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6,0
6.052
10
3 de julio de 2023
3 de julio de 2023
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Beau is afraid, dirigida por Ari Aster, de 2023. Otra obra de arte mayor moderna con el talentosísimo Joaquin Phoenix en el personaje principal.
Presentación: «Following the sudden death of his mother, a mild-mannered but anxiety-ridden confronts his darkest fears as he embarks on a epic, Kafkaesque odyssey back home».
Tan wittgeinsteniana y kafkiana, que no tiene sentido que en algunos portales se la catalogue como comedia junto a las acertadas catalogaciones de drama y horror, más que nada, drama psicológico, terror psicológico. Ni siquiera hay tragicomedia. Todo es una constante tragedia. En esta obra se hizo de la existencia una tragedia.
Con toda la fuerza, se podría admitir el término «tragicomedia negra surrealista» que denota Wiki, si admitimos cierto tipo de humor negro maduro; no obstante no encuentro nada gracioso en esto, en un estado de distopía mental y anomia política. Todo es una enorme lástima; un solemne desconcierto; un caos social enfermizo que difumina los límites entre la realidad y la representación, entre la ficción artística y la realidad artística. Es decir, no hay hechos. En la obra, sólo se nos descubren interpretaciones. En el campamento teatral se esboza, literalmente, el gusto por difuminar la línea entre el artista y el espectador; entre la ficción y la realidad.
Todo puede ser una sobrerrepresentación del túnel de realidad de nuestro cristo psicológico guiado sutilmente hacia su crucifixión judicial; un estado mental desordenado en el marco de una ansiedad hiperrealista, en un sistema interno de paranoia permanente. Sobrerrepresentación en el sentido de una subjetivada representación lastimosamente exagerada. O puede ser una representación del mundo tal cual es, desastroso, donde ya todo se fue al diablo, lentamente, cuya catastrófica lentitud acrecentó el estado de terror. En este sentido el mundo perdió su sentido. La realidad designificada se yuxtapone con un sistema político distópico al cual siempre se descubre de reojo. En este infierno descivilizado, la experiencia mental civil está totalmente distorsionada, ¡sin haberse distorsionado de la realidad!, pues lo que se observa sería lo real. El «sujeto» reducido al sistema.
La reducción del sujeto es una magnífica posición de visión que nos permite tocar su dolor. Ver el mundo con sus ojos. Se logra percibir, así mismo, el absurdo ontológico kafkiano. Artísticamente tecnificada por una manipulación wittgeinsteniana del símbolo y por su designificación. He aquí retratada como nunca antes: la real locura. Siempre, no obstante, sin perder la ambigüedad interpretacional: o todo se ha vuelto loco, o sólo se ha vuelto loco nuestro pobre protagonista, intermediado ficcionalmente por metáforas cinematográficas exquisitamente horrorosas. Figuración de sensaciones, o exposición sensacional.
En un mundo signado por la demencia, el trauma se ha impuesto. La distópica cotidianeidad parece sugerir una especie de pandemia del error, donde un sistema de totalitarismo de mercado donde la seguridad mercantilizada y el negocio de la salud dio por resultado el lanzamiento, en algún momento, de un fármaco cuyo efecto secundario parece haber ocasionado un desmoronamiento sistémico de la salud mundial internacional que, sin embargo, se focaliza localizadamente, en el pequeño mundo observable del individuo. El resto es todo extrema lejanía. Las relaciones sociales demuestran, sin embargo, los síntomas de la distancia social normalizada. A fin de cuentas, el terror es inmenso, como un sistema. Y como dijo Shakespeare: el infierno está aquí, señalándose la cabeza.
Presentación: «Following the sudden death of his mother, a mild-mannered but anxiety-ridden confronts his darkest fears as he embarks on a epic, Kafkaesque odyssey back home».
Tan wittgeinsteniana y kafkiana, que no tiene sentido que en algunos portales se la catalogue como comedia junto a las acertadas catalogaciones de drama y horror, más que nada, drama psicológico, terror psicológico. Ni siquiera hay tragicomedia. Todo es una constante tragedia. En esta obra se hizo de la existencia una tragedia.
