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7
15 de febrero de 2013
15 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que me conocéis un poco, sabéis de buena tinta que normalmente suelo huir despavorido de las típicas americanadas románticas que basan su trama en unas risas fáciles y siempre con un final feliz que apenas transmite nada. Para algunos quizás está cinta sea simplemente eso, para mí no.
Por ser justos desde el principio, he de decir que no soy un fanático del director, David O. Russell, sólo he visto “The Fighter”, que ciertamente me pareció un cine muy interesante y profundo, que llega quizás a dónde muchos no se atreven. Tampoco lo soy de su protagonista, Bradley Cooper, al cual conocí en la serie Alias hace ya bastantes años, y que tenía identificado en el nuevo Adam Sandler. Y del mismo modo, ni conocía a Jennifer Lawrence aunque sí que había oído hablar de ella en innumerables ocasiones.
Una vez dicho esto, he de reconocer que la película me ha parecido bastante bueno, no sé si la incluiría directamente entre las 5 mejores del año como ha considerado la academia de cine pero corriendo los tiempos que corren a lo mejor hasta es necesario ver El lado bueno de las cosas : ).
Desde que te sientas delante de la pantalla, encuentras influencias de películas como Ejecutivo Agresivo, Mejor Imposible o hasta Dirty Dancing, que todo mezclado puede dar dos cosas, mucho miedo o mucha risa, en mi caso por lo menos ha sido lo segundo. La trama sigue una línea bastante original y no muestra los puntos esperados en los momentos esperados por el espectador, acicalando la intriga narrativa hasta el final. Bajo mi punto de vista, una característica muy similar a la que se puede ver en The Fighter.
Desde luego hay escenas míticas como la que aparece en el trailer del libro saliendo por la ventana, y la irrupción en la habitación de los padres a las 4 de la mañana, que mientras ves la película entera aumentan exponencialmente las carcajadas.
Las interpretaciones de todos los personajes son brillantes, si bien Bradley Cooper que no me entusiasmo en ninguna de sus anteriores actuaciones aquí sí que logra un punto de calidad muy considerable, y Robert de Niro que muestra su lado más cómplice y divertido (coincidiendo con José Luis en que no había estado muy acertado en sus últimos trabajos), la que destaca por encima del resto abrumadoramente es Jennifer Lawrence.
Jennifer no sólo inunda de belleza la pantalla cada vez que aparece sino que salta de registro constantemente y fulmina con su mirada penetrante la pupila del espectador. Implica, algo que es completamente necesario en el cine. Te hace reír, llorar y sobretodo sentir.
En definitiva, una película divertida que recomiendo ver sin ninguna duda.
Por ser justos desde el principio, he de decir que no soy un fanático del director, David O. Russell, sólo he visto “The Fighter”, que ciertamente me pareció un cine muy interesante y profundo, que llega quizás a dónde muchos no se atreven. Tampoco lo soy de su protagonista, Bradley Cooper, al cual conocí en la serie Alias hace ya bastantes años, y que tenía identificado en el nuevo Adam Sandler. Y del mismo modo, ni conocía a Jennifer Lawrence aunque sí que había oído hablar de ella en innumerables ocasiones.
Una vez dicho esto, he de reconocer que la película me ha parecido bastante bueno, no sé si la incluiría directamente entre las 5 mejores del año como ha considerado la academia de cine pero corriendo los tiempos que corren a lo mejor hasta es necesario ver El lado bueno de las cosas : ).
Desde que te sientas delante de la pantalla, encuentras influencias de películas como Ejecutivo Agresivo, Mejor Imposible o hasta Dirty Dancing, que todo mezclado puede dar dos cosas, mucho miedo o mucha risa, en mi caso por lo menos ha sido lo segundo. La trama sigue una línea bastante original y no muestra los puntos esperados en los momentos esperados por el espectador, acicalando la intriga narrativa hasta el final. Bajo mi punto de vista, una característica muy similar a la que se puede ver en The Fighter.
Desde luego hay escenas míticas como la que aparece en el trailer del libro saliendo por la ventana, y la irrupción en la habitación de los padres a las 4 de la mañana, que mientras ves la película entera aumentan exponencialmente las carcajadas.
