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6,7
3.229
8
11 de agosto de 2008
11 de agosto de 2008
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lawrence Kasdan consigue una atmósfera deliciosamente divertida a pesar de que el punto de partida es el funeral de uno de los miembros del carismático grupo protagonista. Salpicada aquí y allá de tintes dramáticos, la película es alegre y más profunda de lo que pueda parecer. Un grupo de viejos amigos de la universidad se vuelven a encontrar al acudir al funeral de uno de ellos, que se ha suicidado. Todos pasan el fin de semana en la fabulosa mansión de los Cooper (Kevin Kline y Glenn Close) y conforme pasan las horas y los recuerdos, Nick (William Hurt), Sam (Tom Berenguer), Meg (Mary Key Place), Karen (Jo Beth Williams) y Michael (Jeff Goldblum) vuelven a estrechar los lazos entre ellos después de tantos años… aunque más bien parece que nunca se deshicieron.
Brillante y talentoso reparto que Kasdan sabe orquestar hasta conseguir una magnífica melodía en forma de película. En efecto, es la prueba de un elenco bien orquestado pero quien de verdad da la nota es William Hurt, con el papel más complejo y profundo de todos los personajes y una impecable interpretación.
En el año 2006 Carey Scott dirigió la comedia dramática ‘Hidden Secrets’, estrenada solo en Estados Unidos y protagonizada por John Schneider y David A.R. White, que narraba la historia de un hombre que se encuentra a sí mismo tras pasar un fin de semana en casa de unos amigos tras un funeral… Aunque la película de Scott es más que digna, ni que decir tiene que se debió inspirar, y mucho, en la cinta de Kasdan, aunque con enfoques diferentes, lo que demuestra el carisma del filme de 1983.
Después del reparto y los jugosos diálogos (ninguno se puede desperdiciar), es imposible no mencionar la banda sonora, con canciones inolvidables para varias generaciones que ayudan a Kasdan a orquestar al grupo… Aretha Franklin, The Exciters y, sobre todo, Credencee Clearwater con John Fogerty al micrófono. Así resulta más fácil contestar al dilema que nos plantea Kasdan y que no es otro que el siguiente: ¿qué prefieres, echar raíces, tener una familia, una casa y un trabajo estable; o seguir viviendo de los sueños de juventud mientras piensas en sexo, drogas y rock&roll? Ah, y los partidos de fútbol, por supuesto. Divertidísima y reconfortante.
Brillante y talentoso reparto que Kasdan sabe orquestar hasta conseguir una magnífica melodía en forma de película. En efecto, es la prueba de un elenco bien orquestado pero quien de verdad da la nota es William Hurt, con el papel más complejo y profundo de todos los personajes y una impecable interpretación.
En el año 2006 Carey Scott dirigió la comedia dramática ‘Hidden Secrets’, estrenada solo en Estados Unidos y protagonizada por John Schneider y David A.R. White, que narraba la historia de un hombre que se encuentra a sí mismo tras pasar un fin de semana en casa de unos amigos tras un funeral… Aunque la película de Scott es más que digna, ni que decir tiene que se debió inspirar, y mucho, en la cinta de Kasdan, aunque con enfoques diferentes, lo que demuestra el carisma del filme de 1983.
Después del reparto y los jugosos diálogos (ninguno se puede desperdiciar), es imposible no mencionar la banda sonora, con canciones inolvidables para varias generaciones que ayudan a Kasdan a orquestar al grupo… Aretha Franklin, The Exciters y, sobre todo, Credencee Clearwater con John Fogerty al micrófono. Así resulta más fácil contestar al dilema que nos plantea Kasdan y que no es otro que el siguiente: ¿qué prefieres, echar raíces, tener una familia, una casa y un trabajo estable; o seguir viviendo de los sueños de juventud mientras piensas en sexo, drogas y rock&roll? Ah, y los partidos de fútbol, por supuesto. Divertidísima y reconfortante.
14 de febrero de 2021
14 de febrero de 2021
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinco razones para ver (y disfrutar) esta película de producción yugoslava:
1: La importancia del hecho histórico que se recrea: el asesinato de Francisco Fernando de Austria en Sarajevo precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia que desencadenó la Primera Guerra Mundial, ni más ni menos. Merece la pena repasar aquellos sucesos para entender parte de la historia del mundo y las naciones.
