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5,8
933
8
27 de julio de 2016
27 de julio de 2016
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las propuestas más interesantes de las variadas que nos han llegado a través del Atlántida Film Fest del presente 2016 ha sido la sueca 'The here after', un poderoso drama con alma de thriller psicológico, realista y austero que presenta una situación violenta pero sin embargo tan complejamente cercana, tan sobria en su formula que atemoriza con la gran dosis de empatía que transmite.
La película nos traslada a núcleo de una gran pesadilla: John es liberado después de pasar una condena en un reformatorio. Lo creen preparado para reintegrarse en la sociedad y en la estabilidad de una familia monoparental de clase media alta de la que era parte integrante. El espectador a través de su narración tendrá que ir descubriendo qué provocó el incidente, qué tipo de incidente fue el que sucedió y si la vida va a poder ser como antes de todo ello. Pronto comprobaremos que su vuelta no va a ser sencilla para nadie.
'The here after', algo así como a partir de mañana, es la ópera prima del joven realizador sueco Magnus von Horn (32 años), demostrando en ella un gran talento para la utilización de argumentos y recursos con un fin claro: resultar áspero y fidedigno. Van Horn utiliza con inteligencia argumentos como el plano fijo -minutos donde la acción y el diálogo transcurre delante de nosotros sin que la cámara realice ninguna floritura-, el fuera de campo -importante frases y personajes que no salen en pantalla pero que facilitan el suspense de la situación- o la total ausencia de banda sonora -la frialdad de varios planos secuencia sin música son muy notables-, elementos que potencian la duda, el temor y la empatía del espectador hacia un lado o hacia otro.
El guión es obra también de von Horn y resulta directo y sin tapujos. El texto provoca un debate postrero inevitable sobre cual sería nuestra reacción ante una personaje con ese pasado, si podríamos perdonar, actuar con normalidad, o si por el contrario reaccionaríamos como alguno de los personajes que por allí aparecen. Un interesante debate sore el bulliying, la reinserción y el perdón.
Además de los factores técnicos, que sin duda provocan que el film sea de gran interés, hay que destacar también la gran labor interpretativa de los tres personajes principales: el propio John (terrorífico y ambiguo debut el del joven talento de la canción sueca que es Ulrik Munther), Martin (el padre, a quien interpreta un sufridor Mats Blomgren) y el hermano pequeño, interpretado por el joven Alexander Nordgren.
Una película magnética, que remueve las entrañas en más de una ocasión y que desprende realidad por todos sus poros. Muy notable.
Lo mejor: El estilo de filmación. Apropiado y al corazón.
Lo peor: Alguna reacción de algún personaje es mejorable.
VALORACIÓN:
Fotografía: 7,5
Banda sonora: -
Interpretación: 8
Dirección: 8
Guión: 7
Satisfacción: 7
NOTA FINAL: 7,5
@hilodeseda - www.habladecine.com
La película nos traslada a núcleo de una gran pesadilla: John es liberado después de pasar una condena en un reformatorio. Lo creen preparado para reintegrarse en la sociedad y en la estabilidad de una familia monoparental de clase media alta de la que era parte integrante. El espectador a través de su narración tendrá que ir descubriendo qué provocó el incidente, qué tipo de incidente fue el que sucedió y si la vida va a poder ser como antes de todo ello. Pronto comprobaremos que su vuelta no va a ser sencilla para nadie.
'The here after', algo así como a partir de mañana, es la ópera prima del joven realizador sueco Magnus von Horn (32 años), demostrando en ella un gran talento para la utilización de argumentos y recursos con un fin claro: resultar áspero y fidedigno. Van Horn utiliza con inteligencia argumentos como el plano fijo -minutos donde la acción y el diálogo transcurre delante de nosotros sin que la cámara realice ninguna floritura-, el fuera de campo -importante frases y personajes que no salen en pantalla pero que facilitan el suspense de la situación- o la total ausencia de banda sonora -la frialdad de varios planos secuencia sin música son muy notables-, elementos que potencian la duda, el temor y la empatía del espectador hacia un lado o hacia otro.