Las interpretaciones de todos los personajes son brillantes, si bien Bradley Cooper que no me entusiasmo en ninguna de sus anteriores actuaciones aquí sí que logra un punto de calidad muy considerable, y Robert de Niro que muestra su lado más cómplice y divertido (coincidiendo con José Luis en que no había estado muy acertado en sus últimos trabajos), la que destaca por encima del resto abrumadoramente es Jennifer Lawrence.
Jennifer no sólo inunda de belleza la pantalla cada vez que aparece sino que salta de registro constantemente y fulmina con su mirada penetrante la pupila del espectador. Implica, algo que es completamente necesario en el cine. Te hace reír, llorar y sobretodo sentir.
En definitiva, una película divertida que recomiendo ver sin ninguna duda.

7,6
33.037
8
1 de febrero de 2013
1 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro magnífico jueves de cine con el gran José Luis Vázquez. Como era de esperar no me ha defraudado y la película que ha seleccionado en este caso, es aunque extremadamente dura, una de las mejores que ha pasado delante de mí en los últimos meses.
En esta ocasión y después de otras películas tan brillantes como La Cinta Blanca, Michael Haneke nos trae una historia centrada en la tercera edad, en el día a día de una pareja de ancianos que tienen que superar dificultades enormemente denigrantes.
Desde la primera escena Haneke tilda con su toque la cinta, mostrando una cámara inmóvil sobre la escena y siendo esta escena la que se mueve delante de ella, esto provoca una implicación del espectador todavía más profunda si cabe. De hecho, una de las tomas más interesantes de la película a mi entender, es aquella en la que durante unos minutos enfoca al público que asiste a una obra en el teatro como si lo grabase desde el propio escenario. Es curioso porque aunque aguanta la cámara mucho tiempo no se hace pesado ya que nos adentra en las reacciones de cada uno de los espectadores.
Del mismo modo, se recrea una y otra vez en escenas de la vida cotidiana de la pareja, mostrando así la dificultad en la realización de acciones que en nuestro día a día real apenas percibimos.
Como detalles concretos, sí que me han llamado la atención 3 especialmente. El primero ocurre cuando la mujer protagonista intenta ponerse las gafas reiteradamente, a pesar de sus problemas y como durante unos segundos busca combinar el impulso necesario de la mano y la colocación de la cabeza, para encajarla en el hueco de las gafas.
El segundo se produce cuando, el marido, estando acostado en la cama, no es capaz de conciliar el sueño ante el miedo a que su mujer deje de respirar. Su cara de tensión es simplemente tétrica y te transporta a una situación similar que arranca las lágrimas de los más sensibles, por supuesto refleja con creces el nombre de la película, Amor.
El último se produce al final de la cinta. El protagonista se encuentra cortando flores en el fregadero de la cocina y Haneke se regocija en cada una de esas flores que corta, haciendo palpable y admirables, hasta las venas de la mano del personaje, la delicadeza con que realiza la acción y el pensamiento completamente desorientado del mismo.
Sé que en los tiempos que corren, sobre todo para algunos, las películas de este tipo son todavía más difíciles de ver pero mi recomendación es clara, no la dejéis pasar.
En esta ocasión y después de otras películas tan brillantes como La Cinta Blanca, Michael Haneke nos trae una historia centrada en la tercera edad, en el día a día de una pareja de ancianos que tienen que superar dificultades enormemente denigrantes.
Desde la primera escena Haneke tilda con su toque la cinta, mostrando una cámara inmóvil sobre la escena y siendo esta escena la que se mueve delante de ella, esto provoca una implicación del espectador todavía más profunda si cabe. De hecho, una de las tomas más interesantes de la película a mi entender, es aquella en la que durante unos minutos enfoca al público que asiste a una obra en el teatro como si lo grabase desde el propio escenario. Es curioso porque aunque aguanta la cámara mucho tiempo no se hace pesado ya que nos adentra en las reacciones de cada uno de los espectadores.
Del mismo modo, se recrea una y otra vez en escenas de la vida cotidiana de la pareja, mostrando así la dificultad en la realización de acciones que en nuestro día a día real apenas percibimos.
Como detalles concretos, sí que me han llamado la atención 3 especialmente. El primero ocurre cuando la mujer protagonista intenta ponerse las gafas reiteradamente, a pesar de sus problemas y como durante unos segundos busca combinar el impulso necesario de la mano y la colocación de la cabeza, para encajarla en el hueco de las gafas.