2: Excelente ambientación: el espectador viaja sin esfuerzo de los fastuosos salones que frecuentaba la corte al polvorín de tensión política que era la zona de Sarajevo, con solo cambiar de escena.
3: Vestuario: merece mención aparte por el papel que juega en la perfecta ambientación histórica, desde los uniformes azul turquesa del ejército imperial, hasta los pomposos vestidos de la corte, pasando por las prendas que visten los jóvenes revolucionarios. Una buena estética visual que ayuda y mucho a dar fuerza visual al filme.
4: Christopher Plummer con bigote: exquisita encarnación del archiduque Francisco Fernando. Plummer viste como nadie los trajes de época, ya sean uniformes militares o lujosas indumentarias de principios de siglo XX. Y no es sólo por su buena percha, sino por sus majestuosos ademanes en escena, que hacen creíble ese lado fotogénico y vanidoso del heredero. Sin ser el protagonista absoluto, sus apariciones son lo mejor de la película, destacando algunos pasajes en los que, sólo con su mirada, recelas ante una explosión de cólera, o bien, sólo con su sonrisa, ves al hombre enamorado que desafió a toda una dinastía para casarse con Sophie Chotek.
5: Las interpretaciones de los revolucionarios bosnios, especialmente las que pusieron caras a Trifko Grabez (Jan Hrusínský), Nedjeljko Cabrinovic (Rados Bajic) y Gavrilo Princip (Irfan Mensur), ojo al parecido de este último con el verdadero Gavrilo.
La balanza claramente es positiva pero hay una razón por la que podría no gustar la película (no suficiente como para decidir no verla):
Los conspiradores y autores materiales del asesinato son tratados de forma amable y más bien como "patriotas" en el hilo argumental; pero como todos sabemos un hecho histórico como este hubiera requerido de algo más de profundidad en el análisis. Para algunos observadores más que "patriotas" fueron "terroristas"; para otros efectivamente fueron "héroes". Sea como fuere la película es un poco plana en ese sentido, sin desarrollar lo suficiente el motivo por la que los jóvenes se sacrifican por la causa.
1: La importancia del hecho histórico que se recrea: el asesinato de Francisco Fernando de Austria en Sarajevo precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia que desencadenó la Primera Guerra Mundial, ni más ni menos. Merece la pena repasar aquellos sucesos para entender parte de la historia del mundo y las naciones.
2: Excelente ambientación: el espectador viaja sin esfuerzo de los fastuosos salones que frecuentaba la corte al polvorín de tensión política que era la zona de Sarajevo, con solo cambiar de escena.
3: Vestuario: merece mención aparte por el papel que juega en la perfecta ambientación histórica, desde los uniformes azul turquesa del ejército imperial, hasta los pomposos vestidos de la corte, pasando por las prendas que visten los jóvenes revolucionarios. Una buena estética visual que ayuda y mucho a dar fuerza visual al filme.
4: Christopher Plummer con bigote: exquisita encarnación del archiduque Francisco Fernando. Plummer viste como nadie los trajes de época, ya sean uniformes militares o lujosas indumentarias de principios de siglo XX. Y no es sólo por su buena percha, sino por sus majestuosos ademanes en escena, que hacen creíble ese lado fotogénico y vanidoso del heredero. Sin ser el protagonista absoluto, sus apariciones son lo mejor de la película, destacando algunos pasajes en los que, sólo con su mirada, recelas ante una explosión de cólera, o bien, sólo con su sonrisa, ves al hombre enamorado que desafió a toda una dinastía para casarse con Sophie Chotek.
5: Las interpretaciones de los revolucionarios bosnios, especialmente las que pusieron caras a Trifko Grabez (Jan Hrusínský), Nedjeljko Cabrinovic (Rados Bajic) y Gavrilo Princip (Irfan Mensur), ojo al parecido de este último con el verdadero Gavrilo.
