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Críticas ordenadas por utilidad
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7,0
26.701
10
27 de agosto de 2011
27 de agosto de 2011
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peliculón. Al principio pensaba que era otra copia de la puesta en escena kaurismaki. Pero luego pensé que era más bien la peli que nunca consigue hacer von trier. Personajes sobrios pero al límite en un mundo de moralidad vuelta del revés. Donde hasta los símbolos más básicos son trastornados por un intento de utopía doméstica que te deja con el culo torcio, y ciertamente, la peli es retorcida. Mola que te enganche por su hipnotismo. Pero que la entiendas bien entrada la película.
23 de octubre de 2012
23 de octubre de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fando y Alexander Jodorowsky y Lis, primera criatura fílmica del hombre del piano en los dientes, podría pasar por una buñuelada bien cargada de menjunjes surrealistas, pero con extra de guindilla psicoloca. Tras su reproducción en salas y salitas de estar, se han descrito muchos casos de inflamación encefálica conocida como simbolitis jodorowskiana. Para los de estómago delicado, también van bien servidos, pues no faltan los espectáculos procesionales con monstruos tramoyescos al más puro estilo circense felliniano.
Y para los que piensen que están locos de a-Tar porque aman los funerales en plan Harold y Maude, aquí van a tener buena ración de ello. Lis por aquí que te vis y Fando Waldo Geraldo, o lo que es lo mismo, cojachonda y pitoflójico, son Eva y Adán felizmente enamorados, tiernos e ingenuos como un phoskito y un tigretón a la búsqueda de su infierno perdido. Orfeo y Eurídice juntos, caminito del precipicio del Hades a ritmo de Pachamama mix, a tope de sustancias psicorumberas, con gramofón portátil para amenizar el trayecto.
La película fue tildada de provocadora y revolucionaria, pero lejos de la experimentación formal aparente, en el baile de máscaras, hay una línea sencilla, englobada en esa expresión (tan horrible) que es “el viaje iniciático”, con pruebas y pesadillas a superar. Donde Jodorowsky mete a presión toda la visión mágica, excéntrica, acéntrica, de su empacho psicoanalítico. Muertos estos perros, se acabaron los relatos freudianos. Con lo que se desmiembran los significados simbólicos para quedar viva una sucesión yuxtapuesta de esperpentos y de frescos rocambolescos. Con un pie, o las dos piernas cojas, metidas en un fango heterogéneo de supuestos ritos ancestrales, con supuestos poderes sobre la vida y la muerte.
La película fue tildada de provocadora y revolucionaria, pero vista desde nuestros ojos, entre tanto atavismo se cuelan elementos tan conservadores como esos inmutables arquetipos de género, la mujer es en exceso débil (aunque sea en apariencia), y es una carga para un hombre que está en busca de su virilidad: feliz aventurero, violento y dionisiaco.
Décadas después no ha cambiado mucho la historia en la cabeza de este hombre. Si te pica, pues te Jodorowsky. Él siempre tiene una solución sanadora no suscrita por la OMS: cúrate matando al padre, enterrando a la madre, copulando con tu hermana, pintando con sangre de la regla de tu abuela muerta las paredes de la cuna de tu prima. Al tun, catapún y al vino, pepino. Por si eso no bastara, recita palabras con poder, pregunta a seres mitológicos y busca conexiones cósmicas. Ya verás como así, llegarás a ser quién tú quieres ser, llegarás a estar loco, de los de a-Tar y podrás pregonar sobre lo místico, siempre bien ensartado en los términos de lo atávico y lo mítico, y vender fantasía al por mayor. Ciertamente, Jodorowsky representa un batiburrillo de obsesiones aparentemente provocativas que podrían sanar a un montón de pitonisas en crisis existenciales. Al fin al cabo al propio autor todo esto sí le ha acabado sanando, pero más que la mente, el bolsillo.
