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Polonia Polonia · Terrassa
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Críticas 702
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
28 de mayo de 2007
312 de 453 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría haber sido otra película pero incuestionablemente "El buscavidas" me viene como anillo al dedo para poner en práctica un personalísimo experimento cinéfilo.

Yo, TAYLOR_1968, como usuario de FilmAffinity y responsable de esta iniciativa, declino cualquier acusación o querella derivada del seguimiento incorrecto e imprudente de las instrucciones a continuación explicitadas y remito a quien pueda sentirse ofendido, vilipendiado o menospreciado a ejercer su soberano derecho a pulsar el botón del NO. A continuación, todo el que en pleno uso de sus facultades mentales quiera prestarse a participar -sin interés económico de ninguna índole, lógicamente- a esta humilde prueba empírica, lea y siga con atención y detenimiento las siguientes instrucciones:

1.- Acomódese en su sillón o butaca favorita.

2.- Introduzca en su aparato reproductor de DVD la película "El buscavidas" de Robert Rossen.

3.- Arroje con fuerza, lo más lejos posible, sus gafas de pasta. No las necesitará.

4.- Si ud. es fumador o bebedor de whisky, provéase de uno o ámbos elementos.

5.- Inspire profundamente y déle al botón del PLAY de su aparato reproductor de DVD. Dispóngase a ver una Obra Maestra.

6.- Recréese en la oscarizada y exquisita fotografía en B/N de Eugene Shuftan.

7.- Disfrute de la banda sonora. Aprecie esos clamorosos silencios que nos ofrece la película. Escuche el suave rumor de la bola rodando por el tapete del billar.

8.- Deléitese ante las memorables interpretaciones de sus 4 protagonistas, en especial de Paul Newman y George C. Scott.

9.- Paladee todos y cada uno de los diálogos. Empápese de su esencia, de su filosofía.

10.- Si después de haber seguido a pies juntillas los pasos anteriores ud. no ha disfrutado como un camello ante este rotundo, brutal y apabullante ejercicio de CINE, descarte cualquier posibilidad de llegar algún día a adquirir el preciado status de cinéfilo. No tiene ud. remedio, es un caso perdido. Dedíquese al macramé, la repostería o la papiroflexia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
P.D.: Si no le ha gustado esta crítica, no se apure. Desahóguese, déle al NO, sin resquemor, sin escrúpulos. Yo tengo la piel dura. Como Paul, pero en feo.
9 de enero de 2009
258 de 345 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé de sobras que “Titanic” no es, precisamente, la octava maravilla del séptimo arte... pero tampoco creo que sea tan deplorable como algunos lumbreras pretenden hacernos creer...

Sé de sobras que ganar 11 oscars no garantiza que la obra premiada sea un peliculón del quince... pero tampoco creo que acaparar estatuillas constituya ningún delito cinéfilo...

Sé de sobras que invertir casi 250 millones de dolares en una peli no la convierte automáticamente en una obra maestra... pero tampoco creo que la pasta contamine todo aquello que toque...

Sé de sobras que el marketing y los taquillazos no suelen ir forzosamente unidos a films de valor incalculable... pero tampoco creo que el clamor popular sea sinónimo de truño infumable...

Sé de sobras que Leonardo Di Caprio no será nunca Humphrey Bogart ni Kate Winslet, Ingrid Bergman... pero tampoco creo que lo hagan peor que Pepa y Avelino...

Y es que... ¡qué coño!, me encanta “Titanic”. Una de las historias de amor más apasionantes y espectaculares de la historia del cine. Un auténtico monumento al proletariado cinéfilo. Entre el que me incluyo, claro. Una superproducción vibrante, romántica, dramática, amena, cómoda, disfrutable...

Una de las pelis preferidas de Cristina. Mi mujer. Mi compañera. Mi amiga. La madre de Aina.

Tal vez por eso no me cansaría nunca de verla a su lado. Agarrándola de la mano. Sometiéndome a su belleza. Mimándola. Contagiándome de su coraje, de su generosidad, de su enorme capacidad de sacrificio. Porque Cris es mi roca, mi bastión, mi refugio... Mi razón de ser.

Por fin me he dado cuenta.

Los amores titánicos existen.
4 de julio de 2007
233 de 314 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen las malas lenguas que eres pedante, Lars. Tus más enconados enemigos te tachan -por si fuera poco- de artificioso, desmesurado, manipulador, delirante, contradictorio, histriónico, patético, grotesco, fundamentalista, tramposo, austero, lento y tedioso... entre otras lindezas.

Con semejante ramillete de halagos cualquiera se atrevería a meterse entre pecho y espalda los más de 150 minutos de una peli cuyo título parece augurar un descomunal tostón tipo National Geographic acerca de olas batiendo indefinidamente contra los abruptos acantilados de las Scottish Highlands. Sin embargo, arriesgándome a ser tildado de “gafapasta” para siempre jamás de los jamases procedí a visionar “Rompiendo las olas”. Fue mi primera vez contigo, Lars... Sí, ya lo sé, parezco una nenaza pero es que... ¡fue tan emocionante!

