Menudo fiasco; efectista y manida historia de gangsters emergentes, glamurosos, y con despilfarro a tutiplén. Más visto que el sol de cada mañana. En lo que a mí respecta estas representaciones en plan "denuncia" pero con formato video clip son una oda a la pernicia narrativa y una apología a lo que se supone quiere criticar. Todo es postizo y repintado para el deleite de un espectador abotagado de insubstancialidad. Definitivamente el cine es hoy por hoy una experiencia cada vez más infantilizada y ya no hay poso de dónde beber cuando las imágenes solo destilan puerilidad.

Fuegos artificiales de óptima y fugaz calidad. Papel de regalo rutilante, caro y desechable. Alarde técnico insustancial y fatuo. Es un meta lenguaje que osa criticar de lo que alardea. Un pez que se muerde la cola. Como espectador uno entiende que Hollywood representa la desmesura, la incontinencia, el despilfarro. Y en eso se evapora la mirada. No hay suficiente gasto, suficiente inversión para reflotar una historia que más que representada, está presente en su propia frivolidad. Sobrecoge cada detalle, cuidado, analizado, depurado, en contraste con el gran lienzo despojado de fuerza, de vigor cinematográfico. Podría decirse, paradójicamente, que Babylon, en su fracaso, deja un mensaje más poderoso que lo que quiere contar.

Ya está todo dicho. Un truño en el mejor sentido de la palabra. Y acá el mejor sentido es el literal. Es como si este director hubiera escrito y dirigido esta película con una mezcla de rabia, desidia y desprecio. Porque de otra manera alguien con tanta experiencia podría ver claramente la colisión que se avecinaba al mezclar todos los dislates que presenta el metraje. Las actuaciones esperpénticas, la trama grosera y casi infantil, los diálogos insulsos y hasta inverosímiles. En fin, ya muchas criticas que preceden a esta han diseccionado tamaño despropósito de película,