El guión es obra también de von Horn y resulta directo y sin tapujos. El texto provoca un debate postrero inevitable sobre cual sería nuestra reacción ante una personaje con ese pasado, si podríamos perdonar, actuar con normalidad, o si por el contrario reaccionaríamos como alguno de los personajes que por allí aparecen. Un interesante debate sore el bulliying, la reinserción y el perdón.
Además de los factores técnicos, que sin duda provocan que el film sea de gran interés, hay que destacar también la gran labor interpretativa de los tres personajes principales: el propio John (terrorífico y ambiguo debut el del joven talento de la canción sueca que es Ulrik Munther), Martin (el padre, a quien interpreta un sufridor Mats Blomgren) y el hermano pequeño, interpretado por el joven Alexander Nordgren.
Una película magnética, que remueve las entrañas en más de una ocasión y que desprende realidad por todos sus poros. Muy notable.
Lo mejor: El estilo de filmación. Apropiado y al corazón.
Lo peor: Alguna reacción de algún personaje es mejorable.
VALORACIÓN:
Fotografía: 7,5
Banda sonora: -
Interpretación: 8
Dirección: 8
Guión: 7
Satisfacción: 7
NOTA FINAL: 7,5
@hilodeseda - www.habladecine.com

6,6
12.745
9
21 de enero de 2016
21 de enero de 2016
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta semana se estrenó ‘El hijo de Saúl’, ópera prima del director húngaro László Nemes, ganadora del Gran Premio de Jurado en Cannes, del Globo de Oro a mejor película en lengua no inglesa y gran favorita para ganar el Oscar en la misma categoría de habla extranjera. Una semana en la que compite con los estrenos en cartelera de películas de la talla de ‘Los Odiosos Ocho’ de Tarantino o ‘La Chica Danesa’ de Hooper. Grandes films pero lejos de la enjundia, riesgo y eficacia de una película que rompe con la historia previa de los films sobre el holocausto (las criticadas por edulcoradas ‘La vida es bella’ o ‘La lista de Schindler’ por ejemplo) para adentrarnos en una trama que narra la búsqueda de la humanidad de un ente en el inframundo, un gesto terrenal dentro de la mayor concepción de horror vista en los últimos 200 años: Los campos de exterminio nazis.
Tras la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza y la poesía, el cine es catalogado desde principios del Siglo XX por el Manifiesto de Ricciotto Canudo como el séptimo arte por la capacidad de éste para hacer reír, hacer llorar, enamorar, aterrorizar…En general provocar sentimientos en el corazón del espectador durante su visionado, durante el transcurso de una proyección, haciendo que puedan pasar de un extremo a otro y mostrando la visceralidad y la capacidad empática de los seres humanos con las historias que con mayor o menor acierto los realizadores tratan de mostrarnos. En algunas ocasiones, demasiado pocas diría yo, la emoción se extrapola más allá de la cómoda butaca de la gran sala de cine. La emotividad se levanta con nosotros del recinto y se adhiere a nuestro ser para acompañarnos más allá, mucho más allá de dicha inolvidable proyección. ‘El hijo de Saúl’ es una película exigente con el espectador. Una película que lo somete dadas las normas bajo las que está filmada y mostrada. Unas normas que László Nemes ha impuesto mediante su estrecho formato, su tembloroso y asfixiante seguimiento cámara en mano mientras escuchamos los abominables sonidos de imágenes fuera de campo y así mover al espectador al interior de uno de los mayores centros del horror que hemos conocido en la historia moderna: Auschwitz.
Con dicho exigente formato –puede cansar a ciertos espectadores– la película muestra la historia de Saúl, un miembro de los Sonderkommandos en Auschwitz en 1944 (presos miembros de unas unidades de trabajo que la Alemania nazi utilizaba en los campos de exterminio para recoger cuerpos de las cámaras de gas e incinerarlos. Todo ello a cambio de un trato algo más privilegiado). Dentro de la devastación moral de recoger cadáveres, muchos de ellos familia o amigos, un día descubre el cadáver de un niño que asume como su hijo y al que quiere dar sepultura salvándolo así de terminar en dichos crueles hornos crematorios. Su lucha por conseguirlo pondrá en serio peligro su vida y la de sus compañeros.