Con toda la fuerza, se podría admitir el término «tragicomedia negra surrealista» que denota Wiki, si admitimos cierto tipo de humor negro maduro; no obstante no encuentro nada gracioso en esto, en un estado de distopía mental y anomia política. Todo es una enorme lástima; un solemne desconcierto; un caos social enfermizo que difumina los límites entre la realidad y la representación, entre la ficción artística y la realidad artística. Es decir, no hay hechos. En la obra, sólo se nos descubren interpretaciones. En el campamento teatral se esboza, literalmente, el gusto por difuminar la línea entre el artista y el espectador; entre la ficción y la realidad.
Todo puede ser una sobrerrepresentación del túnel de realidad de nuestro cristo psicológico guiado sutilmente hacia su crucifixión judicial; un estado mental desordenado en el marco de una ansiedad hiperrealista, en un sistema interno de paranoia permanente. Sobrerrepresentación en el sentido de una subjetivada representación lastimosamente exagerada. O puede ser una representación del mundo tal cual es, desastroso, donde ya todo se fue al diablo, lentamente, cuya catastrófica lentitud acrecentó el estado de terror. En este sentido el mundo perdió su sentido. La realidad designificada se yuxtapone con un sistema político distópico al cual siempre se descubre de reojo. En este infierno descivilizado, la experiencia mental civil está totalmente distorsionada, ¡sin haberse distorsionado de la realidad!, pues lo que se observa sería lo real. El «sujeto» reducido al sistema.
La reducción del sujeto es una magnífica posición de visión que nos permite tocar su dolor. Ver el mundo con sus ojos. Se logra percibir, así mismo, el absurdo ontológico kafkiano. Artísticamente tecnificada por una manipulación wittgeinsteniana del símbolo y por su designificación. He aquí retratada como nunca antes: la real locura. Siempre, no obstante, sin perder la ambigüedad interpretacional: o todo se ha vuelto loco, o sólo se ha vuelto loco nuestro pobre protagonista, intermediado ficcionalmente por metáforas cinematográficas exquisitamente horrorosas. Figuración de sensaciones, o exposición sensacional.
En un mundo signado por la demencia, el trauma se ha impuesto. La distópica cotidianeidad parece sugerir una especie de pandemia del error, donde un sistema de totalitarismo de mercado donde la seguridad mercantilizada y el negocio de la salud dio por resultado el lanzamiento, en algún momento, de un fármaco cuyo efecto secundario parece haber ocasionado un desmoronamiento sistémico de la salud mundial internacional que, sin embargo, se focaliza localizadamente, en el pequeño mundo observable del individuo. El resto es todo extrema lejanía. Las relaciones sociales demuestran, sin embargo, los síntomas de la distancia social normalizada. A fin de cuentas, el terror es inmenso, como un sistema. Y como dijo Shakespeare: el infierno está aquí, señalándose la cabeza.

6,1
19.039
8
31 de enero de 2021
31 de enero de 2021
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajocero, o Below zero, es un logrado largometraje español del año 2021 dirigido por Lluís Quílez. La obra es una pieza ambientada centralmente en la noche, con una apertura y cierre en el día. El género pertenece al policial de temática de secuestro y supervivencia, salteado en persecución y tiros.
El hilo argumental es logradísimo y a pesar de la revelación de sentimentalismo cliché, logra equilibrarse repentinamente de un modo tal que el círculo argumental termina por revolucionarse. Todo cierra y emerge así, lentamente, una crítica al sistema burgués y burocrático, ineficiente y obsoleto.
Recomendadísima para las horas frías de la madrugada...
El hilo argumental es logradísimo y a pesar de la revelación de sentimentalismo cliché, logra equilibrarse repentinamente de un modo tal que el círculo argumental termina por revolucionarse. Todo cierra y emerge así, lentamente, una crítica al sistema burgués y burocrático, ineficiente y obsoleto.
Recomendadísima para las horas frías de la madrugada...