La balanza claramente es positiva pero hay una razón por la que podría no gustar la película (no suficiente como para decidir no verla):
Los conspiradores y autores materiales del asesinato son tratados de forma amable y más bien como "patriotas" en el hilo argumental; pero como todos sabemos un hecho histórico como este hubiera requerido de algo más de profundidad en el análisis. Para algunos observadores más que "patriotas" fueron "terroristas"; para otros efectivamente fueron "héroes". Sea como fuere la película es un poco plana en ese sentido, sin desarrollar lo suficiente el motivo por la que los jóvenes se sacrifican por la causa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se podían haber ahorrado perfectamente la escena de la tortura a Djuro Sarac (Maximilian Schell), primero porque está mal ejecutada, casi con aspecto de telefilm, y segundo, porque no aporta nada que no se pueda intuir o sugerir tras su detención en Sarajevo. Una pérdida de tiempo esta secuencia.

6,2
3.456
7
7 de septiembre de 2008
7 de septiembre de 2008
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demencial historia sobre un científico que termina siendo su propio conejillo de indias en sus aterradores experimentos. El doctor Jessup investiga ni más ni menos que de dónde somos y a dónde vamos, a base de experimentos científicos estimulados con buenas dosis de misteriosos alucinógenos, apoyándose en la idea de que toda la Verdad está escrita en nuestra 'memoria molecular', sólo hay que penetrar en ella y viajar a través de una especie de realidad alternativa.
Ken Russell busca la profundidad narrativa pero se pierde en el caos y en ocasiones la cinta peca de disparatada, si bien resulta en verdad 'alucinante'. Puede fácilmente ser considerada una película de culto y Ken Russell un Roger Corman de los 80. Ese desquicio caótico es, por otra parte, el ingrediente principal del cine psicodélico y la cinta de Russell se ajusta al subgénero con todas las de la ley. Imponente William Hurt, cuya inquietante interpretación logra redondear la película y aupar -¿excesivamente?- al propio Russell.
Ken Russell busca la profundidad narrativa pero se pierde en el caos y en ocasiones la cinta peca de disparatada, si bien resulta en verdad 'alucinante'. Puede fácilmente ser considerada una película de culto y Ken Russell un Roger Corman de los 80. Ese desquicio caótico es, por otra parte, el ingrediente principal del cine psicodélico y la cinta de Russell se ajusta al subgénero con todas las de la ley. Imponente William Hurt, cuya inquietante interpretación logra redondear la película y aupar -¿excesivamente?- al propio Russell.
8
17 de octubre de 2021
17 de octubre de 2021
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie de los 70 es irrelevante para este producto: no diría tanto que es un ‘remake’, sino una nueva -y diferente- adaptación de las novelas autobiográficas de Herriot, que narran la vida de un veterinario recién licenciado que comienza a trabajar como ayudante de Siegfried Farnon en los valles de Yorkshire. Esta nueva versión se toma importantes licencias pero no pierde de vista su gran objetivo: entretenernos y hacernos felices.
Los personajes están perfectamente adaptados, especialmente los dos Farnon (Siegfried y Tristan, excelentes Samuel West y Callum Woodhouse). Los 45 minutos de cada episodio son una auténtica evasión gracias a la química de todo el elenco y a los espectaculares paisajes de la campiña inglesa.
El papel de la señora Hall se nota un poco forzado para darle más protagonismo del que tenía en los libros (donde era una sesentona ama de llaves casi intrascendente). De todas formas, funciona, pero es poco creíble que una sola persona pueda llevar al día las cuentas de la clínica, mantener una casa bien limpia y con la comida en la mesa y, además, parecer perfectamente dueña de su tiempo. Algo no cuadra ahí, pero se lo perdonamos porque Anna Medeley está estupenda y acabas por acostumbrarte.
También se echa en falta más “suciedad" y "sufrimiento”: todo en esta serie está limpio y pulcro, hasta un ternero recién nacido. En los libros, Herriot sufría lavándose el cuerpo con agua fría en un establo desapacible y terminaba embadurnado de pies a cabeza. Sin embargo, Ralph apenas se despeina -tampoco sus compañeros- y da la impresión de estar en una acogedora casa rural trayendo al mundo deliciosos cachorrillos en mangas de camisa. Esa idealización es placentera, no vamos a negarlo, pero algo más de realismo hubiera conectado mucho más con la audiencia que conozca las novelas.
