabia, porque quitando el guión (como eso si fuera poco) no se le puede poner pegas en ningún otro aspecto. En ocasiones como ésta, es inevitable fantasear con que la producción sea mil veces más cutre de lo que es, porque al menos habría cierta coherencia y no nos daría la sensación de que están derrochando dinero y recursos de una forma que roza lo criminal. Pero, en cualquier caso, habrá que intentar sacarle el lado positivo: con un poco de suerte, la novela estará mejor.
Afortunadamente, podré descubrirlo gratis.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/el-aviso-hacer-por-vivir/

4,3
1.326
4
3 de noviembre de 2017
3 de noviembre de 2017
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en el hecho real del infame exorcismo en Tanacu, tratado con el mismo rigor científico que las películas de Expediente Warren, The Crucifixion es una insulsa película de terror que pese a no caer nunca en el ridículo sí que falla a la hora de construir una atmósfera verdaderamente terrorífica.
El factor miedete se reduce en su mayoría a unas escenas que suceden en flashbacks y con voz en off de fondo, por lo que nunca llegamos a tener una oportunidad real de aterrarnos o asquearnos con ellas. Y las pocas que suceden en la actualidad resultan de lo más descafeinadas. No sólo los sustos son escasos y flojos, sino que además los que hay se repiten entre sí. Tampoco hay ningún amago por parte de sus guionistas de introducir algo de terror psicológico. Y aquí casi que me alegro, porque por mucho que Sophie Cookson intente poner de su parte los personajes nos importan entre cero y nada.
Hay que decir que, gracias a su corta duración, al menos no nos aburriremos en ningún momento. Lo malo es que tampoco tendremos la sensación de estar especialmente entretenidos. El desarrollo es rutinario y repetitivo. Exceptuando algún plano resultón de la mano del director Xavier Gens, en su mayor parte parece rodada con más desgana y menos alma que Ocho apellidos vascos. Da la impresión de que sus dos primeros actos sirven para construir un clímax final que en realidad nunca llega porque se quedarían sin presupuesto a medio rodaje o algo por el estilo. Lo peor que puedo decir es que si no llego a saber que se ha estrenado en cines, pensaría que se trata del piloto fallido de alguna serie de Amazon que jamás recibió luz verde.
Por suerte, la escasez de medios a veces juega a favor de este género. Llevo tiempo ofendiéndome por culpa del exceso de CGI en películas como It, Alien: Covenant o la secuela de Expediente Warren. Aquí los efectos especiales están mucho mejor llevados, sin tirar de ordenador más allá del gusto del director por los insectos digitales. Y, en su defensa, supongo que de lo contrario le habría costado convencer a cualquier actriz para que se dejase cubrir el potorro de arañas. Así que todo bien.
Pero eso sí, desaprovechar la presencia de Javier Botet —el monstruo por excelencia que te salva cualquier peli por chunga que sea— relegando su aparición a un mísero plano de dos segundos, me parece un delito gravísimo. Exijo pena de prisión para quien sea que tomase esa decisión. O al menos que le prohiban involucrarse en cualquier proyecto cinematográfico de ahora en adelante.
En resumen, The Crucifixion es una película perfecta para hacer zapping los domingos por la tarde cuando la emitan en Cuatro. No puedo decir que me arrepienta de haberla visto ni nada por el estilo, en peores plazas hemos toreado y pagando, pero si me hubiera pasado 90 minutos delante de la lavadora tampoco habría notado mucha diferencia.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/the-crucifixion-piloto-fallido/
El factor miedete se reduce en su mayoría a unas escenas que suceden en flashbacks y con voz en off de fondo, por lo que nunca llegamos a tener una oportunidad real de aterrarnos o asquearnos con ellas. Y las pocas que suceden en la actualidad resultan de lo más descafeinadas. No sólo los sustos son escasos y flojos, sino que además los que hay se repiten entre sí. Tampoco hay ningún amago por parte de sus guionistas de introducir algo de terror psicológico. Y aquí casi que me alegro, porque por mucho que Sophie Cookson intente poner de su parte los personajes nos importan entre cero y nada.
