Esta cinta tiene un grave problema. Su actor principal. Falto de carisma para llenar la cámara, consigue que te separes de las escenas por falta de interés y vayas viendo la película a saltos.

No me parece una película seria, ni intrigante; es todo bastante previsivo.

La calidad de la película no tiene dudas. En cuanto a foto, música, dirección... Pero es un ladrillo de los de Adobe, auténtico plomo plumbeo en el que continuamente estás esperando el destello del mejor Scorsese, que sorprenda con algo o que Sacha Baron Cohen (Borat) haga gracia. No.

11 nominaciones al Oscar me parece la mejor broma de esta cinta.

Le falta sal.

Frenética película, con un ritmo espectacular. Los actores no destacan sobremanera, más bien porque muchos de ellos comparten la categoría de "principal", sin pisarse unos a otros.

Sin duda de obligada visión. Muy distinta a todo, no me atrevo a llamarla Tarantiniana, pero es posiblemente lo más cercano, aunque más absurda. No es humor negro cachondo. Es humor negro-absurdo cachondo.

Muy distinta. Si. Must-See. Felicidades a Matthew Vaughn.

Película colombiana con aires yankees, que si por algo es loable destacar es su ritmo y tensión.

La historia va ganando entereza según pasan los minutos, no siendo posible hablar de un argumento tramposo por parte del director, ya que en el momento del desenlace de la película, puedes intuir perfectamente que es lo que va a ocurrir.

Imprescindible la cadena perpetua al iluminado que se le ha ocurrido incluir en el "Trailer" parte de los momentos más interesantes.

Una película sin grandes pretensiones, que basa su éxito en una historia en la que es fácil empatizar.

Telefilme con poca clase, que parece más una autobiografía que otra cosa.

Morbosa hasta el infinito, visualmente cutre. Pataky ocupa el 90% de la historia y como siempre, con pocas dotes artísticas y sensualmente un cero a la izquierda, descubriendo su cuerpo hecho por ordenador a la mínima oportunidad. Sin carisma, sin interés.