Se pueden aplaudir también varios logros de Jodorovsky. Lejos de análisis, la película es un chute, un cuelgue placentero y psicoactivo. Proyecta fragmentos de visualidad incontestable que te absorben igual pensando si detrás de cada acto y cada escena hay una explicación simbólica, o no. Momentos de escalofriante belleza hay unos cuantos, desde la rosa masticada con soltura de la primera toma a esas tonadillas terroríficas. “Nadie se acordará de mí cuando haya muerto”, “qué bonito es un entierro”. Hay que felicitar a este hombre, simplemente por ser, a su manera, completamente libre y mostrar que puede haber un proyecto ético coherente detrás de la forma. Puede enseñar a muchos pequeños futuros hijos del cine la posibilidad de hacer un algo diferente lejos del centro de gravedad permanente del cine mundial (sito donde ya saben ustedes), apenas alterado por, por ejemplo, el racionalismo y realismo de cines como el europeo.
Pero el mayor logro de Fando y Lis, de Jodorowky y Arrabal, es la capacidad, consciente o no, de crear un nuevo mito al estilo clásico del héroe. Él, un hombre, impotente y frustrado, se sacrifica para que su amada, enfermiza e incapaz, alcance el paraíso y la salvación. Allá en Tar, donde “verás al pájaro que bebe una gota de agua cada cien años” y hay “un escorpión que se esconde tras una piedra blanca”, pues bueno, ahí mismo.
Y para los que piensen que están locos de a-Tar porque aman los funerales en plan Harold y Maude, aquí van a tener buena ración de ello. Lis por aquí que te vis y Fando Waldo Geraldo, o lo que es lo mismo, cojachonda y pitoflójico, son Eva y Adán felizmente enamorados, tiernos e ingenuos como un phoskito y un tigretón a la búsqueda de su infierno perdido. Orfeo y Eurídice juntos, caminito del precipicio del Hades a ritmo de Pachamama mix, a tope de sustancias psicorumberas, con gramofón portátil para amenizar el trayecto.
La película fue tildada de provocadora y revolucionaria, pero lejos de la experimentación formal aparente, en el baile de máscaras, hay una línea sencilla, englobada en esa expresión (tan horrible) que es “el viaje iniciático”, con pruebas y pesadillas a superar. Donde Jodorowsky mete a presión toda la visión mágica, excéntrica, acéntrica, de su empacho psicoanalítico. Muertos estos perros, se acabaron los relatos freudianos. Con lo que se desmiembran los significados simbólicos para quedar viva una sucesión yuxtapuesta de esperpentos y de frescos rocambolescos. Con un pie, o las dos piernas cojas, metidas en un fango heterogéneo de supuestos ritos ancestrales, con supuestos poderes sobre la vida y la muerte.
La película fue tildada de provocadora y revolucionaria, pero vista desde nuestros ojos, entre tanto atavismo se cuelan elementos tan conservadores como esos inmutables arquetipos de género, la mujer es en exceso débil (aunque sea en apariencia), y es una carga para un hombre que está en busca de su virilidad: feliz aventurero, violento y dionisiaco.
Décadas después no ha cambiado mucho la historia en la cabeza de este hombre. Si te pica, pues te Jodorowsky. Él siempre tiene una solución sanadora no suscrita por la OMS: cúrate matando al padre, enterrando a la madre, copulando con tu hermana, pintando con sangre de la regla de tu abuela muerta las paredes de la cuna de tu prima. Al tun, catapún y al vino, pepino. Por si eso no bastara, recita palabras con poder, pregunta a seres mitológicos y busca conexiones cósmicas. Ya verás como así, llegarás a ser quién tú quieres ser, llegarás a estar loco, de los de a-Tar y podrás pregonar sobre lo místico, siempre bien ensartado en los términos de lo atávico y lo mítico, y vender fantasía al por mayor. Ciertamente, Jodorowsky representa un batiburrillo de obsesiones aparentemente provocativas que podrían sanar a un montón de pitonisas en crisis existenciales. Al fin al cabo al propio autor todo esto sí le ha acabado sanando, pero más que la mente, el bolsillo.
