A veces basta con solo observar, otras con solo escuchar y otras con si se siente o no un ligero dolor en la pierna. Un Orson Welles espléndido, magnífico, en el que se basta a sí mismo para llenar la pantalla (en todos los sentidos). No todo el mundo está capacitado para dar un pequeño empujón a los hechos y permitir así que el resto de los mortales vea la realidad tal cual es. Saber (y) hacerlo requiere ser alguien realmente extraordinario.

Solamente por ver una película muda con acompañamiento de guitarra española y palmas merece ser vista. El cine retratando la tauromaquia y la tauromaquia al cine, pues el primero tiene como misión contar historias que nos emocionen y el segundo emocionarnos construyendo historias. Todo un reto el saber colocar dos espejos el uno frente al otro y conseguir que se multipliquen. Sin lugar a dudas, un milagro.

Francesa, en blanco y negro y por si fuera poco muda. Esa es la receta con la que se hizo una de las mejores películas de la historia del cine. Porque hay casos, como en este, en los que las palabras sobran y las imágenes hablan por sí solas a veintidós fotogramas por segundo. Si con todo eso aún tienes dudas, Uggie las borrará por completo.

Es pasión, aventura, riesgo, emoción, locura y entusiasmo. Es intentar poner los límites un poco más lejos. Es querer demostrar que lo verdaderamente mágico es todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Todo eso es ciencia, y todo eso es también Life Aquatic.

Guía para dejar de ser el perfecto perdedor y morir en el intento. ¿Es fácil llegar a ser feliz? Seguramente mucho más de lo que pensamos. Quizás el único problema sea el que pueda haber gente a nuestro alrededor a la que eso no le haga ni pizca de gracia.