La película devastará nuestra alma y probablemente nos haga meditar mucho sobre todo aquello. La ínfima iluminación utilizada en su filmación, la poca visibilidad de los planos y el sonido del dolor juegan una pieza determinante dentro de la ambientación del film. Cabe destacar varias secuencias clave en la película que quedarán grabadas en la memoria de los espectadores. Escenas como la brillante e impactante presentación en las duchas, el magistral y extremadamente complicado plano secuencia de la fosa–estamos en los últimos días del campo ante la llegada de los aliados– o el perfecto e inteligente final que Nemes nos muestra. Grandes momentos dentro de un gran todo.
Si la realización es abrumadora, la dirección magistral y la historia es dura como el diamante, no se queda atrás la interpretación del también debutante Géza Röhrig, reconocido poeta húngaro que plasma la temeridad, sacrificio y esfuerzo de un alma perdida en la deshumanización del ser. Tan sorprendente como notable.
Poco más puedo decir de ‘El hijo de Saúl’ más allá de animarles a que se adentren en la cámara de los horrores y valoren en su justa medida una obra personal, arriesgada y de una calidad técnica y humana abrumadora. Mi alma aún no ha salido de Auschwitz, está esperando su turno dentro de uno de los capítulos más ignominioso de la historia del ser humano.
Lo mejor: La sensación de realismo que siente el espectador. La dificultad de ciertas secuencias. El tándem László Nemes/Géza Röhrig.
Lo peor: Que no seas capaz de aguantar su formato tan opresivo.
Valoración:
Sonido: 8,5
Fotografía: 8,5
Interpretación: 9
Dirección: 10
Guion: 9
Satisfacción: 9
NOTA FINAL: 9
@hilodeseda - www.habladecine.com
Tras la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza y la poesía, el cine es catalogado desde principios del Siglo XX por el Manifiesto de Ricciotto Canudo como el séptimo arte por la capacidad de éste para hacer reír, hacer llorar, enamorar, aterrorizar…En general provocar sentimientos en el corazón del espectador durante su visionado, durante el transcurso de una proyección, haciendo que puedan pasar de un extremo a otro y mostrando la visceralidad y la capacidad empática de los seres humanos con las historias que con mayor o menor acierto los realizadores tratan de mostrarnos. En algunas ocasiones, demasiado pocas diría yo, la emoción se extrapola más allá de la cómoda butaca de la gran sala de cine. La emotividad se levanta con nosotros del recinto y se adhiere a nuestro ser para acompañarnos más allá, mucho más allá de dicha inolvidable proyección. ‘El hijo de Saúl’ es una película exigente con el espectador. Una película que lo somete dadas las normas bajo las que está filmada y mostrada. Unas normas que László Nemes ha impuesto mediante su estrecho formato, su tembloroso y asfixiante seguimiento cámara en mano mientras escuchamos los abominables sonidos de imágenes fuera de campo y así mover al espectador al interior de uno de los mayores centros del horror que hemos conocido en la historia moderna: Auschwitz.
Con dicho exigente formato –puede cansar a ciertos espectadores– la película muestra la historia de Saúl, un miembro de los Sonderkommandos en Auschwitz en 1944 (presos miembros de unas unidades de trabajo que la Alemania nazi utilizaba en los campos de exterminio para recoger cuerpos de las cámaras de gas e incinerarlos. Todo ello a cambio de un trato algo más privilegiado). Dentro de la devastación moral de recoger cadáveres, muchos de ellos familia o amigos, un día descubre el cadáver de un niño que asume como su hijo y al que quiere dar sepultura salvándolo así de terminar en dichos crueles hornos crematorios. Su lucha por conseguirlo pondrá en serio peligro su vida y la de sus compañeros.