Hay que decir que, gracias a su corta duración, al menos no nos aburriremos en ningún momento. Lo malo es que tampoco tendremos la sensación de estar especialmente entretenidos. El desarrollo es rutinario y repetitivo. Exceptuando algún plano resultón de la mano del director Xavier Gens, en su mayor parte parece rodada con más desgana y menos alma que Ocho apellidos vascos. Da la impresión de que sus dos primeros actos sirven para construir un clímax final que en realidad nunca llega porque se quedarían sin presupuesto a medio rodaje o algo por el estilo. Lo peor que puedo decir es que si no llego a saber que se ha estrenado en cines, pensaría que se trata del piloto fallido de alguna serie de Amazon que jamás recibió luz verde.
Por suerte, la escasez de medios a veces juega a favor de este género. Llevo tiempo ofendiéndome por culpa del exceso de CGI en películas como It, Alien: Covenant o la secuela de Expediente Warren. Aquí los efectos especiales están mucho mejor llevados, sin tirar de ordenador más allá del gusto del director por los insectos digitales. Y, en su defensa, supongo que de lo contrario le habría costado convencer a cualquier actriz para que se dejase cubrir el potorro de arañas. Así que todo bien.
Pero eso sí, desaprovechar la presencia de Javier Botet —el monstruo por excelencia que te salva cualquier peli por chunga que sea— relegando su aparición a un mísero plano de dos segundos, me parece un delito gravísimo. Exijo pena de prisión para quien sea que tomase esa decisión. O al menos que le prohiban involucrarse en cualquier proyecto cinematográfico de ahora en adelante.
En resumen, The Crucifixion es una película perfecta para hacer zapping los domingos por la tarde cuando la emitan en Cuatro. No puedo decir que me arrepienta de haberla visto ni nada por el estilo, en peores plazas hemos toreado y pagando, pero si me hubiera pasado 90 minutos delante de la lavadora tampoco habría notado mucha diferencia.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/the-crucifixion-piloto-fallido/

7,0
57.808
8
21 de julio de 2017
21 de julio de 2017
24 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si al igual que yo, vosotros sois también unos fans incondicionales del cine de Christopher Nolan (¿existirá un término para eso? ¿Nolaners? ¿Nolaniebers?), supongo que a estas alturas también tendríais un mono tremendo de catar una nueva película suya. No obstante, también imagino que Dunkerque os despertaría las mismas dudas que a mí. ¿Nolan dirigiendo una película bélica basada en hechos reales? ¿En serio? ¿Por qué meterse de repente en este fregado?
Los tráilers tampoco hacían presagiar nada especialmente espectacular. No tenían mala pinta, no me malinterpretéis, pero no me despertaban ese picorsito que hacía que me subiera de cabeza al tren del hype. Pero entonces la vi, claro. Y ahí ya lo entendí. Dunkerque es la película de Nolan menos 'película de Nolan' de todas las películas de Nolan. Pero aun así es MUY 'película de Nolan'. Ciertamente, había gato encerrado en la promoción de la película. Pronto nos damos cuenta de que nos encontramos ante un patio de recreo para que el director dé rienda suelta a las cosas que tanto le gusta hacer: sabemos que ha gozado como un gorrino rodando las escenas con aviones, haciendo virguerías con la narrativa no lineal que nos plantea, e incluso metiendo giros —como siempre— en el peor momento posible y sin que hicieran mucha falta tampoco.
Tengo la corazonada de que los detractores lo van a tener más difícil esta vez. Es al fin y al cabo su película más redonda. Todas las señas de identidad están ahí, pero ha reducido bajo mínimos sus tics que más rabia dan.
Personalmente, nunca me molestó su tendencia a explicar una y otra vez la trama en películas como Origen o Interstellar (al fin y al cabo, eran películas de ciencia-ficción con cierta complejidad que podía ver con mi madre sin que ésta me estuviera preguntando todo el rato qué estaba pasando), pero en Dunkerque apenas tenemos un par de frases sobreexplicativas y poco más. De hecho, por momentos parece una película muda. Estoy casi seguro de que todas las frases del personaje de Tom Hardy cabrían en una servilleta.
Sería justo advertir al potencial espectador que ésta no es una cinta bélica al uso. Esto es un thriller en toda regla. Apenas veremos al enemigo, tan solo presenciaremos una tensa e inmersiva lucha por la supervivencia. Las composiciones de Hans Zimmer siempre han sentado como un guante a los films de Nolan, pero lo de Dunkerque son palabras mayores. Aquí la música es un protagonista más. Por momentos, el único que hay. Si la cinta ya es tensa de por sí, Zimmer conseguirá que el espectador se quede sin uñas.