El segundo se produce cuando, el marido, estando acostado en la cama, no es capaz de conciliar el sueño ante el miedo a que su mujer deje de respirar. Su cara de tensión es simplemente tétrica y te transporta a una situación similar que arranca las lágrimas de los más sensibles, por supuesto refleja con creces el nombre de la película, Amor.
El último se produce al final de la cinta. El protagonista se encuentra cortando flores en el fregadero de la cocina y Haneke se regocija en cada una de esas flores que corta, haciendo palpable y admirables, hasta las venas de la mano del personaje, la delicadeza con que realiza la acción y el pensamiento completamente desorientado del mismo.
Sé que en los tiempos que corren, sobre todo para algunos, las películas de este tipo son todavía más difíciles de ver pero mi recomendación es clara, no la dejéis pasar.

6,9
33.198
8
2 de enero de 2013
2 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ningún género de dudas y parafraseando el título de una gran película de Guillaume Canet, esta película es una Pequeña gran joya sin importancia, y digo esto último porque quizás no ha recibido el reconocimiento que se merece por parte del público. Si tenemos en cuenta que es el primer título del señor Affleck como director la valoración es todavía mejor.
Aunque he visto sus películas en desafortunado desorden, es perceptible su avance cinematográficamente hablando, porque aunque esta cinta rebosa brillantez por todos los costados no alcanza la tensión narrativa de “The Town” ni la magistralidad de su consagración con “Argo”.
La película comienza con una sutileza parpadeante pero bien dirigida, y aunque esta vez no se cumple uno de los dichos con los que más de acuerdo estoy “Lo peor de las películas de Ben Affleck es que sale Ben Affleck”, sale su hermano que en mi opinión es todavía peor. El resto del reparto, especialmente Ed Harris y Morgan Freeman no están ni mucho menos ante una de sus mejores interpretaciones.
A pesar de esto, el guión de la película es genial, la dirección detallista y peculiar, recogiendo influencias de títulos clásicos de este género como Zodiac, El Coleccionista de Huesos o Seven te sumerge en una historia que se convierte en una tormenta de preguntas éticas que no paras de hacerte durante toda la reproducción. Estas preguntas son lanzadas y contestadas en su mayoría por la representación de Affleck en la pantalla, en este caso su hermano.
No recurre a demasiados tópicos, algo que se agradece. Eso sí, el listón está muy alto después de los 3 títulos con los que ya cuenta en su filmografía, va a ser difícil continuar por esa senda, pero si lo consigue se convertirá en uno de los más grandes.
Aunque he visto sus películas en desafortunado desorden, es perceptible su avance cinematográficamente hablando, porque aunque esta cinta rebosa brillantez por todos los costados no alcanza la tensión narrativa de “The Town” ni la magistralidad de su consagración con “Argo”.
La película comienza con una sutileza parpadeante pero bien dirigida, y aunque esta vez no se cumple uno de los dichos con los que más de acuerdo estoy “Lo peor de las películas de Ben Affleck es que sale Ben Affleck”, sale su hermano que en mi opinión es todavía peor. El resto del reparto, especialmente Ed Harris y Morgan Freeman no están ni mucho menos ante una de sus mejores interpretaciones.
A pesar de esto, el guión de la película es genial, la dirección detallista y peculiar, recogiendo influencias de títulos clásicos de este género como Zodiac, El Coleccionista de Huesos o Seven te sumerge en una historia que se convierte en una tormenta de preguntas éticas que no paras de hacerte durante toda la reproducción. Estas preguntas son lanzadas y contestadas en su mayoría por la representación de Affleck en la pantalla, en este caso su hermano.
No recurre a demasiados tópicos, algo que se agradece. Eso sí, el listón está muy alto después de los 3 títulos con los que ya cuenta en su filmografía, va a ser difícil continuar por esa senda, pero si lo consigue se convertirá en uno de los más grandes.
4 de octubre de 2013
4 de octubre de 2013
Sé el primero en valorar esta crítica
Decir de una película que es diferente y cotidiana, es quizás una de las mejoras virtudes que puede tener una cinta en estos días tan difíciles y sin ánimo de parecer simplista ni facilón, Una casa en Córcega reúne estos atributos de forma totalmente natural.
Si no me equivocó y creo que no lo hago, esta es la primera película belga que tengo la oportunidad de ver y entendiéndola en el contexto adecuado, y como siempre digo, sabiendo que el cine que vas ver nada tiene que ver con las películas con las que comparte cartelera empeñadas en destrozar el planeta tierra, es estupenda.