La relación Siegfried Farnon-James Herriot está pelín desperdiciada, siendo que el vínculo entre ambos veterinarios era la columna vertebral de la narración original. Aquí apenas vemos lo exasperante y cambiante que era Farnon y las situaciones a las que esta inestabilidad daba lugar, pero esa carencia se suple con éxito gracias a las tramas entre el resto de los personajes, incluyendo las de ambos veterinarios por separado.
En resumen, más pros que contras: esta serie es una gozada para pasar un buen rato sin preocupaciones.
Los personajes están perfectamente adaptados, especialmente los dos Farnon (Siegfried y Tristan, excelentes Samuel West y Callum Woodhouse). Los 45 minutos de cada episodio son una auténtica evasión gracias a la química de todo el elenco y a los espectaculares paisajes de la campiña inglesa.
El papel de la señora Hall se nota un poco forzado para darle más protagonismo del que tenía en los libros (donde era una sesentona ama de llaves casi intrascendente). De todas formas, funciona, pero es poco creíble que una sola persona pueda llevar al día las cuentas de la clínica, mantener una casa bien limpia y con la comida en la mesa y, además, parecer perfectamente dueña de su tiempo. Algo no cuadra ahí, pero se lo perdonamos porque Anna Medeley está estupenda y acabas por acostumbrarte.
También se echa en falta más “suciedad" y "sufrimiento”: todo en esta serie está limpio y pulcro, hasta un ternero recién nacido. En los libros, Herriot sufría lavándose el cuerpo con agua fría en un establo desapacible y terminaba embadurnado de pies a cabeza. Sin embargo, Ralph apenas se despeina -tampoco sus compañeros- y da la impresión de estar en una acogedora casa rural trayendo al mundo deliciosos cachorrillos en mangas de camisa. Esa idealización es placentera, no vamos a negarlo, pero algo más de realismo hubiera conectado mucho más con la audiencia que conozca las novelas.
La relación Siegfried Farnon-James Herriot está pelín desperdiciada, siendo que el vínculo entre ambos veterinarios era la columna vertebral de la narración original. Aquí apenas vemos lo exasperante y cambiante que era Farnon y las situaciones a las que esta inestabilidad daba lugar, pero esa carencia se suple con éxito gracias a las tramas entre el resto de los personajes, incluyendo las de ambos veterinarios por separado.
En resumen, más pros que contras: esta serie es una gozada para pasar un buen rato sin preocupaciones.
9
13 de septiembre de 2008
13 de septiembre de 2008
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secillamente deliciosa, se trata de una de las películas más originales de los últimos años. 'Rare Birds' mezcla con exquisita destreza varias tramas que giran alrededor de Dave (William Hurt), el chef de un pintoresco restaurante -The Auk- situado frente a un solitario acantilado en las costas de Terranova (Canadá). El negocio no va nada bien, ya que apenas acuden clientes y Dave piensa en abandonar cuando su amigo Phonse (Andy Jones) le advierte que solo se trata de un problema de marketing. Phonse le propone a Dave que exprima al máximo sus habilidades como gourmet y saque partido de su fabulosa bodega. Así pues, comienzan a decir que han avistado un casi extinto y exótico pato que termina por atraer hasta el restaurante a los observadores de aves de la zona y el aumento repentino de la clientela hace prosperar el negocio.
Siguiendo este eje argumental, la cinta de Sturla Gunnarsson cuenta con otras pequeñas tramas interrelacionadas: El paquete de cocaína que Phonse encuentra en la orilla de la playa y que comparte con Dave (quien peligrosamente comienza a esnifar los polvillos); el submarino que Phonse construye y en el que los dos amigos darán un pequeño 'paseo subacuático'; un invento científico consistente en unos extraños paneles luminosos que Phonse guarda en el sótano y por supuesto, el amor. Aquí entra en escena la simpática Alice (Molly Parker), por quien Dave -que está separado- se siente irremediablemente atraído. La química entre los dos actores es más que patente, sobre todo entre los fogones, pues Alice ayudará a Dave a sacar adelante el establecimiento. Las escenas en la cocina son ciertamente jugosas, bien combinadas con el argumento principal, que Gunnarsson nunca pierde de vista.