La película devastará nuestra alma y probablemente nos haga meditar mucho sobre todo aquello. La ínfima iluminación utilizada en su filmación, la poca visibilidad de los planos y el sonido del dolor juegan una pieza determinante dentro de la ambientación del film. Cabe destacar varias secuencias clave en la película que quedarán grabadas en la memoria de los espectadores. Escenas como la brillante e impactante presentación en las duchas, el magistral y extremadamente complicado plano secuencia de la fosa–estamos en los últimos días del campo ante la llegada de los aliados– o el perfecto e inteligente final que Nemes nos muestra. Grandes momentos dentro de un gran todo.
Si la realización es abrumadora, la dirección magistral y la historia es dura como el diamante, no se queda atrás la interpretación del también debutante Géza Röhrig, reconocido poeta húngaro que plasma la temeridad, sacrificio y esfuerzo de un alma perdida en la deshumanización del ser. Tan sorprendente como notable.
Poco más puedo decir de ‘El hijo de Saúl’ más allá de animarles a que se adentren en la cámara de los horrores y valoren en su justa medida una obra personal, arriesgada y de una calidad técnica y humana abrumadora. Mi alma aún no ha salido de Auschwitz, está esperando su turno dentro de uno de los capítulos más ignominioso de la historia del ser humano.
Lo mejor: La sensación de realismo que siente el espectador. La dificultad de ciertas secuencias. El tándem László Nemes/Géza Röhrig.
Lo peor: Que no seas capaz de aguantar su formato tan opresivo.
Valoración:
Sonido: 8,5
Fotografía: 8,5
Interpretación: 9
Dirección: 10
Guion: 9
Satisfacción: 9
NOTA FINAL: 9
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7,1
13.855
8
15 de octubre de 2015
15 de octubre de 2015
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el prestigio de haber ganado el premio a mejor película y el premio del público en Sundance llega a nuestras carteleras la estupenda ‘Yo, él y Raquel’; un film de amistad, amor y descubrimiento personal que rebela un extraordinario amor por el séptimo arte y que bajo el estilo propio del cine indie americano da una vuelta de tuerca a las películas de adolescentes e institutos.
El director norteamericano de origen mexicano Alfonso Gómez-Rejón comenzó en la industria como asistente personal de grandes figuras como Robert de Niro o Martin Scorsese para después dar un paso más y elaborar una carrera como ayudante de dirección o asistente de dirección en películas como ‘Embrujadas’, ’21 gramos’ y ‘Babel’ de Alejandro González Iñárritu, ‘Julia & Julie’ o ‘Argo’. Simultáneamente a su trabajo cinematográfico, Gómez-Rejón empezó a realizar trabajos televisivos en series prestigiosas como ‘Glee’ o ‘American Horror Story’ siempre bajo el paraguas del productor Ryan Murphy, y que a la postre le han aportado la experiencia previa necesaria para enfrentarse en solitario a la dirección de largometrajes, algo que ya realizó con su debut ‘The Town that Dreaded Sundown’ y que confirma con la aclamada y bien recibida por la crítica ‘Yo, él y Raquel’.
La película cuenta a través de un atractivo aspecto visual como Greg (Thomas Mann, quien protagonizara la interesante‘Project X’ en 2012) se enfrenta a su último año de instituto antes de afrontar su salto a la Universidad en el más puro anonimato. Mediante la política de la invisibilidad más absoluta en las aulas logra sacar adelante los cursos mientras compagina su pasión por la realización de curiosas y pequeñas películas caseras junto a Earl (RJ Cyler), su único amigo. Esta situación tan organizada y bien estructurada cambiará cuando su madre (Connie Britton) le obliga a entablar amistad con Rachel (Olivia Cooke, a quién hemos visto recientemente en la nefasta ‘Ouija’ y en la notable ‘La señal’), una compañera que acaba de ser diagnosticada de leucemia.