El director Pierre Duculot nos trae su primer largometraje, aunque engañando un poco la primera parte de esta palabra compuesta pues solo dura 83 minutos. Centra la historia en una joven treintañera (Christelle Cornil) desgarbada, mezcla de Pippi Langstrump y Caótica Ana que se encuentra en una situación total de desconcierto al perder a su abuela y darse cuenta de que su vida está totalmente alejada de su control. Para más inri, esta le deja una casa en un pequeño pueblo del Alto Córcega como herencia.
Durante el transcurso de la historia no existen demasiados altibajos y sigue un transcurso bastante lineal envuelto por una divertida y tierna música que te sumerge en una historia que en muchos casos, consigue arrancar en nosotros esas ganas de vivir alejados de la ciudad y refugiarnos en algún pequeño pueblo del mundo.
El resto de intérpretes tampoco desfondan un gran repertorio de dotes interpretativas pero tampoco desentonan ni estropean en absoluto el clima de tranquilidad de que la acompaña, eso sí, la localización del pueblo en los parajes más bonitos de la isla influyen enormemente en la valoración de la misma.
El director no recurre en ningún caso a soluciones simples y comerciales a las tramas principales que suceden, como con el padre de la protagonista y más tarde con el pastor, por eso este tipo de películas que se alejan bastante de lo que estamos acostumbrados a ver deben valorarse precisamente por eso.
Por decir dos detalles que me hayan gustado especialmente, nombrar el momento en el que la muchacha se acerca a ver al padre y tras asomarse por la ventana no es capaz de hablar con él, por miedo, ese mismo que en muchas ocasiones nos impide decir las cosas más simples y necesarias a nuestros seres queridos.
El segundo, el final, evidentemente no voy a contarlo aunque no trastocaría nada de la historia, pero me gusta como algo que pasa desapercibido al principio de la cinta sirve de cerrojo a esta bonita historia.
Si no me equivocó y creo que no lo hago, esta es la primera película belga que tengo la oportunidad de ver y entendiéndola en el contexto adecuado, y como siempre digo, sabiendo que el cine que vas ver nada tiene que ver con las películas con las que comparte cartelera empeñadas en destrozar el planeta tierra, es estupenda.
El director Pierre Duculot nos trae su primer largometraje, aunque engañando un poco la primera parte de esta palabra compuesta pues solo dura 83 minutos. Centra la historia en una joven treintañera (Christelle Cornil) desgarbada, mezcla de Pippi Langstrump y Caótica Ana que se encuentra en una situación total de desconcierto al perder a su abuela y darse cuenta de que su vida está totalmente alejada de su control. Para más inri, esta le deja una casa en un pequeño pueblo del Alto Córcega como herencia.
Durante el transcurso de la historia no existen demasiados altibajos y sigue un transcurso bastante lineal envuelto por una divertida y tierna música que te sumerge en una historia que en muchos casos, consigue arrancar en nosotros esas ganas de vivir alejados de la ciudad y refugiarnos en algún pequeño pueblo del mundo.
El resto de intérpretes tampoco desfondan un gran repertorio de dotes interpretativas pero tampoco desentonan ni estropean en absoluto el clima de tranquilidad de que la acompaña, eso sí, la localización del pueblo en los parajes más bonitos de la isla influyen enormemente en la valoración de la misma.
El director no recurre en ningún caso a soluciones simples y comerciales a las tramas principales que suceden, como con el padre de la protagonista y más tarde con el pastor, por eso este tipo de películas que se alejan bastante de lo que estamos acostumbrados a ver deben valorarse precisamente por eso.
Por decir dos detalles que me hayan gustado especialmente, nombrar el momento en el que la muchacha se acerca a ver al padre y tras asomarse por la ventana no es capaz de hablar con él, por miedo, ese mismo que en muchas ocasiones nos impide decir las cosas más simples y necesarias a nuestros seres queridos.
El segundo, el final, evidentemente no voy a contarlo aunque no trastocaría nada de la historia, pero me gusta como algo que pasa desapercibido al principio de la cinta sirve de cerrojo a esta bonita historia.