Edificaste un melodrama mayúsculo, desorbitado, abrumador... como sólo tu sabes hacerlo, cabrón. Como mandan los cánones. Como a Sirk le hubiera gustado hacerlo. Sin recato, sin pudor, sin inhibiciones... Manejaste los dogmas a tu antojo... te pasaste esos diez mandamientos por el forro de los cojones. Pisoteaste los sagrados principios del pathos según tu propia conveniencia. Eres un mezquino ególatra, Lars. No has jugado limpio. Nos engañaste vilmente a todos..., hiciste trampas. Centrifugaste nuestro corazón, nuestra conciencia sin pedirnos permiso. Apelaste nuestro espíritu religioso embistiendo cualquier atisbo litúrgico sin consultarnos siquiera. Eres detestable, Lars... eres un puto genio sin escrúpulos.
12 de diciembre de 2007
156 de 164 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburrimiento. Desmotivación. Indolencia... Sentimientos nefastos que acaban dinamitando ética y moral de todo aquel que no sepa muy bien hacia donde orientar su tiempo libre. Suena a sermón dominguero, lo presiento, pero cuando el que mata moscas con el rabo engendra damnificados la cosa cambia. Y “Calle Mayor” no es una monserga. Es una denuncia. A la insensibilidad, a la inmadurez, a la misoginia, a la estupidez y a la prepotencia.

Una pandilla de talluditos pequeñoburgueses de provincias se ingenian chanzas de dudoso gusto con objeto de romper el rutinario círculo de actividades lúdicas que amenizan sus tristes espíritus. El paseíllo por la calle mayor, la partidita de billar, las copichuelas en el bar y la visita al burdel municipal no colman la totalidad de las apetencias tabernarias de estas aves rapaces, con lo que el escarnio y la chirigota resultan indispensables para culminar sus elevadas aspiraciones y poder echarse unas sonoras risotadas a costa del prójimo. Cuando el apuesto Juan acepta el reto de seducir a la devota solterona Isabel (espléndida Betsy Blair) no se imagina que aquella guasa, a priori insignificante, se irá transformando por obra y gracia del efecto “bola de nieve” en un melodrama de tintes cada vez más angustiosos y opresivos.

Bardem dejó para la posteridad una obra maestra incontestable. Una de las tres mejores películas españolas de todos los tiempos.
21 de junio de 2008
153 de 162 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los amantes del western tenemos nuestras preferencias. La genialidad de cineastas como Ford, Mann, Peckinpah o Leone resulta tan genuina y acusada que su cine suele generar en el espectador un grado de devoción prácticamente ilimitado. Yo me decantaría por los dos últimos pero, curiosamente, si me viera obligado a escoger un solo western capaz de aunar las claves y el espíritu global del género, mi principal opción sería “Rio Bravo”, de Howard Hawks. Y no creo que fuera el único.

Probablemente “Rio Bravo” no sea el mejor western jamás rodado. Es más, para mi no lo es. Ello no impide, no obstante, que le guarde a la peli de Hawks un cariño especial y que la considere como un inmejorable paradigma para que cualquier neófito deseoso de adentrarse en el legendario universo del far west pueda hacerlo a través de ella.

Os contaré una anécdota. En cierta ocasión tuve que apuntar con un Winchester (figuradamente, claro) a una amigo para que me revelara cuál sería el único western que salvaría ante una hipotética hecatombe nuclear. Tras resoplar varias veces y maldecir todos los huesos de mi cuerpo, masculló: ¿Sólo uno?. Me has matado. Ufff!!!... “Rio Bravo”. Su traumática elección me animó a revisar nuevamente la peli de Hawks. Quería corroborar si la magia de su recuerdo permanecía aún allí. Inalterable y eterna.

Afortunadamente, el sheriff Chance (John Wayne) seguía allí, en Presidio, con su firmeza e integridad intactas. A su lado, un atormentado borrachín (Dean Martín) y un tullido cascarrabias (Walter Brennan), se mantenían incombustiblemente fieles a su sheriff, patrullando las calles y custodiando esa famosa celda mientras los secuaces de Burdette aguardaban la ocasión propicia para liberar al detenido. Feathers (Angie Dickinson) permanecía aún en el hotel, bellísima y espléndida, como siempre. Renunciando una y otra vez a coger esa maldita diligencia que habría de separarle de Chance para siempre.

Y, como la primera vez, el viejo Hawks me sorprendió nuevamente en el saloon. Con ese patadón a la escupidera y ese certero balazo a un contrapicado traidor. Con esa sabia combinación de drama, comedia, acción y romance. Con esa capacidad narrativa tan cómoda y natural. Con esa canción del degüello que sublima aún más, si cabe, una peli muy muy grande.

Aquella noche me acosté convencido de una cosa. El western jamás morirá mientras alguien, en algún lugar, vea por primera vez “Rio Bravo”.
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