La película es una completa delicia ya desde sus primeros instantes. Combinando los planos secuencia con el empleo de diversas argucias focales, Gómez-Rejón da forma a ese magnífico guion de Jesse Andrews, donde los diálogos y la riqueza psicológica de los personajes introducen una temática dramática en un tono cómico que combinan a las mil maravillas. Sin duda la utilización de ese tono es uno de los mayores ciertos del film. Las interpretaciones del trio protagonista son magníficas y crean entre ellos varios de los mejores momentos cinéfilos de toda una generación hípster. La presencia de actores de más prestigio como Connie Britton, Molly Shannon o Jon Bernthal amplían la mirada de un film que vuelve patas arriba los convencionalismos de las relaciones chica-chico de instituto y que da una mirada simpática sobre un asunto tan delicado como el que trata. Alfonso Gómez-Rejón utiliza también pequeños fragmentos de animación en plastilina para explicar ciertos sentimientos del protagonista, algo que da una idea del ingenio que hay desplegado en la propuesta. La muy notable propuesta musical del gran Brian Eno y de Nico Muhly ensamblan a la perfección los grandes momentos que tiene entre Rachel y Greg, con especial mención a la creativa y original propuesta final.
Magnífica y conmovedora, creativa y amena, compleja y acertada. Una grata sorpresa llegada desde Sundance a la que sin lugar a dudas deben de darle una oportunidad.
Lo mejor: El guion soberbio de Jesse Andrews. La dirección de Alfonso Gómez-Rejón. El conmovedor desenlace. La música de Brian Eno.
Lo peor: Que en los créditos no viéramos más sobre los cortos creados por los amigos protagonistas.
Valoración:
Banda sonora: 8
Fotografía: 7,5
Interpretación: 7
Dirección: 8
Guion: 9
Satisfacción: 8
NOTA FINAL: 7,90
@hilodeseda - www.habladecine.com
El director norteamericano de origen mexicano Alfonso Gómez-Rejón comenzó en la industria como asistente personal de grandes figuras como Robert de Niro o Martin Scorsese para después dar un paso más y elaborar una carrera como ayudante de dirección o asistente de dirección en películas como ‘Embrujadas’, ’21 gramos’ y ‘Babel’ de Alejandro González Iñárritu, ‘Julia & Julie’ o ‘Argo’. Simultáneamente a su trabajo cinematográfico, Gómez-Rejón empezó a realizar trabajos televisivos en series prestigiosas como ‘Glee’ o ‘American Horror Story’ siempre bajo el paraguas del productor Ryan Murphy, y que a la postre le han aportado la experiencia previa necesaria para enfrentarse en solitario a la dirección de largometrajes, algo que ya realizó con su debut ‘The Town that Dreaded Sundown’ y que confirma con la aclamada y bien recibida por la crítica ‘Yo, él y Raquel’.
La película cuenta a través de un atractivo aspecto visual como Greg (Thomas Mann, quien protagonizara la interesante‘Project X’ en 2012) se enfrenta a su último año de instituto antes de afrontar su salto a la Universidad en el más puro anonimato. Mediante la política de la invisibilidad más absoluta en las aulas logra sacar adelante los cursos mientras compagina su pasión por la realización de curiosas y pequeñas películas caseras junto a Earl (RJ Cyler), su único amigo. Esta situación tan organizada y bien estructurada cambiará cuando su madre (Connie Britton) le obliga a entablar amistad con Rachel (Olivia Cooke, a quién hemos visto recientemente en la nefasta ‘Ouija’ y en la notable ‘La señal’), una compañera que acaba de ser diagnosticada de leucemia.
La película es una completa delicia ya desde sus primeros instantes. Combinando los planos secuencia con el empleo de diversas argucias focales, Gómez-Rejón da forma a ese magnífico guion de Jesse Andrews, donde los diálogos y la riqueza psicológica de los personajes introducen una temática dramática en un tono cómico que combinan a las mil maravillas. Sin duda la utilización de ese tono es uno de los mayores ciertos del film. Las interpretaciones del trio protagonista son magníficas y crean entre ellos varios de los mejores momentos cinéfilos de toda una generación hípster. La presencia de actores de más prestigio como Connie Britton, Molly Shannon o Jon Bernthal amplían la mirada de un film que vuelve patas arriba los convencionalismos de las relaciones chica-chico de instituto y que da una mirada simpática sobre un asunto tan delicado como el que trata. Alfonso Gómez-Rejón utiliza también pequeños fragmentos de animación en plastilina para explicar ciertos sentimientos del protagonista, algo que da una idea del ingenio que hay desplegado en la propuesta. La muy notable propuesta musical del gran Brian Eno y de Nico Muhly ensamblan a la perfección los grandes momentos que tiene entre Rachel y Greg, con especial mención a la creativa y original propuesta final.