'Rare Birds' cuenta con una historia simpática, una preciosa música celta y unos actores talentosos, amén de los maravillosos paisajes. Las costas canadienses que retrata la película son, en efecto, soberbias y fascinantes; los hermosos acantilados y el mar embravecido son captados por la cámara con delicada belleza. Pero el peso de la cinta reposa sobre el genial William Hurt, que demuestra de nuevo su prestigio como intérprete y su versatilidad a la hora de meterse en la piel de personajes peculiares. Dave es un extraño cóctel de solitario cincuentón y vecino campechano, una singular combinación de experto cocinero y lugareño histérico que, pese a sus excentricidades, es el perfecto y abnegado compañero. Hurt se desenvuelve con elegancia, sumido a la perfección en la estética norteña.
En resumen, se trata de una comedia original y divertida, que ha pasado inexplicable e injustamente desapercibida por el público español. Uno de los mejores trabajos de William Hurt y un ejemplo de que las buenas películas independientes no tienen por qué ser siempre europeas.
Siguiendo este eje argumental, la cinta de Sturla Gunnarsson cuenta con otras pequeñas tramas interrelacionadas: El paquete de cocaína que Phonse encuentra en la orilla de la playa y que comparte con Dave (quien peligrosamente comienza a esnifar los polvillos); el submarino que Phonse construye y en el que los dos amigos darán un pequeño 'paseo subacuático'; un invento científico consistente en unos extraños paneles luminosos que Phonse guarda en el sótano y por supuesto, el amor. Aquí entra en escena la simpática Alice (Molly Parker), por quien Dave -que está separado- se siente irremediablemente atraído. La química entre los dos actores es más que patente, sobre todo entre los fogones, pues Alice ayudará a Dave a sacar adelante el establecimiento. Las escenas en la cocina son ciertamente jugosas, bien combinadas con el argumento principal, que Gunnarsson nunca pierde de vista.
'Rare Birds' cuenta con una historia simpática, una preciosa música celta y unos actores talentosos, amén de los maravillosos paisajes. Las costas canadienses que retrata la película son, en efecto, soberbias y fascinantes; los hermosos acantilados y el mar embravecido son captados por la cámara con delicada belleza. Pero el peso de la cinta reposa sobre el genial William Hurt, que demuestra de nuevo su prestigio como intérprete y su versatilidad a la hora de meterse en la piel de personajes peculiares. Dave es un extraño cóctel de solitario cincuentón y vecino campechano, una singular combinación de experto cocinero y lugareño histérico que, pese a sus excentricidades, es el perfecto y abnegado compañero. Hurt se desenvuelve con elegancia, sumido a la perfección en la estética norteña.
En resumen, se trata de una comedia original y divertida, que ha pasado inexplicable e injustamente desapercibida por el público español. Uno de los mejores trabajos de William Hurt y un ejemplo de que las buenas películas independientes no tienen por qué ser siempre europeas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El nombre del restaurante es The Auk. En inglés 'Great Auk' es el nombre del 'pájaro raro' que Dave y Phonse dicen haber visto frente al restaurante. Los expertos en aves saben que se extinguió hace más de un siglo y no se le ha vuelto a ver en las costas de Terranova. No se trata de un error, ya que Phonse y Dave acuden a la biblioteca para documentar bien su pícaro engaño y deciden hablar de un ave posiblemente extinguida. Por otra parte, cuando el restaurante comienza a abarrotarse y los alrededores se llenan de los observadores de aves, se toca de refilón un asunto que hubiera podido dar más de sí: una de las aficionadas, cámara de fotos en mano, se precipita hacia las rocas mientras intentaba localizar el susodicho ‘rare bird’. Su muerte produce cierto revuelo en el pueblecito y cuando Dave descubre que se trata de una de sus nuevas clientas, se alarma horrorizado, pues la razón de que la mujer se hubiese despeñado es que andaba buscando un pájaro que jamás hubiera encontrado, al tratarse de una invención para el bien de su negocio. Gunnarsson esquiva esta línea argumental y, afortunadamente, la película no se resiente. De haber tirado por ahí hubiera sido quizá un filme menos extravagante pero mucho menos original e indudablemente manido.
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