6,2
38.432
8
13 de enero de 2021
13 de enero de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenet, largometraje británico-yanqui del año 2020, dirigida y escrita por Christopher Nolan.
Si bien es de ciencia ficción, se le puede añadir el género de acción en su impronta clásica, puesto que las operaciones de agentes encubiertos y tiros, explosiones, persecusiones y demás espectacularización de disparos, la torna en una clásica película de acción aunque, claramente, enmarcada en el concepto de la ciencia ficción de temática viajes en el tiempo.
John David Washington, el hijo de Denzel, realiza un excelente papel, y sorprendentemente aparece un Robert Pattinson que no te quiere chupar la sangre ni tiene brillitos, sino que es un espía audaz y carismático.
Si bien es de ciencia ficción, se le puede añadir el género de acción en su impronta clásica, puesto que las operaciones de agentes encubiertos y tiros, explosiones, persecusiones y demás espectacularización de disparos, la torna en una clásica película de acción aunque, claramente, enmarcada en el concepto de la ciencia ficción de temática viajes en el tiempo.
John David Washington, el hijo de Denzel, realiza un excelente papel, y sorprendentemente aparece un Robert Pattinson que no te quiere chupar la sangre ni tiene brillitos, sino que es un espía audaz y carismático.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El argumento es interesante desde el principio. Nolan se esfuerza para que así sea, y lo logra. La antimateria de los positrones como elementos fundamentales del viaje material en el tiempo supone una novedad; y a ello se le suma el hecho del retroceso temporal como arma de ataque en el presente: por ejemplo, la bala que vuelve a igual velocidad con la que fue disparada, claramente de todos modos te atraviesa, siendo por ello fatal.
Una innovación temporal es no sólo la presentación del tiempo circularmente como en Interestellar (el armario...), sino su simultaneidad (literalmente simultáneo, en un mismo mundo material, distinta a la simultaneidad que concibe el Dr. Manhattan en Watchmen en cuanto a una linealidad simultánea). Es decir, el pasado, el presente, y el futuro, se encuentran siempre en una misma escena, en una misma realidad, en un mismo mundo. Estamos ante un entrelazamiento temporal. Nolan se encarga muy bien de hacérnoslo notar: nos hace ver el presente y en él, sucesos dudosos, como la muchacha extraña que se lanza del yate al agua. No obstante luego, la historia vuelve a presentársenos en ese presente, empero desde el punto de vista de esa muchacha, que constituiría un futuro, que sin embargo no deja de ser presente. Podemos decir, entonces, que a diferencia del mantra popular que reza que sólo hay ahora, presente, sin futuro ni pasado más que el ahora; en este caso, hay una superestructura temporal que sólo es presente, sin embargo no deja de estar estructurada en los tres tiempos (pasado, presente, futuro), de modo tal que, entrelazándolos, podemos realizar un cuadro sinóptico donde cada tiempo no deja de ser presente (presente-pasado, presente-presente, y presente-futuro).
Una innovación temporal es no sólo la presentación del tiempo circularmente como en Interestellar (el armario...), sino su simultaneidad (literalmente simultáneo, en un mismo mundo material, distinta a la simultaneidad que concibe el Dr. Manhattan en Watchmen en cuanto a una linealidad simultánea). Es decir, el pasado, el presente, y el futuro, se encuentran siempre en una misma escena, en una misma realidad, en un mismo mundo. Estamos ante un entrelazamiento temporal. Nolan se encarga muy bien de hacérnoslo notar: nos hace ver el presente y en él, sucesos dudosos, como la muchacha extraña que se lanza del yate al agua. No obstante luego, la historia vuelve a presentársenos en ese presente, empero desde el punto de vista de esa muchacha, que constituiría un futuro, que sin embargo no deja de ser presente. Podemos decir, entonces, que a diferencia del mantra popular que reza que sólo hay ahora, presente, sin futuro ni pasado más que el ahora; en este caso, hay una superestructura temporal que sólo es presente, sin embargo no deja de estar estructurada en los tres tiempos (pasado, presente, futuro), de modo tal que, entrelazándolos, podemos realizar un cuadro sinóptico donde cada tiempo no deja de ser presente (presente-pasado, presente-presente, y presente-futuro).