Magnífica y conmovedora, creativa y amena, compleja y acertada. Una grata sorpresa llegada desde Sundance a la que sin lugar a dudas deben de darle una oportunidad.
Lo mejor: El guion soberbio de Jesse Andrews. La dirección de Alfonso Gómez-Rejón. El conmovedor desenlace. La música de Brian Eno.
Lo peor: Que en los créditos no viéramos más sobre los cortos creados por los amigos protagonistas.
Valoración:
Banda sonora: 8
Fotografía: 7,5
Interpretación: 7
Dirección: 8
Guion: 9
Satisfacción: 8
NOTA FINAL: 7,90
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5,6
938
7
18 de marzo de 2007
18 de marzo de 2007
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad que una vez terminada la película te quedas con la sensación de haber visto una muy buena película, muy bien realizada, con una interpretación importante de Joseph Fiennes, y sin olvidarnos de una fotografía preciosa. Te mantiene en la trama de la película sin problemas, y desarrolla las teorías de la evolución acerca del estudios de los pigmeos que anteriormente eran imaginables por los grandes "sabios" de la época. Si tienes tiempo y sabiendo que no se trata de una película de acción frenética, no te la pierdas.

5,8
20.374
6
7 de noviembre de 2015
7 de noviembre de 2015
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La veterana directora, productora y escritora norteamericana Nancy Meyers (‘¿En qué piensan las mujeres?’ o ‘The Holiday’) presenta la ligera y buenrollista ‘El becario’, protagonizada por los fantásticos Robert De Niro y Anne Hathaway. Una película que nos retrata un idealizado concepto del emprendedor, la empresa y la jubilación, donde la riqueza y abundancia de perfiles coexisten junto a la escritura de un guion hecho a medida para el brillo de la pareja protagonista.
La verdad es que ‘El becario’ ofrece distracción, algún buen gag entre los protagonistas y un tono general muy amable alrededor del cual se plantean asuntos encima de la mesa: el modelo de empresa, la autogestión, el análisis de datos, la gestión del tiempo, las relaciones en edad avanzada, la conciliación de la vida familiar, las nuevas tecnologías, la reinvención del negocio, las diferencias generacionales, el avance de la mujer en el mundo empresarial, las redes sociales o aspectos derivados del comportamiento humano…Demasiados asuntos para analizarlos en profundidad –como es obvio– aunque suficientemente reveladores de las inquietudes que su autora parece querer mostrarnos.
La película narra como Ben (Robert De Niro), un viudo jubilado muy activo decide presentarse a una entrevista de trabajo para entrar de becario senior, un nuevo concepto creado como prueba piloto por una gran empresa de venta de moda por internet. Dicha empresa es un ejemplo de sofisticación, compañerismo y gestión, aunque para Jules Ostin (Anne Hathaway), una mujer volcada con su empresa y de difícil trato, nunca es suficiente. La presencia de Ben será poco tenida en cuenta por Jules en un primer momento, hasta que se dará cuenta que su ímpetu, alegría y experiencia le pueden aportar tanto a ella como a su empresa un gran beneficio.
Lo que más molesta de le película es lo maravillosamente encantadores que son todos, innovadores y muy cools, alcanzando su cenit en las conversaciones en familia de los Ostin. Les prometo que me entraron ganas de soltar un improperio en alto, aunque terminé por soportar esa montaña de azúcar que ofrece Meyers para abrazar las pequeñas bondades que presenta la película, cargantemente apoyada por la banda sonora de Theodore Shapiro, y terminar así por sacar más de una sonrisa que no carcajada. ‘El becario’ se visiona en su 80% con agrado gracias fundamentalmente a la presencia de esas dos grandes figuras que son De Niro y Hathaway. El veterano actor nos regala una actuación llena de gestualización, quizás recurrente pero máximamente efectiva, mientras que la joven y elegante Hathaway da la impresión de haber nacido para interpretar estos papeles que combinan la ternura, la comedia y el romance. Resulta inevitable recordar durante su visionado la estupenda y con mucha más mala leche ‘El diablo se viste de Prada’. Además de la pareja protagonista, la presencia de Rene Russo y esa panda de frikis adorablemente despeluchados hacen de esta comedia un film previsible en su mayor parte pero realizada con mano izquierda y que gustará a la gran mayoría. Algo alargada y con personajes bien dibujados que gustará a jóvenes y mayores.