6
4 de abril de 2013
4 de abril de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recorriendo algunas de esas películas que, sin ser grandes joyas, resulta interesante verlas, ayer me dispuse a ver La mano que mece la cuna, un Thriller de 1992 que hoy, 21 años después, sigue constituyendo una referencia en el género para muchos cinéfilos.
Quizás a base de ver cintas y escuchas consejos de gente más experimentada en estas lides, he empezado a valorar las películas más antiguas teniendo en cuenta el contexto de la época, y para ello intento informarme un poco antes, sino, quizás no acabe de entender ciertos aspectos de la misma.
El director Curtis Hanson, que ya había debutado en la gran pantalla, con títulos como Malas influencias, Ir a perderlo y perderse y Falso testigo, busca dar un salto en su carrera con un cine más perseverante y cruel, aunque siempre dirigido por la cercanía a la vida real y al género de la intriga. Este paso, le serviría para poder llegar al punto más alto de su carrera con la cinta L.A. Confidential y la serie de televisión Stargate.
La trama, que gira en torno a una joven familia de clase media alta que se ve marcada por un asqueroso hecho y que sin ellos darse cuenta, les perseguirá durante un considerable espacio de tiempo. Curtis no trata de ocultar en ningún momento las intenciones generales de la malvada protagonista, pero sí que deja a la imaginación del espectador las acciones concretas que le llevarán a tal fin, en cualquier caso, y resultando previsible en muchos momentos, mantiene una interesante tensión narrativa.
La protagonista femenina perteneciente al matrimonio, Claire (Annabella Sciorra) es para mí la mejor interpretación de todo el reparto, siendo bastante flojo Michael (Matt McCoy) y un poco exagerada en varios puntos la actuación de Peyton (Rebecca De Mornay). Muy entrañables los personajes de Solomon y Emma que dan un toque cariñoso a la película.
Me gusta la idea de la creación del vivero casero que la propia Claire se construye en el jardín y que indica a pensar en un papel más protagonista del mismo, del que realmente acaba teniendo.
El director se gusta en el enfoque de las caras de los personajes y en el vínculo de sus miradas cómplices, que se resalta especialmente con el colorido de los ojos de los protagonistas, en concreto entre los que quiere crear algún tipo de tensión. Es quizás esto último el punto más personal del director.
Como decía, el final es quizás la parte más previsible, pero no deja de resultar vibrante acompañándose de una música inquietante.
Quizás a base de ver cintas y escuchas consejos de gente más experimentada en estas lides, he empezado a valorar las películas más antiguas teniendo en cuenta el contexto de la época, y para ello intento informarme un poco antes, sino, quizás no acabe de entender ciertos aspectos de la misma.
El director Curtis Hanson, que ya había debutado en la gran pantalla, con títulos como Malas influencias, Ir a perderlo y perderse y Falso testigo, busca dar un salto en su carrera con un cine más perseverante y cruel, aunque siempre dirigido por la cercanía a la vida real y al género de la intriga. Este paso, le serviría para poder llegar al punto más alto de su carrera con la cinta L.A. Confidential y la serie de televisión Stargate.
La trama, que gira en torno a una joven familia de clase media alta que se ve marcada por un asqueroso hecho y que sin ellos darse cuenta, les perseguirá durante un considerable espacio de tiempo. Curtis no trata de ocultar en ningún momento las intenciones generales de la malvada protagonista, pero sí que deja a la imaginación del espectador las acciones concretas que le llevarán a tal fin, en cualquier caso, y resultando previsible en muchos momentos, mantiene una interesante tensión narrativa.
La protagonista femenina perteneciente al matrimonio, Claire (Annabella Sciorra) es para mí la mejor interpretación de todo el reparto, siendo bastante flojo Michael (Matt McCoy) y un poco exagerada en varios puntos la actuación de Peyton (Rebecca De Mornay). Muy entrañables los personajes de Solomon y Emma que dan un toque cariñoso a la película.
Me gusta la idea de la creación del vivero casero que la propia Claire se construye en el jardín y que indica a pensar en un papel más protagonista del mismo, del que realmente acaba teniendo.
El director se gusta en el enfoque de las caras de los personajes y en el vínculo de sus miradas cómplices, que se resalta especialmente con el colorido de los ojos de los protagonistas, en concreto entre los que quiere crear algún tipo de tensión. Es quizás esto último el punto más personal del director.
Como decía, el final es quizás la parte más previsible, pero no deja de resultar vibrante acompañándose de una música inquietante.
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