4,7
147
8
1 de enero de 2021
1 de enero de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Monsters of man, largometraje australiano del año 2020 dirigido y escrito por Mark Toia, ubica ante nosotros una obra de ciencia ficción bélica, desde la que puede rastrearse influencias de Apocalipsis now, se desarrolla en un ambiente selvático de Asia, fusionando las temáticas de robots y supervivencia.
Diversas problemáticas se nos pone en frente. Qué es la vida..., un tópico cliché. Sin embargo, se le agrega, por qué es importante... Se logra observar con suma crudeza la posición de quienes fabrican armas y ayudan a su desarrollo, frente a la utilización real de esas armas. Sucede allí una emergencia ideológica. Se antepone a nos la lógica cartesiana; el honor de quien lucha por su familia, a pesar de todo; la pérdida de personas abocadas a un peligroso bien; el sentimiento de culpa; y detrás de todo, la avaricia común a las empresas privadas capitalistas en oscuros negociados con el gobierno burgués, en este caso, del imperialismo yanqui por la mano siempre diabólica de la C.I.A. La obra expone sin titubeos la crueldad innata del empresariado privado y el Estado capitalista, que con tal de generar lucros, uno, y armamento para el asesinato, otro, son ambos capaces de congeniar en las más detestables injusticias habidas y por haber.
Diversas problemáticas se nos pone en frente. Qué es la vida..., un tópico cliché. Sin embargo, se le agrega, por qué es importante... Se logra observar con suma crudeza la posición de quienes fabrican armas y ayudan a su desarrollo, frente a la utilización real de esas armas. Sucede allí una emergencia ideológica. Se antepone a nos la lógica cartesiana; el honor de quien lucha por su familia, a pesar de todo; la pérdida de personas abocadas a un peligroso bien; el sentimiento de culpa; y detrás de todo, la avaricia común a las empresas privadas capitalistas en oscuros negociados con el gobierno burgués, en este caso, del imperialismo yanqui por la mano siempre diabólica de la C.I.A. La obra expone sin titubeos la crueldad innata del empresariado privado y el Estado capitalista, que con tal de generar lucros, uno, y armamento para el asesinato, otro, son ambos capaces de congeniar en las más detestables injusticias habidas y por haber.
6
31 de diciembre de 2020
31 de diciembre de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nomis, también conocida como Night hunter o El juego del asesino, es un largometraje canadiense del año 2018 dirigida y escrita por David Raymond Klein.
Un thriller sobre secuestros y desapariciones de mujeres en un pueblo canadiense. Una obra meticulosa del cine independiente, un policial logrado. Retrata con siniestros pincelazos la psicopatía, el drama de nombres que no aparecen. La relación entre la niñez y la adultez, entre la adolescencia y el mundo adulto, se refracta en matices maduros sobre la vida que transcurre en experiencias de recuerdo y miedos, alcanzando en la cima del afecto familiar el sentimiento de peligrosidad al borde de un precipicio cuyo vacío no es otro que el acontecer cruel del mundo. Entre esa crueldad nos encontramos la tentación criminal de los abusos sexuales y la pedofilia, introduciéndonos en un debate respecto a qué hacer con estos sujetos.
Un thriller sobre secuestros y desapariciones de mujeres en un pueblo canadiense. Una obra meticulosa del cine independiente, un policial logrado. Retrata con siniestros pincelazos la psicopatía, el drama de nombres que no aparecen. La relación entre la niñez y la adultez, entre la adolescencia y el mundo adulto, se refracta en matices maduros sobre la vida que transcurre en experiencias de recuerdo y miedos, alcanzando en la cima del afecto familiar el sentimiento de peligrosidad al borde de un precipicio cuyo vacío no es otro que el acontecer cruel del mundo. Entre esa crueldad nos encontramos la tentación criminal de los abusos sexuales y la pedofilia, introduciéndonos en un debate respecto a qué hacer con estos sujetos.
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