Lo mejor: La explicación del porque de los pañuelos masculinos. La vis cómica de ambos protagonistas. Los homenajes a la carrera de Robert De Niro (Taxi Driver y Los intocables).
Lo peor: Las secuencias en la cocina de los Ostin. Ves venir casi todo varios minutos antes a excepción quizás de la parte central del desenlace y ese giro.
Valoración:
Banda sonora: 5
Fotografía: 5,5
Interpretación: 7
Dirección: 6
Guion: 6
Satisfacción: 6
NOTA FINAL: 5,9
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La verdad es que ‘El becario’ ofrece distracción, algún buen gag entre los protagonistas y un tono general muy amable alrededor del cual se plantean asuntos encima de la mesa: el modelo de empresa, la autogestión, el análisis de datos, la gestión del tiempo, las relaciones en edad avanzada, la conciliación de la vida familiar, las nuevas tecnologías, la reinvención del negocio, las diferencias generacionales, el avance de la mujer en el mundo empresarial, las redes sociales o aspectos derivados del comportamiento humano…Demasiados asuntos para analizarlos en profundidad –como es obvio– aunque suficientemente reveladores de las inquietudes que su autora parece querer mostrarnos.
La película narra como Ben (Robert De Niro), un viudo jubilado muy activo decide presentarse a una entrevista de trabajo para entrar de becario senior, un nuevo concepto creado como prueba piloto por una gran empresa de venta de moda por internet. Dicha empresa es un ejemplo de sofisticación, compañerismo y gestión, aunque para Jules Ostin (Anne Hathaway), una mujer volcada con su empresa y de difícil trato, nunca es suficiente. La presencia de Ben será poco tenida en cuenta por Jules en un primer momento, hasta que se dará cuenta que su ímpetu, alegría y experiencia le pueden aportar tanto a ella como a su empresa un gran beneficio.
Lo que más molesta de le película es lo maravillosamente encantadores que son todos, innovadores y muy cools, alcanzando su cenit en las conversaciones en familia de los Ostin. Les prometo que me entraron ganas de soltar un improperio en alto, aunque terminé por soportar esa montaña de azúcar que ofrece Meyers para abrazar las pequeñas bondades que presenta la película, cargantemente apoyada por la banda sonora de Theodore Shapiro, y terminar así por sacar más de una sonrisa que no carcajada. ‘El becario’ se visiona en su 80% con agrado gracias fundamentalmente a la presencia de esas dos grandes figuras que son De Niro y Hathaway. El veterano actor nos regala una actuación llena de gestualización, quizás recurrente pero máximamente efectiva, mientras que la joven y elegante Hathaway da la impresión de haber nacido para interpretar estos papeles que combinan la ternura, la comedia y el romance. Resulta inevitable recordar durante su visionado la estupenda y con mucha más mala leche ‘El diablo se viste de Prada’. Además de la pareja protagonista, la presencia de Rene Russo y esa panda de frikis adorablemente despeluchados hacen de esta comedia un film previsible en su mayor parte pero realizada con mano izquierda y que gustará a la gran mayoría. Algo alargada y con personajes bien dibujados que gustará a jóvenes y mayores.
Lo mejor: La explicación del porque de los pañuelos masculinos. La vis cómica de ambos protagonistas. Los homenajes a la carrera de Robert De Niro (Taxi Driver y Los intocables).
Lo peor: Las secuencias en la cocina de los Ostin. Ves venir casi todo varios minutos antes a excepción quizás de la parte central del desenlace y ese giro.
Valoración:
Banda sonora: 5
Fotografía: 5,5
Interpretación: 7
Dirección: 6
Guion: 6
Satisfacción: 6
NOTA FINAL: 5,9
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