Que mi entusiasmo no os engañe, no es una película perfecta ni muchísimo menos. Como ya he dicho previamente hay algún diálogo forzado sonrojante marca de la casa, la trama es simple como el mecanismo de un botijo pero está deliberadamente contada de la forma más efectista posible y prácticamente no existe ningún personaje que sea menos plano que una tabla de planchar. Y aun así sus intérpretes me la venden. Sí, incluyendo a Harry Styles. El miembro de One Direction tiene el honor de no haberme sacado de la película ni una sola vez, en realidad ni siquiera reconocí quién era. Lo cual ya es muy buena señal.
En definitiva, creo que Dunkerque contentará tanto a los Nolaniebers como a la gente que no suele soportar su cine. No es ninguna obra maestra, ni mucho menos, ni siquiera es la mejor película del año hasta la fecha. Pero sí que es una experiencia tensa y satisfactoria que te mantendrá pegado a la butaca durante sus escasos 107 minutos. Muy fresquita y veraniega, oye. Entra sola.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/dunkerque-fresquita-y-veraniega/
Los tráilers tampoco hacían presagiar nada especialmente espectacular. No tenían mala pinta, no me malinterpretéis, pero no me despertaban ese picorsito que hacía que me subiera de cabeza al tren del hype. Pero entonces la vi, claro. Y ahí ya lo entendí. Dunkerque es la película de Nolan menos 'película de Nolan' de todas las películas de Nolan. Pero aun así es MUY 'película de Nolan'. Ciertamente, había gato encerrado en la promoción de la película. Pronto nos damos cuenta de que nos encontramos ante un patio de recreo para que el director dé rienda suelta a las cosas que tanto le gusta hacer: sabemos que ha gozado como un gorrino rodando las escenas con aviones, haciendo virguerías con la narrativa no lineal que nos plantea, e incluso metiendo giros —como siempre— en el peor momento posible y sin que hicieran mucha falta tampoco.
Tengo la corazonada de que los detractores lo van a tener más difícil esta vez. Es al fin y al cabo su película más redonda. Todas las señas de identidad están ahí, pero ha reducido bajo mínimos sus tics que más rabia dan.
Personalmente, nunca me molestó su tendencia a explicar una y otra vez la trama en películas como Origen o Interstellar (al fin y al cabo, eran películas de ciencia-ficción con cierta complejidad que podía ver con mi madre sin que ésta me estuviera preguntando todo el rato qué estaba pasando), pero en Dunkerque apenas tenemos un par de frases sobreexplicativas y poco más. De hecho, por momentos parece una película muda. Estoy casi seguro de que todas las frases del personaje de Tom Hardy cabrían en una servilleta.
Sería justo advertir al potencial espectador que ésta no es una cinta bélica al uso. Esto es un thriller en toda regla. Apenas veremos al enemigo, tan solo presenciaremos una tensa e inmersiva lucha por la supervivencia. Las composiciones de Hans Zimmer siempre han sentado como un guante a los films de Nolan, pero lo de Dunkerque son palabras mayores. Aquí la música es un protagonista más. Por momentos, el único que hay. Si la cinta ya es tensa de por sí, Zimmer conseguirá que el espectador se quede sin uñas.
Que mi entusiasmo no os engañe, no es una película perfecta ni muchísimo menos. Como ya he dicho previamente hay algún diálogo forzado sonrojante marca de la casa, la trama es simple como el mecanismo de un botijo pero está deliberadamente contada de la forma más efectista posible y prácticamente no existe ningún personaje que sea menos plano que una tabla de planchar. Y aun así sus intérpretes me la venden. Sí, incluyendo a Harry Styles. El miembro de One Direction tiene el honor de no haberme sacado de la película ni una sola vez, en realidad ni siquiera reconocí quién era. Lo cual ya es muy buena señal.
En definitiva, creo que Dunkerque contentará tanto a los Nolaniebers como a la gente que no suele soportar su cine. No es ninguna obra maestra, ni mucho menos, ni siquiera es la mejor película del año hasta la fecha. Pero sí que es una experiencia tensa y satisfactoria que te mantendrá pegado a la butaca durante sus escasos 107 minutos. Muy fresquita y veraniega, oye. Entra sola.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/dunkerque-fresquita-y-veraniega/
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