Se pueden aplaudir también varios logros de Jodorovsky. Lejos de análisis, la película es un chute, un cuelgue placentero y psicoactivo. Proyecta fragmentos de visualidad incontestable que te absorben igual pensando si detrás de cada acto y cada escena hay una explicación simbólica, o no. Momentos de escalofriante belleza hay unos cuantos, desde la rosa masticada con soltura de la primera toma a esas tonadillas terroríficas. “Nadie se acordará de mí cuando haya muerto”, “qué bonito es un entierro”. Hay que felicitar a este hombre, simplemente por ser, a su manera, completamente libre y mostrar que puede haber un proyecto ético coherente detrás de la forma. Puede enseñar a muchos pequeños futuros hijos del cine la posibilidad de hacer un algo diferente lejos del centro de gravedad permanente del cine mundial (sito donde ya saben ustedes), apenas alterado por, por ejemplo, el racionalismo y realismo de cines como el europeo.
Pero el mayor logro de Fando y Lis, de Jodorowky y Arrabal, es la capacidad, consciente o no, de crear un nuevo mito al estilo clásico del héroe. Él, un hombre, impotente y frustrado, se sacrifica para que su amada, enfermiza e incapaz, alcance el paraíso y la salvación. Allá en Tar, donde “verás al pájaro que bebe una gota de agua cada cien años” y hay “un escorpión que se esconde tras una piedra blanca”, pues bueno, ahí mismo.
9
8 de febrero de 2012
8 de febrero de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esencial para tomar conciencia de uno de los mayores problemas de este planeta llamado Tierra y que en cambio es básicamente azul. Añadir que las voces que alertan en este documental sobre el colapso de los océanos y el fin de la pesca no son charlatanes. Son los mayores expertos científicos en el tema. Que como suele ocurrir en este mundo en el que la gente cree en la ciencia para lo que le interesa, sus voces se ahogan en un océano de intereses económicos de unos pocos, que están acabando con el mundo dentro y fuera de la línea que divide los mares de la tierra y los océanos del cielo

6,3
27.203
3
14 de febrero de 2011
14 de febrero de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los pijos también matan. Los pijos matan tan creíblemente como se enamoran. Esta es la única y estúpida conclusión que he sacado de esta película carente de crítica social, temática psicológica o cualquier cosa que se le atribuya a las películas de Haneke. Cuando una película se reduce a si sus protagonistas pijos y guays van a morir o se van a salvar, el hecho de esa muerte carece del menor interés. Para muertes sin sentido están las películas de holocausto. Sin porqué por lo tanto no hay película y funny games no existirá en mi catálogo mental de películas. A no ser que la temática sea que una familia rica con una casa en un lago y que no tenga buenas medidas de seguridad se merezca la muerte. Las películas de asesinos en serie se sostienen cuando son ridículas y hacen reír (incluso Bardem era ridículo en la sobrevalorada no es país para viejos). Pero no funcionan si cambias música nu-metal por John Zorn para darle coartada intelectual.
8
27 de marzo de 2023
27 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No conocía este film. Y suelo seguir bastante el cine japonés “serio” y de temáticas profundas, complejas, metafísicas, apocalípticas o directamente incomprensibles. Sin duda es una película minimalista en la onda de La maison en petits cubes, la tortuga roja, cuando el viento sopla o algunas de las maravillas de Ghibli, etc.. Y muchas más que no conoceré. Pero bueno, yo venía aquí a hacer una interpretación. Así que os dejo el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una posible interpretación. El arca de Noé no ha llegado a tierra seca, ha volcado, el diluvio continúa. Los supervivientes crearon una ciudad, pero ya solo son fantasmas que intentan pescar inútilmente a otro fantasma (la fe cristiana, representada por las sombras del pez). La niña es la vida aferrada a la esperanza. El huevo es el renacimiento, el espíritu santo que insufla la vida. El joven es el hijo de dios, Jesucristo, que ha sido enviado para llevar la última persona viva, la inocencia y la esperanza de vuelta al cielo en un arca cósmica con los espíritus que no perdieron la fe, pues en lugar de ser sombras que intentan cazar (vengarse del cristianismo) son estatuas solemnes que rezan. Dando por concluida así toda esperanza y toda vida en esta dimensión paralela del relato bíblico. Así lo dice citando la biblia, pero cambia el relato bíblico, dando a entender lo contrario de lo que significa que el ave no regrese al barco. Pues si no regresa es porque hay tierra seca y el ave no ha vuelto porque está en un buen sitio. Aquí, en el diálogo más largo de la película, acaba diciendo que el ave no regresó porque en realidad murió en el mar y desde entonces nunca paró de llover.
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